𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 10
El camino hacia Seúl se me hizo muy corto, Hoseok y yo platicábamos de varias cosas y nos íbamos riendo. En realidad me encantaba su compañía.
A pesar de esa gran compañía no podía dejar de pensar en lo que dijo mi abuelita. "Un hilo rojo une a aquellos que están destinados a encontrarse." En realidad lo analicé.
Algo sabía ella que yo no. En realidad me tenía muy ocupado descifrar eso así que no le puse atención al apuesto chico que tenía a mi lado.
Ella era sabia, ella era la persona más sabia que conocía. Pero, ¿A qué se refería?
A mi abuelita le gustaba mucho creer en esos dichos y leyendas, no la culpo, en realidad son interesantes todas esas supersticiones. Pero esta fue la única vez que lo entendí.
El tiempo pasó y yo seguía tratando de analizar aquello de hace unos momentos.
Mi mente también se inundaba con pensamientos acerca de que la vida ya no sería cómo la conozco, Hoseok ya había vivido en la cuidad pero yo, jamás. Había todo un mundo que para mi era totalmente desconocido.
Se empezó a hacer tarde y aún no llegábamos. Hasta que Hoseok habló.
—Tae, tengo una noticia. —el auto paró.
—¿Qué ocurre? —pregunté un poco asustado.
—Bueno, tengo dos noticas, una buena y una mala. ¿Cuál quieres oír primero? —preguntó nervioso.
—La mala... —dije seguro.
—Bueno, la mala es que nos quedamos sin gas.
—¿Qué? —estaba empezando a enloquecer.
—Pero... la buena es qué hay un motel justo en frente y mañana por la mañana podremos ir por gasolina. —dijo sonriendo y dejándome ver esos preciosos hoyuelos.
No me quería enojar, era imposible enojarse con Hobi. Su sonrisa derritió mi corazón de modo que jamás podía enojarme con él.
Después de que Hoseok me convenciera de quedarnos en el motel bajamos de auto y caminamos hacia adentro. Hacia mucho frío y cuando hablábamos se podía apreciar un fino vapor que salía de nuestras cálidas bocas.
Entramos a ese lugar que no se veía tan mal para ser un hotel de paso, en realidad era un poco acogedor. Lo primero que vimos al entrar fue a una chica.
—Buenas noches, soy Taeyeon. —dijo la chica de cabello café con la nariz roja por el frío. — ¿En qué les puedo ayudar?
—Bueno, queremos pasar aquí la noche, vamos a ir a la cuidad de Seúl mañana y nos quedamos sin gas. ¿Tiene habitaciones disponibles?
Amaba como Hobi siempre platicaba con los demás, era muy agradable la primera vez que lo conoces. En realidad amaba su ternura.
—Claro, solo tenemos habitaciones con una cama. Espero que no sea un inconveniente. —nos miró juzgándonos, tal vez pensó que los dos éramos novios.
—No lo es en absoluto. —dije apresurándome a dar una respuesta.
Después de esto Hoseok me miró extrañado y después lo dejó ir. La señorita hizo algunos trámites y después de tres minutos nos dio la llave de nuestra habitación.
Subimos las escaleras y checamos en todas las puertas de los cuartos buscando la que tuviera el número 15.
Ya estábamos en la habitación. La cama era de un tamaño considerablemente pequeño.
Hoseok se encontraba en el baño y yo solo estaba acostado en la cama viendo mi teléfono.
Entonces la puerta del baño se abrió alumbrando el resto de la habitación. Un Hoseok usando simplemente sus bóxers apareció frente a mi.
—Es curioso, éste es un motel pero aún así tiene las paredes bastante anchas. Créeme que no siquiera me di cuenta de que en la habitación de al lado están destrozando a alguien. —dijo Hoseok sarcásticamente mientras empezaba a reír.
Después empezó a revisar unas cosas en su teléfono mientras estaba recargado contra un mueble.
Está mal verlo de la manera que yo lo veía. En realidad estaba disfrutando la vista que tenía frente a mi. El abdomen de Hoseok con abdominales casi notables era mi perdición.
Después estaba su entrepierna la cuál no podía dejar de ver. Tener esos pensamientos sobre tu mejor amigo no estaba bien.
En realidad me estaba derritiendo al ver ese pedazo de hombre hecho con piedra de gibraltar frente a mi.
Justo en el momento más oportuno mi amigo empezaba a despertar. Por mi mente pasaban muchas cosas relacionadas con hacer que Hoseok me hiciera suyo en ese momento.
