Sei ❀ ¿Por qué?
SUNG JAE
—Jae, tengo que decirte algo.
—Suzy, ahora no —dije con la voz afectada, me dolía la garganta; no, peor, me dolía todo. La noche anterior me hizo mucho daño, yo me hice daño y acabé haciéndoselo a mi familia.
Mi padre se fue molesto al trabajo, mi madre se tomó unas píldoras para el dolor de cabeza y se acostó a descansar, y mi Sara estaba en la cocina preparándome un té.
—Jae, nos diste un susto de muerte, todavía se me salen las lágrimas -la miré un instante y tenía los ojos inchados y lagrimosos.
—Estoy bien —dije y volví a lo que hacía.
—¡Kim Sung Jae, no puedes ni mantenerte de pie! —me replicó.
—Suzy, tengo que salir y saludar a... —Apunté en dirección al salón de mi casa—. ¿Cómo es que se llama?
—Seong Hwa, recuérdalo bien y por tu seguridad, es mejor que te quedes en la cama.
—¡Susana Stevens, no me hagas alterar la voz, voy a salir!
—Jae pero es que Seong Hwa...
—¡Suzy basta ya! No quiero ser descortés, además quiero agradecerle por ¿haber destrozado mi puerta?
—Está bien Kim Sung Jae. Sal por esa... —señaló el agujero rectangular en la pared de mi cuarto—, bueno es que no hay ni puerta. Sal por ahí y ve directo al salón, está sentado allí el pobre. Pero ya verás, ya verás.
Estaba frente al espejo arreglándome, me había puesto un jersey de cuello alto para protegerme la garganta del frío —pues Corea no es un país tropical— y un pantalón de yoga que a veces uso para dormir.
Envolví alrededor de mi cuello una una bufanda que cubría hasta mi boca, me coloqué un gorro en la cabeza y mis gafas de ver con cristales rojizos, pues tenía la vista un poco nublada. Salí con los brazos cruzados hacia su encuentro y con la mirada en el suelo, llegué al salón.
—Buenos días —dije alzando la vista; pero cuando mis ojos presenciaron al hombre que tenía delante de mí...
—Te advertí que era mejor que te quedaras en la cama. Te lo dije —musitó Suzy en mi oído y se apresuró en dejarnos solos.
«You are dead Kim Sung Jae. You are dead».
SEONG HWA
Me encontraba sentado en un amplio y cómodo sofá, admirando los atavios del salón que agradaban a mi vista, fijándome de que no había ni un solo retrato familiar en las paredes. Raro.
El presidente Kim se había ido a trabajar y aunque le dije que yo iría en su lugar no quiso. La señora Kim estaba es su alcoba por dolores de cabeza y la mucama en la cocina preparando un té para su "¿perla de mar?".
Sentí unos pasos viniendo hacia mí, me giré en dirección al sonido y vi a esa chica acercándose con el "señorito perla", realmente le queda el apodo, parecía un muñequito con la ropa que traía puesta y me pregunto: «por qué el destino se empeña en que no pueda verle el rostro».
Me levanté para no ser maleducado, no como él que venía observando el suelo.
—Buenos días —dijo con voz suave y lastimada dirigiendo su mirada a mí; pero al verme su cuerpo se quedó estático.
«¿Qué tengo?».
Su amiga, novia o lo que sea se aproximó a su oído y pronunció palabras que no pude escuchar, para luego desaparecer y dejarnos solos.
«¿Por qué?».
Di unos pasos hacia él para extenderle mi mano y sus rodillas se flexionaron, iba al suelo. Rápidamente lo sostuve sujetándole por los hombros, mis manos sintieron un cuerpo frágil y tembloroso, toqué inmediatamente su frente.
—Aún tienes fiebre, es mejor que te sientes.
Dicho esto su cuerpo se vino nuevamente abajo. «¿Qué pasa con él?». Lo sujeté por las caderas y su cabeza quedó en mi pecho. «¿De qué va toda esta situación?». A pesar de la ropa sentí un cuerpo cálido. «¡Es la fiebre! ¿Qué pasa conmigo?». Nunca había conocido a un hombre tan débil. «¡Es porque está enfermo! Mierda».
—Grn grn. Con permiso —alguien carraspeó su garganta e interrumpió sea la que sea esto.
