Capítulo- 23
Maratón de "SIAMQ" 2/5
El frío me golpea apenas entro a la tienda de comida que ahora se que su nombre es "Blues". He venido aquí dos veces contadas. La primera fue casualidad y la segunda por que sentí culpabilidad al duplicar el trabajo de Asher con mis empapadas prendas de vestir. El día había transcurrido como se ha vuelto costumbre. Es cierto que preferiría que se perdieran de mi vida y me dejaran sola, pero debo admitir que estoy empezando a acostumbrarme a su compañía, lo que me causa cierto miedo. Me juré a mí misma que no volvería a confiar tan abiertamente en ninguna persona ni adaptarme a ninguna clase de compañía, pero con ellos me es imposible no hacerlo. Y por más que intente alejarlos sus personalidades son tan complejas y difíciles de decifrar haciéndolo más complicado.
Al finalizar las clases mientras recogía mis pertenencias un adormecido August se introdujo al aula recordando que hoy Asher tenía turno en el establecimiento Blues por lo que August dijo que lo acompañaría. Su información no causó ninguna impresión en mí así que como si nada caminé para irme a mi casa, pero el brazo de Asher me lo impidió. Le miré extraño por su reciente acción.
—¿A dónde vas?—preguntó curioso.
—A mi casa idiota ¿dónde más?—respondí con odviedad apartando su brazo de un manotazo.
Asher miró a Augus quien se encontraba recostado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y sus piernas extendidas.
—Augus—le llamó Asher con tono demandante. El susodicho pareció captar su demanda, ya que asintió con un leve movimiento de su cabeza para a continuación empezar a hacercarse son una expresión seria. Su lado adormecido pareció desaparecer.
Asher me tomó por los brazos, mientras August sujetó mis pies elevándome del piso.
—¿¡Qué demonios hacen!?—exclamé alarmada removiéndome incómoda.
—Irás con nosotros a trabajar—añadió Augus despreocupado, mientras empezaron a moverse conmigo a costas.
—¿Qué? ¡No! ¡maldición bajenme!—ordené.
Y así fue como terminé en Blues en contra de mi voluntad.
—Esto debe ser considerado como un delito, me han traído en contra de mi voluntad—murmuré para mí misma mientras recostaba mi cabeza contra la mesa de metal en la cual ahora nos encontramos ocupandola Augus y yo.
Asher se había retirado a cambiarse de ropa dirigiéndose al cubículo o almacén, aún no lo sé con exactitud.
—Es que eres demaciado reservada, hasta ahora lo único que sacamos de ti son insultos, aunque ya es algo. Pero estoy seguro de que si no hubiésemos tomado medidas como estas no habrías venido, admitelo.
Está en lo correcto e incluso tomando medidas drásticas intenté resistirme. Pero es imposible por más que haya entrenado, ejercitado y aprendido a defender con Adrien, mi cuerpo y fuerza no son comparables con el de dos chicos que me duplican en tamaño. Sin duda conseguiría liberarme si sólo se tratara de uno, pero ¿dos? Eso es demaciado.
—Ya me lo habías dicho cuando estabas todo borracho—dije chocante, levantando mi cabeza hasta mirarlo y cruzando mis brazos. Sus ojos se entreceraron en mi diriccion y mordió su mejilla derecha internamente. Un leve color carmesí cubrió sus mejillas—¿estás sonrojado?—pregunté de manera neutra.
—¡Callate!—dijo él girandoce y dándome la espalda para que no lo vea—no es mi culpa poseer tan baja tolerancia con el alcohol.
—¿ah, no?—me incliné hacia delante para que mi voz se escuchase más cerca—¿y de quién es? ¿del alcohol?—añadí con sarcasmo.
Él voltea hasta verme con una mirada serena mientras rasca su brazo con reciente comezón.
—Te diría no molestes, pero no soy tú—confiesa él desafiante.
—Bueno basta. No quiero discutir con niñatos.
—¡No soy un niñato, tengo diesinueve años!—exclama aparentemente molesto—además tengo pelos en el pecho...y algo más—el levanta su camiseta hasta delante e introduce su cabeza para ver dentro.
De forma inmediata toso al ahogarme con mi propia saliva. ¿cómo se le ocurre salir con eso? Es decir claro que es algo normal en jóvenes, pero no por eso tenía que decirlo. Es claro que hay cosas que se pueden decir en voz alta y otras que no y en mi opinión ésto es algo que no se debe decir.
