Capítulo- 33
—No es que no sepa divertirme o entablar una conversación normal—digo por enésima vez, tratando de que August deje de darle vueltas al tema de que soy aburrida y todo su discurso mal estructurado—es que con ustedes es imposible hacerlo, son como niños encerrados en el cuerpo de dos jóvenes. No entienden, no oyen y hacen lo que quieran hacer. Tú por ejemplo eres un bajo tolerante al alcohol y pierdes el control con tan sólo tomar dos sorbos de cualquier bebida. Y luego está Asher—el último mencionado me odserva con una cara de expectativas increíbles. Su cara reposando sobre las palmas de sus manos—bueno Asher es Asher—suelto sin emoción.
Ambos dejan escapar sonoros suspiros de decepción.
Nuestra relación había aumentado considerablemente. Al final, sí terminé aceptándolos como mis amigos, después de todo lucharon bastante para conseguirlo y conforme avanza el tiempo voy descubriendo lo encantadores que ambos son, a su manera claro está. No más negaciones o grandes insultos de mi parte, eso no quiere decir que haya dejado de insultarlos y golpearlos de vez en cuando, pero había disminuido bastante la constancia con ello.
—Nos acaba de insultar ¿cierto?—August me señala con su dedo mientras dirije su pregunta a Asher.
Ellos a su manera se llevan bien, sin embargo he notado cierta tensión en ellos de vez en cuando, que no consigo pasar desapercibida. Son unos primos realmente extraños.
—Sí, lo ha hecho.
Asher movió su cabeza de un lado a otro negando, como si quisiera decir que mi acción no era aprobada por él, es decir que no era buena.
—Al menos sus insultos han evolucionado a gran manera, así que no me quejo, antes era mucho más cruel. Ahora es toda una ternurita—dejó de apuntarme con su dedo, procediendo a hacer movimientos raros, que a lo mejor en su opinión eran considerados tiernos.
—No soy ninguna ternurita, ¿olvidas los golpes que te propino por idiota?
—No, ¿cómo podría hacerlo? En un principio me parecía que tus golpes eran suaves, pero ahora no—hace un gesto de desagrado.
—Sí, tuve alguien que me enseñó perfectamente como golpear—la imagen de Adrien se posó en mi mente con un poco de melancolía, lo extraño. Sus visitas nocturnas, haciendo que no duerma hasta que a él le diese sueño, ahora podríamos pasar la noche en vela porque también padezco de insomnio. Sus extrañas, pero por alguna razón razonables ocurrencias. Incluso sus "Mocosa" me hacen falta. Escuchar su estruendosa voz, sus risas por lo torpe que puedo llegar hacer, su tono molesto cuando hago algo que no le agrada, su sobreprotección. Sus ojos marrones que tanto me recuerdan a mamá, todo en él lo extraño—pero admitanlo aún así me aman—alegue con arrogancia, esperando por sus negaciones.
Pero nunca llegaron.
—¡Claro te amamos!—August se levanta de su asiento apoyando sus manos sobre la metálica mesa, llamando la atención de los demás en el aula.
Sentí vergüenza al sentir toda la atención sobre nosotros. Mi mente se nubló y mis labios se negaron a emitir palabras. Su respuesta no era lo que espera para nada, las personas constantemente se niegan a mostrar de manera abierta sus sentimientos y tratan de mostrar lo menos posible su afecto por eso esperaba de su parte la negación que es a lo que sucumben la mayoría de las personas normales.
Debí saber que ellos no son personas normales y que sus reacciones son inesperadas.
—Por supuesto que te amamos Gorila—apoyó Asher más calmado y serio.
Eso sólo hizo que mi corazón empezara a avanzar como loco. Desde que estuve en su casa la semana pasada cosas extrañas empiezan a sucederme. Sus palabras cursiles que antes no causaban nada en mi, empezaron a tomar importancia. Su cercanía consigue ponerme un tanto nerviosa y varias veces me he descubierto a mi misma sonriendo como loca desquiciada mientras odservo su espalda. Además de que a cada rato mis pensamientos son ocupado por él, Asher Miller.
Aclaré mi garganta encontrando las palabras y que mi voz no sonara corta.
—Eso no me importa.
—El sonrojo en tu cara dice lo contrario—dijo Asher.
Ignoré sus palabras y centré mi vista en otro lugar que no fuese él.
