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Diciassette ❀ Hell

SUNG JAE

El golpe en la puerta fue tan fuerte que mi corazón brincó. Me dio la vuelta y me pegó a ella agarrándome por el saco que llevaba puesto.

«No por favor, no digas nada».

—¿Qué haces conmigo, es hechicería? —me preguntó molesto—. Dime. ¡Habla! Respóndeme Kim Sung Jae. ¿Te tragaste la lengua? Quiero que te quede algo bien claro: a mí - no - me - gustan - los - hombres.

«Lost». Ya imaginaba que perdería esta guerra entre "Suzy" y "chico perla". Era obvio. Me soltó como mismo dejas caer una copa de cristal al suelo: "Just, break you".

—Ahora fuera de aquí antes de que se me olvide que eres el hijo del presidente Kim.

«No... las palabras que más temía escuchar. Definitivamente he perdido. ¿Pero, debería rendirme tan pronto. Debería hacer un intento más?».

—Me gustas.

Susurré en su espalda cuando se giró para no verme, susurré abrazándole. «¿Será suficiente?». Safó de mí, no pude evitar clavar mi mirada en el suelo de su despacho. Se giró nuevamente.

—¿Acaso no escuchaste lo que dije? Después de hacerte el mudo ahora te haces el sordo. Ya está doliéndome la cabeza, tu presencia está molestándome —me abrió la puerta.

«No me expulses te lo suplico, porque si lo haces...».

—Por favor vete, por favor.

«... si lo haces, me perderé. ¡Maldita vida! ¡Maldito mundo! ¡ Maldito yo!».

Sentí la puerta cerrarse bruscamente en mi espalda, no pude pronunciar siquiera una sílaba mientras salía, mientras me alejaba de él.

Tomé en silencio el elevador hasta el primer piso, debía aguantar para no llorar aquí.

—¡Sung Jae!

«¿Quién es? ¿Quién me llama. Me conoce?».

—Kim Sung Jae, hola. Soy Jun Ho, no sé si me recuerdas, soy...

—Hola... —dije con la voz quebrada.

Fue un saludo deprimente para alguien que ni siquiera reconocía. Pero en fin, es que ni siquiera le había mirado el rostro, y la verdad no tenía intenciones de hacerlo. Era mejor que siguiera mi camino, esperando que en algún momento llegase a su final; pero ni siquiera eso soy capaz de lograr, porque me sentí cayendo, que el suelo se me acercaba... Alguien me sostuvo antes del impacto.

—¿Estás bien?

—Quiero desaparecer.

—¿Desaparecer? ¿Entonces, puedo llevarte conmigo?

«¿Quién eres? ¿Eres la parca que ya había venido a buscarme?». Asentí. «Está bien, llévame contigo». Me condujo hasta su auto... «¡Oh, "la muerte" se ha adaptado a este siglo, genial!, aunque su auto es de la vieja escuela, igual que los de mi colección; pero este modelo...».

—¿Eso es lo que creo que es? Es hermoso.

—Así es, es un Chrysler, su modelo es del 59, lo he conservado bien desde que me lo obsequiaron —dijo orgullosamente—. Me gustan los autos a la antigua.

—A mí también, tengo una colección, ojalá y pudiera agregarlo a ella.

—Bueno, solo si me agregas junto con él; pero a mí en tu vida, no en un museo de autos. Sube, quiero llevarte a un lugar especial, en él realmente: vas a perderte.

«Qué muerte más tentadora. Perfect».

Subí a su auto y me condujo al infierno...

Fue un camino largo, lleno de breves preguntas y respuestas, de verdades hirientes, de lágrimas reprimidas.

—Hemos llegado, déjame que te abra la puerta.

«Hell. Finally. But, this is the more beautiful hell that I have seen. Really is the hell?».

—¿Qué es este lugar? Es la primera vez que lo veo.

—Es donde desaparecerás, se llama "Maze of Flowers" y es todo para ti.

«¿Todo para mí. El infierno es todo para mí?».

