¡Advertencia! Cont +16

Estábamos en el departamento al día siguiente. Hyungwon estaba sentado en el sillón mientras sostenía un algodón con alcohol y curaba la herida que Yoongi le había hecho a Hoseok el día anterior. Le había abierto el cachete. Sin mencionar que casi le rompe la nariz.

Jungkook estaba en la recámara, estaba buscando una banda curativa para Hoseok.

—¿Él te hizo esto? —preguntó Hyungwon.

—Sí. No lo sé. Estaba raro, muy agresivo desde que llegamos. —Hoseok hacia muecas de dolor por el alcohol que curaba sus heridas. —Ouch.

—Calma. —Hyungwon se acercó a Hoseok y le dió un beso en la nariz. —Ya. —dijo y se levantó.

Pude observar que las mejillas de Hobi estaban muy rojas, y no era por los moretones o las heridas. Era por Hyungwon.

De repente, Jungkook salió corriendo del cuarto.

—¡Tae! ¡Tae! —gritaba emocionado. Yo comía fresas y no podía contestarle. —¡Taehyung! —gritó con la voz un poco más ronca.

—¿Qué pasó? —pregunté con la boca llena.

—Te llaman. —dijo Jungkook con una sonrisa. Me pasó el teléfono.

—¿Hola? —hablé. Trataba de comer las fresas lo más rápido posible.

—Hola, ¿Kim TaeHyung? —preguntó un hombre en la otra línea.

—Sí, dígame.

—Hola, soy el juez del concurso de pintura. Usted fue uno de los participantes más destacados y mejor votados por su obra. Por eso, quería tomarme la molestia de llamarle lo más pronto posible.

¿Cuál pintura? Miré a Jungkook confundido. Después recordé la pintura que había sido arruinada por Jimin. Mierda.

—Lo escucho.

—Taehyung, déjeme infórmale que es usted el ganador del concurso. ¡Muchas felicidades!

Jungkook festejó, comenzó a brincar en su lugar.

—¿Qué? —pregunté incrédulo.

—Así es, podría recoger el premio en su universidad, además de que un documento será entregado a su nombre y le servirá mucho para la carrera profesional. Muchas felicidades.

El señor colgó.

—Jungkook... —hablé, aún no lo podría creer.

—Así es, Tae. Hobi Hyung y yo fuimos a meterte en el concurso con esa pintura. ¡Ganaste! —festejó Jungkook.

—¡Felicidades! —festejó Hoseok desde el sillón. Sostenía un hielo contra su mejilla.

—¡Felicidades, Taehyung! —Hyungwon aplaudió.

—¡Gané! —comencé a gritar. —Gracias chicos. —abracé a Hoseok y a Jungkook.

—¿Ves? Te dije que ganarías. Es hermosa tu pintura. —dijo Jungkook. Se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme.

La felicidad que sentía era inmensa, no podía, la sonrisa cuadrada no iba a desaparecer en toda una semana. Había ganado un concurso.

Debo de confiar más en Jungkook. Él era el amor de mi vida. Desde ahora, confiaría ciegamente en él.

El timbre sonó y Jungkook corrió hacia la puerta y la abrió.

Era Jin, entró con una gran sonrisa y saludó.

—Hola, ¿que festejan? —preguntó al ver que Hoseok y yo estábamos saltando.

—Hola, Jin Hyung. —lo saludé con una sonrisa.

—TaeTae ganó el concurso de pintura.

—¿En serio? Tae, eso es genial. —Jin festejó, no me percaté de que traía una bolsa color negro en su mano. Se acercó a mi y me abrazó, después volteó a ver a Hoseok.

—Hola, Hobi. —saludó Jin. Hoseok lo saludó y le presentó a Hyungwon.

—Él es Hyungwon. Mi-

—Su novio. —se presentó Hyungwon. Hoseok se sonrojó y Jin lo miró con una sonrisa.

—Mucho gusto, Hyungwon. Bienvenido al grupo. —estrecharon sus manos.

—Gracias. —Hyungwon le devolvió la sonrisa.

Después, Jin se volteó hacia Jungkook. Le entregó la bolsa negra casi como escondiendo sus movimientos. Jungkook le agradeció y escondió la bolsa detrás de él.

—Bueno, chicos. Tengo que irme, dejé el arroz en la estufa. —comenzamos a reír debido a su comentario.

—Está bien. Jin Hyung. —me despedí.

—Me saludas a Namjoon. —dijo Hoseok mientras agitaba su mano en el aire.

Jungkook cerró la puerta cuando Jin se fue y corrió a la recámara.

—¿A dónde vas? —pregunté antes de que se metiera al cuarto.

—Tae, ¿podrías venir en cinco minutos? —preguntó desde la puerta de la recámara.

—Claro.

—Hobi, necesitas salir. Debes de distraerte, después de todo, seguir pensando en lo qué pasó ayer con Yoongi no te hará nada bueno. —dijo Hyungwon mientras acariciaba el brazo de Hoseok.

