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𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 43

Después de unos minutos, el timbre sonó. Salí de mi cuarto y me dirigí hacia la puerta.

Abrí y ahí estaba Kookie. Tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras cargaba una bolsa.

—Hola, Koo. —saludé.

—Hola, TaeTae. —me saludó. Me miró atento y sonrió levemente.

Lo invité a pasar y dejó su bolsa en la cocina.

—Hola, Hoseok. —saludó Kookie. Se le veía feliz.

—¿Qué traes ahí? —señalé la bolsa.

—La cena. —dijo Kookie muy feliz.

—¿Qué es? —preguntó Hoseok en cuanto oyó la palabra "cena"

—Bueno, traje hamburguesas. —dijo muy feliz.

—¡Genial! ¡Comamos!

Nos sentamos en el comedor y empezamos a comer las hamburguesas. Jungkook se veía más feliz que cualquier otro día, tal vez era el hecho de que mañana era su cumpleaños. Decidí preguntar.

—Bebé, ¿a que se debe que estés tan feliz hoy? —pregunté antes de darle un bocado a la gran hamburguesa.

—Bueno, Tae, como sabes, mañana es mi cumpleaños. Es el primer cumpleaños que pasaré contigo después de tantos años. —dijo mientras se sonrojaba.

—Aw, amor... —me acerqué a él y le di un beso en la mejilla.

—Sigan con su amor, olviden que estoy aquí. —Comentó Hoseok antes de empezar a reír.

Después de cenar juntos, Jungkook y yo nos metimos a nuestra habitación. Porque era nuestra. Los dos dormíamos ahí y nos encantaba estar juntos dentro de esa gran habitación.

Todo iba muy normal hasta que Jungkook habló.

—Tae... ven.

Jungkook estaba de pie junto a la cama. Yo había estado viendo mi teléfono por un buen rato. Lo dejé en la cama y me levanté.

Me paré detrás de él y lo abracé por la cintura, descansé mi barbilla en su hombro.

—Aguarda.

Jungkook tomó su playera negra de la parte de abajo y la empezó a subir. Primero pude ver el corte de su estómago, después unos preciosos abdominales atrajeron mi vista.

Después su torso, aún lleno de cicatrices, ya no se veían tanto, pero seguían ahí.

Jungkook terminó por descubrir los grandes músculos de su espalda, arrojó la playera a algún lado de la habitación.

Se volteó hacia mi y comenzó a besarme.

—Jung-

—TaeHyung, te amo. —me interrumpió y después me siguió besando.

No sabía dónde poner mis manos, estaba sorprendido, Jungkook jamás había hecho eso antes.

Obviamente lo deseaba, y lo deseaba demasiado, pero esto me tomó por sorpresa.

Después de unos segundos le correspondí el beso.

Jungkook posicionó sus manos a cada lado de mi rostro. Yo solo las puse en su cintura descubierta. Demonios, quería tocar sus abdominales, delinearlos con mis dedos, quería besarlos.

El calor se empezó a hacer presente en la habitación, decidí quitarme la playera, Jungkook me ayudó y después la lanzó.

Todo empezó a tornarse más intenso, Jungkook había despertado al Taehyung que solo quería hacerlo suyo de una vez por todas, ese Taehyung estaba viviendo dentro de mi, se había reprimido por tanto tiempo.

Los jadeos se hicieron presentes al igual que las mordidas leves en el labio.

De repente chocamos con la pared, la espalda de Jungkook estaba junto a esta y yo estaba frente a él aprisionándolo. Nos separamos.

Jungkook me miraba directamente a los ojos, juntamos nuestras frentes mientras compartíamos el mismo aire.

Quería hacerlo mío en ese momento. Lo deseaba más que a nada en el mundo. No iba a permitir que esto pasara sin haberse convertido en algo más.

Jungkook puso sus manos en mi pecho desnudo, me miraba con deseo. Nadie había dicho nada.

Después me empujó y caí en la gran cama. Jungkook se subió sobre mi y comenzó a besarme. Lo único que quería era voltearlo y hacerlo mío, pero aún no podía.

Bajó sus besos a mi cuello, pasó por mis clavículas y siguió bajando peligrosamente.

Para este momento yo ya tenía una muy notable erección, pero eso es lo qué pasa si tu novio (que está más bueno que cualquier cosa) empieza a besarte sin previo aviso y se quita la ropa.

Quería provocarme y yo sabía eso. Jamás se había puesto así, jamás me había deseado tanto. Solo había un problema.

—Tae...

Oh, no.

—Lo sé, no estás listo. —dije resignado.

