
𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 31
Había decidido llevarlo al parque que estaba justo en frente de nuestro departamento.
Claro, lugar perfecto para estar solos a las 10 de la noche.
Llegamos y nos sentamos en el pasto, ese día era una perfecta noche estrellada, tanto que incluso se podían ver las estrellas desde donde estábamos.
Jungkook estaba feliz de estar ahí conmigo observando las estrellas.
—Jungkookie. —llamé su atención.
—Taehyungie. —me miró y sonrió.
—Te amo.
—Taehyung, ¿Qué es el amor exactamente? —Jungkook me miró.
No dude ni un segundo.
—Lo que siento por ti. —dije para después darle un lento y apasionado beso.
—Tae~
Jungkook soltó un pequeño jadeo cuando desvíe mis besos hacia su cuello. El pequeño cerró los ojos y tomó mi mano.
—Jungkook, dime por favor que me amas.
—Te amo, Taehyung.
—Di que eres mío.
—Soy completamente tuyo.
Tomé a Jungkook y lo senté sobre mi, me estaba dando la espalda.
Junté mi cabeza con su cuello, mis brazos lo abrazaban por la cintura. Puse mi cabeza a un lado de su cuello y él echó su cabeza hacia atrás, la recargó en mi hombro.
—Dios, Jungkook. Te juro que contigo así, no puedo controlarme. —le dije al oído para después dar una suave mordida en su oreja.
—Ah~ —Jungkook gimoteó.
—Tendré que parar ahora, estamos en la calle y no quiero que ocurran cosas que no. —me separé de mi novio.
Saqué las fresas de la bolsa.
—¿Quieres? —le ofrecí al menor.
—¡Si!
Empezamos a comer las fresas, empezamos a platicar acerca de tonterías, teorías que teníamos y de lo mucho que nos amábamos.
—Yo creo que va a llover. —dijo Kookie.
—Puede ser, pero dentro de un rato todavía.
—¿Ves? Taehyung, yo siempre tengo la razón. —el menor sonrió mostrando sus dientes.
—Si, ajá. —dije mientras reía.
—Así como siempre te gano en los videojuegos.
—Por Dios, Jungkook. Eso no es cierto. Te he ganado algunas veces. —renegué.
—¿Cuando? Taehyung, yo siempre gano.
—Está bien. Siempre ganas. Pero no te da derecho a alardear.
Jungkook comenzó a reír, después abrió los ojos, tuvo una idea. Hurgó en sus bolsillos y sacó una caja de cigarros.
—Tae, ¿Quieres ver algo? —preguntó el menor emocionado.
—Seguro. —sonreí y lo miré.
Jungkook encendió su cigarro y se lo llevó a los labios. Inhaló y a la hora de soltar el aire lo hizo en forma de anillos.
—¡Increíble! Jungkook, ¿¿Donde aprendiste a hacer eso??
—Bueno, un antiguo amigo me enseñó. —dijo el menor mientras sonreía y hacía más anillos.
Yo seguí comiendo fresas.
—No hay mejor jugar para estar, que contigo.
—Taehyung... —Jungkook apagó su cigarro.
—Te amo. Lo he dicho mucho, lo sé. Pero es lo que siento por ti. En realidad no sé qué a haría sin ti. —dije con la voz temblorosa.
—Taehyung, yo también te amo. Eres el que hace que me quiera levantar todas las mañanas y olvidarme de lo jodida que era mi vida.
Le sonreí mostrando mi sonrisa cuadrada.
—Jamás me cansaré de esa sonrisa. —Jungkook rió.
—Yo jamás me cansaré de ti.
Me acerqué a él, iba a besarlo, al momento de acercarme el pequeño tomó una fresa y la puso entre nuestros labios. Después empezó a reír. Me comí aquella fresa de un solo bocado y lo tomé por la nuca, lo besé. Dios, el sabor de la fresa combinado con el de él era un éxtasis para mi boca.
—Hey, Tae, quiero decirte algo... —el menor miró hacia el pasto que estaba bajo nosotros.
—¿Qué es? —pregunté intrigado.
—Hice una canción.
—¿En serio? —me sorprendí.
—Si, solo tengo la letra, pero... es—se interrumpió a sí mismo y respiró, exhalo. —Es sobre ti.
—¿Ah si? Cántamela. —rogué.
—Taehyung, no soy bueno cantando.
—Oh, ¡vamos! Cántamela. —volví a rogar.
—Está bien.
No podía creerlo, Jungkook había escrito una canción para mi. En el momento en el que empezó a cantar me di cuenta de que Jungkook era bueno para todo. Él era perfecto.
Su dulce voz pronunciando las palabras que me hacían estremecerme bajo la luna y las estrellas, era todo lo que necesitaba escuchar para ser feliz.
La letra era algo así:
—Tú eres el sol que asciende otra vez en mi vida, una reencarnación de mis sueños de infancia. No sé lo que son estos sentimientos, quizá esto también está en un sueño.
El sueño es un espejismo azul del desierto, hay un priori dentro de mi. Me pongo impresionante mente eufórico, mi entorno se vuelve cada vez más transparente.
Escucho el océano desde muy lejos, camino por el sueño atreves del bosque y voy hacia ese lugar que cada vez se pone mas claro, toma mis manos ahora, tú eres la causa de mi euforia.
Ese fue el primer verso de la hermosa canción, amaba escuchar su voz, el chico era bueno cantando, su voz se mezclaba con el suave sonido de la brisa de la noche, sus ojos se cerraban mientras sentía la melodía muy dentro de él.
No podía apartar mi vista de él ni un segundo. Jungkook era perfecto.
