𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 71
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—¡Me encantas! Estoy... locamente enamorado de ti. —dijo Jungkook, estaba aferrado a mi cadera con sus piernas. Yo lo cargaba.
Nos volvimos a besar. Yo estaba tratando de llegar a nuestro cuarto. Jungkook me despeinaba. Se sentía calor, mucho calor.
Amaba besar a Jungkook, lo mordía y besaba con pasión.
Llegamos a mi habitación, la puerta estaba cerrada, no me di cuenta e impacté el cuerpo de Jungkook contra la puerta.
—Ouch. —Jungkook se quejó, abrió más la boca y pude meter mi lengua. Después gimió cuando apreté su trasero con mis manos.
Por fin logré abrir la puerta y entramos a la habitación. Jungkook se bajó de mi, dió un brinco hacia abajo. Una vez de pie, me aventó contra la cama, caí sentado.
—Kim Taehyung... —me miró, sus ojos inundados en lujuria.
Se acercó a mi y se sentó sobre mis piernas, con movimientos de su cadera comenzó a hacer que nuestras intimidades rozaran por encima del pantalón.
—Mierda, Jungkook. Vas a matarme. —le dije.
Siguió besándome, más bien, atacándome.
Comenzó a desabotonar mi camisa, mi corbata aún seguía en su lugar. Cuando logró desabotonar toda la camisa, la sacó sin más.
—TaeTae, eres precioso. —miró hacia abajo, esta vez, un poco más serio.
—Jungkook —tomé su mentón. —, tu también lo eres.
Jungkook tomó su camisa por los bordes inferiores y se la quitó. Pude ver las cicatrices de su pecho, eran demasiadas, eran muy pequeñas.
—¿Esto es ser precioso? —sus ojos se llenaron de lágrimas al ver su pecho. —¿Crees que soy la mitad de guapo que tú? Taehyung... yo- estoy-
—Perfecto. —lo interrumpí. Jungkook me miró. Comenzó a negar con su cabeza. —Kookie, eres el ser más perfecto de la tierra. Con cicatrices o sin ellas, yo te amo.
Jungkook soltó unas lágrimas.
—Hey, está no es una situación para llorar. —limpié sus lágrimas con mis manos. —Yo sé como hacerte sentir mejor, Jungkook.
Jungkook me miró y sonrió, se relajó un poco.
Volví a tomarlo, esta vez por la cintura, me levanté ligeramente y lo hice quedar debajo de mi. Jungkook me miró con curiosidad.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó.
—Voy a amarte.
Me acerqué a sus labios, comencé a besarlo. Jungkook se mantenía quieto, debajo de mi.
Bajé mis besos hasta su cuello, en donde tenía una cicatriz un poco chueca y larga, había sufrido demasiado. Comencé a besarla con sumo cuidado. Jamás me atrevería a hacerle un chupetón en el cuello, no me atrevería a lastimarlo. Jungkook soltaba pequeños jadeos.
Bajé mis besos por sus clavículas, posé mi mano en su cintura y la apreté, demonios, eran tan pequeña.
Llegué a su pecho, Jungkook se estremeció debajo de mi cuando besé una de las cicatrices, estaba dispuesto a besar cada una de ellas.
—Eres hermoso.
Besé otra.
—El amor de mi vida.
Otra.
—Te amo.
Otra más.
—Prometo que conmigo nadie te va a volver a tocar.
Otra.
—Nadie te va a lastimar.
Jungkook seguía estremeciéndose debajo de mi.
Besé todas y cada una de las cicatrices con sumo cuidado.
Por fin, llegué a sus abdominales, demonios, no pude evitar morderme el labio al ver esa perfección. Mierda.
Pasé mis manos a cada uno de los lados de su cintura, los pasé de arriba hacia abajo hasta que llegué a los pantalones. Los desabroché y los bajé.
—Mierda~ —jadeé al ver un bulto algo duro debajo de su ropa interior. Vaya que Jungkookie tenía una erección.
—Taehyung...
Lo estaba esperando.
—Quiero que me hagas tuyo. —susurró Jungkook, se mordió los labios con desesperación al ver mi cara tan cerca de su intimidad.
Bajé su ropa interior, Jungkook apretaba sus piernas una contra la otra mientras lo hacía. Levanté sus piernas y las puse a la altura de mis hombros, por fin logré sacar su ropa.
Mis ojos se llenaron de lujuria, de deseo.
Abrí bruscamente las piernas de Jungkook y me coloqué entre ellas. Jungkook logró tomar la corbata que yo aún estaba usando. Me jaló hacia él.
—Taehyung~ te amo. —me dijo mientras me miraba a los ojos.
—Yo a ti.
Bajé a sus abdominales, comencé a lamer la línea que se encontraba en medio de su abdomen. Jungkook comenzaba a gemir. Bajé hasta su intimidad, lamí en línea recta todo el camino de su estómago hasta que choqué con su miembro. Jungkook jadeaba con desesperación.
Yo ya tenía un problema muy grave en mi entrepierna.
—Joder, Jungkookie, eres tan sexy. —le dije mientras lamía mis labios.
Metí su pene a mi boca, Jungkook gimió fuertemente. Comenzó a retorcerse debajo de mi.
—¡Tae~!
Comencé a chuparlo con rapidez, Jungkook no paraba de gritar y maldecir mi nombre, era música para mis oídos. Lo saqué de mi boca y pasé a usar mi mano para estimularlo. Lo hacía muy rápido, no quería darle tiempo.
