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𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 93

No tan lejos de ahí.

—¡Joder!

El grito de Jungkook alarmó a los chicos que estaban dentro del departamento. Jin corrió hacia el cuarto del chico que gritó con desesperación y abrió la puerta.

—¿Qué ocurrió, Jungkook? —preguntó un Jin muy preocupado.

Observó a Jungkook y estaba parado frente a su armario, toda la ropa de los cajones y el mismo armario estaba regada por el piso. Jungkook con su cabello —ahora largo— despeinado y con desesperación en su rostro.

—Jin, ya no hay. ¡No hay nada! ¡Joder! —gritó Jungkook, últimamente había vuelto a usar un lenguaje muy soez.

—¿Qué no hay? —preguntó Jimin, saliendo de detrás de Jin y acercándose al menor de los tres.

—Jimin, necesito hacerlo. Necesito un cigarro. —Jungkook había tomado al menor de los hombros y lo agitó con fuerza. Jimin trató de soltarse de su agarre y no le fue muy difícil, pues Jungkook estaba más delgado.

—No. No lo necesitas. —soltó Jimin mientras veía al menor a los ojos.

—¿Tú qué sabes? Necesito un jodido cigarro, ¿ni eso puedes hacer? —Jungkook gritó de nuevo, últimamente había estado agresivo, tenía demasiadas cosas acumuladas dentro de él.

Namjoon y Jin comenzaron a sospechar que se trataba de algunos efectos secundarios de la medicina que le estaban dando para que no cayera en depresión de nuevo.

Jimin retrocedió y tragó saliva, tal vez para este punto, tenía miedo de que Jungkook lo golpeara.

—¡Kook! Cálmate. —ordenó Jin mientras se acercaba al regañado. —Tú no necesitas un cigarro.

—¡Claro que sí! ¡Mierda! Sé que dije que sabían al idiota de Kim, pero ahora lo único que quiero es inhalar el maldito humo. ¿Tan difícil es conseguirme una caja? —Jungkook no se iba a calmar. Y sí, ahora era "el idiota de Kim" o "el tarado de Kim" y cuando Jungkook estaba muy enojado era: "el pendejo de Kim".

Habían pasado ya unas semanas desde que Jungkook tomaba la medicina, no estaba triste, tampoco estaba feliz. Simplemente esa medicina no dejaba que sus emociones se expresaran como era debido. Todo se lo guardaba y, esta vez, estaba dejándolo salir en forma de enojo e ira.

Mandaron a Namjoon a comprar una caja de cigarrillos de emergencia. Cuando se los entregaron a Jungkook, él abandonó el departamento y comenzó a caminar por el parque, se detuvo cuando estuvo frente al edificio de Hoseok. Exhaló el humo en forma de anillos y soltó una risa sardónica.

—Joder, Kim. —siguió burlándose.

Burlándose de todo lo que habían pasado, de todo lo que habían hecho y de todas las veces en las que se juraron amor eterno y se dijeron que iba a ser difícil vivir sin el otro.

No eran más que idioteces de dos adolescentes que se juraban amor eterno, cuando ni siquiera tenían una remota idea de lo que era en realidad.

Jungkook rodó los ojos antes de seguir su camino con el cigarrillo en la boca. El aire amenazaba con apagar el cigarrillo mientras que hacía que el cabello negro, y largo de Jungkook, se hiciera para atrás.

Tal vez iría a hacer una visita, tal vez visitaría el museo. Tal vez quería ver por última vez la obra de su estúpido ex-novio que no confió en él. Sólo tal vez.

No tan lejos de ahí.

—¿Qué mierda, Jimin? —Jin miró al menor con furia.

—¿Yo qué? ¿Acaso yo tengo la culpa de que haya vuelto caprichoso? —preguntó Jimin de la misma manera mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho.

—La verdad, sí. ¿Por qué no hablaste de los malditos efectos secundarios?

—¡Yo no lo sabía! —se excusó Jimin. —Pero al parecer es por tantos sentimientos e ideas reprimidas. Jungkook últimamente está muy estresado y ansioso. Le molesta que duerma junto a él, ayer en la noche tomó mi teléfono y lo azotó contra la pared. —se quejó Jimin.

