𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 4
Días pasaron, Kookie cada vez me advertía más sobre mudarse, no le daba mucha importancia, después de todo creí que ese día nunca llegaría, un día salí de mi casa, con mi ropa preferida, iba a enseñarle a Kookie un bello dibujo que hice de nosotros, era acerca de el día en el que lo besé.
Ya no había vuelto a suceder desde ese día, había pasado Año Nuevo y unos cuantos días más, no lo había vuelto a besar, no porque no quisiera, sino porque no encontraba el momento perfecto para volverlo a hacer.
Caminé hacia su casa, pues ahora le daría una sorpresa, justo en la entrada de su casa estaba el, parado, lo llamé pero pareció no oírme, después caminé más y pude ver que su papá estaba ahí, Kookie estaba llorando...
¿Por qué?
Decidí esconderme detrás de un árbol y escuchar lo que decían.
—Y ¿que hacías con ese tal Tae? —preguntó su padre gritando
—Nada papá, no hicimos nada...
—No quiero que estes con el, creo que es homosexual y no quiero que se te pegue.
¿Que diablos era eso?
¿Que significaba Homosexual?
—Papá, es sólo mi mejor amigo...
—Más te vale que no lo sea, que ni siquiera te conozca, porque si es así te va a ir muy mal, no lo quiero cerca de ti, ¡nunca!
Kookie siguió llorando.
—Y no llores, si el es tu mejor amigo no voy a permitir que lo vuelvas a ver, no quiero que seas un maricón por estar con él.
Y entonces lo peor que me pudo haber pasado en la vida, la corteza del árbol de donde yo estaba agarrado se rompió, caí al suelo llamando la atención de Kookie y de su padre, éste me vió y se acercó a mi, estaba asustado, retrocedí aun tirado en el pasto, el señor me agarró y me levantó, Kookie me vió y le gritó que me soltara.
—¿Tú eres su mejor amigo?
Me preguntó viéndome a los ojos, no pude verlo de regreso así que bajé la mirada, no podía verlo, ví a Kookie y éste me vio con sus ojos llenos de lágrimas.
Tenía 8 años pero tenía la edad suficiente para saber que si decía que si era su mejor amigo iban a maltratar a Kookie, no entendí por qué le molestaba tanto que Kookie fuera mi amigo, pero quise hacer lo correcto, no pasaría a mayores, simplemente fingiríamos.
—No, Kookie no es mi amigo.
—¿Seguro? —preguntó el señor a punto de pegarle a Kookie.
—Estoy seguro...
Le guiñé el ojo a Kookie tratando de hacerle entender que era una broma, pero solo pude ver la cara de Kookie, su expresión era desgarradora, sus ojos empezaban a soltar lágrimas, lágrimas que hacían caminos hacia abajo por toda su carita, estaba rojo, apretaba sus dientes ligeramente, su boca estaba un poco abierta, su carita expresaba enojo, desesperación pero la más predominante era decepción, no entendía por qué.
Su papá me soltó y caí al suelo, me levanté pero Kookie salió corriendo al interior de su casa, su papá se metió después de él y cerró la puerta, estaba confundido, ¿Qué había pasado? Lo protegí, gracias a mi no lo castigarían, eso fue bueno, ¿o no?
Me quedé sentado tratando de entender la expresión de Kookie, después de un rato toqué el timbre de su casa, una señora me abrió y saludé amablemente.
—Buenas tardes, ¿Podría hablar con Kookie?
—Claro, pasa...—dijo la señora que tenía un pañuelo en su nariz y el maquillaje corrido, era muy pálida.
Entré y me dijo que estaba en el jardín, así que salí y lo ví ahí llorando, abrazaba sus piernas mientras que escondía su carita entre ellas.
Me acerqué y llamé su nombre.
—Kookie.
—¿Que haces aquí?
Preguntó limpiándose las lágrimas.
—Mira, traje este dibujo que hice para ti, —se lo di —¿Te gusta?
Lo miró, después me miró a mi con los ojos aún llenos de lágrimas, mi sonrisa desapareció, me empezaba a preocupar, creí que le gustaría, diría, "Gracias TaeTae, yo también te quiero" me abrazaría y jugaríamos una vez más, en lugar de eso, tomó el dibujo por uno de sus lados y lo rasgó todo, lo rompió en mil pedacitos, mi corazón se rompía junto con el dibujo, veía los pedazos de papel caer al pasto y Kookie destrozándolo sin piedad.
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Eso se repetía en mi cabeza una y otra vez, terminó con su masacre y me miró enfurecido.
—¿Por que lo hiciste? —mi voz se quebró mientras trataba de preguntarle.
—¿Por que le dijiste a mi padre que no éramos amigos? Si eso es lo que crees entonces aléjate de mi, solo has jugado conmigo, no te importo ¿verdad?
—Claro que me importas, es por eso que..
Me interrumpió.
—No me vuelvas a hablar, no lo hagas, no te quiero volver a ver en mi vida, ¡Aléjate! Jamás quiero saber de ti, ¡falso amigo! ¡Yo te quería Tae!