En cuanto a mi, yo siempre había cantado muy bien, solo cantaba cuando estaba con una persona a la que le tenía mucha confianza, cantaba con mi abuelita cuando era niño, con Hoseok cuando éramos adolescentes y ahora, lo haría con mi hermoso novio.
Después vino el coro, me encantaba la forma en la que armonizaba: Cierra la puerta, cuando estoy contigo, estoy en una utopía.
—¿También estabas caminando en busca de un sueño borrado? Es diferente a la típica definición del destino. Miras al mismo lugar que yo con un dolor en tus ojos. Por favor quédate en mis sueños.
De nuevo, otra vez el coro, para este momento mis lágrimas empezaban a caer.
Jungkook, Jungkook, por favor, quédate en mi vida.
—Incluso si la tierra se divide, incluso si alguien sacude este mundo, nunca sueltes mi mano. Por favor nunca despiertes de este sueño.
Escucho el océano desde muy lejos, camino por el sueño atreves del bosque y voy hacia ese lugar que cada vez se pone mas claro, toma mis manos ahora, tú eres la causa de mi euforia.
La última sílaba la alargó mostrando su gran vocal y la agudeza de su voz. Unas lágrimas abandonaron sus ojos. Siguió con el coro de nuevo, al final, terminó con una hermosa armonización, su voz me envolvía.
—Te amo, TaeTae.
—¿Cómo se llama la canción?
—Euforia. —dijo el pequeño mientras se sonrojaba.
—Eres la causa de mi euforia. —canté a lo que él se sorprendió.
—También sabes cantar.
—Amor, cantemos juntos toda la vida.
Ya habían pasado dos horas de estar en el parque, estábamos sentados, comíamos y platicábamos.
Todo era tan tranquilo hasta que se oyó un relámpago en el cielo, Jungkook, quien estaba hablando, se cayó y se asustó al escuchar el bruto sonido del relámpago.
Saltó en su lugar por el susto y me abrazó.
—¡Taehyung!
—¿Qué pasa? ¿Le tienes miedo a los relámpagos? —pregunté con algo de gracia en mi rostro.
—Si, si Tae, tengo miedo. —se refugió en mi cuello.
—Tranquilo, amor, no pasa nada. —lo abracé.
—¿Y si ya nos vamos? No quiero estar aquí mojándome, es seguro que lloverá.
—Está bien, vámonos.
Me levanté del frío y verde pasto, me sacudí mis pantalones negros, Hoseok me iba a matar por ensuciarlos tanto. No veo razón, yo soy el que lava la ropa. Hoseok siempre me regaña cuando hago algo malo, aunque yo termine siendo el que arregla aquel error.
Jungkook se colocó bien su chamarra de cuero negra y me tomó de la mano.
El cielo volvió a rugir de una manera tan fuerte que ni los leones podrían alcanzar.
Jungkook se pegó a mi cuerpo, y me abrazó como si de su osito de peluche se tratara.
—¡Tae! —el pequeño gritó al asustarse.
—Calma, amor, ya nos vamos.
Empezamos a caminar rápido, pasamos frente a una banca que había en el parque, debajo de esta, había una caja de cartón. Jungkook la miró y se separó de mi.
—Taehyung, ¿Qué hay en esa caja? —Jungkook preguntó curioso mientras corría hacia aquella caja.
—¡Jungkook! No sabes que es, puede ser algo malo. —dije un poco preocupado.
—Ay, ¡ajá! Tae, trae tu cobarde trasero hacia acá. —señaló a su lado.
Me acerqué con cautela y lo abracé. Jungkook abrió la caja poco a poco.
Mientras abría la caja se pudo divisar algo lleno de pelo, estaba algo oscuro, pero aún así se podían distinguir los pelos de aquella cosa tan extraña.
Tenía el pelo negro con café, de repente vi unas orejas diminutas. La bola de pelo se paró en dos patas y saltó hacia Jungkook.
Jungkook saltó hacia atrás como un reflejo.
Aquella pequeña cosa se asomó poco a poco, lo miré y era un perrito.
—¡Taehyung! ¡Es un perrito! —Jungkook tomó al pequeño perro en sus manos y empezó a abrasarlo.
—¡Es tan chistoso!
El perrito tenía una expresión chistosa por alguna extraña razón. Sus ojos eran negros, igual que la mayoría de su pelaje.
—¡Parece una bolita de carbón!
—¡Tae! ¡Es súper tierno! —Jungkook chilló.
Empezamos a jugar con el pequeño, Jungkook le hacia caras mientras que yo lo acariciaba y jugaba con él.
—¡Que pequeño tan hermoso!
—¿Estás aquí solo? —Jungkook preguntó algo triste.
El perrito pareció entender lo que Jungkook decía y empezó a llorar.
—¡Tae! ¡Está solo! ¿Podemos llevárnoslo?
—Kookie, un perrito es una gran responsabilidad y—el perrito me miró suplicándome, era casi tan tierno como jungkook cuando quería algo.
Llegó un momento en el que miraba al perrito y a Jungkook suplicando juntos. No me pude resistir.
—¡Oh, vamos! Los dos son muy tiernos. Creo que podremos tener un perrito en mi departamento. —dije mientras cargaba al pequeño perro en mis brazos.
—¡Yeyyy! —Jungkook festejó. —¿Como le vamos a poner?
—Es una bolita de carbón, se llamara Yeontin.
—¡No! Tae, que se llame Yeontan.
—¡Genial!
Primera aparición del bebé de Yeontan. El hijo del Vkook, jajaja.
Espero disfruten este cursi capítulo. Nos leemos en el siguiente ;v
¡Spoiler! : Se viene intenso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro