
𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 28
Habían pasado algunas horas, Suga estaba un poco cansado de escuchar a su amigo molestarlo por que le gustaban los chicos también. Había algo que no lo dejaba en paz:
La idea de qué tal vez jamás volvería a ver a aquel chico de labios grandes y ojos pequeños que estaba llorando bajo la lluvia.
Demonios, quería volver a verlo.
—Suga, yo creo que ya me voy, tengo que ir a cuidar a esos tortolitos, los dejé encerrados en la casa. Nos vemos mañana.
—Claro, adiós. —se despidió Suga y Hoseok salió de la tienda.
Mientras caminaba de camino a su casa no podía dejar de pensar en sus amigos, claro, puede que siempre había sospechado de la orientación sexual de Tae, pero jamás de la de Suga.
Tae siempre se ponía nervioso cuando estaba con chicos, pero ¿Suga?
Suga jamás se ponía nervioso, incluso habían dormido en la misma cama y visto sus miembros entre ellos y jamás había notado algo raro.
Suga siempre había tenido cierta obsesión por las mujeres, ¿Qué tendrá este chico de especial?
Hoseok llegó a la puerta del departamento.
Decidió escuchar un poco a través de la puerta cerrada, tenía que asegurarse de no interrumpir algo importante.
Juntó su oreja contra la puerta y empezó a escuchar sonidos muy raros.
—Dios, esto está tan caliente.
—Tae, pica.
—Lo sé mi amor, te acostumbrarás.
—Eso espero, ¿me das más?
—¿Quieres más? ¿Acaso no te cansas?
—Pero me encanta como se siente en la boca.
¿Qué? Era acaso... ¿Tae y Jungkook estaban teniendo sexo? ¡Por fin!
—Está bien, te daré más pero esta vez no la vayas a morder, solo chúpalo.
Jungkook pareció atragantarse con algo, después jadeó.
—Esto es delicioso.
Hoseok decidió abrir la puerta del departamento y estaba predispuesto a encontrar una escena un tanto erótica pero tal vez traumante para él de Tae cogiéndose a su novio.
—Son unos puercos, parecen conejos, cogiendo todo el maldito tiempo.
Cuando Hoseok se dió cuenta vió a Taehyung y a Jungkook sentados en el comedor mientras disfrutaban de tazones de Ramen con un poco de Kimchi para acompañar.
—¿De qué hablas, Hyung? —preguntó Taehyung confundido.
Al ver que había mal pensado las cosas, Hoseok se avergonzó y solo sonrió torpemente.
—De nada, sigan comiendo. Yo ya me iré a dormir. —dijo Hoseok apenado. —Descansen.
—Igualmente Hyung. —dijo Jungkook con amabilidad.
Estábamos lavando los trastes que habíamos usado para comer ramen. Jungkook cerró la llave del agua y se secó las manos.
—Tae, ya es tarde, creo que me tengo que ir.
Me giré hacia él y lo tomé de las manos.
—No te vayas.
—Tae, es muy peligroso salir tan tarde, me tengo que ir.
Pasé mis manos a su cintura.
—Te dije que estabas secuestrado. Quédate a dormir...
—¿Quieres que me quede? —preguntó Jungkookie con brillo en sus ojos.
—Por supuesto, quiero dormir junto a mi precioso novio. —lo besé.
—Está bien.
Estábamos en mi cama, Jungkook sujetaba mi mano y la acariciaba.
—Te amo... —dije para después voltearme a su dirección. Él me miró.
—Tae... eres genial.
—No, tú lo eres Jungkook. Eres la mejor persona que he conocido, siempre tan puro, siempre tan lindo. Eres perfecto, me encantaría estar contigo por el resto de mi jodida vida, verte sonreír y enojarte todos los días, verte mientras haces lo que sea. Simplemente estoy enamorado de ti, Kookie.
Jungkook me abrazó, se subió sobre mi.
Después solo se recostó sobre mi viendo hacia el techo, su cabeza estaba en mi pecho.
Empecé a acariciar su cabeza, mis dedos caminaban por su cabeza, nuestros cuerpos estaban unidos, no solo físicamente, también estaban unidas nuestras almas.
