𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 64 (𝒫𝒯. 𝟣)
—¡Kim Taehyung! ¿Ya están listos? ¡Yoongi ya se fue! —gritó Hoseok desde afuera de la habitación.
—¡Ya vamos! —le devolví el grito.
Estábamos vistiéndonos para ir a cenar con Yoongi y los amigos de Jungkook. Iba a ser genial.
Jungkook y yo habíamos estado dormidos toda la tarde, después de todo lo que nos dijimos y de tanto llorar, necesitábamos un descanso.
Me coloqué la corbata al rededor de mi cuello, me había puesto un traje negro con una camisa blanca.
Jungkook estaba dentro del baño peinándose y arreglándose, no mal entiendan, se había metido tres segundos antes de que Hoseok gritara.
Se metió y salió rápido, revisó que trajera sus aretes. Eran bonitos, negros. Yo pensaba en hacerme una perforación, pero tenía algo de miedo.
Se acercó a mi. Puso sus manos en mi pecho y me miró.
—Tae, ya tienes veinte años, ¿todavía no puedes ponerte la corbata solo? —preguntó con diversión en sus ojos.
Comenzó a arreglar mi triste intento de nudo y después me sonrió.
—Te ves guapo. —le dije. Jungkook se sonrojó hasta las orejas y se dio la vuelta.
Traía un pantalón negro, un suéter con rayas blancas y negras, tenía cuello alto. Recuerdo que habíamos ido de compras unos días antes.
—¡Vámonos! Hoseok Hyung ya nos está esperando. —dijo antes de abrir la puerta.
—Ven. —llegué por atrás y lo abracé de la cintura, junté nuestros dos cuerpos y le besé la mejilla.
—¡Tae! —sonrió e hizo que lo soltara.
Finalmente salimos de la habitación y vimos a Hoseok, quien estaba sentado en el sillón mientras revisaba su teléfono. Él traía un bonito traje blanco con una camisa negra, su saco tenía una bonita mariposa en la parte izquierda del frente.
—¡Tae! ¡Kookie! Se ven bien. —dijo Hoseok.
—Tu igual. —Jungkook me tomó del brazo.
—¡Vamos! ¿Por qué siempre llegamos tarde? Es tu culpa Taehyung. —Hoseok me acusó mientras salíamos del departamento.
—¿Y yo qué? —pregunté indignado.
—Te tardas años arreglándote. —Hoseok comenzó a reír.
No tan lejos de ahí.
Yoongi estacionó el auto frente a una casa. Era bastante pequeña, sin embargo, se veía bonita por fuera. Tenía árboles de flores rosas en cada esquina.
A pesar de la nieve, Yoongi se dió cuenta de aquello porque había una única flor en la nieve. Era hermosa.
Yoongi se acercó a recoger la flor y la tomó. Después caminó hacia la puerta de la casa. Tocó el timbre. No se imaginaba lo que estaba pasando dentro de la casa mientras él se recargaba contra la pared y esperaba por su cita.
No tan lejos de ahí.
—¡Jihyun! Maldita sea, ¿tomaste mi collar? —gritó Jimin. Fue corriendo hasta la habitación de su hermano menor y entró. —Yoongi ya llegó, te doy tres segundos para que me devuelvas mi collar. —dijo Jimin.
Jimin llevaba puesta una playera muy ajustada color negro sin mangas, sobre esta, una especia de saco blanco. Unos pantalones negros con una pequeña abertura en la rodilla y unos zapatos negros, también.
—¡Cálmate, pasiva! —gritó Jihyun, quien estaba con unos amigos en su cuarto.
—¡Dámelo! —Jimin miró a su hermanito con súplica en sus ojos. El chico azúcar ya había esperado demasiado por él.
Jihyun había pedido prestado su collar unos días antes, ¿por qué era tan importante?
Era la única cosa "cara" que Jimin tenía. Era una gargantilla color plateado con pequeños diamantes al rededor.
Jihyun se levantó de su cama con pereza y abrió su cajón. Finalmente sacó la caja del collar, y se la dió a su hermano mayor.