Mi miembro comenzaba a dolerme. Tenía que hacer algo, sin embargo no podía dejar de tocar a Jungkook. Yo podía aguantar un poco más, Jungkook no.
Jungkook trataba de quitar mi mano, tomaba mi muñeca mientras se ahogaba con sus propios gemidos. Obviamente no lo solté. Con la otra mano, la cual había estado acariciando mi miembro por encima del pantalón, tomé sus dos muñecas y las subí a la altura de la cabeza.
Seguí con mi trabajo, sentía muy húmedos mis pantalones. Cuando por fin logré que Jungkook llegara a su primer orgasmo, lo solté y comencé a desabrochar mi pantalón.
Aún cuando yo había soltado su miembro, él seguía gimiendo. Apretaba las sábanas con sus manos. Se liberaba sobre su abdomen y el mío.
Saqué mi pantalón y quedé en ropa interior y corbata, solo eso.
—Tan hermoso. —dije mientras lo veía retorcerse.
—Taehyung... ¿me harás tuyo? —preguntó, tenía lágrimas en sus ojos.
—Si. —Me acerqué a su rostro, donde deposité un beso en sus labios.
—Aguarda. Lo lamento. Necesito saber que no hay cuchillos. —Jungkook me tomó de la corbata.
Mi corazón dolió.
—Amor, no hay cuchillos, no hay navajas, no hay nadie que pueda lastimarte.
—¿No hay sangre? —me miró, me destrozaba.
—No hay sangre. Solo tú y yo. Tu amor y el mío. —le dije. Le acomodé el cabello, era casi tonto, todo su cabello estaba despeinado, se veía hermoso.
—Entonces, estoy listo. —se relajó.
Fue entonces cuando comencé, comencé a acariciar su cuerpo. Después, bajé hasta donde estaba su trasero.
—Te preparé para que no te duela, ¿está bien?
—Creo que si. —dijo Jungkook.
Empecé por introducir un dedo dentro de él. Jungkook gimió fuerte, después sentí que se relajó. Fue cuando saqué mi dedo y lo lamí junto con otro.
Volví a introducirlo, esta vez eran dos. Jungkook apretó sus ojitos, mordió su labio.
—Mierda, Tae. ¿Por qué tus dedos son tan largos? —comencé a reír.
—Tranquilo.
Repetí el proceso, esta vez fueron tres. Con el tiempo, Jungkook se fue acostumbrando y se relajó. Bajé mi ropa interior y Jungkook se mordió el labio al ver que ya estaba muy húmedo. Abrió las piernas por completo.
Abrí el cajon de mi buró, sabía que Hoseok había dejado un lubricante ahí desde que Jungkook y yo nos hicimos novios, solo que jamás lo había usado.
Lo saqué y Jungkook me miró.
—Tranquilo, así no te dolerá. —le dije mientras destapaba el tubo con el líquido, lo serví en mi mano y lo puse en su trasero, comenzó a retorcerse cuando metí mis dedos completamente húmedos en él.
Después lubriqué todo mi miembro. Era hora. Los dos éramos vírgenes. Yo lo era, porque prácticamente jamás había metido nada en ningún lugar y viceversa. Jungkook era completamente virgen hasta que nos conocimos.
Era hora.
—Estoy bien, Tae. Esta bien. Hagámoslo. —Jungkook tomó mi mano cuando me vió, comencé a pensar si estaba bien o no. Si sería mucho para Jungkook o no.
Una vez obtuve su conocimiento, comencé a adentrarme en él.
Jungkook soltó un fuerte grito, era su primera vez, también la mía. Sabía que podría doler.
—Tranquilo, amor.
Comencé a avanzar, se sentía tan jodidamente bien. Era tan delicioso.
—Tae~ duele. —dijo, sus ojos apretándose uno contra el otro.
—Lo sé, amor. Se irá y no lo sentirás más. —dije cómo pude, no podía gemir como quería, tenía que ver que Jungkook estuviera bien.
Pasó el tiempo y los quejidos de Jungkook se convirtieron en gemidos de placer, gemía como loco, mi miembro entró en él por completo. Jungkook levantó su trasero y apretó las sábanas una vez más.
—Hm, Taehyung~
Jungkook gemía, yo también. Los dos inundábamos la habitación con gemidos, Jungkook mordía sus labios, yo pasaba mis manos por todo su cuerpo.
—Dios, Taehyung~ me encanta. —dijo entre jadeos.
—A mi me encantas tú, Jungkook.
Nos ahogábamos en gemidos, penetraciones, Jungkook arañaba mi espalda, me encantaba. Hacia tanto calor, comenzamos a sudar, nuestros cuerpos sonaban juntos, chocaban y se fusionaban. Cada vez la velocidad y el calor aumentaban. Los gemidos se hacían más fuertes y deseo nos consumía.
Había fuego en la maldita habitación.
Había esperado este momento, había soñando con él, pero no se compara a lo que estaba sintiendo en ese momento. Era mejor, era mejor de lo que alguna vez me imaginé. Era mejor de lo que Hoseok describía. Era incluso más delicioso que las jodidas fresas.
Jungkook sería mi nueva adicción.
Por dios, hasta en el sexo de esta historia tiene que haber fluff... me gusta pero debo admitir que he cambiado mucho desde que escribí esta historia, jaja.
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