𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 7
No sabía que responder a esa pregunta, era difícil dar una respuesta concreta porque ni yo lo sabía, mi cerebro estaba colapsando.
—Oye Tae, no te preocupes, no me importa que te gusten los hombres o la mujeres, para mi siempre serás mi mejor amigo.
Me sonrío con esos labios tan hermosos de los cuales me encantaba apreciar la sonrisa que formaban dándome a entender que todo estaría bien. Esos ojos sonrientes que eran como galaxia en el cielo las cuales solo se podían apreciar por fotos. Era irreal, una fantasía.
Por supuesto nada cambió después de ese día, había pasado ya un mes de eso y Hoseok seguía siendo el mismo conmigo, jamás le negué que fuera homosexual pero tampoco le dije que si lo era.
La verdad es que ni yo sabía que era. Estaba a punto de cumplir los 17 años, faltaban casi tres días para eso.
Las calificaciones y los exámenes estaban consumiéndome, casi jamás tenía tiempo de salir con Hobi, y justo por eso empecé a estar más tiempo con Lisa.
Ella iba en el mismo salón que yo, por otro lado Hobi había sido cambiado de horario de clases porque sus papás necesitaban que él ayudara en casa, por lo cual Lisa y yo siempre estábamos juntos.
—Tae, vamos a la cafetería.
Dijo Lisa dedicándome una sonrisa al final.
Después guardé mis libros en mi mochila y la puse sobre mi espalda, caminé detrás de ella como un tonto. Estaba empezando a sentirme muy atraído hacia Lisa, me gustaba y no podía evitarlo.
Llegamos a la cafetería y nos sentamos en una de las bancas para comer.
Ella estaba frente a mi y era tan delicada, tan bella, sus ojos eran hermosos, Lisa no era Coreana como nosotros sino que ella era Tailandesa. Y era la chica más hermosa que alguna vez vi.
Esa misma tarde la llevé a dar un paseo por el parque. Caminábamos mientras platicábamos de la escuela, de la comida y por supuesto de la música. Los dos éramos grandes fans de la música.
Llegamos a un pequeño lago. Ella habló.
—Tae, ¿Puedo confesarte algo?
—Claro...
Tomó mis manos y me miró a los ojos, ella era perfecta.
—Tae. Me gustas, me gustas demasiado, jamás había conocido a un chico como tú, enserio creo que tú y yo podríamos hacer buena pareja, y es por eso que... ¿Quieres ser mi novio?
Lo que acababa de decir me dejó impactado, no podía creer lo que estaba diciendo, yo le gustaba a ella, pero...¿Ella me gustaba? ¿O solo era bonita?
El momento se detuvo, ella esperaba que yo respondiera, jamás había tenido una novia.
Después de todo ella me dió mi segundo beso...
Pero me gustaba más Hoseok. Supongo que Hoseok era "Normal" y yo no...
Jamás podría lograr algo con Hoseok, lo sabía, ya era tiempo de que lo aceptara.
Sentí que ya me estaba tardando mucho en contestar, evalué todo lo bueno y malo de estar con ella. Al final no me pareció tan mala idea.
—Lisa, si, si quiero ser tu novio.—dije mientras la miraba a esos hermosos ojos que me hacían enamorarme cada vez más de ella.
Jamás pensé que las cosas fueran a cambiar tanto después de ese día. Todos los días Lisa me abrazaba en los pasillos.
Siempre me estaba presentando a sus "amigas" todas decían que era muy afortunada por tener un novio así. Siempre me preguntaba "Así ¿Cómo?"
Un día llegué a mi casa cansado, ser novio de Lisa era muy cansado. Siempre teníamos que ir a hablar con sus amigas, a ir de compras, probar maquillaje, etc.
En realidad no era que me gustara hacer todas esas cosas, si, era homosexual pero estaba completamente consiente de lo que me gustaba y lo que no. Yo no me maquillaba, si a caso usaba brillo de labios pero lo disimulaba siempre.