—Hijo, ayúdalo a sentarse, le he traído el té —era la mucama.
«Ahjuma, gracias por sacarme de esta situación tan incómoda. Muchas gracias».
SUNG JAE
«¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?».
Estaba parado frente al hombre que me gustaba, el hombre con el que anoche me besé desenfrenadamente, el hombre que había cautivado cada uno de mis sentidos.
«¡Puñetero destino de...!».
Dio unos pasos hacia mí y ahí mismo mi cuerpo se volvió mantequilla. Iba directo al suelo cuando él me agarró por los hombros impidiendo mi caída.
—Aún tienes fiebre, es mejor que te sientes.
«Oh destino. ¿Por qué?».
Puso una mano en mi frente y se mostraba preocupado. Nuevamente mi cuerpo se volvió queso derretido, estar tan cerca de él hacía que me de desvaneciera y era peor aún estando en sus brazos, este hombre me provocaba mil sensaciones y mi sistema no las podía soportar; se me aflojaron las piernas, ya iba denuevo para el piso, pero él me sujetó rápidamente por las caderas, eso hizo que mi cabeza descansara sobre él y... me terminé de derretir en su pecho.
«Ayuda, alguien que me ayude que no sea este hombre».
—Grn grn. Con permiso —escuché la voz de mi Sara.
«Gracias Dios por esta vez escuchar mi súplica. Gracias ahjuma».
—Hijo, ayúdalo a sentarse, le he traído el té —le indicó mi Sara.
Me dejó en el sofá de la derecha y se fue al del centro, mi Sara colocó una bandeja en la mesa de cristal y me extendió un vaso.
—Lo he enfriado un poco para que no te quemes. Bébelo todo, es para la gripe pero curará tu cuerpo y alma —me extendió un vaso con té.
—Gracias ahjuma —le dije afónico, tomé el vaso y no perdí el tiempo.
—Hijo, para ti he traído este pedazo de pastel. Lo hice bien temprano, espero que te guste —le entregó a él un platillo con un pedazo de pastel y le dio una cuchara.
—Se lo agradezco —sonrió y no pude dejar de mirarle.
—¿Mi perla, dónde está Suzy?, traje un pedazo para ella también.
Oh madre, se me ha ido un trago de té por otra vía cuando él ha levantado las orejas como un cachorrito al escuchar el nombre de Suzy.
«¿Por qué me pasa esto?».
SEONG HWA
«Suzy, qué Suzy? Ayer las cosas entre los dos no terminaron muy bien y aún no ha respondido mis mensajes. ¿Dónde estarás Suzy, qué es lo que haces?».
—¡Oh mi perla, cuidado! Dije todo pero no tan deprisa —gritó la ahjuma alarmada.
"Chico perla" se ahogaba y la ahjuma le daba golpecitos en la espalda. «Qué torpe».
—¿Ahjuma, es eso pastel? —regresaba la chica rubia y fue directo a su pedazo de pastel.
—¿Dónde te habías metido Suzy? —preguntó la señora.
—Estaba en el cuarto, sentí el olor y vine corriendo.
«Ah ella es Suzy; pero no es "mi Suzy"».
—Por cierto no me he presentado como es debido —me extendió una mano—. Me llamo Susana Stevens, aunque puedes llamarme Su... Susan. Es un placer.
—El placer es mío —le di mi mano—; sin embargo, siento que ya la conozco, que la he visto en algún lado.
—¡Oh por lo que más quieras mi perla, bebe despacio que te vas a ahogar! —gritó la ahjuma nuevamente.
«¿Otra vez "chico perla"?¿Qué sucede con él?».
—Pues no lo sé, tal vez me ha visto en los periódicos, junto a Jae —me respondió la tal Susan comiendo pastel y mirando a "señorito que quiere ahogarse".
—No, no es solo de los periódicos que me es familiar su rostro —le dije—, es de otro sitio, quisiera recordar cuál.
—¡¡Jae!! ¿Muchacho pero qué pasa contigo?
Ha esculpido el té encima de la ahjuma. «No lo soporto más», fui hacia él y le quité el vaso, me senté a su lado.
