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𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 92

Me desperté. Escuché unas risas, y abrí los ojos, notando que la luz del sol estaba entrando por mi ventana.

Tomé mi celular, que estaba en el mueble al lado de mi cama, y revisé las notificaciones. Habían miles de mensajes de en iban deja de entrada; rodé los ojos y eché mi cabello hacia atrás. Abrí los mensajes y comencé a leerlos.

Im Nayeon:

"Hola, Tae. ¿Cómo estás? Espero que estes mejor ahora. Las clases se ven tan vacías sin ti. Quería decirte que sacamos diez en el ensayo que hicimos ese día en tu casa. El profesor Choi me pidió que te dijera que tu obra ya estaba en exhibición en el museo, por si quieres ir a verla. Te juro que me gustaría abrazarte y decirte que todo va a estar bien y va a pasar. Lo único que puedo hacer es decirte qué haces mucha falta, espero verte pronto. Adiós."

Después de leer el mensaje apagué el teléfono y me metí al baño. Era hora de bañarme.

Por alguna razón, después de las palabras de Yoongi el día anterior, ya no me sentía tan mal. Era extraño que me abrazara pero fue lindo, cálido. Yoongi era un gran amigo.

Ya no me sentía decaído. Cómo dijo Yoongi, decidí tomar lo mejor de la relación y olvidarme de lo malo. ¿Odiaba a Jeon? Tal vez.

Tal vez sí lo hacía, y mucho. Pero no pude evitar sonreír cada que recordaba su sonrisa de conejito o cuando alardeaba al ganarme en los videojuegos.

Lo odiaba, odiaba a Jeon.

Tal vez hubiera sido mejor que mis padres jamás me hubieran dejado salir a jugar; tal vez hubiera sido mejor haber ignorado al pequeño niño que estaba sentado debajo del árbol e ir a jugar con los demás.

Lo odiaba.

Jeon era la única razón por la que sonreía todos los días. Sonrisa verdadera. ¡Ja!

La gente es tan estúpida que se cree eso de que el amor nunca se va; claro que se va. La gente piensa que las promesas son de verdad; se rompen. La gente piensa que jurarle amor eterno a una persona durará por la eternidad; el amor eterno no existe.

Supongo que no volvería a ver mi sonrisa de nuevo, pero era hora de seguir con mi vida, sí, sin Jeon.

Una vez estuve listo, salí de mi cuarto. Llegué a la cocina, en donde encontré a Hoseok, con Hyungwon y con Yoongi.

Al parecer ellos no se habían dado cuenta de mi presencia. Yoongi estaba en frente de la estufa cocinando el desayuno, tenía una gran sonrisa en su rostro. Hoseok estaba abrazando a Hyungwon por la cintura mientras que Hyungwon, que era más alto, lo miraba hacia abajo y lo besaba.

—Por eso les dije que no intentaran cocinar. —habló Yoongi con diversión en su tono de voz.

—¡No fue mi culpa! Yo le dije a Hyungwonie que no cocinara por el bien de la humanidad pero no me hizo caso. —Hoseok se cruzó de brazos y miró a Hyungwon con un puchero.

—Hobi quería ordenar comida, es mejor la comida casera. —explicó el más alto.

—¿Por qué no fueron a un restaurante y ya? —pregunté sin emoción alguna en mi rostro.

Los chicos en la cocina me miraron, sus caras se tornaron serias por un momento. Después me sonrieron y Yoongi sirvió el desayuno en cuatro platos.

—Hobi dijo que tenían que llegar temprano a la Universidad. —habló Hyungwon.

—¿Vas a ir? —preguntó Hobi antes de negar con la cabeza y deducir que mi respuesta iba a ser negativa.

—Sí. —contesté inexpresivo.

Los chicos posaron sus miradas en mí de nuevo. Parecían sorprendidos.

Era sólo ir a la escuela, ¿qué podría pasar?

Era la enésima vez que me hacía esa pregunta. Y como siempre, terminaba arrepintiéndome.

Al llegar a la escuela, muchas personas me miraban con extrañeza, a otros simplemente les valía tres cacahuates.

Hoseok y Yoongi estaban junto a mí; cuando la campana anunció que era hora de entrar a clase Yoongi se despidió y se fue, Hoseok y yo nos dirigimos a la clase que teníamos en común.

