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Quindici ❀ Enséñame a estar contigo

SUNG JAE

«Los misterios de la vida no hay quien los entienda, los misterios del alma no hay quien los comprenda y, los misterios del corazón; qué podría decir, son una incógnita aún más grande».

—Bueno, ya he despedido al jefe Min —decía mi padre acercándose a los cinco que habíamos en el gran salón.

Ya todos habíamos almorzado y lo que conversamos durante el almuerzo fue interesante: enfrenté a mi padre por segunda vez.

La primera fue cuando le dije que no quería asumir mi lugar en "DR", esa vez estuve aterrado pero, en esta ocasión no lo estuve. Decidí trabajar en "Duel Factory" y dirigir la fabricación de perfumes, no solo del mío, sino de todos los que se hagan, tuvo que aceptar. Además jamás me atrevería a quitarle a Seong Hwa su lugar, jamás.

Por otro lado, él y San le mintieron a su madre por teléfono, le dijeron que estaban juntos en el depa de San y que Seong Hwa se quedaría a dormir allí hasta mañana. Pura mentira, él: dormirá hoy en mi casa, solo de pensarlo me emociono y mi corazón comienza a enloquecerse.

—¿Hijo te sientes bien, tienes fiebre? —me preguntó mi padre, sacándome de mis cavilaciones.

—¡Eh!, no papá, estoy bien.

—¿Seguro? Estás rojo.

«Mierda. Jae deshazte de tus pensamientos lascivos. Qué pena».

Mis ojos se dirigieron a Seong Hwa... «¿También está rojo?». Bajó la mirada cuando se encontró con la mía. «¿Acaso, él tiene los mismos pensamientos que yo? Oh por Dios qué está sucediendo aquí. ¿Será que nuestras mentes están comunicándose? Ya es definitivo: al destino le encanta jugar conmigo».

—Papá, estoy bien, solo cansado.

—Bueno, todos lo estamos. Ya le comuniqué a los ejecutivos de "DR" nuestra ausencia, nos tomaremos el resto del día libre.

—Le agradezco presidente Kim —dijo San levantándose de unos de los sillones del gran salón—. Yo ya me despido. Seong Hwa, Jae, presidente, hasta mañana. ¿Woo Young, vienes?

—Sí, también me voy —dijo Woo Young, me miró primero y luego a los demás—. Hasta mañana a todos.

—Hasta mañana chicos —les dijo Seong Hwa. Suzy se levantó, miró a San...

«Sí, mis sospechas acaban de confirmarse, le gusta».

—Los acompaño a la puerta —expresó entusiasmada y los tres salieron. Mi padre también decidió retirarse, quedándonos solos Seong Hwa y yo.

—Eh, grn grn. Te mostraré tu habitación, aunque será la misma que la anterior vez que estuviste aquí —dije, nervioso.

SEONG HWA

—Vale —le dije secamente cuando me indicó que me mostraría mi habitación, se escuchó mal pero mis nervios han inundado todo mi cuerpo y, mis músculos se han tensado.

 «HELPS». 

Lo seguí todo el camino como un robot defectuoso, hasta llegar a esa puerta familiar, donde lo vi sacar un llavero.

—Mi Sara ya me había dado la llave de la habitación, pasa —me dijo.

Entré pasando mis dedos por toda la pared, «es mejor tener un soporte».

—Te daré algo de mi ropa, ahora regreso, esa que llevas puesta mi Sara se encargará de preparártela para mañana. Espero que no te sientas incómodo —salió sin darme la oportunidad a pronunciar una palabra, «bueno, ni que pudiera hacerlo». Me senté en el sofá a esperarlo...

Unos minutos después regresó con un maletín púrpura. «¿Me trajo su armario?». Abrió el maletín en la cama y empezó a sacar las cosas, fui hacia él.