—Sabemos que igual nos amas gorila, sólo que eres una, ¿cómo se dice? Esto... el término que utiliza mucho Aila con nosotros—Augus mira a Asher en busca de una respuesta pero no consigue nada y suspira—en fin, lo que trato de decir es que eres una persona que a pesar de querer a alguien tratas de ocultarlo a través de insultos y golpes, esa es tu forma única de demostrar cariño.
—Que cariño ni que nada, ustedes son insoportables y punto—respondo de manera automática haciendo un fuerte sonido contra la mesa al estampar mis manos contra la misma. Los demás a nuestro alrededor se giraron a verme con sorpresa por segunda vez, malditos chismosos—¿¡Qué me ven!?
Todos alarmados por mi grito vuelven a lo que estaban haciendo.
—Tienes la habilidad de intimidar y es que habilidad nata.
—Cállate Asher.
—Ya ya, tranquila, todavía no es tiempo de mi muerte—dice con burla.
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La tarde llegó antes de lo esperado y con ello las clases terminaron.
Todo está vacío debido a que los estudiantes, como está establecido, se retiraron a sus casas. El sol empieza a ocultarse por el oeste dejando que las calles cada vez más queden más a oscuras y sean bañadas por la luz artificial de las lámparas, los árboles se mueven al compás con el viendo, haciendo un va y ven de sus verdes ojas y colorientes flores.
—Es hora de irnos, tengo turno esta noche. Quiero estar temprano para salir temprano, así pasar a saludar a los abuelos—la cálida resonancia de la voz de Asher logra sacarme de mi pequeño trance, sin embargo mantengo mi vista a través de el ventanal de cristal odservando las afueras, y no emito ningún movimiento—¿Mikaela?—vuelve hablar.
—Ya voy, ya voy. No eres mi papá, cual es la prisa—murmuro empezando a moverme y instante me siento idiota por ello, sólo está apurado por su trabajo—has como que no has escuchado eso—me apresuro a decir.
No entiendo lo que me está pasando últimamente, tal vez si sé pero, me niego a aceptarlo.
—Eres tan adorable.
—Muérete.
Asher empezó a acercarse a paso lento, atravesando el lugar hasta llegar a mí quedando a varios centímetros de distancia. Me quedo odservando sus movimiento en busca de respuestas a su reciente acercamiento sin encontrar alguna.
Es entonces cuando sus manos se acercan y se envuelven en mi cintura con delicadeza. Las llemas de sus dedos se sienten cálidas ante el contacto indirecto con mi piel, encima de mi ropa. El calor corporal que desprende su cuerpo es inmenso, haciendo que el ambiente sea más cálido. Tal vez la temperatura aumentó, sintiendo mis mejillas arder en la oscuridad, por suerte. Mis nervios no tardaron en hacerca presente ante la extraña sensación.
—¿Q-qué estás haciendo?—mi voz salió débil, pero al final logré sostenerla. Lo menos que quería en estos momentos era dar a anotar mis crecientes nervios.
De pronto su agarre se vuelve más fuerte y de un arrebato me levanta. Mis pies dejan de tocar el suelo quedando en el aire, hasta que me posiciona en la mesa que quedaba detrás de mí. Su agarre se libera de mi cintura y procede a agacharse en cuclillas.
—Tienes las agujetas desatadas—aclara él aún agachado y procede a atarlos con detenimiento.
Sus dedos se envuelven en la tela de los tirantes, le da una vuelta a cada una en sus dedos formando en cada uno la mitad de un lazo deforme, al odtener la forma que quería los une y pasa uno por debajo del otro mostrando delicadeza, y una tierna sonrisa empieza a extenderse por sus labios dando a entender que lo está disfrutando... al igual que yo.
¿lo estaba disfrutando?
Todo se sentía muy fuera de lugar y nuevo, pero a la vez magnífico, era un sentimiento indescriptible, sin embargo se siente bien. Como cuando pruebas algo nuevo, el paladar en tu boca, saborearlo con detenimiento y disfrutarlo, sin embargo al ser un nuevo sabor es extraño y aunque no sepas lo que es disfrutas al degustarlo.
Eso era presisamente lo que siento en estos momentos.