Al entrar al salón todos me veían extrañados de estar ahí y es que, después de casi tres semanas de estar encerrado en mi casa, muchos chismes de corrieron. Pero no me importaba. Entré con un semblante serio y me senté junto a Hoseok.

El día pasó rápido si queremos verlo de cierta forma. En la clase de arte vi a Nayeon y se acercó a mí.

—Hola, Taehyung. —me sonrió.

—Hola. —contesté serio mientras guardaba mis cosas en mi mochila. Estaba decidido a ignorarla toda la clase. Pero al parecer esas sonrisas que me dedicó durante toda la clase significaban que quería hablar conmigo.

—¿Cómo estás? —preguntó acercándose un poco más a mí. No sabía que que contestarle. No estaba bien; había bajado casi tres kilos en lágrimas, pero ya habían sido suficientes lágrimas derramadas por Jeon, era hora de superarlo.

—Mejor. ¿Y tú? —traté de retroceder un poco. Sin importarle qué tal vez yo quería un poco de espacio, ella avanzó hacia mí de nuevo.

—También. Oye, Tae, estaba pensando en qué podríamos ir juntos al museo tú y yo, y podrías ir a ver tu obra. —sonrió.

Bien, les explico, en cuanto a mi obra en el museo, no sé cómo sentirme. No era prácticamente lo que yo tenía en mente al estar pintando la pintura, y agradezco que Jeon y Hoseok hayan ido a inscribirla, había una parte de mí que no quería ir a verla. Simplemente no quería hacerlo.

Me recordaría a Jeon y no quería seguir acordándome de él. Si quería seguir adelante, la clave era olvidarme de cualquier cosa que me recordara a él.

—Lo lamento, Nayeon. Sinceramente no me siento bien como para salir a un museo ahora mismo. —le contesté mientras abultaba un poco más mis cachetes y fruncía el ceño.

—Esta- bien. Supongo que... será en otra ocasión- ¿no? —me miró con una sonrisa, yo sabía que no era verdadera, podía observar la decepción en sus ojos y no podía hacer nada.

—Claro. —mentí; últimamente lo más fácil era mentir. Me estaba volviendo un experto en esa área.

Yoongi, Hoseok y yo caminábamos hacia el departamento cuando salimos de clases.

Mi mente no dejaba de ser atacada por ideas como pintarme el cabello, hacerme perforaciones en la orejas e ir a gastar dinero en piezas Gucci.

¿Qué más podría hacer?

Podría gastar el dinero en cambiar mi look radicalmente.

Decidí hablar e interrumpir a Hobi que le estaba contando a Yoongi que Hyungwon le había mandado un mensaje a media clase diciéndole que quería que follaran.

—Oigan. —Los dos me miraron con atención—. Quiero pintarme el cabello. —les dije muy decidido.

Yoongi quitó a Hoseok que estaba en medio de nosotros de un empujón y se acercó a mí.

—¿En serio? —asentí—. ¡Vamos! Yo quería cambiar un poco el color, ¿qué dices Hobi?

—No es mala idea. —contestó Hobi mostrando sus grandes hoyuelos debido a su sonrisa.

Y fue entonces que terminamos en frente de la peluquería a la que Yoongi siempre iba a pintarse el cabello.

Entramos y Yoongi saludó al dueño con alegría, parecía que se conocían de miles de años.

Después de que Yoongi le rogó a Hoseok veinte veces, por fin aceptó pintarse el cabello de rojo.

Nos sentaron en las sillas. Comenzaron la decoloración del cabello. Era la primera vez que me veía con otro color que no fuera café. Ahora mi cabello era amarillo.

Después hicieron otro lavado, y otro hasta que mi cabello y el de Hoseok quedó blanco.

Yoongi solo observaba su teléfono mientras que le pintaban el cabello de un color intermedio entre gris y azul.

Pasamos horas ahí, y no estoy exagerando.

—¿Qué color te gustaría? —preguntó el chico que estaba pintando mi cabello.

Lo pensé. Rubio no me pareció mala idea, pero al final decidí que un color gris sería el adecuado. Se lo pedí y el chico asintió.

