𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 90
—¡Por supuesto que no! ¿Estás loco? —Jin miró a Jimin, casi lo desconocía por lo que el menor había dicho.
—Jin, escúchame. Es necesario. Hice mis investigaciones ayer, contacté a un amigo, él es experto en estas cosas. Por favor, Jin. Esto es necesario. —Jimin lo miraba con los ojos suplicantes. Jin tenía los brazos cruzados sobre su estómago. Unas lágrimas abandonaron los ojos del mayor.
—En el remoto caso de que aceptara, ¿qué haría esa droga? —El mayor se limpió las lágrimas con la manga de su suéter.
—No es una droga, Jin. Es un medicamento. Lo que va a hacer es quitarle todo sentimiento triste a Jungkook. Las ideas de suicidarse van a desaparecer. Va a crearle una especie de felicidad. —explicó Jimin.
—¿Entonces lo vas a drogar para que tenga una falsa felicidad? —Jin lo miró, no quería admitir qué tal vez estaba considerando hacerle caso a Jimin.
—Es una manera de verlo. Es necesario para mantener a Jungkook con vida. Yo sé que ni tú ni yo queremos verlo en esta situación de nuevo. —Jimin miró hacia el suelo blanco de la sala de espera del hospital.
—Jimin, sabes que no quiero. Esto no habría pasado si desde un principio hubieras dejado a Taehyung y a Jungkook en paz. —Jin lo miró con enojo.
—¡Ya! Basta, Jin. Ya te dije que era necesario. —Jimin explotó contra su mayor. —Me dijiste que lo arreglara, y eso estoy haciendo. —Jimin despeinó su cabello con frustración.
La puerta de la sala se abrió y llegó Namjoon con un peluche, era un corazón con cara y tenía un cuerpo de alíen, azul con manchas amarillas.
—Chicos, encontré esto en el auto, espero que alegre a Jungkook al menos un poquito. —dijo con una sonrisa, iba a dirigirse a abrazar a Jin, quien se veía exhausto.
La puerta se volvió a abrir, esta vez vieron a una enfermera.
—¿Familiares de Jeon Jungkook? —la señora habló alzando un poco la voz, después comenzó a buscar con la mirada a Jimin, a quien había visto unos minutos antes.
—¡Aquí! —Jimin se levantó junto con Jin. La enfermera los vió y se acercó a ellos.
—El paciente Jeon ha despertado. El doctor dio indicaciones de que podía ver a sus familiares uno por uno, o en parejas, para no abrumarlo. —explicó la doctora, una gran sonrisa se formó en el rostro de Jin al escuchar que Jungkook había despertado.
—Muchas gracias. —Jimin hizo una pequeña reverencia antes de que la enfermera se fuera a atender a otros pacientes.
Los ojos de SeokJin se encontraron con los de NamJoon, era una mirada muy adolorida la del mayor. Pero Kim quería que su novio se tranquilizara un poco.
—No se preocupen. Vayan ustedes. —Namjoon le sonrió a Jin.
Los dos chicos comenzaron a caminar con rumbo a la habitación de Jungkook.
—¿Le vas a decir? —habló Jin casi en un susurro. El menor entendió que se refería al hecho de que lo iban a medicar.
—No. Se negaría rotundamente. —contestó Jimin de la misma manera.
Jin tomó la manija de la puerta y la abrió. Ahí estaba Jungkook. Una enfermera estaba acomodando su cabello.
—¿Nos permite un momento? —habló Jin. Traía el peluche de ese corazón en la mano.
La enfermera aceptó y dejó el cabello de Jungkook, se podría de ir que a pesar de estar lleno de vendas por todas partes, su cabello algo largo lo hacía ver guapo. Salió de la habitación dejando a los tres chicos en la habitación.
—Hola, Jungkookie. —saludó Jimin mientras se acercaba a él.
Jungkook sólo los veía, se sentía mal. Se sentía mal por quererse morir. Sabía que iba a decepcionar a sus hermanos mayores.
—Hola, Kook. —habló Jin mientras le dedicaba una sonrisa al chico que estaba en la camilla. —Te trajimos algo.
SeokJin le dejó en peluche en frente, Jungkook no podía agarrarlo, sus brazos estaba débiles y llenos de vendas.
—Tata. —habló Jungkook por primera vez. Jimin se sorprendió por el hecho de que, no sólo tenía nombre el peluche, si no que su nombre se parecía mucho a: "TaeTae"
—¿Y Tae? —volvió a hablar Jungkook. Sus ojos se cristalizaron cuando ninguno de sus mayores contestó, en su lugar bajaron la mirada y Jin tomó su mano. Fue cuando Jungkook recordó todo. Recordó el por qué de estar en esa camilla.
Su corazón se rompió una vez más. Quería abrazar a ese peluche y jamás soltarlo. Era lo único que le quedaba de Tae. Además del collar con la mitad del corazón y el anillo que había dejado en su cuarto.
—Tranquilo, Jungkook. Jimin y yo vamos a estar para ti en todo momento. Prometo que jamás te volveremos a dejar solo. —Jin miró a Jungkook, por alguna razón,
esa mirada reconfortó al menor.
—Gracias, Hyung.
Me levanté de mi cama. Por primera vez en todo este tiempo tenía hambre.