—Creo que tienes razón. ¿Vamos a comer? —preguntó Hoseok mientras se levantaba del sillón.

—Está bien.

Habían pasado los cinco minutos y entré a la recámara. Ahí estaba él, en su teléfono.

—¿Qué pasó, amor? —pregunté mientras me sentaba junto a él.

—Tae... felicidades. —me abrazó.

—Gracias. Pero ya lo habías dicho. —le sonreí y pasé mi mano por su mentón.

—Lo sé. Quería felicitarte en privado. —sonrió, acaricié su hermoso cabello color negro.

Nos quedamos viendo hacia la pared, la cual estaba llena de cuadros, cuadros que él y yo habíamos pintado.

Jungkook se sentó sobre mis piernas sin despegar la vista de las paredes.

También estaba ahí el cuadro que había pintado la primera vez que pinté a Kookie. Estaba el cuadro que Jungkook me había regalado para navidad.

La pared que antes había sido de un blanco con pequeñas decoraciones grises, se llenó de color.

—Woah... —suspiró Jungkook.

—Kookie... —le llamé y dirigió sus hermosos ojos negros hacia mi. —Te amo.

—Yo a ti, Taehyung. Eres el mejor novio del mundo. —Jungkook me dió un corto beso.

—¿Lo soy? —lo miré con los ojos entrecerrados.

—Uh-huh... —asintió con su cabeza.

—Ven acá.

Comencé a besarlo. Jungkook me tiró sobre la cama, comenzó a besarme apasionadamente.

De repente la ropa comenzó a estorbar, las manos de Jungkook acariciaban mis clavículas y su trasero estaba sobre mi pelvis.

—Kookie... bájate los pantalones. —susurré en su oído, después lamí el lóbulo de su oreja. Jungkook jadeó.

Se levantó y se bajó los pantalones lentamente. Me sorprendió no ver el resorte de su ropa interior, en cambio, vi un poco de encaje en su cintura.

Me mordí el labio cuando sus pantalones llegaron a la altura de sus rodillas. Traía puesta una braga de encaje color negro, apenas alcanzaba a cubrirle todo su miembro, estaba comenzando a ponerse duro. Y no quería dejar de imaginarme cómo se veía por atrás.

—Kookie~ ¿De donde sacaste eso? —pregunté mientras me sentaba en la cama y lo abrazaba de la cintura, después de su cadera y comencé a enredar mis dedos con el encaje de las bragas.

—Un encargo especial. —me miró, sus mejillas estaba de un color exageradamente rojo.

—¿Te las pusiste para TaeTae? —pregunté mientras mordía mi labio y estrujaba su trasero.

Jungkook dió un pequeño paso hacia adelante y jadeó.

—Si. —echó su cabeza hacia atrás.

—¿Te estás portado mal? —mi miembro estaba duro, muy duro.

Escuché que la puerta de mi cuarto abrirse. Maldije cuando Jungkook se separó de mi.

—Oye, Tae, estaba pensando... —Hoseok estaba mirando hacia abajo. Subió la mirada y nos vió. —¿en serio? ¿Otra vez? ¿Nunca se cansan, verdad? Que maldito asco. Adiós, Tae. —y cerró la puerta.

Me tiré sobre la cama y cubrí mi frente con mi antebrazo.

Escuché un gemido de Jungkook y bajé mi brazo rápidamente. Lo miré y se estaba tocando por encima de las bragas.

—Jungkook~ deja de portarte mal. —tomé su mano y la alejé de su miembro.

—Pero, Tae~ —gimió desesperadamente. —me duele. —se mordió el labio.

—Tranquilo, bebé. Tae se encargará.

Jungkook estaba parado frente a mi. Apreté mis dientes al ver su hermosa erección a centímetros de mi rostro.

Comencé por posar mis manos en su cintura, después bajé a su cadera. Mis manos volvieron a posicionarse en su trasero, en donde separé y me imaginé el rosado orificio de Jungkook abriéndose y luego volviéndose a cerrar.

Acerqué mi boca a su miembro, por encima de las bragas. Comencé a lamerlas, me fijé en hacer la presión suficiente como para que su miembro lo sintiera lo mejor posible.

Después, comencé a acariciar su pene por encima de la tela, Jungkook soltaba gemidos ahogados. Comencé a bajar esas hermosas bragas, al mismo tiempo que mordía su miembro, solo eran mínimos roces de mis dientes, Jungkook jadeaba y acariciaba mi cabeza.

—Por favor, Tae. Lo necesito ya. —me miró con los ojos llorosos.

¡Milagro! ¡No me tardé otro mes en actualizar! Ya... en serio lo lamento.

Ahora, hay que decir que cuando estaba escribiendo la historia, quería que tuviera una buena cantidad de lemon antes de lo que se viene, y espérenlo con ansias.

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