—Aquí tienes: cuatro toallas y dos toallitas para los pies, peine, dos cepillos de dientes, una muda de ropa para que te pongas ahora, esta para después que te bañes y esta para dormir. Esto que está envuelto son las sandalias para que no andes descalzo por la casa y lo que queda son... —se detuvo, «uff, toma aire, respira, ibas muy rápido. No, espera, sus mejillas se han tornado rosas, se detuvo por algo más. ¿Qué es lo que queda dentro del maletín?»—. Traje pocas cosas, si necesitas algo más ya sabes dónde llamar a mi Sara. El resto de las cosas que podrías usar o necesitar están en el closet del baño. Yo me retito, voy a darme una ducha, quiero descansar, nos vemos en la cena, eso creo —se esfumó sin mirarme a los ojos, inmediatamente me apresuré en husmear lo que había quedado del maletín púrpura.

—¿Son... son calzoncillos... y son suyos?

«Joder, ahora mismo me ha venido una desvergonzada idea a la cabeza. Seong Hwa, aleja esos pensamientos, deshazte de ellos o te dolerá el cerebro».

—Sshh, mi corazón se siente agitado.

SUNG JAE

Entré a mi habitación con las mejillas ardiendo.

«Espero que no le incomode que le haya dejado mi ropa interior. JaeJae, eres un juguete del destino».

—¿Y esto?

Vi una pequeña nota encima de la cama: «Jae, hoy he decidido pasar la noche en mi casa, así mañana me contarás qué tal estuvo la noche con tu chico. Te he dejado un obsequio dentro del primer grupo de calzoncillos. Diviértete. Suzy».

—¿Un obsequio, no me digas que es...? Suzy, como tú no hay otra. ¿Acaso cargas siempre con uno? ¡Espera un momento! —Corrí hasta mi closet, lo abrí de un golpe junto con la gaveta donde guardo mi ropa interior—. No no no no. Ese grupo era... ¡el que le llevé a él! Oh la madre del amor hermoso. ¿Por qué veo esta nota ahora, por qué?

—¿Mi perla de mar, sucede algo? —escuché la voz de la ahjuma, me giré para verla y estaba parada en la entrada de la puerta de mi cuarto.

—Ahjuma. Disculpa, no te vi llegar.

—Vine a preguntarte si querías que te preparara la tina, esta vez bien calentita para relajar tu cuerpo.

—Sí ahjuma, gracias. Me vendrá bien.

—Había venido antes pero no te vi, supuse que fuiste a llevarle algo de ropa a ese joven. Dejé una nota en tu cama. ¿La viste?

—Sí ahjuma —suspiré, derrotado—, la vi.

—Suzy la dejó conmigo antes de irse; pero preparé la tina de tu padre primero. Luego vine a dejarla y preguntarte si preparaba la tuya también —me explicó—; pero...

—Yo no estaba, ya había salido. Ahjuma, si hubieses llegado unos minutos antes...

—¿Estás alterado por la nota de Suzy verdad? ¿Ahora qué fue lo que hizo?

—Ahjuma, Suzy ya no tiene remedio, me di por vencido con ella —fui hacia mi Sara—. Es increíble que lo que esta mujer logra hacer conmigo: voluntaria o involuntariamente, me pone en cada situaciones a veces, o peor, todo el tiempo, que me dan ganas de... —puse mis manos a la altura de mi pecho y moví mis dedos imaginando el cuello de Suzy ahí, «quisiera estrangularla».

—Sabes que nada de lo que hace es con mala intención.

—Lo sé ahjuma, es por eso que sigue viva y también porque la quiero mucho.

—Y ella a ti. Además, te digo que Suzy cambiará un poco, dejará de hacer tantas travesuras.

—¿Por qué lo dices ahjuma?

—Porque cuando tú encontraste el amor mi perla, ella también lo hizo.

«Sí, otro misterio de la vida, otra obra del destino... ¡pero yo: sigo estando a su merced! ¿Por qué? Todavía no no encuentro la respuesta. Dichosa vida».

Mi ahjuma preparó mi tina y efectivamente el agua calentita relajó mi cuerpo, incluso mi mente se despejó. Luego del baño me acosté y caí rendidito.