—Toma. —dijo, su mano seguía extendida.
Jimin lo tomó y abrazó rápidamente a su hermano, antes de salir corriendo hacia la puerta de la casa. Se puso la gargantilla y abrió la puerta.
Jimin se asustó cuando no vió a nadie, salió de su casa y comenzó a buscar a los alrededores. Una voz hizo que se sobresaltara.
—Hola, Jiminnie. —Dijo Yoongi, quien estaba recargado contra la pared de la casa, razón por la que Jimin no lo vió en un principio.
—Chico azúcar... —Jimin miró a Yoongi con una sonrisa traviesa.
El mayor, estaba usando un traje negro, una camisa blanca y había hecho omisión de una corbata. Jimin se sintió atacado por la perfección del mayor.
—¿Listo? —preguntó Yoongi.
—¡Aguarda!
Jimin se acercó a Yoongi. Puso sus manos en el pecho del mayor y comenzó a subirlas hasta llegar a los hombros del mayor. Yoongi no sabía que iba a pasar. Jimin unió sus rosados labios con los del mayor. Comenzó a besarlo mientras trataba de que sus cuerpos estuvieran más cerca.
Yoongi solo correspondió al beso, pero nada más. Si se tratara de otra persona, la habría tomado de la cintura y habría usado su lengua. Pero era Jimin, Yoongi no quería acelerar las cosas con ese hermoso chico. Tampoco quería que fuera algo pasajero, se limitó a corresponderle el beso.
—Ahora si. —Jimin sonrió cuando se separó de Yoongi.
Yoongi miró los hermosos ojos de Jimin y le extendió su mano con la flor rosa en ella.
Jimin lo miró con una sonrisa, sus pequeños ojos formaban una bella eyesmile, Yoongi se derritió ante sus pequeños y hermosos ojos.
Jimin tomó la flor y la puso en su cabello. Le dió las gracias y Yoongi lo tomó por la cintura.
Caminaron hacia el auto.
Yoongi abrió la puerta del copiloto y Jimin se subió. Se sentía cómodo en ese auto, nada de hermanos menores, amigos que lo regañaban y sobre todo, nada de Jungkook.
Poco sabia el rubio que esa comodidad le iba a durar... lo que duró el viaje.
Habíamos llegado al restaurante, era elegante, sin embargo, tenía una pista de baile en medio de todas las mesas. Algunos televisores por todo el restaurante y estaba decorado.
Tenía un árbol de navidad y otros adornos navideños. Al entrar, el dueño del restaurante reconoció a Hoseok y se saludaron, resultó que los papás de Hobi iban a cenar ahí muy a menudo. Hoseok me dijo que ese chico y él eran amigos cuando eran pequeños.
El chico se veía muy joven como para ser dueño de un restaurante así, nos hizo pasar y nos sentó en una mesa enorme. ¿A quienes habían invitado?
La mesa era cuadrada, era muy grande. En cada uno de sus lados tenía dos asientos. Era más que obvio que Kookie y yo nos sentaríamos juntos. Nos sentamos ocupando un lado de la mesa. A mi lado, ocupando otro lado de la mesa, estaba Hoseok.
El dueño nos hizo sentarnos y nos dió dulces.
—Feliz Navidad y Año Nuevo, chicos. —dijo con una gran sonrisa mientras nos estiraba sus manos con dulces en ellos. Eran bastones de caramelo.
Se retiró y nos dispusimos a esperar.
Jungkook estaba muy sonriente.
—¡Mira! Tae, amo estos dulces. —dijo con una sonrisa.
Hoseok y yo soltamos algunas risas.
—¿Cuando llegará Yoongi? —preguntó Hoseok.
—No lo sé. Jimin Hyung es muy tardado cuando se trata de "salir" —dijo Jungkook con el dulce en su boca.
Me dieron ganas de ir al baño. Moléstense conmigo, pero cuando uno tiene que ir, tiene que ir.
—Con permiso. —dije antes de levantarme y emprender mi viaje hasta el baño.
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