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Caminaba hacia el departamento. Había salido a comprar un café. Jungkook no me había hablado en todo el día. No lo culpo, después de cómo lo traté...

Hoseok me había dicho que iba a salir con Hyungwon toda la tarde. Yoongi estaba encerrado en su casa.

Solo iba a llegar al departamento, me iba a dirigir a mi cama e iba a dormir toda la tarde.

Estaba triste, no pude participar en el concurso, todo porque mi perfecta pintura se había arruinado.

Llegué a la puerta del departamento. Saqué mis llaves de la bolsa. Abrí la puerta y Yeontan comenzó a brincar en mis pies.

—Hola, Tannie. —lo acaricié y lo cargué. —¿Cómo estás? Mejor que yo, ya lo creo. —lo bajé.

No había rastro de que Jungkook estuviera en casa. Comencé a caminar a mi habitación.

Cuando estaba afuera, comencé a escuchar pequeños gemidos que salían de esta. ¿Qué estaba ocurriendo?

Abrí la puerta y lo primero que vi fue piel. Demasiada piel. Cómo reflejo retrocedí.

Era Jungkook. Mierda, ¿qué traía puesto?

—¿Jungkook? —pregunté. Entré a la habitación y cerré la puerta.

Jungkook estaba completamente desnudo, estaba usando unas orejas de conejo color gris en su cabeza y la gargantilla de diamantes que Hoseok le había dado en navidad. Eso significaba que...

—Tae~ Dios. —comenzó a gemir. Cambio de posición. Esta vez estaba en cuarto puntos sobre la cama. Mierda. Traía puesto el rabo de conejo.

—¡Jeon Jungkook! —me quedé impactado al darme cuenta de que traía un dilatador anal.

—Kim TaeHyung~ estaba esperándote. —se retorcía con esa cosa dentro de él.

Algo dentro de mi comenzó a encenderse. La sangre comenzó a correr más rápido. Algo creció de inmediato dentro de mis pantalones.

Jungkook estaba desnudo frente a mi. Gemía fuertemente. Me prendió verlo disfrazado de conejo.

—Jung-Jungkook, ¿por qué? —pregunté mientras me acercaba a él.

—Taehyung... necesito- um, que me- folles. —dijo entre gemidos.

Me quedé frío ante su vocabulario, Jungkook no usaba esas palabras.

—Kook~ —pude apenas hablar cuando se levantó como pudo, se puso de rodillas en la cama y me jaló hacia él.

—Fóllame. —susurró en mi oído.

—Mierda, Jungkook.

Lo besé desesperadamente. Habían mordidas en nuestro beso. Jungkook metió su lengua en mi boca. No podía resistirme a mi novio. Amaba cómo se le veía ese rabo de conejo, amaba cómo se le veían las orejas sobre su cabeza, amaba la gargantilla, le daba un toque mucho más sexy.

Comencé a acariciar su cadera con mis manos, después pasé a su trasero. Jungkook apretaba y soltaba, sus caderas se presionaban junto a las mías.

Comencé a estrujar y a separar su trasero. Jungkook gemía.

—Quítate todo. —dijo Jungkook.

Le hice caso. Comencé a quitarme todo lo que traía. Jungkook se estiró y sacó unas cosas de debajo de la almohada.

Cuando estuve desnudo, lo miré.

—Tae, tengo algo para ti. —dijo Jungkook. Me enseñó la cola de tigre, las orejas y la gargantilla que me había regalado Hoseok.

—Kookie. Yo-

—Tranquilo, te ayudaré. —acarició mi cabello.

Jamás había tenido algo dentro de mi. Jamás. Iba a doler tener un dilatador así dentro.

Jungkook hizo que me recostara en la cama. Sacó el lubricante de mi cajón y comenzó a untarlo en mi entrada.

—¿Cuándo demonios aprendiste esto? —le pregunté mientras apretaba mis ojos al sentir sus dedos entrar en mi y salir.

—En la tarde. —contestó.

—Mierda. —me quejé cuando colocó la punta del dilatador en mi entrada. Estaba frío.

—Relájate. —Jungkook comenzó a acariciar mi espalda.

Después metió más, y más. Y más. Mierda dolía tanto.

Cuando todo el artefacto estuvo dentro de mi, comencé a gemir. Mi trasero lo apretaba.

Jungkook me colocó las orejas de tigre y después la gargantilla.

Con el tiempo, comenzaba a amarlo. Comenzaba a querer más y mi miembro me dolía.

—Maldito. —maldije a Jungkook.

Me levanté como pude y aprisioné a Jungkook contra la cama.

—Tae~ estoy listo. En serio quiero que me folles. —cerraba los ojos y se mordía los labios.