—¿Dígame, acaso le molesta que hable? —le miré, ya enfadado—. Porque no creo que el té esté malo —le di un pequeño sorbo, por si las moscas, y no, él té estaba estupendo, realmente bueno. Di otro sorbo—. Ahjuma su té es una maravilla.
—Gracias hijo, me alegro que te guste; te traeré un vaso aunque es para la gripe —se sacudió la ropa.
—No no, me beberé este, ya que a... "su perla", no le gusta —dije y me dispuse a beber, pero en el proceso de llevarme el vaso a la boca, él me lo arrebató.
—Es mío —musitó y bebió lo que quedaba.
«¿Qué sucede aquí? ¿Qué intercambio de fluidos es este? Mierda. ¿Por qué su presencia me hace cometer estupideces? ¿Qué me haces "chico perla", es hechicería?».
Se levantó toscamente y se fue tambaleándose del salón, Susan detrás.
—¿Es su novia?
«¿Seong Hwa se puede saber por qué preguntas eso? ¡Curiosidad, es la curiosidad!».
—No, es solo su mejor amiga, se conocen hace cinco años y son simplemente buenos amigos —me respondió la ahjuma.
«Wow, ¿se puede ser amigo de una mujer? No quiero ser amigo de Suzy, "mi Suzy"».
—Es una buena chica, trabajadora —prosiguió—; solo cuando está con Jae se comporta de manera inusual.
—¿A qué se dedica, si no es molestia preguntar?
—No, no es molestia —dijo la ahjuma recogiendo los platillos y el vaso y colocándolos nuevamente en la bandeja plateada—. Es pintora y tiene una hermosa galería en la ciudad. Se llamaaa... "Romantik".
—¡Ah, ahora la recuerdo! Visité esa galería una vez con mi padre, incluso compramos un cuadro, nos gustó mucho.
—Es pequeño el mundo, ¿cierto?
—Así es.
—¿Quieres acompañarme? —asentí y la seguí, pues no tenía nada más qué hacer.
Pasamos por dos salas más antes de llegar a... «¿Esto es una cocina?». Quedé boquiabierto, el refrigerador era gigante, la losa de mármol de la meseta dañaba mi vista, la mesa de formica me provocaba al punto de querer ir a tocarla y la estantería cristalina ataviada de copas se vía realmente deslumbrante. El conjunto de encimera color castaño y dos setos en tiesto de las esquinas agregaban a la habitación de "cinco paredes": el lujo y esplendor que ameritaba una mansión así.
«Mi hogar se queda chico ante este, bien chico».
—Vamos hijo, te llevaré a tu habitación, ya tu equipaje está ahí —me dijo la ahjuma.
—Ah, sí sí.
Estaba ido admirando el lugar que ni miré lo que la ahjuma hacía. «¿Fregó, cuándo?». Volví a seguirla y ahora caminaba por un pasillo adornado de cuadros pintados muy buenos, preguntándome internamente si serían de esa tal Susan. Después de pasar "seis habitaciones", nos detuvimos.
«Me estoy sintiendo nervioso, demasiado. Este lugar va a hacer que me desmaye».
—Puedes pasar, adelante. Aquí tienes —la ahjuma me entregó la llave con la cual abrió y antes de irse me explicó que el botón rojo superior al marco de la puerta debía apretarlo por si necesitaba alguna cosa.
—Quiero irme a mi casa, temo que si toco algo pueda romperlo.
Miré la habitación en la que descansaría por tres días, tragué en seco: a la derecha y en medio había una cama bohemia. A su otro lado había un closet inmenso y al frente, en el lado izquierdo de la habitación había una mesa redonda y dos sillas. Fui hacia allí y dejé la llave al lado de la lámpara de sobremesa retro.
Frente a mí había una pequeña puerta, la abrí y encontré lo que era el baño: a la izquierda se situaba una bañera oriental y delante, entre cortinas de azul celeste: el retrete.
Al lado había un lavado retro seguido de una magnífica ducha desván.
Cerré la puerta asintiendo con la cabeza como si alguien estuviera a mi lado dándome un tour por el lugar. Al voltearme vi mi maleta al lado de un sofá retro que quedaba cerca de la puerta de entrada.
«¡Qué estilo tiene este sitio!».
—Escogí esta habitación especialmente por ser el CEO de "DR Corporation", es la que más me gusta por tener un balcón.
