Capítulo 5
Un pequeño tarareo se escucho en medio de la noche, el amo de Ploen quien no podía conciliar el sueño hipnotizado por aquel pequeño ritmo bostezaba sin cesar.
Luego de años tratando de dormir plácidamente aquella noche finalmente logro dormir cómodamente.
Pero a la mañana siguiente trato de recordar aquella hermosa melodía, pero jamás logró hacerlo, sin embargo dos noches después seguía escuchándola y durmiendo plácidamente.
Se dijo así mismo que debía de encontrar a aquella dulce voz para que le cantara por la eternidad.
—Padre luce más alegre, eso no es normal - Adalet sonrió al escuchar a Jubelian.
—Debe de estar feliz por ti - Geraldine contestó.
—O debe de tener novia - Jubelian soltó de golpe, Geraldine abrió sus ojos sorprendido y Adalet soltó una pequeña risa —O también debe de haber cerrado un buen negocio.
—Sea lo que sea debería de ir a dormir señorita - Jubelian asintió ante lo dicho por su escolta —Me toca libre hoy así que Sir Dylan la cuidara hoy.
—Bien sir Ediz, descanse - Adalet se inclino un poco como señal de respeto y salió de la mansión.
Llevaba el tiempo suficiente en Ploen como para saber los lugares en los que los guardias evitaban pasar, el jardín trasero era uno de ellos, ahí se sentaba entre la malesa a descansar y rememorar su día a día.
Una pequeña melodía tranquilizante salía de sus labios, le daba paz y le hacía olvidar todo por lo que tenía que pasar para no morir.
Un pequeño ruido la alertó, busco por todos lados hasta que su vista se fijo en la ventana de Jubelian, era lejana pero la luz estaba inusualmente prendida, Jubelian siempre dormía temprano y evitaba desvelarse.
Pero no le resto tanta importancia, sabía que sus superiores eran sobreprotectores con la joven de la familia, así que jamás la descuidarian.
Adalet tuvo el día libre gracias a la fiesta que se celebraba en casa del conde Arlo, sin esperar a que su día acabará de forma aburrida decidió salir al pueblo, debía comprar cosas esenciales para su higiene.
En aquella mansión mantener oculto que era una mujer era una tarea difícil, debía de ocultar sus pechos, sus cambios de humor y su menstruación, pero se le complicaba casi siempre.
—¿Va a llevar esto? - el hombre dudo al verla, un hombre comprando paños higiénicos era sumamente extraño y aterrador para ellos, Adalet asintió.
—Mi hermana los necesita - el hombre algo desconfiando le empaco su pedido y se lo entrego.
Con el dinero que ganaba en Ploen compraba lo suficiente para su higiene, no gastaba en alojamiento ya que vivía en Ploen y su alimentación tampoco era gasto alguno, así que gastaba su sueldo en sus cosas personales y en ahorrar por si le tocaba huir.
Su día por el pueblo fue amena, todos eran amables y sobre todo ignoraban su existencia cuando era debido.
—¿Adalet? - su cuerpo temblo al escuchar su nombre, su frente y sus manos comenzaron a sudar y sus piernas flaquearon.
Pero se armo de valor y comenzó a caminar de forma rápida.
—¡Adalet! - se detuvo de forma repentina, el pánico la invadió, pero su suerte todo parecía ser una mala broma, una niña pequeña corrió por su lado y llegó hacia donde una mujer —Mi pequeña Adalet, no te pierdas así.
Estaba paranoica, pero para su suerte nadie sabía en donde estaba y estaba segura en Ashet.
—Estas pálido - fue lo primero que dijo su compañero al verla entrar.
—Camine todo el día - sin decir más ingreso a su habitación y se encerro para sacar todas sus cosas.
La mañana siguiente fue dolorosa para Adalet, su cuerpo había decidido darle el dolor de ser mujer, su vientre dolía y su ánimo era terrible.
—Hoy vendrán unas amigas que hice en la fiesta - Comentó Jubelian —Deberían de arreglar el jardín ¿o mejor adentro? Debo preparar un buen té, Lord Ediz ¿esta bien?
—Sí señorita - una punzada de dolor le llego justo en aquel momento, evito contraer el rostro y le dedico una pequeña sonrisa —Le diré a la mucama que venga. - Jubelian asintió y la vio salir.
La llegada de invitados era algo inusual en Ploen, Jubelian lucia nerviosa y ansiosa, daba vueltas por toda la recepción y sus manos temblaban un poco.
—Oh Princesa - una voz seductora se escucho, de las puertas apareció una hermosa joven de cabellos rojos como el fuego, su sonrisa era cautivadora y su cuerpo era hipnótico.
—Bienvenida Lady Eckart - Jubelian sonrió — Lady Arlo, pasen, pasen.
La mirada de Adalet fue a dar a Jubelian, Geraldine le indico salir para darle privacidad y le siguió en silencio.
Pero su mirada cruzo con la de Lady Eckart y una tímida sonrisa se instalo en el rostro de la joven.
—¿Quién es? - pregunto sin darse cuenta.
—Es Sir Ediz, es un aprendiz y mi escolta - Rubiana Eckart sonrió.
Adalet se encontraba en el campo de entrenamiento, ya que no requerían su ayuda en la mansión, se concentro a entrenar su fuerza, su uso un poco torpe con la espada debía de mejorar y ser mejor y más ágil.
—Lord Ediz - escucho que la llamaban, se giro para encontrar a la bella joven de cabellos rojos.
—Mi lady - se reverencio un poco, la pelirroja le regalo una hermosa sonrisa y siguió con su camino.
—Uh creo que le gustas - Geraldine bromeo con ella, Adalet quiso rodar los ojos pero simplemente alzó los hombros —Es una Condesa de buena familia, si le gustas puedes subir de puesto.
—No quiero subir de puesto, estoy bien así como estoy - Geraldine sonrió.
La noche cayó y con ello un nuevo tormento para Regis, conciliar el sueño le era difícil y dolorosos recuerdos iban y venían sin descanso, eso fue hasta que la dulce melodía comenzó a sonar, su cuerpo se relajo y su mente olvidó todos los malos recuerdos.
Sentía tanta paz que quedó rendido ante los brazos de morfeo.
Se prometía que si tenía la oportunidad, encontraría a la mujer de hermosa voz y la haría su esposa.
Capítulo cinco listo.
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Mis redes.
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