Cada vez me sentía más duro. Jamás me había pasado algo así. Obviamente si me había tocado antes pero jamás había tenido un accidente. Quise hablar pero mi voz se quebró.
—Hobi, ¿No-No tienes frío? Deberías cubrirte.
—Perdona, es que yo duermo desnudo.
Lo único que me faltaba.
Decidí pararme como pude e ir al baño a encerrarme.
Apenas pude llegar al baño antes de que aquello empezara a doler debido a estar atrapado en mis pantalones.
Me miré al espejo y traté de calmarme. Mi rostro estaba rojo así que me salpiqué agua en él y me lavé las manos. Después de unos segundos supe que aquella erección no sé iría a menos de que me encargara de ella.
Hacía frío pero eso no me detuvo. A pesar de hacer frío, aquel asunto estaba más grande que cualquier otro día. Tenía las manos heladas pero me bajé los pantalones y me senté en el baño.
Empecé a sobarme a mi mismo por encima de la tela sin hacer ruido. Era muy placentero pensar que en algún momento y en varias de mis fantasías Hoseok me tocaría así.
Al final decidí retirar mi ropa interior y mi amiguito saltó hacia arriba. Con mi mano grande y fría lo tomé y empecé a sobarlo de abajo hacia arriba. Necesitaba algo húmedo así que abrí la llave del lavabo y me mojé la mano.
La sensación mojada del agua sobre mi mano fría hacia que se sintiera aún mejor.
Muchas cosas pasaron dentro de ese baño. Estaba a punto de llegar hasta que Hoseok tocó la puerta.
—Tae, ¿Estás bien? Llevas un rato ahí...—se escuchó del otro lado de la puerta.
No podía hablar, no ahora. Siguió insistiendo y mientras él se asustaba más debido a mi falta de respuesta yo aceleraba más mi ritmo.
—¡Kim Taehyung! ¡Abre la maldita puerta! —gritó Hoseok aún más preocupado.
Estaba cerca, ya iba a llegar. Llegó el momento y empecé a liberarme. En ese momento Hoseok abrió la puerta y me vió, no pude evitar verlo a los ojos mientras terminaba.
Cuando por fin asimiló las cosas cerró la puerta y se marchó de ahí.
Terminé y me lavé las manos, salí con un ligero rubor sobre mis mejillas debido a la vergüenza.
—Ey, Hoseok. Lamento que hayas tenido que ver eso. —dije mirando hacia abajo.
—Tae, no tienes que preocuparte, es totalmente normal para un hombre masturbarse. Pero hay algo que debo preguntar. ¿Por qué demonios aquí y ahora? —preguntó un poco exaltado.
—Lo lamento.
Miré hacia abajo y me senté del otro lado de la cama. Era obvio que Hoseok estaba enojado conmigo.
—Mira Tae, somos mejores amigos y en algún momento iba a pasar si vivimos juntos.
Nos quedamos en silencio recostados sobre la cama. Era un silencio un tanto incómodo. Lo había arruinado.
—Oye, Tae, mírame. —lo miré con vergüenza en mis ojos. —Olvidaremos todo lo que pasó aquí, ¿Comprendes?
—Entiendo. —dije con la voz un poco más ronca de lo habitual.
De un momento a otro cerré los ojos y Hoseok dijo.
—Tae, mírame.
Lo miré, entonces tomó mi barbilla y me miró a los ojos. De un momento a otro juntó nuestros labios en un lento pero apasionado beso. Se subió sobre mi y me besaba mientras que acariciaba mi cabeza y peinaba mi cabello.
Fue el beso más hermoso que jamás había tenido con alguien.
Entonces abrí los ojos y ahí estaba Hoseok mirando su teléfono. Odiaba estar soñando despierto.
—En fin, vamos a dormir. Mañana tendremos que manejar mucho. —dijo Hoseok mientras se metía dentro de las sábanas y se disponía a dormir.
Hice lo mismo, ¿Qué me quedaba? Me metí dentro de las sábanas blancas y cerré los ojos.
Esa noche fue la mejor de mi vida. A pesar de lo que había pasado, amaba tener al hombre de mis sueños a mi lado. Era tan guapo y varonil. Me quedé admirándolo después de que se durmiera y era tan guapo. Solo podía imaginarme las cosas que le haría.
Ver esos labios sin poder darles un solo beso, eso si era tortura.
Finalmente me dormí.
¡Aquí está el nuevo capítulo! ¡Espero que lo disfruten mucho!
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