Sedici ❀ ¿Deberíamos parar?
SUNG JAE
Está tenso, sé que esto es nuevo para él, también lo es para mí; pero ahora mismo recorrer su cuerpo es como bucear en el fondo del océano, es descubrir un mundo nuevo, es perder la cordura.
«Quiero más».
Regresé por sus labios, deseoso de que me besara con la misma intensidad que yo a él.
«¿Deberíamos parar?».
Me tumbó a su lado y tomó mi anterior posición, me besó desenfrenadamente; me perdí por completo. Sus besos comenzaron a descender empezando por mi cuello, seguido a mi clavícula, hasta detenerse en el centro de mi pectoral derecho, donde succionó mi botoncillo que ya se encontraba eréctil por el deseo de ser suyo. Comencé a gemir, pues soy muy sensible en esa parte.
«Oh Dios...».
—Jae, eres muy dulce.
Dio una suave mordida en ese lugar e instintivamente mordí una de mis manos para no gemir tan fuerte; pero él no sé si con el propósito de torturarme continuó su aventura, recorriendo con pequeños ósculos: la línea alba de mi cuerpo.
—Seong Hwa...
—Jae...
—¿Deberíamos parar? —preguntamos al unísono, envueltos en llamas.
Noté su erección y él notó la mía, nos miramos dubitativos.
«¿Seguimos?».
Quiero más de él, quiero ser suyo. ¿Parar? Para qué detenernos si nuestros cuerpos piden a gritos que continuemos.
«Lo deseo».
Seon Hwa se volvió la razón que acalló el vacío que había en mi interior. Mi corazón por él late a una velocidad infinita. Todo mi ser le pertenece a él, únicamente a él.
SEONG HWA
«Mi corazón se está alocando, mi cuerpo está despertándose, sus dulces labios están desquiciándome».
Sentí su lengua en mi boca y... ¡Paff!, fue un solo disparo; comencé a excitarme, en mi interior se formó una guerra descontrolada y mis testosteronas comenzaron a volverse locas cuando sus labios se alejaron y un hilo viscoso unía la punta de nuestras lenguas.
«¿Deberíamos parar, o ir más lejos?».
Ambos estábamos extasiados, ambos queríamos más, por qué deberíamos detenernos.
Él dijo que me haría el amor, quiero que lo haga, quiero hacerlo mío. Porque él es el motivo por el cual puedo decir que mi vida es suya, que mi amor le pertenece, porque un segundo a su lado para mí es infinito. Y mi corazón, se perdió en él, completamente.
Jae es la razón que me hace pensar que el cielo me devolvió un favor. Quiero ser cómplice de sus locuras, alguien fuerte que lo proteja siempre, un guardián que cuide su corazón, y, un fiel esclavo del aroma y dulce sabor de su piel.
«Amémonos, sintámonos, deseémonos. Dejemos que nuestros corazones hablen y que nuestros cuerpos actúen».
—No quiero parar.
SUNG JAE
Nos sentamos en la cama deseosos el uno del otro; pero yo a horcajadas sobre sus piernas. Nos besamos con frenesí, dos pecados capitales se habían mezclado para unirse a nuestro vaivén: la gula y la lujuria. Nos convertimos en cazador y presa al mismo tiempo, en desquiciados...
Separó sus piernas y mis glúteos tocaron las sábanas, nos despegamos sofocados, nuestras glandes humedecidas chocaban en un palpitar constante y la avidez que sentía comenzaba a hacer estragos en mí.
—Seo... ni...
No pude siquiera pronunciar su nombre, es que no sé ni lo que dije.
SEONG HWA
«¿Seoni?».
Llamarme así con tal arrobamiento cortó el hilo de cordura que me quedaba a duras penas. Lo tomé por la nuca y pegué nuestras frentes.
—Llámame así a partir de hoy. Yo seré tu "Seoni" y tú serás mi "JaeJae"; pero solo en la intimidad.
Asintió con la cabeza y en ese instante nuestros labios volvieron a juntarse. «¿Somos imanes?». Nuestra cercanía se ha vuelto peligrosa, igual que nuestras palpitaciones eréctiles. «¿Solo nos basaremos? No, tiene que haber más». Voy a atreverme a hacer algo: nuevo para mí, extraño para mí; sin embargo espero que eso rompa con este fuego frío.
SUNG JAE
Sentí su mano apoderarse de mi erección.
«Joder, este ambiente se está poniendo peor».
—Hagámoslo juntos —susurró en mi oído, no pude negarme.
«Bueno y para qué diantres me negaría».
Tomé su falo bien maduro y definido e iniciamos un sube y baja como si peláramos una banana y le volviésemos a poner la cáscara. Lo repetíamos una y otra vez, jadeando de tanto placer, mirándonos el rostro ataviado de gozo, embelesados.