—Ven, primero entremos a mi casa, te prepararé té, creo que lo necesitas.

Justo al lado de la gran entrada de este que llamaré mi "Jardín Tenebroso", había una hermosa construcción casera, entramos en ella y nos recibió una señora vestida de podadora.

—¿Abuela, qué haces vestida así? —preguntó el chico a mi lado. Ahí caí en la cuenta de que este lugar no era el infierno, que estaba lejos de casa y con personas desconocidas, aunque...

—¿Y este joven, es tu nuevo novio? —preguntó la señora observándome de pies a cabeza.

—¡Abuela! No, no es mi novio, es solo un amigo.

—Pues tienes un amigo muy guapo. ¿Seguro que no es tu novio?

—Abuela por favor. Jae, discúlpame —me dijo, apenado—, no hagas caso a lo que dice mi abuela. Por favor siéntate, regreso en un momento —condujo a su abuela fuera de la sala, comencé a observarlo todo...

«Realmente no es el infierno pero si aquí voy a desaparecer, entonces lo es para mí».

Tomé un retrato y en él vi a ese joven junto a su abuela frente a "Coffee and Vanilla", el Café donde... «¡Oh, ahora lo recuerdo!». Estuve tan ensimismado en mis propias cavilaciones que no me daba cuenta de la realidad que me rodeaba. Desde que salí de "DR" entré en un estado de astenia total con un solo deseo: desaparecer.

—¿Ya me recuerdas? —preguntaba el chico que desde otro punto de vista, me había raptado, aunque yo se lo permití. Todavía no estoy arrepentido, además conozco a mi secuestrador, de cierta forma.

—Perdona que no lo haya hecho antes, yo: no era yo.

—Lo sé, si no, no estuvieras aquí. ¿Quieres acompañarme a la cocina?

Asentí y lo seguí sin nada más importante que hacer, al llegar haló una de las sillas de la mesa e invitó a sentarme, lo cual hice.

—¿Jun Ho, verdad? —pregunté para reafirmar su nombre.

—Así es, ese soy yo. Y sé que debes tener más preguntas que hacerme, solo espera a que haga tu té y aclararé todas tus dudas.

Nuevamente asentí...

«¿Por qué me siento tan tranquilo en este lugar? ¿Si realmente dejaré de existir aquí, por qué esta paz se siente tan abrumadora? ¿Debo de hacer algo antes de partir. Hay algo que tengo que hacer. Qué será?».

Nuevamente me perdía entre entre mis pensamientos, otra vez estaba en la cumbre de preguntas sin respuestas. «Qué destino más cruel el mío, qué vida más miserable tengo. ¿Por qué debo recorrer este sendero; este sendero podrido?».

—¿Jae, por qué no enfrentas a la vida?

—¿Eh?

Su pregunta fue inesperada; pero barrió con todos mis pensamientos.

«¿Enfrentar la vida?».

—Soy consciente de que odias tu vida, de que deseas la muerte, de que aborreces tu destino —me dijo, mientras lo veía poner agua a hervir en una tetera, sobre una hornilla eléctrica—. Aún así, por qué no le das la vuelta al juego, por qué no tomas tú las riendas de tu "maldita vida". El mundo ya te ha lastimado suficiente, cambió tu amor por odio, tu alegría por tristeza, tu sonrisa por lágrimas; así que basta.

»Opino que sufrir es una pérdida de tiempo —me miró unos segundos y volvió a lo que hacía: fregar algunas taza—, por eso dile "basta" a las cosas que odias, a los que no te quieren, a ese destino que te controla, a este mundo cruel, grita BASTA. Todavía tienes un largo camino que recorrer, todavía no has descubierto realmente la vida, no la has llegado a amar, no la has disfrutado, no la has vivido minuto a minuto y de eso se trata la vida —mientras hablaba solo me pasó por la cabeza de que él era una persona experimentada, a pesar de que se notaba que era más o menos de mi edad, tal vez algo mayor—. Vive cada instante, enorgullécete de ello, perdónate, acéptate, reconócete y lo más importante: ámate —bajó la tetera de la hornilla—. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo hasta el fin de los días, así que deja de preocuparte tanto por algo tan simple y comienza a darle vueltas a las manecillas de tu reloj interior.

