07
La presión de mis pantalones aumentaba con cada segundo que pasaba, el aroma de Jennie era embriagante.
No podía aprovecharme de esta situación, Jennie ni siquiera sabía de mis sentimientos hacia ella, apenas había logrado ser su amiga, no quería hacer algo que arruine nuestra relación.
—J-Jen... ¿Dónde están tus supresores? —pregunte con la voz entre cortada, estaba perdiendo el control de mí.
—N-no Rosie, y-yo no quiero supresores, Jen Jen quiere tu polla... Mhm —dijo Jennie viéndome con los ojos más llorosos.
Era más que obvio que el celo ya se había apoderado de ella, Jennie nunca sería capaz de decirme esas cosas en su estado normal. Ni siquiera se animaba a decirme Rosie por vergüenza.
No, definitivamente tenía que buscar sus supresores.
—Escucha Jen, no sabes las enormes ganas que tengo de tomarte y marcarte como mía, me muero por hacerlo, pero no ahora... No hasta que lo haga de la manera correcta. De seguro no te acordarás de esto mañana, pero en serio me gustas mucho Jennie, voy a hacer de todo para conquistarte y convertirte en mi omega de la manera correcta —dije acercándome a ella y acariciando su mejilla.
Los ojos de Jennie se iluminaron un poco y una pequeña sonrisa se alojó en su rostro.
—L-los supresores... Están en el baño, es una c-caja azul... Ahh —se notó que Jennie hacía un esfuerzo por controlarse y no lanzarse sobre mí. Yo estaba igual que ella.
Me metí rápido al baño en busca de la caja, podía sentir como mi erección comenzaba a gotear dentro de mis pantalones, debía apurarme, mi celo también había llegado y era bastante malo.
Hice un desastre en todo el baño, tiré todo lo que estaba a mi alcance hasta que pude encontrar las benditas pastillas.
Corrí nuevamente hacia Jennie y le coloqué una pastilla en su boca, afortunadamente no había tirado el vaso de agua que traía hace un rato, lo tomé y se lo acerqué a Jennie, esta tomó el agua con rapidez y abrió los ojos con dificultad, estaban más brillosos que antes.
—Ya pasará Jen... Descansa por favor —dije tratando de contenerme aún más, las feromonas de Jennie me estaban picando la nariz y hacían que mi loba enloqueciera.
—R-rosie... Quédate conmigo... Quédate con Jen Jen —dijo la omega acercándose mucho a mí.
—N-no puedo Jen... Es peligroso, por favor d-descansa, lo más seguro es que tus madres no tarden en llegar... Yo estaré afuera, no te preocupes.
Jennie se separó de mí y se cubrió con sus mantas dejando únicamente su rostro a la vista, me asintió con un puchero en la boca.
Le sonreí antes de tomar mi mochila y mi chaqueta.
Estaba a punto de abandonar la habitación cuando la entre cortada voz de Jennie me habló.
—Por... Favor déjame tu chaqueta Rosie... Y-yo la necesito... Necesito tu aroma.
Yo simplemente tragué saliva, esta chica me volvería loca.
Tome mi chaqueta y se la deje, Jennie inmediatamente se aferró a ella y la olió soltando pequeños jadeos.
Mierda
En otras condiciones ya la estaría haciendo mía, pero aún no, tenía que hacerlo adecuadamente.
Salí casi corriendo de la habitación y tomé una fuerte respiración, fui a la habitación de las madres de Jennie en busca de supresores de alfa. Estaba segura de que Seulgi tenía.
No tardé mucho en encontrarlos y acomodé lo poco que había desordenado.
Tome uno y me lo trague sin ni siquiera tomar agua, lo necesitaba ya.
Regresé las patillas a su lugar y salí de la casa, tenía que tomar aire fresco, pero tampoco me iría, me quedaría en su puerta esperando por Irene y Seulgi.
El Sol comenzó a ocultarse, había pasado alrededor de una hora desde que tomé el supresor, ya estaba más tranquila y mi celo se controló.
Un automóvil se vio a lo lejos y se estacionó en frente de la casa, de ahí salieron Irene y Seulgi, me miraron algo confundidas y se acercaron a mí.
—¿Roseanne? ¿Qué haces aquí? ¿Todo bien con Jennie? —Seulgi me preguntó mientras yo me paraba de las escaleras de la entrada.
—Si todo bien... Bueno no, pasó algo —dije mirándolas nerviosa.
Las dos pusieron expresión de preocupación.
—¿Qué paso? ¿Mi bebé esta herida? —Irene me preguntó asustada.