—Seo... ni, voy a... voy a correrme.
—Yo igual... pero... aún no quiero —se detuvo y también apartó mi mano.
—¿Seoni, no crees que deberíamos parar?
—¿JaeJae quieres detenerte?
—No.
—Entonces no vuelvas a hacer esa pregunta.
SEONG HWA
Safé de él y me acosté a su lado.
—Quiero... intentar esto.
Me miró confuso, debería explicarle mejor lo que quiero.
—Grn... quiero que... estés encima de mí pero... grn... girado hacia allá.
«Oh my fucking God, nunca esperé esto de mí; pero su cuerpo me fascina, quiero seguir saboreándolo, tiene un sabor único al cual me estoy volviendo adicto».
Mi chico al parecer entendió mi pésima explicación, se colocó exactamente como deseaba y...
—Jae... Joder... Jae, mms.
Había introducido mi miembro en su boca, su compás estremecía mi cuerpo y mis jadeos se descontrolaron.
«Esto me está gustando, demasiado».
SUNG JAE
Sus gruñidos mientras decía mi nombre me enloquecían; pero me volví más loco aún cuando su caliente saliva cubrió mi intimidad delantera, sentía su lengua divertirse para ser su primera vez. Si sigue así voy a correrme en su boca, aunque también quiero que él se corra en la mía.
«Al diablo con todo esto, corrámonos juntos».
Apreté sus muslos y él mis nalgas cuando nuestros músculos se contrajeron y una placentera sensación me recorrió hasta el alma. Ambos habíamos llegado al eretismo, lo supe también por este líquido caliente que llenó mi boca y garganta.
«¿Fuck, qué hago con esto ahora?».
Me incorporé a la cama con torpeza, nos miramos cómplices de nuestra locura y sin palabras nos dijimos: "corre".
Fuimos mandados hacia el baño y escupimos nuestro semen, ese definitivamente: era un sabor muy extraño; pero viendo nuestras expresiones, no nos arrepentíamos de haberlo hecho y si tendríamos que repetir, lo haríamos.
—Fue una locura —me dijo sonriente.
—Tienes razón, lo fue.
Reímos de lo que habíamos hecho, de nosotros mismos.
«Fue una dulce descabellada idea...».
De repente me agarró por la cintura, ciñéndome a él...
—Fue una locura que estaría dispuesto a repetir. ¿Y tú?
—No tienes que preguntarme eso, contigo yo haría hasta locuras peores.
—¿Te escaparías conmigo?
—Sí.
—¿Si me hundo, te hundirías conmigo?
—Ya estamos en el fondo del mar. ¿No te has dado cuenta?
—Sí; pero me refiero a más profundidad.
—Encantado lo haría. Seong Hwa, te has convertido en mi razón de vivir.
—Y tú en la mía Sung Jae.
—¿Seong Hwa, en otra dimensión, también te enamorarías de mí?
—Definitivamente, me enamoraría de ti. Te quiero Jae.
—Yo también a ti.
Nos besamos; pero esta vez sin lujuria, era un beso simple, interminable y sobre todo, conjugado con el sabor de nuestro amor, de nuestra insensatez, de nuestra magnificencia.
Fue la noche más maravillosa que había tenido jamás.
SEONG HWA
Una música suave me conducía a la aurora, «qué manera de despertar más romántica», sentía el cuerpo desnudo de Jae entrelazado al mío y abrí los ojos para saludarle pero... «¿Aún duerme? Ah, entonces ese sonido debe ser de su alarma».
Me zafé suavemente de él y tomé su celular para suspender esa agradable melodía... Quedé atónito.
«No es una alarma, lo están llamando. ¿A plena mañana, de paso, quién es Jun Ho? ¿Debería contestarle? Quiero que sepa que Jae es mío... Oh no, pero qué digo, por qué pienso que esta persona es un rival, no sé ni el motivo de su llamada y ya estoy imaginando cosas. Aún así, por qué sigue insistiendo. No quiero despertar a Jae, quiero contemplarle un poco más y velar por su dulce sueño. En fin, la curiosidad es peligrosa...».
—Diga (...) ¿Quién soy? No, al contrario. ¿Quién eres tú? (...).
«¿Quién es esta persona que ha logrado con solo una pregunta enfadarme?».
—(...) Es cierto, tu nombre está registrado en sus contactos; pero eso no es información, bien podría ser falso (...) ¿Cómo sabes que...? (...).
«Qué demonios sucede aquí, su voz se escuchó melancólica al preguntarme y afirmarse al mismo tiempo, respondiendo a su propia pregunta, que Jae se encontraba a mi lado».