»Yo pasé por algo similar —conituó, mientras lo vi echar agua caliente en una de las tazas que fregó—, aunque menos drástico; pero siempre me decía a mí mismo para no darme por vencido y seguir adelante: "Jun Ho, deja que el mundo te cambie y tú podrás cambiar el mundo" —lo vi abrir un paquetico que decía "té de manzanilla con sabor a miel" —. Jae, es momento de que tú: cambies el mundo, enfréntalo, lucha y, gana.

No supe qué responder ante tales palabras; pero una cosa sí me quedó bien clara: es momento de que yo controle mi destino, es momento de dirigir mi propia vida. Voy a desafiarte, mundo.

—Aquí tienes, espero te guste —colocó ante mí una taza con té, tenía buen olor y buen color, cogí una cucharada de azúcar del pequeño azucarero de porcelana blanca que se encontraba en la mesa y comencé a esparcirla lentamente sobre mí té, sin pronunciar una palabra.

—¿Jae, estás bien? ¿Acaso lo que he dicho, te ha hecho sentir peor?

Terminé de endulzar mi té y me decidí a hablar.

—No, al contrario, me ha dado las fuerzas que necesitaba, el coraje que me faltaba para luchar. Te lo agradezco, gracias a tus palabras ya no tengo deseos de desaparecer.

—No sabes la alegría que me da escucharte decir eso. Desde el día en que te conocí siempre quise darte ánimos, decirte esas palabras y...

—¿Y? —pregunté curioso para darle un sorbo a mi té...— ¡Qué bueno!

—Y —se sentó en frente de mí y entrelazó sus dedos—, decirte que, estoy enamorado de ti desde aquél día. Hace más de tres años que no dejo de pensar en ti, que deseo tenerte a mi lado; pero nunca tuve el valor suficiente para decírtelo...

—¿Por qué ahora —le interrumpí—, por qué me lo dices ahora?

—Tal vez porque al verte con ese chico yo... creo que sentí que te perdía. Sé que llego tarde, bien tarde. Te pido disculpas por mi cobardía...

—Juno —corté sus palabras nuevamente y le llamé de forma "cursi". «¿Estará bien decirle esto?»—. Juno... tal vez, no sea demasiado tarde.

JUN HO

(...) Hola Jae, soy Juno (...) Buenos días, sé que anoche me pediste que te esperara en "DR" pero no pude, imaginé que la prensa estaría en la puerta de tu casa (...) Así es, como lo escuchas, están aquí (...). —Colgué la llamada—. Te espero y no saldré de aquí sin ti, no lo haré.

Creo que siempre supe que era tarde para mí, que no tendría oportunidad; éramos de mundos tan diferentes, lo sentía tan inalcanzable, sabía que perdería. No obstante, no pienso rendirme. I lost the battle, esto ahora es la guerra...

—Hola —escuché su hermosa voz después de esperar unos minutos.

—Hola Jae —saludé.

—Wow, hoy vistes de traje, te ves muy guapo.

—Gracias, tú vistes demasiado casual. Mejor así, nadie podrá reconocerte. ¿Nos vamos?

—Por supuesto.

Subimos al auto y dejamos su gran casa atrás inundada de buitres.

—¿Tu familia estará bien? —pregunté.

—Sí, no te preocupes, mi padre sabe manejar muy bien a la prensa.

—Bien. ¿Te llevo a "DR"?

—No, primero iré a otro lugar, quiero hacer algunas cosas que tengo en mente.

—Ah, ok, iré a donde me digas.

—Juno...

—No quiero oírlo y menos si estoy manejando —mis manos apretaron el volante—. No quiero que te disculpes conmigo, no lo sientas; es tu vida y ya puedes hacer lo que quieras. Lo único que me molesta de todo esto es él, que te deprimas por él, que te enfermes por él. No me gusta que te haga sufrir.