—Lo lamento. —dijo el pequeño. —Pero si quiero hacerte disfrutar como la otra vez.

Demonios, no podía, no podía permitírselo. No era justo que yo si disfrutara y él no.

—Kookie, no es necesario. Si no quieres no lo hacemos.

Entiéndanme, ya habían pasado tantas veces que ocurría esto y al final se echaba para atrás, y no de la manera que yo quería.

—Es que... todavía no es el momento. —me dijo mientras se levantaba.

—Jungkook, yo te voy a esperar. —lo tomé de las manos y lo acerqué a mi. —Pero por lo que más quieras, no me hagas esto. —le dije señalando mi miembro.

—Perdóname. —miró hacia abajo, su voz se quebró, eso quería decir que quería llorar.

—No, no, amor, ven acá.

Lo acerqué más a mi, hice que se sentara en la cama y lo abracé. Jungkook solo soltó algunas lágrimas antes de que su llanto cesara.

No era fácil deshacerse de una erección como la mía, tenía que encargarme de ello o pensar en mil cosas mas que no fueran: Jungkook sin camisa sobre mi, o simplemente Jungkook.

—Taehyung. —me miró. —Algún día vamos a hacerlo, te lo prometo, y no es porque no te ame, es porque siento que no estoy listo. —miró hacia abajo.

—Kookie, yo sé que te ha pasado de todo, sé que han abusado de ti —tomé su mentón y lo obligué a mirarme. —Pero yo jamás voy a hacerte eso. Que quede claro.

—Gracias, Tae.

Seguimos recostados sobre mi cama, nadie decía nada. Yo estaba abrazando a Kookie. Yeontan estaba en nuestros pies. Jungkook me abrazaba con fuerza.

—Tae, me quiero tatuar. —soltó el menor.

—¿Qué? —empecé a reír.

—¡No te rías! Mira, quiero ser una obra de arte. Quiero hacerme un tatuaje.

—¿Obra de arte? —pregunté.

—Así es. —dijo convencido.

—Tú ya eres una obra de arte. No necesitas pintarte para serlo. —le dije.

—¡Tae! ¡Es en serio! —me miró e hizo puchero.

—Ok. ¿Quieres tatuarte? Te tatuaré. —me levanté de la cama.

Prendí la luz de mi cuarto que había estado apagada por un largo rato. Ya era tarde.

Saqué mis pinturas y empecé a buscar un pincel delgado.

Jungkook me miraba extrañado.

—¿Qué haces? —preguntó.

—Ven. Te voy a tatuar. —le dije.

Jungkook se levantó y caminó hacia mi. No tenía playera así que no tuve que pedirle que se la quitara.

—Siéntate. —señalé el suelo.

Jungkook se sentó en el suelo y entonces saqué la pintura negra.

Comencé a acercarme hacia su cuerpo. Puse el pincel en su piel. Al tacto, la tersa piel de Jungkook se erizó.

—Está fría. —dijo Jungkook.

Seguí con lo mío. Estaba convirtiéndolo en arte. Mi arte. No tenía nada en contra de los tatuajes de verdad, solo quería enseñarle que yo podía hacerlo sentir como "arte."

Jungkook solo miraba lo que yo pintaba en su torso, no toqué su pecho superior, solo el abdomen y un poquito más abajo.

—Tae, ¿Qué planeas pintar exactamente? —preguntó Jungkook.

—Déjame trabajar. —dije y entonces comenzamos a reír.

Después de un rato de comentarios divertidos, risas, pintura y piel terminé mi obra de arte.

Hice que Jungkook se levantara del suelo, después lo llevé a un espejo que había en mi cuarto. Jungkook se observó a sí mismo.

Me paré detrás de él y lo abracé por la cintura.

Jungkookie se vió a sí mismo.

Yo había dibujado una flor de tigre en su piel. Bajó de esta flor, escribí "Please love me" que significa, por favor ámame.

La flor de tigre es la flor que le corresponde a Jungkook por su fecha de nacimiento. Era su cumpleaños, se me hizo una genial idea. La flor también significa: Por favor ámame.

—La flor de tigre... —dijo Jungkook mientras se observaba.

—Por favor, ámame. —le dije.

Jungkook se volteó hacia mi y me comenzó a besar.

Sus manos recorrieron mi torso de abajo hacia arriba hasta que llegó a los hombros, pasó sus manos a mi cuello y profundizó el beso.

—Es genial, Tae. —se separó de mi.

—Tu eres genial, Koo. —le dije.

—Tae, ¿Puedo pintarte yo a ti? —preguntó Jungkook.

—Claro.

Es demasiado para mi, iré a llorar...

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