—(...) ¡Escucha hijo de...!
—¿Seoni, qué pasa?
«¡Rayos! He despertado a Jae».
—Perdona yo...
—¿Ese es mi teléfono? ¿Qué haces con él? ¿Alguien llamó? —me interrogó mientras se estrujaba un ojo, me quedé mudo, creo que se ha molestado—. Permíteme —dijo cogiendo su celular, no ofrecí resistencia y aunque mi cabeza era un mar de interrogantes, seguí en silencio.
—Hola (...) Ah, eres tú, buenos días (...) ¿Qué? (...). —Dio un salto y salió de la cama—. (...) No es posible, me lo imaginaba pero... (...) Está bien, me preparo en unos minutos y salgo. —Abrió su enorme clóset, tomó una toalla y corrió al baño.
Ahora estaba perplejo, no me saludó, no me dijo "buenos días", no me regaló la linda sonrisa matutina que esperaba ver; solo recibí su enojo, su ignorancia.
«Me siento como un enano en el país de un gigante, con miedo a ser aplastado».
Luego de unos minutos salió del baño, se vistió muy casual, se colocó una gorra y vino hacía mí. «Finalmente».
—Cuídate de los buitres, están en la entrada.
Dijo... «¿Qué?». Me plantó un beso en la frente y salió del cuarto. Me quedé mirando un punto fijo en la pared que ni siquiera existía, solo imaginé que estaba ahí.
«¿Jae, qué está sucediendo, por qué estás actuando así? No lo entiendo, qué fue lo que hice mal. ¿Acaso lo que pasó entre nosotros fue tu venganza, por qué...? Si es una venganza debería ser la mía y no la tuya, debería ser yo el que actúe indiferente contigo, el que te ignore; puesto que nos hemos peleado y reconciliado el mismo día, nadie lo creería al menos que lo hubiera vivido en carne propia. Me siento perdido».
—¿Joven Seong Hwa, está despierto?
«Esa voz... es de mi Sara. ¡Oh!, ahora hablo igual que Jae. Genial».
Me cubrí bien el cuerpo con las sábanas.
—Adelante ahjuma.
Entró a la habitación con mi traje, solo que, la noté preocupada.
—Hijo, perdona que te interrumpa de esta forma, sé que es mala educación; pero necesito que te prepares lo más pronto posible.
—¿Qué pasa?
—He visto a Jae salir, dijo que no desayunaría con sus padres, quiero que lo detengas.
—¿Detenerlo, por qué, ahjuma, pasa algo malo?
—Hijo, evita que se encuentre con él —dejó mi traje en la cama y salió. No perdí un segundo... me preparé lo más rápido que pude y salí a toda carreras, la ahjuma me esperaba en el salón.
—Ahjuma, ya estoy listo.
—Ven conmigo, saldrás por detrás, el garaje tiene una puerta trasera, así evitarás a esas personas que están en frente de la casa, rápido.
La seguí como me dijo y ahora recuerdo que mi auto lo dejé tirado donde San, espero que me lo haya cuidado bien... Llegamos al garaje.
—Ahjuma, mi auto no se encuentra aquí.
—Descuida, aquí tienes el de Jae. En el asiento trasero te he dejado el desayuno, cómelo despacio y cuando tengas un chance. Aquí tienes las llaves —me entregó las mismas y tomó mis manos.
—¿Ahjuma quién es el del "traje negro"?
—Problemas, peligro, el enemigo. Evita que se encuentre con él, por favor. Protege a nuestro Jae, protégelo.
JUN HO
Nuevamente estoy frente a esta enorme mansión, solo que ahora me encuentro en la parte de atrás del garaje, así evito a los llamados "buitres de la prensa", como los etiqueta Jae, y hablando de él, le avisaré que estoy aquí.
Marqué su número y luego de unos segundos me contestó pero, esa no era su voz, «me he desilusionado, no puedo creer ni quiero creer que estuvo con él, es mejor tratar de ser indiferente, aunque no sé si lo logre».
—(...) ¿Quién eres? (...) Mi nombre está registrado en los contactos de Jae, pudiste verlo ahí (...) ¿Él... está a tu lado, verdad? (...)
«Sí, no pude aguantar, sabía que no aguantaría. ¿Te perdí Jae? Bueno, desde que vi las noticias me hice esa pregunta. ¡No, aún no me rendiré! Escuchar su voz me impide rendirme».
—(...) Hola Jae, soy Juno (...) Buenos días, sé que anoche me pediste que te esperara en "DR" pero no pude, imaginé que la prensa estaría en la puerta de tu casa (...) Así es, como lo escuchas, están aquí (...). —Colgué la llamada—. Te espero y no saldré de aquí sin ti, no lo haré.
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