—Quisiera estar así toda la vida, te amo Jungkookie.
—Yo a ti, Tae...
Jungkook volteó su cara hacia mi, lo besé. Era un beso tan lento, tan apasionado, podía saborear cada lugar de su boca. Acaricié su cuello mientras atacaba su boca. Demonios, me volvía loco. Todo iba tan bien hasta que Jungkook se levantó de golpe.
—¡Shit!
—¿Que ocurre amor?
—Demonios, lo olvidé por completo... —dijo algo exaltado.
—¿Qué?
—Taehyung, Jin me dijo que te dijera que mañana nos invitaba a una comida con él. —dijo mientras se golpeaba la cabeza.
—¿Qué? ¿A qué se debe? —pregunté algo confundido.
—Bueno, quería disculparse contigo por haber sido... algo grosero. No tienes que ir si no quieres.
—¿Quieres que vaya? —pregunté finalmente.
—Claro, Tae, quiero que tú y él se lleven bien, es importante.
Me miraba con preocupación, tal vez pensaba que yo me negaría a ir a comer con Jin debido a la manera en la que me trató aquella vez. La verdad es que no, yo no soy una persona rencorosa ni mucho menos. En realidad considero que fue una buena muestra de amistad haber desconfiado del chico que "lastimó" a su amigo.
—Amor, si es importante para ti... por supuesto que iré.
—¿En serio? —preguntó mientras abría sus ojos con felicidad.
—Por supuesto, bebé.
—Gracias, Tae. —abrió sus brazos y me abrazó.
Esa noche dormimos abrazados.
Maldita sea, los nervios se apoderaban de mi durante la clase de arte. Esta vez el profesor estaba hablando acerca del modernismo. No me pregunten cómo lo sé.
No me importaba lo que estaba diciendo el profesor enfrente de la clase. Mi mente se llenaba con incertidumbres y nerviosismo debido a la comida con Jin.
Sé qué tal vez suene estúpido, pero en realidad me importaba tener una buena relación con él. ¿Han visto en las películas que el novio llega a la casa y conoce al papá de su pareja y trata de agradarle?
Me siento como el novio y Jin es el "padre" en éste caso. Entiendo qué tal vez al principio Jin no estaba muy de acuerdo con nuestra relación, pero algo cambió, tal vez el hecho de que Jungkook me ame y seamos novios, supongo que tenía que pasar.
—Y eso es todo por la clase de hoy chicos, pueden salir. —palabras pronunciadas por el profesor Choi quien nos indicaba que nos fuéramos para poder empezar el curso especial que nos daba a nosotros.
Todos los alumnos salieron exceptuando a nosotros cuatro, de nuevo ahí estaba Nayeon.
Se levantó de su asiento y con sus libros abrazados sobre su estómago se dirigió hacia mi.
—Hola, Taehyung. —saludó la chica.
—Hola, Nayeon.
—¿Cómo estás? —preguntó un tanto nerviosa.
—Bueno, pues... bien, supongo. ¿Y tú? —quise devolverle el amable gesto.
—¡También! Oye, el "club de los artistas" quiere invitarte a formar parte del mismo. ¿Quieres unirte? —preguntó con una gran sonrisa.
—¿Quienes son el "club de los artistas"? —pregunté algo curioso.
—Bueno, somos, ese chico, la chica de allá y yo. —señaló a los chicos que tomaban clase con nosotros.
—Supongo que si, pero estoy algo apurado.
—No te preocupes, no tienes que hacer nada. Bastará con que me pases tu número.
Ya veo, a eso iba la conversación. Demonios, ¿Se lo paso? Pues si, no debo ser grosero.
Se lo pasé y la chica parecía estar muy muy feliz, no entendía porqué, yo era gay. Lo cual significaba cero por ciento de probabilidad para ella de estar conmigo.
Toda la clase se la pasó pegada a mi, me hacía comentarios, algunas veces chistosos y otras veces no tanto.
Al final me pude separar y me fui corriendo hasta mi casa.
¡Hola! ¿Cómo están? Espero que bien y nos vemos en el próximo capítulo.
Jaja, normalmente escribo algo más pero en esto momento no se me ocurre nada.
Nos leemos ;v
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