—Tal vez lo que Jungkook necesita es liberar el estrés. Jackson me dijo que hacer ejercicio constantemente ayuda a liberarse de tantas cosas. —aportó NamJoon mientras cerraba la computadora en la que había estado trabajando su ensayo.

Jimin y Jin miraron a Namjoon.

—¿Cómo crees? Es una completa-

Jin se interrumpió a sí mismo, lo pensó y en realidad no era tonto.

—No es tan mala la idea. —corrigió Jin.

—¿En serio crees que a Jungkook le gustaría ir a un gimnasio?

Recorrí todo el museo. La gente que estaba ahí se me quedaba viendo. No sabía cual era la razón, tal vez el hecho de estar usando un saco bastante caro o el hecho de que iba solo.

Estaba comprando en la tienda de Gucci, lo cual hice como por tres horas cuando me di cuenta de que estaba a una calle del museo en donde se encontraba mi obra.

Pedí instrucciones para encontrar mi pintura y, una vez que me las dieron, comencé a caminar con tranquilidad.

En realidad estaba mucha más relajado. No habían motivos para sonreír todo el tiempo. Lo lamento, y lo lamentaba por mi abuela, quien siempre me decía que dejara a todo el mundo observar mi "hermosa" sonrisa. Recuerdos que quedaron en el olvido.

Caminaba pensando en todas aquellas cosas que me hacían ser menos miserable, en Hoseok, Yoongi, Hyungwon y hasta en Wooshin.

Wooshin era el nuevo "novio" de Yoongi. Y a pesar de esa noche en la que no fue muy fácil aceptar que se estaba acostando con Yoongi, en realidad era buena persona. Me caía mil veces mejor que Jimin. Y era divertido platicar con él cuando cenábamos juntos y nos contaba de sus anécdotas en la escuela. Era mucho menor que Yoongi y que cualquiera de nosotros, pero era divertido.

Yoongi se veía... ¿feliz? A su lado. Hoseok y Hyungwon también eran felices, eso me reconfortaba, saber que ellos estaban bien.

Por fin estuve frente a mi pintura, tenía una placa que decía: "Vante" y sonreí por primera vez en mucho tiempo. Fue una sonrisa para mi mismo. Causada por nada más y nada menos que por mí mismo.

Me quedé unos minutos observando la pintura.

¿Por qué será que en un momento puedes cambiar de feliz a triste?

¿Por qué podrías llegar a odiar a una persona que amaste tanto?

¿Existía el amor?

Por Dios, el corazón es simplemente un órgano que bombea sangre al cuerpo. ¿Por qué se nos rompe cuando alguien simplemente ya no quiere estar en nuestras vidas?

Es que, ¡mierda!

Me sorprendía la velocidad con la que pasó todo, y ahora estoy parado frente a mi pintura, completamente solo.

¿Por qué el cerebro era tan cruel con nosotros? ¿Por qué nos hacía sentir cosas como el amor?

¿Cómo evitar ser cruel con las demás personas cuando somos crueles aun con nosotros mismos?

Mi celular comenzó a vibrar dentro de mi saco. Lo saqué y vi que Hoseok estaba llamándome.
Contesté.

—¿Hoseok?

¡Tae! Necesito tu asesoramiento. —se oía apurado.

—¿Ahora qué? —pregunté fastidiado, estaba susurrando.

Quiero tener sexo pero no sé si deba ser pasivo o activo. ¿Qué carajos hago? —gritó del otro lado de la línea.

Rodé los ojos. Yo no era la persona indicada para hablar de esos temas justo ahora, además, el rol sexual que desempeñará HoSeok con su novio no era de mi importancia.

—¿En serio? Hoseok, habla con Hyungwon y descúbranlo juntos. —la línea se quedó en silencio. —¿Te digo algo? —estaba dispuesto a vengarme.

¿Mmh?

—Espero que Hyungwon te dé tan duro que te deje sin caminar. Adiós, pasiva de mierda. —solté. No pude evitar soltar una pequeña risa. Hoseok comenzó a quejarse al mismo tiempo que reclamaba pero colgué la llamada para no escucharlo más.

Me di la vuelta para salir de aquella sala cuando, casi como si fuera un destello, alguien entró caminando por aquella entrada.

Paré en seco al observar sus facciones, tal vez estaban algo ocultas tras esos cabellos color negro que se ondulaban en las puntas. Era...¡No! ¡Carajo, no!

