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04

"A veces tengo ganas de escaparme contigo de este lugar y dejar botado todo, recorrer el mundo, tocar donde se nos plazca nuestras canciones, construir nuestra casa lejos de la civilización, en donde podamos expresar nuestro amor", me dijo Seonghwa, mientras acariciaba los cabellos de mi nuca con cariño y me veía jugar con las teclas inventando melodías.

Reí ante aquello.

"A mi también me gustaría cariño, y lo sabes", suspiré, mostrando una sonrisa tristona, "Pero no podemos"

Enseguida vi como su mirada se apagó y su sonrisa desapareció, por lo que alejé mis dedos del piano y los llevé hacia sus mejillas, acariciándolas entre mis pulgares y acercándome tímidamente hacia sus labios para dejar un suave beso tranquilizador.

Cuando me separé, noté su frustración en su expresión, la frente arrugada, los ojos apretados y sus labios en una fina linea, Seonghwa estaba frustrado y agotado, yo también lo estaba.

"Lo siento, perdón por no poder expresarte todo el amor que te mereces, por no poder darte una mejor vida"

Eso me cayó como patada en el estómago. Cada vez era más difícil encontrarnos, no había visto a Seonghwa en dos semanas y él me había tenido que buscar y citar aquí, cada vez teníamos que ocultarnos más y este era nuestro único nidito de amor, y era agobiante, el constante miedo de que alguien sospechase o supiese era latente y agotador.

Negué suavemente, "Tú me haz dado y enseñado mucho más de lo que merezco, y siempre te estaré agradecido"

Aún así, Seonghwa no dejó su expresión, hasta que llevó una de sus manos a su bolsillo y de allí sacó una llave, antes de extendérmela y abrir sus ojos.

Pestañeé ante la llave, sin entender el por qué me daba una pero aceptándola de igual manera.

"Es la llave de este lugar", me dijo, y yo abrí los ojos sorprendidos, "Este lugar es tanto mío como tuyo, es nuestro, es nuestro hogar", me susurró, enganchando sus dedos en la bragueta de mi pantalón y tirando hacia él, "Quiero que tú también la tengas y vengas cuando quieras, que me esperes, que toques, porque todo lo mío es tuyo también"

No pude evitar que mis ojos se cristalizaran, ¿Qué hice en mi vida pasada para recibir un amor tan puro y genuino como el de Seonghwa? Sin poder evitarlo, me lancé a sus brazos con un sollozo y comencé a picotear sus labios sin descanso mientras le repetía pequeños gracias entremedio, escuchando su risa contagiosa y sintiendo sus manos envolver mi cintura.

Negué con la cabeza, obligándome a aguantarme las lágrimas mientras abría el cuaderno con un cuidado casi exagerado, la vida de Seonghwa estaba allí, entre las hojas y sobre mis manos, y no sabía si estaba preparado para verla.

Pasé las primeras hojas, eran simples bosquejos de paisajes y partituras que no tenían sentido, como garabatos e ideas sin terminar a tinta, las hojas color crema sintiéndose débiles entre las yemas de mis dedos mientras las inspeccionaba con detenimiento. Fechas antiguas, desde antes de conocernos que marcaban las esquinas de las páginas. Seonghwa tuvo mucha creatividad y estaba plasmada en las hojas como un tesoro, un montón de letras sin terminar, notas por escribir a medias, dibujos sin fin tanto tachados y hasta escritos como si fuese un diario de vida.

Dejé de fijarme en las fechas, simplemente viendo el contenido y evitando que mis lágrimas cayeran al cuaderno y le mancharan. Cuando de pronto se me fue el aliento al pasar una página, mi corazón latiendo desbocado al percatarme de lo que era, y las lágrimas agolpándose furiosas a punto de dejarlas caer en cascadas.

Era yo, era un dibujo mío.

Un dibujo rápido, lleno de trazos sucios pero que demostraban que era yo, porque estaba con mi camisa favorita y los tirantes, la gorra que ocupaba para ocultar mi cabello, mi recta nariz y mis ojos.

Seonghwa me había dibujado sentado frente al piano, ni idea de como lo había hecho sin que me diese cuenta ni cuanto se tardó, mi rostro en el dibujo se mostraba con una expresión confundida hacia las teclas, y tuve que frotarme nuevamente los ojos porque había algo escrito abajo de este, con su puño y letra, en carboncillo, estaba algo corrido su manuscrito por el tiempo seguramente, y tuve que forzar la vista para entender lo que decía.

"¿Por qué te encuentro tan bonito, tan singular, tan pacífico?
¿Por qué siento cosas tan extrañas al verte frente a mi piano?"

Ahogué un sollozo, cubriéndome la boca con una de mis manos y por un momento pensando que me iba a desmayar de lo mucho que temblaba y lo mucho que me dolía el cuerpo, la cabeza, el corazón. Era todo como una avalancha de emociones, un globo que cada vez se iba inflando más y más de agua con cada cosa que hacía, esperando, llenándose antes de explotar y derramar su contenido, romperme por completo y dejarme en la ruina, matarme lentamente.