Siento mi cara calentarse por la falta de aire ocasionado por el ataque de tos.
—¡Maldito pervertido!—volvió la tos—¡nadie te pregunto eso!
Las palabras salieron confusas por motivo de que la tos no parecía querer cesar.
—Sólo lo dije para que sepas que no soy un niñato—dijo él encojiéndoce de hombros con una sonrisa burlona tiñendo su rostro—además sólo estaba hablando de las axilas ¿por qué me llamas pervertido?
Sus cejas bajaban y subían como si fuese una clase de juego.
¿Qué rayos le pasaba por la cabeza? Pareciera que tiene gusanos en su cabeza en lugar de cerebro. Todas sus ucurrencias son descabelladas, sin sentido y abrumantes.
—¿De qué están hablando?—Se acerca Asher ahora vistiendo unos jeans y un camiseta verde con las siglas "Blues" escrita en ellas, por lo que asumí es el uniforme del trabajo. Tomando asiento en el espacio vacío a mi lado.
—Pues aquí le estoy explicando a Mikaela las razones de por qué no soy un niñato como dice ella.
—No, en realidad sí pareces un niñato larva.
Asher cruzó sus brazos y dejó que su rostro tomara un gesto de seriedad, haciendo de sus palabras más creíbles y no creer que se trate de alguna de sus tantos comentarios desvergonzados.
—No es cierto—responde con desconfianza arrugando sus nariz al igual que un niño al decirle que coma algo que no le guste—como le explicaba a ella, no soy un niñato porque tengo pelos en el pecho y...
Lo corté, endureciendo mi mirada.
—atrévete a decirlo y sacaré los ojos de tus cuencas sin misericordia, los colocaré en palotes como adornos y tocaré la batería con ellos. Pero debido a que la batería es ruidosa y no me agrada terminaría arrojándolos en una trituradora para hacer puré de ellos y dárselo de comer a los gusanos—Advertí con rudeza señalándolo de manera acusatoria tiñendo mi voz de un tono oscuro.
Ambos me quedaron viendo con temor y asombro al mismo tiempo.
Incluso a mi me sorprendió el listín de cosas que salieron de mi boca. Ni siquiera sé de dónde provino tanta agresividad en mis palabras. Pero supongo que el suprimir tantos años mis palabras y sólo hablar para decir "sí" o "no" tiene sus propias consecuencias.
—Hey, cálmate—Augus alzó sus manos en símbolo de paz, una sonrisa nerviosa saliendo de sus labios—No quiero perder mis preciosos ojos.
—será mejor que no te metas con ella—añadió Asher llevando sus manos hasta la parte trasera de su cabeza y entrelazar sus dedos—puede que sea pequeña, pero golpea fuerte y sin duda acabaría con un niñato como tú.
Me removí un tanto incómoda en mi lugar, la sillas no son presisamente cómodas y me empezaba a doler el trasero.
—¿no se supone que tú deberías estar trabajando—pregunté con ironía dirigiéndome a Asher.
—¿por qué crees que escojo los viernes Mikaela? Los viernes las personas prefieren quedarse en sus casas sin hacer más que ver televisión hasta quedarse dormido y si les da hambre ordenan alguna pizza o algo por el estilo—dijo Asher moviendo su mano derecha restandole importan—el punto es que los viernes casa nadie viene, por coincidiente básicamente estoy libre.
Tiene mucho sentido. En mi lugar estaría encerrada en mi habitación y quizás comiendo algunas golosinas al igual que muchas personas, tal vez. No es de extrañar que muchos prefieran quedarse tranquilos en su casa disfrutando de buena música o alguna que otra series y películas, es acojedor lo libre que se sienten esos días en los cuales no tienes que hacer nada ni estar con nadie, tan sólo ser tu propio espectador y autoactor. Sin temer que a alguien le pueda desagradar.
—Que descarado—murmuro.
Dejo mi cabeza recostarse en el frío metal del cual está elaborada la mesa en la que nos encontramos. La sensación de como el frío se mezcla con mi mejilla es agradable y hace que cierre mis ojos para disfrutarlo.
—¡ah! Le informé al profesor que haremos la gran torre de París como nuestro trabajo—soltó Asher sobresaltado con cierto entusiasmo sin motivo aparente.