Sentí mis ojos inundarse con lágrimas cuando ví aquellos ojos. Esos ojos negros, de Bambi. Su sonrisa ladina mientras caminaba como si de un modelo se tratara. Pasó su mano por su cabello, echándolo hacia atrás.

Jeon.

Se veía...

¡No!

Volví a mi semblante serio. El chico me miró y paró su llamativa caminata. Suspiró fuertemente. Le devolví la mirada, todo se tensó. Sus ojos se llenaron de agua, yo mantenía mi semblante serio.

Seguí caminando, ignorándolo por completo. Sentí una mano tomarme por la muñeca y fui jalado.

Casi pierdo el equilibrio. Pero mis ojos se encontraron con los inundados de Jungkook.

—Taehyung...

Lo ignoré. Decidí no hablar y tratar de zafarme de su agarre. Lo conseguí.

—¿Como estás? —me preguntó, casi me gritó. Su voz se quebró.

Sentí un gran nudo en mi garganta, habían pasado dos meses desde que no nos veíamos. Y ahora... ¿nos veíamos de esta manera? No era correcto.

—¿Qué mierda te importa? —pregunté aún sin mirarlo. No podía.

—Tae, estemos juntos o no, seamos amigos o no, hablemos o no, yo siempre me voy a preocupar por ti. —dijo mientras miles de lágrimas abandonaban sus ojos. Estaba sufriendo, pero a diferencia de él, yo sufría en silencio.

No contesté.

—¡Contéstame! ¡Taehyung, contesta! —me volvió a gritar. Bajé la mirada por unos segundos, traté de ser lo más fuerte posible para que las lágrimas no abandonaran mis ojos.

—¡Los dos lo arruinamos! ¡No me eches toda la maldita culpa a mí! —gritó mientras me tomaba de los hombros y clavaba sus ojos en mí. Sentí que me rompería en ese momento.
Mi corazón me decía que me lanzara hacia él y lo abrazara, pero no podía.

—¡Sé que tal vez me odies! —gritó con amargura en su voz. —El sentimiento es mutuo... —susurró audible. —Pero yo jamás quise romperte el corazón, jamás quise que tu sonrisa desapareciera, ¡jamás quise que esto pasara!

Sus uñas se clavaban sobre mi piel. Una lágrima amagó con salir de mi ojo, y lo logró.
Lo miré a los ojos.

—Supongo que debe doler el hecho de saber que fuiste capaz de romperle el corazón y borrarle la sonrisa a alguien que... ha hecho lo imposible por hacerte feliz y lo ha dado todo por ti. —escupí con dolor. Jungkook apretó sus dientes.

De un movimiento me deshice de su agarre y salí por la puerta. Corrí a mi auto y las lágrimas comenzaron a salir desconsoladamente de mi.

¡Mierda, Jeon! ¡Lo odiaba!

No tan lejos de ahí.

La puerta del departamento fue abierta, Jin, quien estaba sentado en el regazo de Namjoon mientras estaban en el sillón viendo alguna serie juntos, dirigió su vista a la puerta.

Ahí pudo divisar a Jungkook. Su rostro estaba rojo, sus ojos hinchados, sus labios formando un puchero, mirada miserable, ropa y cabello empapados por la lluvia. Un cigarro a punto de acabarse en la mano.

Jin se levantó y caminó hasta Jungkook, quien mantenía la cabeza baja y pensaba en aquellas palabras que le había dicho Kim. ¿Tanto lo lastimó?

Y no era como si Taehyung no hubiera lastimado a Jungkook, claro que lo hizo, y de la peor manera posible, pero era tan egoísta; tan egoísta que ni siquiera se puso a pensar en que Jungkook estaba sufriendo lo mismo o tal vez más que él.

Es que no tenía que haberle dicho eso. Jungkook simplemente quería saber cómo estaba.

En este momento Jungkook no sentía nada. Había llorado y se había sentido triste, pero ahora no sentía nada. Era como si algo dentro de él se rehusara a sentir. No se sentía triste, ni feliz, ni enojado, ni aliviado o preocupado. Simplemente no sentía.

—¿Estas bien? —preguntó Jin mientras acariciaba su mojado y sedoso cabello.