Podía sentir toda la envidia que le tenían a Lisa, sus amigas no tenían novio y por eso Lisa era muy feliz de ser la única que si. Así estaría en boca de todos.
Llegué a mi cama y me acosté descansando de ese día tan pasado. Tenía diecisiete años y ya estaba acabado.
Pronto cumpliría los dieciocho y sería totalmente independiente. Me levanté a lavarme la cara.
Una vez que ya había limpiado muy bien mi rostro levanté la mirada y me miré al espejo.
Ya no era un niño, ya era un hombre. Y la verdad verme al espejo no era una de las cosas que yo hacía normalmente. Pude ver que en realidad si era apuesto, yo era guapo.
Por primera vez en la vida me di cuenta de eso.
Después me acosté y dormí.
Tiempo después, no mucho pensé, sentí que alguien me hablaba, estaba tratando de despertarme.
—TaeTae, ¡despierta!
Era tan difícil abrir los ojos. Era la voz de mi abuelita la que me llamaba, me pareció muy peculiar escuchar su voz a estas horas de la noche así que me levanté.
—¿Qué ocurre abuelita? —pregunté adormilado.
—Tae, tu papá... tuvo un accidente. —dijo mientras tomaba mis dos manos.
—¿Qué? —pregunté con voz baja, incrédulo.
—Tae, vamos al hospital. —me jaló para que me levantara.
Me vestí lo más rápido que pude y agarré el auto de mi mamá, nos subimos y empecé a manejar hacia el hospital más cercano.
Era el más cercano pero quedaba a media hora de mi casa, en el camino le llamé a Hoseok, lo necesitaba a mi lado.
Llegamos al hospital y ayudé a mi abuelita a bajar del auto, caminamos a urgencias y nos dijeron que tomáramos asiento en una sala de espera a aguardar por el veredicto del doctor.
Estaba muy nervioso, nadie me decía que había pasado.
Estaba sentando junto a mi abuelita mientras mis pies no podían dejar de golpetear el piso por lo nervioso que estaba. Tenía sueño, pero en realidad el sueño no le ganaba a la preocupación que sentía.
Seguía nervioso mientras mi abuelita agarraba mi mano, entonces se abrió la puerta de la sala de golpe haciendo ruido y llamando nuestra atención. Un Hoseok bastante apurado y preocupado se pudo mostrar.
Me levanté y me miró, se acercó a mi corriendo y me abrazó.
Jamás me había abrazado como ahora. Pude encontrar refugio en sus brazos pero no pude disfrutarlo como era debido porque justo entonces se abrió la puerta de emergencias dejando ver al doctor y un llanto se escuchó.
Todos volteamos y Hoseok aún no me soltaba.
El llanto se escuchaba cada vez más intenso y profundo.
—Señores, el señor Kim, -hizo una pausa para mirar hacia el suelo y volver la mirada hacia nosotros. —el señor Kim ha fallecido.
Y esas palabras fueron suficientes para que me derrumbara a llorar en los brazos de mi Hobi quien me abrazaba fuertemente y sin intenciones de soltarme.
Mi abuelita se levantó y fue entonces a abrazar a su hija quien estaba envuelta en un interminable llanto.
Mi papá, quien siempre había sido una gran persona, tal vez ausente en ciertos momentos pero una gran persona, ya estaba muerto.
Hobi estaba ahí conmigo, compartiendo mi dolor como un gran amigo.
Mi corazón fue estrujado y partido en dos, en realidad amé esos momentos en los que jugábamos juntos y cuando hacía sus famosas "bromas de papá".
Debo de admitir que me duele no haberle dicho lo que yo era en realidad, nadie lo sabía, "papá, yo soy gay".
Aquí está el nuevo capítulo. ¡Disfrútenlo!
Es súper triste que se haya muerto su papá, pero por otro lado... ¿la relación de Lisa y Tae saldrá bien?
¡Descúbranlo en los siguientes capítulos!
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