—No, no, para nada. Lo que sucedió es que Jennie entró en celo y... —no pude terminar cuando Irene entró a la casa y subió las escaleras.
Seulgi me miró algo desconfiada.
—Jen entro en celo y que Roseanne —Seulgi me miró con una ceja alzada. Me sentí muy intimidada.
—Entro en celo y yo fui en busca de sus supresores. Te juro por mi vida que no la toqué, no sería capaz de hacerlo... En cuanto le di las pastillas me salí de la casa y las esperé. También tomé uno de tus supresores para mí, espero y no te moleste.
Seulgi relajó su mirada y me sonrió.
—Por supuesto que no me molesta Roseanne, al contrario, cuidaste a mi hija y no te aprovechaste de ella. Otro alfa la hubiera tomado —me dijo acercándose a mí— ¿Tu celo llegó junto con el de Jennie entonces? —yo asentí— ¿No solo fue calentura por las feromonas de Jennie?
Yo negué.
—Yo sé cómo me siento cuando mi celo llega y fue exactamente lo que me pasó hoy, además yo me sentí... Diferente, sentí algo en mi pecho y yo sé que no es sólo por el hecho de que me gusta Jennie, yo... —me quedé callada al analizar lo que había dicho. Le dije a Seulgi, la mamá de Jennie, que su hija me gusta.
Seulgi me sonrió aún más.
—Eso ya lo sabía, Irene y yo ya lo sospechábamos desde que viniste a comer. Déjame decirte Roseanne lo aliviada que estoy de que mi bebé le guste a alguien tan decente y encantadora como tú, y estoy más que feliz de que tú seas probablemente la pareja predestinada de mi Jen.
—¿Eh?... —el corazón se me aceleró, el simple hecho de imaginar a Jennie siendo mi alma gemela hace que todo dentro de mí se descontrole.
—Nuestra intuición de madre nos dice que son pareja Roseanne, aunque no lo sé... Eso es algo que ustedes mismas deben descubrir. Así que esfuérzate y has algo para conquistar a mi Jen, que ya te estás tardando y es más que obvio que Jennie no hará nada, por eso es que depende de ti hacer que se dé cuenta de tus sentimientos —dijo Seulgi agarrándome de los hombros.
—Haré mi mejor esfuerzo, lo juro. Intentaré dejar todo mi miedo de lado y confesarme a Jennie.
Sin embargo hace unas horas confesé todos mis sentimientos a una Jennie ida y caliente, por lo que confió en que tal vez no recuerde nada.
Seulgi me sonrió y soltó mis hombros. Irene llegó más relajada y se acercó a Seulgi para abrazarla.
—Jennie ya está dormida —dijo Irene viéndome tranquila— Gracias por darle los supresores Roseanne porque me imagino que tú se los diste —yo me limité a asentir y a sonreír— No cualquier alfa hubiera sido capaz de hacerlo, tú la cuidaste y te controlaste, eres una alfa que vale la pena Roseanne... Cada día estoy más convencida de que eres perfecta para mi Jen.
Yo iba a responder, pero Irene me abrazó.
—Espero que pronto le digas a Jennie lo mucho que te gusta.
—¿Tan obvia soy? —pregunté avergonzada.
—Demasiado Roseanne, cualquiera se da cuenta... Bueno, menos Jen, es algo distraída y siempre está en su burbuja —dijo Irene borrando un poco su sonrisa— He querido acercarme mucho más a ella, igual que Seulgi, pero mi bebé es muy cerrada... Tengo miedo de que le esté pasando algo y que nosotras no estemos haciendo nada para ayudarle. Por eso es que quiero que estés con ella y seas su pareja, ella ha cambiado desde que te conoce, es más alegre y siento que cada vez se abre más y es obvio que todo es gracias a ti.
—Bueno... No he hecho mucho
—Por supuesto que has hecho mucho Roseanne —ahora fue Seulgi la que habló— Incluso ha dejado de usar tanto inhibidor, ¿Sabes las veces que intente hacer que lo dejara un poco? Llevo años haciéndolo... Para que llegues tú y lo logres en menos de un mes. Que envidia Roseanne —me dijo con un gesto exagerado haciéndonos reír a Irene y a mí.
Ambas me invitaron a pasar, pero dije que ya era algo tarde y que mi familia se preocuparía, pero les prometí que iría mucho más seguido a su casa y era algo que si cumpliría. Ahora que ya tenía incluso su apoyo, solo era cuestión de vencer mi temor y por fin conquistar a Jennie para que se convierta en mi omega y yo me convierta en su alfa.
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