Jungkook chasqueó la lengua, se burló de esa pregunta. No sabía cómo se sentía, y no podía decir que bien, ni que mal, sería una mentira. Además, eso mismo le había preguntado a Kim y lo único que ganó fue volver a llorar.

Jungkook miró a Jin con molestia.

—Hyung, no preguntes eso. Ni yo sé cómo estoy. Sólo sé que quiero olvidar que vi a Kim.

Jin se sorprendió. ¿Había visto a Taehyung?

—¿Lo viste? —preguntó Jin.

Jungkook rodeó a Jin y se quitó la chamarra que estaba completamente mojada. Suspiró pesado y pasó su mano por su cabello haciéndolo hacia atrás.

—Sip. —contestó sin interés mientras caminaba a su cuarto en busca de Jimin. No lo encontró y con su lengua empujó su cachete con molestia, últimamente hacia ese gesto cuando algo no le parecía. —¿Dónde carajo está Jimin? —preguntó, casi gritó.

Jin se apresuró hasta él y trató de explicar lo que era obvio. Le quería decir la verdad, en serio quería pero le prometió a Jimin no decirle que había salido con un chico y que seguramente iban a terminar en la cama. Jimin le rogó a Jin que no le dijera nada de eso a Jungkook.

—Salió. Creo que fue con Jihyun a algún lado. —mintió Jin. Le era difícil mentirle a Jungkook, pero al menos creía que todo lo que estaban haciendo debía servir de algo. Jungkook rodó los ojos y fue hasta el refrigerador de donde sacó una botella de soju.

Se sentó en la mesa e ignorando a Namjoon, quien se sentó junto a él y sobó su espalda consolándolo, la abrió, sirvió su contenido en un vaso pequeño y comenzó a beber el líquido.

Quería emborracharse y lo iba a hacer. Quería que Jimin tomara con él, pero debido a que no estaba, no iba a beber con nadie más.

Jimin no lo sabía, pero Jungkook tenía mucho conocimiento acerca de lo que hacía, y por supuesto que no le importaba, Jimin podía meterse con quien quisiera, era su trasero y era su maldito cuerpo. Por supuesto que a Jungkook le valía, Jimin sólo era su mejor amigo y podía salir a coger con quien quisiera, pero no había necesidad de que Jin le mintiera.

Jungkook iba por la mitad de la botella cuando Jin se paró del otro lado de la mesa quedando de frente.

—Jungkook, ya basta. Lo único que quieres es fumar y tomar. Te estás matando lentamente y todo por la ansiedad. —regañó Jin mientras le quitaba la botella de soju para después vaciar su contenido en el lava platos.

Jungkook sonrió sardónicamente. Miró a Jin a los ojos, casi como desafiándolo. Y es que él era así ahora.

—¿Qué piensas hacer al respecto? —Retó Jungkook después de ponerse de pie. Jin cruzó los brazos y lo miró furioso.

—Maldito niño grosero, eres tan insolente. Pero sé que tú no eres así por dentro y sé que te sientes mal, sé que estás confundido y estás lleno de cosas también. —Los ojos de Jungkook se cristalizaron porque era cierto. Jimin lo había dicho miles de veces, la manera en la que Jungkook se comportaba era un claro llamado de ayuda.

Jungkook trató de que sus lágrimas no salieran. Jin lo notó, y es que conocía a Jungkook de años, abrió su brazos y le indicó que fuera a abrazarlo.

Jungkook sonrió y rodó los ojos para después caminar hacia su hyung y abrazarlo fuertemente.

—Tengo la solución. ¿Qué te parece acompañar a Namjoon al gimnasio? Claro, además de conseguir un trabajo para que te distraigas. —sugirió Jin mientras acariciaba la cabeza de Jungkook.

Jungkook y Namjoon lo miraron confundidos. Pues hasta donde Namjoon recuerda, jamás acordaron que el también iría al gimnasio. Jungkook lo pensó, por más que le daba vueltas no entendía.

—¿Gimnasio?

Sí bueno... estoy consciente de que me tardé años en actualizar y la verdad no tengo excusa. Sin embargo, espero que sigan disfrutando de esta hermosa y trágica historia. Estaré atenta a sus comentarios, ¡nos leemos!

Atte. Haellith

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