Los días pasaban cada vez más rápido, a tal punto que ya había pasado un mes. En ese mes, los estudiantes de último año debieron empezar los exámenes finales, y además decidir ya que carrera iban a elegir.

En la biblioteca había algunos estudiantes aprovechando el silencio para poder dormir, otros estaban terminando tareas, y Roseanne pensaba que iba a estudiar. Solo tenía dos meses para decidir. Podría estudiar cualquier carrera, tenía calificaciones excelentes, pero no sabía en cual podría ser realmente bueno.

Le gustaba la Medicina, era algo que le llamaba la atención desde pequeña, sobre todo el área de cirugía. ¿Pero y si no era suficiente buena para poder convertirse en cirujana?

Se hizo millones de preguntas, poniéndose en duda con cada pregunta. Un dulce aroma hizo que dejara de pensar en la universidad y la carrera. Miró a la omega que se acercaba a ella con dos cafés en sus manos. Jennie le dejó uno de los cafés al lado de Roseanne, haciendo que esta susurre un "gracias" hacia la castaña.

—¿Qué haces aquí? No sueles venir para acá —la alfa bebió un poco de su café y la miró—¿Ya elegiste que vas a estudiar? —Jennie se acomodó en su asiento, mientras asentía con su cabeza.

—Lo elegí desde hace cuatro años —ella movió su cabeza hacia un lado curiosa. Jennie entendió que tenía curiosidad de lo que había elegido— Medicina, específicamente cirugía.

—¿Vas a estudiar eso, en serio? —Roseanne no sabía que a la chica le interesara medicina. La omega asintió emocionada, aunque intentaba ocultar su sonrisa— Cada vez tenemos más cosas en común —hora fue el turno de Jennie de mirarla curiosa— Quiero estudiar medicina, pero realmente no estoy muy segura —la omega aún le miraba curiosa, lo cual Roseanne entendió como un mensaje para seguir hablando— Quizás no pueda ser una buena cirujana —hizo un pequeño puchero.

—Por algo vamos a estar más de diez años preparándonos para convertirnos en ellas. No te desanimes, ya verás que lograras convertirte en una buena profesional, pero para eso debes esforzarte muchísimo —le sonrió.

Roseanne se preguntaba como una sonrisa podía alegrarla tan rápidamente.

Con el pasar de los días, se iba poniendo cada vez más nerviosa de tener que empezar una nueva etapa, que sería entrar a la universidad. Pero con mirar unos segunditos a la coreana, lograba disminuir esos nervios.