𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 76
No tan lejos de ahí.
—Joonie~ anda. Préstame tu computadora... —Jin suplicó.
—Jinnie, estoy haciendo tarea, amor. Es importante entregar esto antes de las doce de la noche. —dijo Namjoon sin despegar la vista de la computadora.
—Pero, Joonie, hay un juego en línea con mis amigos virtuales y mi computadora se averió. Necesito que me prestes la tuya. —suplicó Jin mientras acariciaba el brazo de Namjoon.
—Jinnie, es crucial entrar esta tarea. —Namjoon seguía con su vista fija en la computadora.
—Ustedes dos parecen una pareja casada. —se burló Jimin, quien había visto esa escena.
Los dos chicos se miraron con confusión.
—Jin Hyung es la esposa. —dijo Jimin a punto de caer en una interminable ronda de carcajadas.
Jin comenzó a hundir sus dedos en sus propios cachetes. Namjoon solo comenzó a reír.
—Nam, por favor~ —suplicó Jin. —Mi computadora ya no sirve.
—¿Cuánto necesitas para comprarte otra? —preguntó Namjoon.
—No lo sé. Um, ¿demasiado...? —Jin miró a Namjoon con obviedad.
Namjoon se acercó al mueble que estaba frente a la cama y agarro su billetera. Sacó la tarjeta dorada y se la dió a su novio.
—Toma, Jinnie. —le sonrió.
Jimin se quedó anonadado ante eso. ¿Cómo? ¿Por qué?
Jin agradeció la tarjeta y miró a Jimin con una sonrisa enorme. Los dos comenzaron a gritar en silencio.
—Bueno, Nam. Jimin y yo vamos a ir a comprar la computadora. ¿Estarás bien si te dejamos solo? —preguntó Jin antes de darle un beso en la mejilla a su amado.
—Claro.
No tan lejos de ahí.
Jin y Jimin caminaban por el centro comercial con sus cafés en sus manos. Jimin decidió hablar.
—¡No lo entiendo! Jin, ¿por qué Namjoon te dió su tarjeta? —preguntó Jimin.
—Jimin, es obvio. Namjoon es rico, su familia nada en dinero. —explicó Jin mientras se dirigían a la tienda de las computadoras.
—¿Y solo por eso? ¿Tiene dinero como para ir regalando? —Jimin seguía sin entender.
—Jimin, me ama y lo amo. El amor no tiene que ver con cosas materiales, sin embargo, si con la felicidad. Namjoon quiere que yo sea feliz, es por eso que me compra una nueva computadora. Porque quiere verme feliz jugando con ella. —Jin terminó su café y lo arrojó a un bote de basura.
—Hm... —Los ojos de Jimin se cristalizaron.
—¿Qué ocurre? —preguntó Jin.
—Jin, ese día, que sin querer entré a tu departamento y arruiné la pintura de Taehyung... iba a contarte que corté con Yoongi. —Jimin miraba hacia abajo, por supuesto le dolía.
—¿Qué? ¿Por qué? —Jin se escandalizó.
—Es que yo...
Jimin no era tonto. No le iba a decir la verdad a Jin. Sabía que lo iba a regañar por haber sido tan estupido. Jihyun y él mismo lo creían, Jin iba a ser el primero en regañarlo al enterarse de eso.
Decidió mentir.
—Ya no me sentía agusto con Yoongi. Supongo que cometí errores que me perseguían a cada rato. Le fui infiel. —mintió Jimin, sabía que era mejor quedar como infiel a decir la verdad.
—Oh, Jimin. ¿No lo amas? —preguntó Jin, peinó el cabello de Jimin rápidamente, pasó sus manos por el cabello del menor.
—Por supuesto que lo amaba. Solo que no podía cargar con la culpa. —Jimin miró hacia abajo.
Jin lo jaló hacia él y lo abrazó.
—Y después, me mandó un mensaje que me rompió el corazón. —Jimin oficialmente estaba llorando. —No supe que contestarle. Me dijo que me extrañaba. —su nariz comenzaba a aflojarse.
—Tranquilo, Jimin. Vas a ver que lo superaremos juntos. —Jin miró a su amigo y le sonrió.
—Gracias.
—Ahora, ¡vamos a gastar el dinero! —festejó Jin y los dos continuaron su camino hasta la tienda de computadoras.
—Entonces, ¿Namjoon, Taehyung, Hoseok y Yoongi son ricos? —preguntó Jimin incrédulo.
—Así es. Por lo que sé, Namjoon es hijo de un gran empresario, los padres de Hoseok son magnates de negocios, los de Taehyung tenían a su propio negocio de fresas y más cosas, nadan en dinero prácticamente. Y bueno... supongo que sabes la historia de Yoongi. —Jin tragó saliva.
—Si, el accidente de sus padres quienes le dejaron todo.
—Cuando ví a Yoongi en la escuela al siguiente día de que sus padres habían fallecido en ese accidente automovilístico, se veía mal. Deprimido. Taehyung dijo que de ahí empezó su depresión. Es peligroso para él. Ahora, no sé cómo se haya tomado la ruptura. —Jin se encogió de hombros.
—De hecho, por esa razón yo me gradué antes, Yoongi faltó tanto a clases que perdió un año y tuvo que repetir... —Jin acomodó su suéter.
El corazón de Jimin se rompió, ya no quería llorar así que cambió de tema.
—¿Cómo es posible que gente así se haya fijado en nosotros? —preguntó Jimin.
—Jimin, la belleza o atractivo de una persona no está definido por su situación económica. Hay algunas más afortunados que otras, pero eso no define como son sus personalidades o su atractivo. Si, tú y yo no somos hijos de empresarios per sé, pero al menos somos humildes y atractivos. —Jin le guiñó el ojo a Jimin.
Por fin llegaron a la tienda y comenzaron a ver las computadoras. En el proceso, Jin recibió una llamada. Era Jungkook.
—Jin Hyung. Hola. —saludó Jungkook.
—Hola, Jungkookie. ¿En qué puedo ayudarte? —preguntó Jin amablemente.
—Bueno, mira. Quería darle una sorpresa a Taehyung. Desde que tenemos sexo muy seguido, yo-
—¡Ah! ¡Pillo! ¡Lo sabía! Jungkookie ya no es virgen.
—¡Cállate! No lo digas. —regañó Jungkook.
—Está bien. ¿Qué necesitas?
—Bueno, no sé en donde encontrar esas cosas y creo que tú si. —la voz de Jungkook estaba llena de inocencia.
—Suéltalo, Jinnie está aquí para ayudar.
—Bueno, ¿has visto de esa ropa interior para hombre pero que es más bien... como de encaje y esas cosas? —preguntó Jungkook, del otro lado de la línea estaba todo rojo.
—Ay, Jungkookie. Eres un travieso. —Jin regañó a Jungkook con un tono de broma. —Si no te conociera diría que no puedes vivir sin el pene de tu novio dentro de ti.
—¡Cállate! ¿Me ayudarás? —preguntó Jungkook, esta vez si estaba casi color morado.
—Está bien. Cuenta conmigo. Mañana te lo llevo, ahora, si me disculpas, acabo de ver la computadora perfecta, adiós.
Los ojos de Jin se iluminaron al ver la computadora perfecta, con espacio suficiente y hasta de sobra para sus videojuegos.
—Ésta es la indicada.
¿Qué trama Jungkook?
Debo decir que esta es tal vez la historia más larga que alguna vez escribiré y por alguna razón la que amo más.
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