Al abrir la puerta de mi cuarto, la puerta chocó contra un juguete. Lo tomé y lo observé.
Era... ¿un Ironman? Un Ironman de juguete. Mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas. Cerré la puerta de un golpe y con el juguete en mi mano, volví a mi cama.
¡Joder!
Odiaba esto.
Odiaba sufrir todo el maldito tiempo.
Nadie dijo que sería fácil, pero tampoco dijeron que doliera tanto.
Estaba harto.
Quería sacar a Jeon de mi vida por completo. Odiaba que todo me recordara a él. Odiaba que mis ojos se llenaran de lágrimas cada vez que recordaba su preciosa sonrisa. Lo odiaba.
Odiaba haber visto a Jungkook en el hospital.
Una risa amarga salió de mí cuando todo cobró sentido. Jungkook me había dicho que sin mí, se suicidaría. Y fue verdad. Me sorprendía a qué extremos podía llegar.
Jamás pude imaginarme una vida sin él, ahora no tenía que imaginarla, sino vivirla. Era hora de aceptar que lo nuestro había acabado y que todas esas promesas no eran más que simples y tristes recuerdos ahora.
¿Cómo superar una ruptura?
Y no cualquier ruptura, no. Jungkook y yo nos necesitábamos el uno al otro. Yo jamás pensé que tuviéramos una relación tan tóxica como dijo Jimin, pero ahora que miro atrás, tal vez los dos tuvimos errores. Tal vez fue un error.
Tal vez todo esto fue un error. Lo mejor era evitar a Jeon y olvidarme de que alguna vez tuvimos algo. Eso era lo mejor.
No tan lejos de ahí.
—Y ahí estábamos, Hyeongjun y yo corrimos hacia él. Todo parecía perdido, y luego, ¡Bum! Hyeongjun hizo la pregunta. Se acercó a él y le dijo: "Seongmin, ¿quieres ser mi novio?" Y adivina que le dijo...
Yoongi ni siquiera estaba escuchando todo lo que el menor decía. Sólo se concentraba en acabar con su plato de comida para salir de la casa e ir a ver a Taehyung.
Wooshin no se callaba. Llevaba toda la cena platicando acerca de su día en la escuela, ni siquiera estaba en la universidad. A Yoongi no le interesaba mucho lo que el chico tuviera que decir.
—¿Qué? —preguntó Yoongi, demostrando que no tenía ni tantito interés acerca de lo que el menor estaba platicando. Wooshin lo notó pero decidió ignorarlo y seguir contándole su día con entusiasmo.
—¡Le dijo que sí! —celebró Wooshin con una sonrisa. —Entonces, este chico Wonjin escuchó lo que había pasado y se molestó. En realidad creo que le gusta alguno de los dos. —dijo Wooshin antes de reírse a carcajadas. —Decidimos que la mejor idea era correr. La clase iba a empezar. Nos metimos rápido, Wonjin llegó y me iba a empujar de mi asiento para sentarse junto a Hyeongjun, y justo antes de que me empujara, llegó el profesor y-
—¡Basta! —Yoongi no pudo controlarse más. El sonido de los palillos de acero siendo arrojados contra el plato retumbó por la cocina. —Por lo que más quieras, ya, basta. Bebé, cierra esa hermosa boquita y come. —Yoongi lo miró molesto. Simplemente ya no aguantó. Ya no soportaba seguir escuchando esos problemas de adolescentes, no era para él. Su mente estaba demasiado ocupada como para pensar en chicos de secundaria peleando por un chico en común. Vaya, suerte que no conocía esa conducta de Jimin.
Wooshin lo miró con algo de miedo en sus ojos. Decidió que era hora de cerrar su hermosa boquita y comer en silencio. Yoongi no era muy paciente con él y digamos que Wooshin ya sabía que Yoongi se enojaba fácilmente cuando le hablaba de algo que no le interesaba.
Pero, ¿qué podía hacer el pequeño? Cualquier cosa de la que Wooshin hablara, Yoongi terminaba huyendo, todo le parecía aburrido y sin sentido.
El menor ya no sabía que hacer. Simplemente debería dejar a Yoongi. Pero como todo adolescente, se enamoró perdidamente. No podía hacer nada.
—Lo lamento. —fue lo único que pudo decir el chico. Sus ojos se cristalizaron. Yoongi lo miró, pensó: "Es normal, cuando eres adolescente lloras todo el tiempo, por todo."
—Termina solo. Tengo que irme. —dijo Yoongi duramente. Tomó su abrigo y comenzó a caminar a la salida de su casa, dejando a su "novio" sentado completamente solo, en la cocina, con un plato de comida y el corazón roto.
Sí, había sido duro y grosero, pero no le importaba. Wooshin no era Jimin. Tampoco era Jungkook, o Taehyung, ni Jin, ni Hoseok.
¡Hola! Bueno esta vez vengo a explicarles lo que pasará con la historia de ahora en adelante.
Comencemos con el hecho de que los capítulos serán mucho más largos. Estaba considerando un posible maratón, pero al ver la cantidad de capítulos que tengo escritos hasta ahora... creo que haré uno mini.
Por el momento será eso, después les explicaré otras cosillas.
¡Duerman bien!
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