Después de dos horas más, por fin nuestros nuevos looks estaban listos.

Hoseok con el cabello rojo, yo con cabello gris y Yoongi con un color azul grisáceo.

Me sentía... ¿bien?

—¿Ahora qué quieres hacer Tae? —Hoseok me miró con una sonrisa.

¿Qué quería hacer? ¿Ponerme piercings en las orejas?

—¿Podemos agujerarnos las orejas? —pregunté mientras mientras rascaba mi cuello.

Yoongi me miró con una sonrisa, por otro lado, Hoseok se veía preocupado.

—¿Estas seguro? Digo, hay muchos riesgos; empezando con que podemos perder sangre y desmayarnos. Tal vez obtener tétanos, no lo sé. —dijo Hoseok mientras jugaba con sus dedos de la mano.

Yoongi rodó los ojos antes de cubrirse la cara con su mano y reír.

—Por supuesto que no. Hoseok, ¡vamos! Conozco un lugar confiable. —afirmó Yoongi mientras me tomaba del hombro.

—No... no lo sé. Hay cosas que-

—Cállate, Hoseok. No seas cobarde. —le dije con un tono de voz serio mientras lo miraba de la misma manera. Hoseok tragó saliva.

—Los acompañaré. —dijo con miedo y comenzamos a caminar.

—Tae... —llamó Hoseok.

—¿Qué? —contesté sin mirarlo.

—¿Qué mierda ocurre contigo? —me tomó del brazo, mi mirada se dirigió a donde su mano se posaba y de un movimiento hice que me soltara.

—¿Qué dices? —lo miré impasible.

—Nos pintamos el cabello, ahora quieres agujerarte las orejas. ¿Qué sigue? ¿Vas a patear autos? —me regañó.

En realidad no era mala idea. ¡Estoy jugando! Por supuesto que lo siguiente era ir gastar todo mi maldito dinero en piezas Gucci. Por supuesto que lo siguiente iba a ser olvidarme de quien era yo antes de aquel chico. Por supuesto que lo siguiente iba a ser olvidar.

—Cierra la boca, escupes tierra. —le contesté sin más. Hoseok se quedó callado y Yoongi soltó una risa.

Después de unos minutos de caminar en silencio, observando los pocos autos que pasaban por la calle y las pocas flores que se podían apreciar en el parque, que ahora se veían tristes; se veían oscuras, marchitas. Por fin llegamos a aquel lugar.

Entramos. Hoseok pasó saliva audiblemente cuando vió las agujas y los piercings que tenían en exhibición. Yoongi se saludó con el dueño, de nuevo, parecía que ya se conocían.

¿Dolió? Claro que dolió. Dos perforaciones en la oreja derecha y tres en la izquierda. Podrán decir que es mucho para la primera vez que me perforaba la oreja, pero era soportable.

Yoongi sólo se hizo una más, en la oreja izquierda. Mientras el chico que le estaba haciendo el hoyo limpiaba sus instrumentos, Yoongi miró a Hoseok con diversión.

—¿En serio? Digamos que ser valiente no es una de tus cualidades. ¿Por qué no lo haces? —preguntó Yoongi.

—Porque soy hombre. —contestó Hoseok.
Yoongi soltó interminables carcajadas mientras que yo sólo traté de retener una.

—¿Te refieres a que nosotros no? —Yoongi lo miró divertido.

—Tus palabras, no mías. —contestó Hoseok mientras mantenía sus brazos cruzados.

—Lo dices porque aún no te han dado por atrás. —solté con algo de diversión esta vez.

Mis dos amigos comenzaron a reír, la risa de Yoongi fue interrumpida por un grave quejido que dio cuando el aparato atravesó su oreja.
Hoseok no dejaba de reír.

—¿Qué? ¿Eso te prendió? —preguntó Yoongi manteniendo su voz ronca, lo estaba diciendo de broma para molestar a Hoseok.

Estos dos chicos alegraban un poco mi día, hacían que mi dolor disminuyera al menos un poco.

Los quería.

Bien, no me odien porque ya les traje actualización :). Fíjense que he estado escribiendo un bien de historias últimamente, en especial One Shots que pronto saldrán a la luz. Así que... por si les interesa ❤️.

¡Se me cuidan!

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