Horas más tarde mi Sara me despertaba para cenar, no quise ir, sería muy vergonzoso ver a Seong Hwa. Le pedí que se disculpara en mi nombre, que no me sentía con ganas de salir de mi habitación; pero ahora me pregunto hasta cuándo va a durar que lo evite. Estas cosas nada más me suceden a mí. Ay Suzy.

Después de haber cenado me entretuve mirando los mensajes y llamadas perdidas de Jun Ho, se enteró de lo que pasó hoy y estaba preocupado. Le respondí sus mensajes y le expliqué que estaba bien, además de que se presentase mañana en "DR", necesitaba hablar de algo que con él, o en realidad de muchas cosas.

Cuando terminé de escribir apagué mi celular he hice un poco de planchas y abdominales para seguir matando el tiempo, así me impedía pensar en "él". Luego de hacer mi poco ejercicio me fui a duchar, me lavé la cabeza...

—Listo, ahora me dedicaré a dormir —estaba aún en el baño secándome cuando sentí que alguien entró a mi habitación—. ¡¿Ahjuma?!

—¡Vine a traerte sábanas limpias!

«Ah, perfecto, sábanas limpias para dormir calentito. Genial».

SEONG HWA

—Ahjuma... —había decidido ir a ver a Jae, ha estado evitándome al parecer y creo que se debe a... "eso" que encontré entre su ropa interior. Después que lo vi fue difícil acallar mis pensamientos fuera de lugar—. Yo... yo vine a...

—Hijo no me tienes que explicar nada —me dijo, nos encontrábamos parados frente al cuarto de Jae—, incluso ni te he preguntado qué haces aquí. Mira, vine a traerle estas sábanas limpias y luego iba a dejarte tu traje.

—Bueno, entonces la acompaño de regreso.

—No, hagamos lo siguiente: yo dejo las sábanas limpias y me llevo las sucias, me das la llave del cuarto en el cual estás y de paso dejo tu traje allí; pero con una condición: harás la cama de Jae.

—Vale, me parece bien. Gracias, además por lavar mi traje y plancharlo —la ahjuma me sonrío, luego abrió la puerta del cuarto de Jae, no tenía seguro, entramos.

—¡¿Ahjuma?! —chilló desde el baño, «qué buen oído tiene».

—¡Vine a traerte sábanas limpias! —le dijo y me dio dichas sábanas, recogió las que cubrían la cama de Jae y se retiró después de yo darle la llave de mi habitación, no sin antes decirme algo que terminó de calcinarme el cerebro, lo hizo cenizas—: Bueno hijo, los dejo solos. Y que sepas que no te devolveré esta llave hasta mañanas por la mañana.

«¿A casó piensa, que él y yo... que nosotros... que...? Tengo la mente diáfana ahora mismo, me he quedado en blanco. ¡Reacciona Seong Hwa, reacciona!».

Cuando vine en sí, rápidamente le hice la cama de Jae y después dejé caer mi espalda en la pared, a unos centímetros de la puerta de su baño. Al instante él salió, «casi no lo logro».

—Qué raro, las sábanas son limpias pero está todo mal hecho, mnn, mi Sara hoy no se sentiría bien —dijo deteniendo sus pasos en el borde de la cama y, giró su cabeza unos milímetros en mi dirección, «al parecer ya notó mi presencia». Llevaba nuevamente una toalla en la cabeza, nada más eso.

«Otra vez está desnudo, otra vez está desnudo, otra vez está desnudo... ¡Para ya Seong Hwa, que se te ha rayado el casete! ¿Acaso siempre sale del baño así? Bueno, está en su casa, es su derecho. ¡Pero es que yo estoy aquí!, otra vez embobado mirando su escultural cuerpo... Deseo tocarlo, deseo aventurarme en él como un barco en el océano...».

Quitó la toalla de su cabeza y cubro con ella su cintura, luego se giró lentamente, al verme su cuerpo se tambaleó un poco.

SUNG JAE

«Ahjuma, tú también? Es la segunda vez que haces esto. Suzy te ha contagiado, yo no tengo suerte, o tal vez sí, estoy muriéndome de la vergüenza pero quiero que esté aquí, como justo ahora».