Todo esto lo gritaba mientras me sacaba de su casa, una vez afuera cerró la puerta. Me dejó no solo fuera de su casa, sino fuera de su corazón.
Esa tarde corrí hacia mi casa, empezó a llover, las ramas que caían de los árboles raspaban mis mejillas, no dolía, me dolía más el saber que Kookie me había sacado de su vida, se había deshecho de mi.
Llegué a mi casa mojado y mi abuelita me vió, subí corriendo las escaleras, llegué a mi habitación y me tiré en mi cama a llorar.
—¿Que pasó?
—¡Ya no me quiere! ¡Se deshizo de mi! Solo traté de protegerlo, no lo entendió y ahora me odia... —pude apenas decir mientras mi garganta se ahogaba en llantos desesperados.
—TaeTae, ¡explícaselo! Dile que trataste de protegerlo, no te des por vencido, ¿Crees que el Tae que conozco dejaría que Kookie se fuera de su vida? ¡No! El Tae que conocemos iría a explicarle lo que ocurrió. Kookie es alguien especial para ti, lo sabemos, y justo por eso debes luchar por el.
—¿Cre-es que me en-ten-derá? —pregunté calmándome mientras me sentaba en la orilla de mi cama y la miraba aun con lágrimas en mis ojos.
—¿Sabes por que sé que te entenderá? Porque Kookie es el indicado para ti, lo supe desde la primera vez que lo ví, mañana tienes que ir a su casa y explicarle lo que en realidad sientes por el.
Tenía razón, si en realidad Kookie me quería como decía...tal vez aceptaría que le explicara, no podía dejar la cosas así, mucho menos sabiendo que por mi culpa estaba triste, estaba enojado, decepcionado.
No podía permitir que estuviera triste, y más si era por mi culpa, yo no quise que se molestara, lo del dibujo me dolió, pero al final del día solo era papel.
Esa noche soñé con Kookie, soñé que me perdonaba y todo volvía a ser como antes.
Cuando me desperté intenté levantarme rápido, me vestí lo más rápido que pude, me peiné y me puse un poco de perfume, después salí de mi cuarto, caí por las escaleras pero no me importó, tenía que llegar, tenía que hacer que me perdonara lo más rápido posible.
Me detuve justo en frente de la puerta de mi casa, pensé en agarrar algunas fresas de mi arbusto como ofrenda de paz, salí y ví un desastre, había tierra por todos lados, las fresas de mi árbol estaban tiradas sobre la tierra, mi árbol había sido arrancado.
Me detuve en seco, no podía creer lo que veían mis ojos, me acerqué lentamente y me arrodillé enfrente de esa masacre, mis ojos se llenaron de lágrimas, mi corazón perdió otra parte más, ¿Quien haría algo así? ¿Por qué?
No podía haber sido Kookie, él amaba las fresas, y creí que a mi también.
A pesar de que mi arbusto favorito había muerto quise aún ir a casa de Kookie a qué me disculpara así que con todo el dolor de mi corazón me levanté, me limpié mis lágrimas con mi antebrazo y salí del huerto, corrí hacia su casa, lo que ví me dejó estupefacto.
Caminaba y pude ver un gran camión, a un lado decía: "Mudanzas en poco tiempo."
Después muchos señores, caminaban de adentro hacia afuera de la casa, traían cosas de la casa de Kookie, sillones y televisores, no sabía que la familia de Kookie tuviera tanto dinero.
Entré a la casa ya que no había nada que me lo impidiera, empecé a llamar su nombre, nadie respondió, así que volví a salir, ví un auto y desde lejos vi que en la ventana del asiento trasero estaba Kookie, miraba hacia abajo mientras con su mano limpiaba sus lágrimas, ¿Por qué está llorando?
Me acerqué y justo cuando estaba por abrir la puerta del auto sentí que alguien me agarraba de la playera, me jaló hacia atrás y pude ver, el padre de Kookie, me miró con enojo.
—¿Ahora que quieres? ¿No te quedó clara la advertencia con tu maldito arbusto? ¡Aléjate de mi hijo!
Kookie se levantó y miró por la ventana, estaba preocupado, el auto tenía seguro y no podía abrir.
—¡Déjalo! —Gritó Kookie desde dentro del coche, casi inaudible.
—¡No quiero que te acerques a él! ¡Vete! —me tiró al suelo, no entendía por qué Kookie estaba en un auto, estaba encerrado, su mirada me destrozó, no lloré porque su papá me empujó, sino porque no podía soportar ver a Kookie así, no entendía en verdad.
Me levanté y salí corriendo, me escondí detrás de un árbol, y ví como la mamá de Kookie le dedicó una última mirada de odio al papá de éste y arrancó el auto. ¿Se irían? No me pude despedir. Se ha ido.
Su mirada, esa mirada que solo el tenía, esa sonrisa, esos ojos que solo el tenía, se habían ido de mi vida. Para siempre. Mi corazón se rompió y me metí a mi casa corriendo. ¿Lo volvería a ver?
Kookie se ha ido. ¿Qué hará Tae ahora? Espero disfruten este capítulo, es un poco largo pero triste.
Por favor denle apoyo y sigan leyendo esta hermosa historia, cada vez se pondrá mas interesante.
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