—Él no me hizo sufrir Juno, fui yo, lo que sucedió entre nosotros es mi culpa y lo sabes.

«Lo sé; pero quiero culparlo a él, quiero que ese sea mi motivo para luchar por ti, para enfrentarlo. Seong Hwa, eres mi oponente, uno fuerte; pero yo, me convertiré en tu eterno rival. ¿Estás preparado?».

Conduje todo el camino por donde Jae me indicaba, hasta que finalmente me mandó a detener, el tráfico estaba horrible pero él conocía muy buenos atajos.

—¿Jae por qué hemos venido a este lugar tan apartado y sobre todo, por qué estamos parados frente a esta 'hairdressing' tan peculiar? —pregunté confuso, qué vamos a hacer aquí.

—Aquí me haré un corte de cabello Juno.

—¿Qué? ¿Por qué? Jae, tu cabello...

—Juno —me interrumpió—, perdona pero, no me sacarás la idea de la cabeza, quise aprovechar y venir contigo en vez de con mi amiga Suzy, si le hubiera dicho lo que ahora pienso hacer: me amarraría con cadenas a una silla eléctrica y me encerraría en la caja fuerte del banco, adora mi cabello tal y como está.

—Yo también Jae, creo que ayudaría a tu amiga en su cometido.

—¿Juno, acaso ya no soy libre de elegir mi propio camino? Esto es lo que quiero.

—Sí pero... Es cierto —suspiré, derrotado—, tienes razón, eres libre de hacer lo que quieras, te apoyo Jae, no voy a retractarme ahora.

—Gracias, ahora entremos.

SEONG HWA

«¿Jae dónde estarás? ¿Quién es Jun Ho? ¿Me escondes algo? Me siento perdido, asustado, dejado en el olvido como un triste juguete cuando te aburres de jugar con él».

—¡¿Diablos, y por qué hoy el tráfico está de una puta mierda?!

«¿Por qué destino ahora juegas conmigo? ¿Acaso será inevitable que Jae se encuentre con el hombre de traje negro? ¿Acaso, es ese tal Jun Ho ese hombre? No, por favor que no lo sea, ese último pensamiento no puede ser cierto, por favor».

—¡Muévanse! —toqué la bocina más de veinte veces; pero sabía que era inútil, estaba estancado y lo estaría por unas horas.

«¡Qué fastidio!».

SUZY

—Me gusta tu depa, es sencillo, acogedor —comenté oteándolo todo, al igual que ayer.

—Gracias. Oye, lo que pasó anoche...

—Lo sé —no lo dejé terminar, sabía lo que iba a decir—, fue demasiado rápido, acabamos de conocernos y, yo no soy de las chicas que diga esto pero, ¿podríamos vernos otra vez?

—Bueno, creo que ahora nos veremos muy a menudo —comentó evadiendo mi pregunta.

—No me refiero a eso.

—Lo sé, es solo que yo, no soy muy bueno en las relaciones, soy un chico libre, así como tú, independiente. Y, no sé si esto funcione Suzy.

—¿San, lo intentamos? Si no lo hacemos no sabremos si funcionará o no.

—Yo... bueno, te confieso que sí quiero intentarlo —me sentí aliviada al escucharlo decir eso—. Desde que te conocí Suzy, y para ser más preciso: eso fue ayer, me gustaste; me gustó tu cabello, tus hermosos ojos, tu sonrisa, tu encanto natural.

—Gracias San pero... ¡creo que continuaremos esta conversación luego! —grité mientras corría hasta la puerta de salida.

—¿Por qué, qué pasa?

—¡Es Jae, tengo un mal presentimiento San, uno muy malo!

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Hello, aquí está el nuevo capítulo de SDOAP. Deja tu voto y comenta (si no es mucho pedir claro♡). Bye, los quiero y esperemos para ver en qué nuevos problemas se meterá nuestro querido Jae. Je je !(•̀ᴗ•́)و ̑̑

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