—Aguanta, pequeño conejito. Primero necesito disfrutar de ti. —le dije.

Comencé a lamer todo su cuello, después bajé a sus clavículas, si íbamos a jugar, jugaríamos bien.

Bajé hasta sus piernas. Las separé y me coloqué entre ellas. Comencé a acariciar sus muslos internos. El miembro de Jungkook estaba muy erecto. Cada vez apretaba más el dilatador.

Después pasé a usar mi lengua. La pasé por sus ingles, Jungkook gemía.

—Jungkook, mírame. —ordené.

Me miró, sus ojos estaban llorosos.

—Calla cuando te toco y grita cuando te folle.

Jungkook apretó sus labios uno contra el otro.

Pasé una de mis manos a su miembro y la otra estaba acariciando el mío. Era muy bueno con las dos manos, desde chico quería ser ambidiestro.

Jungkook retenía gemidos, su cuerpo se retorcía debajo de mi. Yo estaba disfrutando mucho de aquel artefacto que seguía dentro de mi.

—Tae~ necesito ser tu presa. Fóllame~ —suplicaba desesperadamente.

—Para eso, necesito que me ayudes. Tengo que sacar el dilatador. ¿Me ayudarás? —pregunté. Jungkook asintió desesperadamente.

Tomé el rabo de conejo color gris y lo fui jalando poco a poco, Jungkook se mantenía relajado. Respiraba tratando de calmarse. Una vez estuvo todo fuera, pude observar cómo su entrada se contraía y volvía a abrirse.

—Ahora, TaeTae va a follar a su novio. ¿Quieres eso? —comencé a restregar mi cara contra su cuello, justo como un felino.

—Si~ oh, Taehyung. Lo quiero demasiado. —Jungkook gemía.

Entonces tomé mi miembro y comencé a rozarlo contra su entrada. Apretaba mi trasero constantemente debido a que el aparato seguía dentro de mi.

Demonios, Jungkook se veía tan hermoso con esas orejas y esa gargantilla, creí que iba a morir.

Entré en él de una sola y comencé a follarlo como él me lo pidió. Jungkook apretaba sus dientes, arrugaba la nariz. Gemía fuertemente, al parecer me hizo caso, estaba gritando porque yo lo estaba follando.

Se sentía tan jodidamente bien. Estar entrando y saliendo de él con un dilatador dentro de mi. Era la gloria.

—Mierda, Jeon. —seguí con mi rapidez. Jungkook solo gritaba. Sus abdominales se contraían y jalaba las sábanas.

El glande de mi pene estaba dando una y otra vez con su próstata. Era tan delicioso. Jungkook apretaba sus ojos, salían pequeñas lágrimas de sus ojos. Mordía sus labios desesperadamente.

—Si. Taehyung, así~

Seguimos con lo nuestro. Comenzamos a sudar, el cabello de Jungkook húmedo sobre su frente, su gargantilla de diamantes reflejando al luz de la habitación y el dilatador en mi trasero aceleraron mil veces mi orgasmo.

Jungkook gimió cuando mi semen comenzaba a caer por sus muslos. Se estremecía y mordía su labio.

—Koo, ¿crees que podrías estar arriba? —pregunté, estaba un poco cansado.

Jungkook me recostó sobre la cama y se subió sobre mi. Se inclinó y comenzó a chupar mi pene. Creí que iba a morir en ese momento.

Lo lamía y succionaba con ganas, en serio creí que iba a abandonar el mundo con mi pene en su cavidad bucal.

—¿Te gusta mi pene, Kookie? Tienes una boca maravillosa. Me gusta.

Jungkook comenzó a subir y bajar la cabeza con mi miembro aun en su boca, lo chupaba con ganas.

Comencé a gemir muy fuerte, pasé mis manos por sus muslos. Quería más.

Jungkook lo sacó de su boca y se sentó sobre él. Dió un fuerte grito al sentir mi pene dentro.

Comenzó a follarse él solito. Mierda. Lo hacía tan jodidamente bien. Comencé a masturbarlo con una mano. Los gemidos fuertes de Jungkook se hicieron presentes.

Después de un rato de que se follara en mi pene y de masturbarlo, por fin llegó a su orgasmo y comenzó a liberarse en mi abdomen.

Retiramos el dilatador de mi trasero y por fin pudimos respirar.

—Jungkook...

—Dime. —estaba abrazado de mi cuello. Nuestros cuerpos seguían presionados uno contra el otro.

—Te amo. Amé que usaras eso en ti. Me encantó. —lo besé.

—A mi también me encantó. —sonrió como todo un conejito. —Me encantó que TaeTae tigre me follara. —aferró sus piernas a mi cintura.

—Yo amé follar a mi conejito.

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