Los cabellos negros de Asher se cuelan juguetonamente hacia su cara, haciendole lucir más atractivo, las venas de sus manos empiezan a notarse al estar atando las trenzas de mis zapatos, y en silencio ante los pequeños trazos de luz que se cuelan por el ventanal hasta iluminar su rostro, detallando cada uno de sus rasgos faciales, me permito cotemplar la vista en cámara lenta y guardarlo en mis recuerdos.
—Gracias.
Él se levanta y tengo que alzar la mirada más de lo normal al estar aún sentada sobre la mesa.
—No tienes que agradecer pero...—sus manos son estampadas contra la mesa a ambos lados de mis caderas, sin embargo manteniendo una distancia prudente de ellas—quisiera algo a cambio—susurra a mi oído con una voz que se escuchaba jodidamente sexi. El aire caliente saliente de sus labios hicieron mi piel erizar y siento como todo mi cuerpo es entumecido.
¿Qué mierdas estoy pensando? ¡es Asher! ¡por Dios sólo es Asher, muévete, has algo pero no te quedes inmóvil ahora!
Mi cuerpo se negaba a responder.
—¡Quiero probar tu comida!—exclama con alegría.
— ¿eh?
inconscientemente dejé escapar de mi boca.
—Quisiera probar algo hecho por ti, lo que quieras, siempre y cuando sea comestible.
—Mierda—murmuro apretando mis dientes.
No puedo creer que haya tenido pensamientos extraños cuando lo único que él quería era esto.
—Ahora que tus zapatos están bien atados, sólo hay que buscar a August e irnos.
A pesar de estar escuchando lo que dice, mis pensamientos no me permiten tomar en cuenta sus palabras, no estaba prestando atención. Sólo me estaba martillando con el recuerdo de lo queda acaba de pasar, y a la vez con mi pasado. Había jurado no volver a tener expectativas de este modo, y sobre todo sentir cosas como estas por alguien. Pero aquí estoy como una estúpida volviendo a lo que antes era. Pero no, no permitiré que las cosas pasen de esto, el sólo pensamiento de volver a vivir lo mismo, la historia repetirse y caer nuevamente en aquel poso de melancolía y oscuridad... me aterra.
Asher se remueve para erguirse, pero al parecer sus manos se enredaron con algo que no tengo idea de que fue. Y no sé ni como demonios sucedió, pero ya estábamos tirados en el piso, todos sucedió tan rápido que apenas me di cuenta que sucedió cuando ya estaba encima de él.
El impacto no fue tan fuerte por lo menos para mí, ya que Asher había amortiguado mi caída.
—No logro comprender cómo rayos sucede, pero siempre terminamos en el suelo sin ninguna razón lógica de ello.
—Ya lo creo, somos tan torpes.
—No, tú eres el torpe que siempre consigue que nos caigamos. Es como si el suelo tuviera un imán que te atrayera a el—respondí negando.
Intenté levantarme despacio, procurando tener cuidado de donde colocaba mis manos. No valla y que termine tocando algo que no deba de tocar. Sería de lo peor.
Es entonces cuando nuestras miradas se cruzan y ninguno de los dos se mueve, Asher se incorpora un poco y yo aún permanezco encima de él. Aún de esta manera la diferencia de tamaño es más que notable entre los dos y el hecho de que tenga que alzar mi cabeza para verlo lo deja en claro. De manera inconsciente mi mirada viaja hasta sus labios, los cuales él humedece al lamerlos con su legua, al volver a mirarlo noto que él de igual manera tiene sus ojos puestos en los míos.
—¿¡Qué están haciendo ustedes dos!?
De forma repentina un señor que parecía de mediana edad apareció frente a nosotros. Anteojos cubren sus ojos dándole un aspecto intelectual, viste un traje negro y debajo porta una camisa blanca, una corbata roja con puntos negros destaca sobre su pecho.
Otra situación incómoda que fácilmente podría malinterpretarce. La posición en la que estamos es aún más comprometedora que la de la vez en que la abuela nos encontró en mi habitación.
Me levanto de inmediato y Asher hace lo mismo.
—¿Asher?—pregunta el sujeto con notoria sorpresa.
El mencionado permanece en su lugar y luego de varios segundos que parecieron eternos, el mencionado responde alzando su mano con diversión.
—¡Hey pelón!
Ahora con qué locura saldrá este, ya ni me sorprendo...
Gracias por leer.
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