Escuché decir a una voz suave y ronca, era "chico perla" que parecía observarme desde hace rato y yo ni me había dado cuenta. Y sí, al lado del sofá había otra puerta con dos pequeñas ventanas superiores, no hacía falta comprobar si había un balcón ahí detrás, ya lo imaginaba.
—Gracias, realmente no era necesario. Me siento un poco raro, siéndote sincero.
—Solo imagina que estás en tu casa y te acostumbrarás —me dirigí hacia él y caminó hacia atrás.
«¿Por qué?».
—No muerdo, solo quería preguntar si ya te sientes mejor.
—Ah, sí, el té ha funcionado. Bueno, todo lo que hace mi Sara es como magia —dijo orgulloso pero reí por su comentario, «qué mono; su Sara»—. ¿Qué es gracioso?
—Disculpa, es que vi tierna la forma en la que te diriges a vuestra ahjuma.
—Es como mi segunda madre y la quiero mucho —expresó cariñosamente y noté que entrelazaba sus dedos, aunque llevaba unos guantes afelpados a tono con el color de su bufanda.
«Me es familiar, me parece el mismo toque nervioso de Suzy, "mi Suzy". Trato de comprender lo que pasó anoche entre los dos pero no lo consigo. ¿Debería llamarla? Pues el nombre de su amiga me la recuerda, su toque nervioso también. La llamaré».
SUNG JAE
—¡Dios mío, Dios mío, Dios mío! Esto está mal —caminaba de un lugar a otro en mi habitación.
—Jae déjalo ya, que Dios no es tuyo y te lo advertí —me detuvo.
—Sí Suzy, ¿y me iba a pasar tres días escondido sin verle la cara? —pregunté extenuado de pensar en una solución, Suzy me sentó en la cama.
—Pues tres días te vas a pasar escondido Jae, entre la ropa que vas a ponerte para que no te vea el rostro.
—Tienes razón —resoplé cansado—. Dime qué hago Suzy.
—¿Ahora mismo? Ponte un par de guantes por si le da por mirar tus manos, porque estás muy inquieto y posiblemente se de cuenta de tu toque nervioso, después ve a su habitación de huéspedes a darle la bienvenida como se merece.
—Ay destino cruel —dije en un suspiro e hice lo que Suzy me indicó, fui a la habitación que, para echarle más leña al fuego, había elegido para el CEO de nuestro Grupo Corporativo, para él.
Al llegar la puerta estaba abierta, no lo vi hasta que salió del baño un poco atolondrado y me hizo creer que se siente incómodo, hasta yo si no conociera mi casa.
—Escogí esta habitación especialmente por ser el CEO de "DR Corporation", es la que más me gusta por tener un balcón —dije, para llamar su atención.
—Gracias, realmente no era necesario. Me siento un poco raro, siéndote sincero.
—Solo imagina que estás en tu casa y te acostumbrarás —le dije para que se relajara; pero él vino hacia mí y por acto reflejo retrocedí.
—No muerdo, solo quería preguntar si ya te sientes mejor.
—Ah, sí, el té ha funcionado. Bueno, todo lo que hace mi Sara es como magia —comenté y comenzó a reírse. «¿He dicho algún chiste? ¿Por qué se ríe?»—. ¿Qué es gracioso?
—Disculpa, es que vi tierna la forma en la que te diriges a vuestra ahjuma.
—Es como mi segunda madre y la quiero mucho —mencioné sincero, pero mis nervios no me ayudaban y comencé a comportarme como en la fiesta donde lo conocí y... «¿Ay Dios está mirando mis manos? Suzy eres una genio al decir que me pusiera guantes; pero debo detenerme».
Separé mis dedos, mirándole aún nervioso, pero él sacó su celular del bolsillo del pantalón y mi corazón se disparó porque tuve un mal presentimiento. Lo ví marcar un número y seguidamente mi teléfono empezó a sonar.
«Esto es el APOCALIPSIS».
꧁S̥m̥ḁl̥l̥❀D̥r̥o̥p̥s̥❀o̥f̥ ḁ❀P̥ḁs̥s̥i̥o̥n̥꧂
❀‿❀ Pues sí, al parecer se vino el apocalipsis para nuestro querido Jae.
Denle ánimos.
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