La mesa se movió y de de inmediato levanto mi cabeza del agradable metal, con cara de no comprender.
—¿haremos?—alzo una de mis cejas.
—Sí, recuerda que haremos el trabajo juntos.
Él recalca la palabra "haremos"
—Que suerte tienen, yo no podré estar en su grupo por estar en un curso menor que el de ustedes—August expresó con desánimo. ¿un curso menor?
Pero si hace un momento confesó tener diesinueve años por lo que se supone debería estar en último año de secundaria o incluso más adelantado. Por ejemplo yo tengo diesiocho años y llevo a cabo el último.
Decido no quedarme con la incertidumbre y preguntar:
—¿Por qué? Si tienes diecinueve años.
—Es una larga historia con muchos desvíos y cosas desastrosas—dijo él dejando escapar un suspiro—además no soy el único extraño aquí.
Señaló con su dedo índice a Asher y por curiosidad seguí su dirección.
—¿Qué me ven, tengo algo en la cara?—movió su mano por su cara limpiado algo invisible—sé que soy hermoso, pero no me miren tanto.
—Él tiene vente y uno, además esta en ultimo año cosa que no debería. Ese hermitaño bueno para nada se supone que debería estar en la universidad, pero no, aquí lo vemos—dijo August como si fuera lo más obvio del mundo.
Había asumido que tendrían la misma edad que yo. Pero veo no, aunque sus formas de comportarse más parece de algún adolescente puberto.
Alejé los mechones de cabello que se habían colado hasta mi cara que ya empezaban a causarme cierta molestia, a tal punto de que se introducen en mi boca causandole una experiencia para nada agradable.
Asher puso cara de querer golpearlo con todas sus fuerzas.
—Cómo sea—cambié mi gesto a uno serio—el fín de semana nos reuniremos en mi casa y más vale que no llegues tarde de lo contrario te arrancaré la cabeza ¿entiendes?
No tenía más opción.
Intenté hacer cambiar de parecer al profesor, pero estaba completamente negado e incluso dijo que si elaboraba el trabajo sóla me dejaría sin calificación en su materia por el resto del año. Además aunque me cueste aceptarlo prefiero hacer el dichoso trabajo con un sin cerebro como Asher que con un desconocido.
—¡Sí!—celebró Asher alzando sus brazos y sonriendo mostrando sus dientes.
—Yo también quiero ir.
Dijo August y de manera inmediata todos mis sentidos se alertaron. Al igual cuando vez algo raro, y tus bellos de la piel se erizan.
—No te atrevas a aparecer por los alrededores o encontrarán tu cadáver envuelto en una bolsa tres días después en descomposición.
—Que mala eres Mikaela. Siento que estoy viendo un segundo Criss en ti, pareces su hija y no Asher.
Inconscientemente arrugo mi nariz por sus palabras. El sólo recordarlo hace que me sienta extraña, el señor Criss es un hombre extraño y temerario sin duda. Su cara siempre está seria y siempre carga con esa aura oscura a su alrededor, que forma parte de él. Incluso su voz es oscura, tanto como de seguro lo es su alma. No entiendo como alguien como Lea pudo terminar en una relación con el.
—En cierta manera sí se parece a mi padre—Asher lleva su mano hasta su barbilla acariciándola, pareciendo pensativo—pero eso no quita lo hermosa que es—alcanza mis mejillas y las apretuja, consiguiendo que mi boca realice un puchero involuntario.
Maldito idiota.
—¡No me toques!—lo aparto con frustración y él se ríe—y no me paresco en nada al señor Criss—poseo la razón al decirlo. El señor Criss y yo no somos semejantes. El es alto, y por tanto que lo detesto, yo pequeña—El parece un mafioso, yo no—las palabras ya se encontraban deslizando por mi boca sin pensar.
Ellos se miran entre sí, y ambos forman una sonrisa maliciosa.
—Si alguien te tomase de la mano sin tu permiso o te abrazara, ¿qué harías?—pregunta Asher.
—Lo golpearía claro—respondo de forma automática.
—Justo como reaccionaría algún miembro de la mafia—añadió Augus sonriendo.
—Eres igual que mi padre Mikaela, él tendría la misma reacción, a exepción de que fuese mi madre quien lo abrazara.
Ambos chocaron palma a modo de victoria, entonces supe que había perdido ante ellos.
Gracias por leer, Lions.
××CHOI ××
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