Pasé la página, y otro dibujo más sobre mi apareció en mi borroso campo de vista, era yo parado frente a la radio, vestido de saco gris y mirando los cassettes que tenía en la mano con una mueca de asombro.

"Me gustaba verte con mis cosas, con esas cosas tan simples que tu considerabas tesoros y te emocionabas al tener entre las manos.
Para mi, tú eres mi tesoro"

"Mierda, no no no", murmuré agrietadamente al darme cuenta que una de mis lágrimas cayó directo a la hoja, manchándola y sintiendo como si mi interior quemara en el infierno por haber arruinado una de las esquinas del dibujo.

Terminé por alejar lo más posible de mi rostro aquel cuaderno, temiendo por arruinarlo más de lo que ya lo estaba haciendo, intentando secar aquella lágrima con mi pulgar y evitando que traspasara la hoja y arruinar lo que sea que estuviese en la siguiente hoja. Estaba manchando la vida de Seonghwa con mis lágrimas inútiles y desesperadas, no podía arruinar lo único que me estaba llenando en tan poco tiempo, no ahora.

Cuando me calmé y noté que no había pasado a mayores, aún así dolió como el infierno dejar la marca de mis lágrimas que aunque secara, se notaría. Pero me obligue a aceptar que no había forma de borrarlo, y pasé las páginas de nuevo, con más dibujos de mi que cada vez se hacían más detallados y con frases tontas y cursis que hacían mi corazón revolotear y hacerme sentir como si el tiempo no hubiese pasado, a veces deseaba dormir todo el día y soñar con mi vida anterior, esa que se me fue arrebatada sin ninguna explicación.

En algún momento dejé de llorar mientras miraba los dibujos y las partituras, una sonrisa tristona cubriendo mi rostro, no sabía qué había hecho en mis anteriores vidas para tener la desgracia de enamorarme de un hombre en una época difícil para la homosexualidad y aparte de eso, desaparecer de esta para siempre. Me estaba hiriendo mucho, pero debía acostumbrarme a eso, aunque llevara años intentándolo, ahora mi corazón se sentía más ligero pero agrietado estando en este lugar.

A pesar de que mi vida fuera una mierda, los astros se alineaban para poder dejarme disfrutar el recuerdo de Seonghwa en este momento.

En un momento, los dibujos sobre mi comenzaron a ser más borrosos, más pequeños, bosquejos más sucios y garabateados, ya no habían frases y las hojas estaban algo arrugadas, no habían fechas ya en las esquinas, así que arrugando mi frente y sintiendo la piel tirar por las lágrimas secándose en mis mejillas, volví hacia atrás para mirar la última fecha que fue escrita.

17 de julio de 1952.

El día siguiente a mi desaparición.

La sonrisa en mi rostro volvió a quebrarse, seguí avanzando, los trazos eran temblorosos, ya no habían partituras, ni letras, fechas, absolutamente nada, solamente trazos de mi, algunos borrados, tachados, otros casi inentendibles, habían hojas arrancadas, otras con las puntas quemadas, pelotones de tinta en algunas, pude sentir la desesperación de Seonghwa en cada página nueva, no podía saber con exactitud cuantos días habían pasado desde el suceso entre cada dibujo, pero eran más de 30 páginas llenas de garabatos, era cerca de la mitad del cuaderno y seguían acumulándose.

En un momento, ya no eran nada, solamente líneas que no formaban absolutamente nada, mis dedos temblaban, podía palpar la desesperación y locura que vivió Seonghwa en ese momento, era como si las páginas hubiesen grabado su estado de ánimo en deterioro con el paso del tiempo, el cuaderno estaba destrozado en emociones que hicieron que me hiperventilara, Había hecho sufrir a Seonghwa, sabía que no fue mi intención, nunca ha sido mi intención dañar a Seonghwa, pero saber que pudo haber estado semanas, meses o años buscándome por todas partes sin ninguna pista o rastro hizo que odiara aún más mi vida en ese momento.

Seonghwa seguramente ahora estaba muerto, habían pasado 60 años y Seonghwa estaba en sus 30 cuando lo conocí, y nunca fue capaz de encontrarme.

Quería cerrar el cuaderno, siendo demasiadas emociones mezclándose dentro de mi cabeza que mi cuerpo ya no resistiría, estaba todo tembloroso y me comenzaba a sentir demasiado ahogado para aguantarlo, aún no estaba preparado para tal cantidad de información y recuerdos, pero algo me hizo seguir de igual forma por las páginas, hasta llegar a la última.

Era una partitura con fecha 16 de julio de 1962, 10 años después de mi desaparición.

Estaba intacta, no como las anteriores, se notaba que por mucho tiempo Seonghwa no abrió el cuaderno antes de escribirla. Pero lo que más me rompió fue la dedicatoria que estaba escrita al final de la página.

"Para el único amor de mi vida, Kim Hongjoong, espero que algún día puedas tocar esto por tu cuenta"

Seonghwa me había escrito una melodía.

hwalight | 220812

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