Vino hacia mí y la piel se me puso de gallina, las rodillas se me flexionaron solas, él me sostuvo rápidamente.

—No vayas a desmayarte Jae, por favor —me suplicó.

—No lo haré —musité cerca de sus labios.

Mi corazón comenzó una carrera contra el tiempo, mi adrenalina se volvió eufórica y mi cabeza dejó de pensar.

«¡Al diablo con todo, se puede acabar el mundo ahora mismo, hoy no me contendré como las otras veces! Basta de huir».

—Jae...

—¿Mn?

Me soltó.

—¿Qué hacía esto en "mi" ropa interior?

Caí sentado en la cama, Seong Hwa me miraba serio, tragué en seco, en su mano derecha sostenía ese... dichoso preservativo. Sentía que mi cara se quemaba.

—Yo... Suzy... y entonces ella... no es así... espero que...

—¡Jae Jae Jae, para! No entiendo nada de lo que dices. Olvídate de mi pregunta ¿sí? Y responde entonces a mi siguiente petición. —Lo miré en cámara lenta, él tiró el preservativo a los cuatro vientos y con el rostro carmesí pronunció cuatro palabras que me despojaron de las pocas fuerzas que me quedaban—. Enséñame a estar contigo.

«Siempre quise saber cómo sería viajar a la luna en una nave espacial, se siente muy extraño; pues acabo de viajar allí incluso sin nave, en un parpadeo. ¿Gravedad, eso existe? Mi cuerpo se siente volátil, mi corazón se volvió caramelo derretido y mi cerebro: un pequeño maní envuelto en chispas de chocolate blanco».

—No —le respondí levantándome, dejé caer mi toalla al suelo, tomé sus manos y lo empujé suavemente sobre la cama, yo le seguí—. No te enseñaré a estar conmigo. Te voy a enseñar a amarme... a desearme... a querer todos los días una pequeña gota de mí; pero una pequeña gota que es más grande que el universo. Te enseñaré a quererme... seré tuyo, serás mío.

SEONG HWA

Me sentí vulnerable... y aún más indefenso cuando él dejó mi cuerpo: en completa desnudez.

No hacía más que mirarle, me tensé; pero mi rigidez se fue al traste cuando un deslizar de sus dedos recorrieron mi cintura hasta terminar en mi pecho, provocando que mi cuerpo se erizase.

—Te haré el amor... le haré el amor a cada parte de tu ser: le haré el amor a tus labios, con mis labios; a tu mirada, con la mía; a tus manos, con mis manos; a tu cuerpo con mi cuerpo. A tu corazón: con mi corazón.

Entrelazó nuestras manos a un ritmo denso, besó mi frente, mis mejillas y se detuvo en mis labios, que hicieron contacto con los suyos y comenzó a besarme en una suave cadencia, llenándome por completo; el sabor de sus labios comenzó a hipnotizarme, su aroma a cautivar mis sentidos y el calor de su cuerpo, bueno, a quemar el mío, haciendo que deseara quemarme en ese fuego todos los días.

Luego de unos segundos que me parecieron eternos sus labios se separaron, sus manos también; pero solo para aventurarse en el resto de mí... Dio pequeños besos húmedos en mi cuello mientras su mano apretaba mi cintura y muy desvergonzadamente se dirigía a mi pelvis, donde se quedó quieta para que sus dedos hicieran un conteo del uno al cuatro varias veces...

Volví a tensarme, mis músculos se contrajeron, esa mano pedía que permiso para continuar la aventura.

«Es que esto es nuevo para mí, ahora mismo no sé si está mal aunque se sienta tan bien. No voy a negar que quiero acostumbrarme a estas sensaciones que de cierta forma me están gustando, quiero acostumbrarme a él».

En esos pensamientos me sumergía cuando de repente sentí sus labios nuevamente sobre los míos: hambrientos, devorándome...

«Jae, creo que acabas de alterar: mi corazón».

(ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧ ✧゚・: *ヽ(◕ヮ◕ヽ)

🎶Perfume, pecado original
Pasión que te consume
Aroma natural 🎶

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