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Capítulo- 22

Maratón de "SIAMQ" 1/5

Lo predije, lo supuse y tuve la certeza de que así sería. Sin embargo mis pies me fallaron, me abandonaron, no escucharon lo que a gritos mi cabeza y todo mi ser les gritaban. Corre, corre antes de que sea demasiado tarde. Sin darme cuenta ya me encontraba caminando al ritmo de Asher hacia la mujer sonriente con traje ejecutivo que se encontraba frente a nosotros cada vez más cerca a medida que avanzamos.

Aún no habíamos llegado tengo tiempo de inventar cualquier cosa y excusarme con la señora, dejando a August a cargo de Asher. Pero mi cerebro se negaba a funcionar de manera correcta por más que me empeñase en que lo hiciera.

Está cerca, vamos piensa. ¡Maldición Mikaela sólo piensa en algo y huye!

Me repetía una y otra vez como un CD rallado mientras mis pies daban un paso tras de otro avanzando. Pero ya era tarde estamos parados al frente de la mujer, la cual al fijarse en el estado muerto de August su rostro borra toda pizca de diversión y ejerce presión en sus labios con disgusto, sus cejas se cruzan en una mueca y cruza sus brazos sobre sus pecho, recordándome las veces que mamá usaba esa misma posición cuando iba a regañarme por algo y de inmediato supe que lo siguiente que vendría no sería presisamente cosas bonitas. Y por desgracia mi oportunidad de idear un magnífico plan de escape se había ido por el caño del baño por mi estupidez. Mordí mi labio inferior con fuerza haciendo presión con mis dientes, pero no a tal punto para que sangrase. Esa era la mejor manera de distraerme de la aparente tensión que abunda en el ambiente, esto da asco.

Asher permanece en su lugar sin ejercer ningún movimiento de su parte, tan sólo odserva a la que he asumido ha de ser su mamá con una expresión relajada y seria de igual manera. Genial me imagino que ahora todos nos quedaremos parados mirándonos la cara de idiotas que tenemos plasmada y con la cual por desdicha, o dicha quien sabe, hemos nacido. Incluso podríamos apuntarnos para el servicio militar y acceder como voluntarios de vigilancia.

Aclaré mi garganta tratando de aligerar el ambiente de mala muerte que ahora nos rodea.

—Este... Augus no dejaba de consumir alcohol—traté de sonar lo más razonable y tranquila posible, pero lo nerviosa me salía hasta los poros—y por desgracia terminó en este estado. En mi opinión me parece que necesita de algún medicamento para aligerar su malestar el día de mañana y de ser posible dejarlo descansar toda la noche en un lugar acojedor.

La señora detuvo su mirada sobre mí y de nuevo ese sentimiento se apoderó de mí. Quería huir y esconderme bajo mis sábanas mientras disfruto de la buena música ¡demonios!. Pero no por culpa de cierto par de chicos ahora tendré que tolerar un regaño de una señora que ni siquiera es mi mamá y por algo que desde un principio no fue mi culpa. Ellos fueron los que insistieron tanto en que los campañara por un helado y ni siquiera pude disfrutarlo. Augus fue el que se embriagó, yo solo soy algo irrelevante en esto.

—¿Tienda de comida?—preguntó a lo que Asher asintió con una leve inclinación de su cabeza—bien, por favor llévenlo a su habitación y recuestenlo en la cama más tarde le llevaré algo para el malestar— extendiendo su mano abrió la puerta para que logremos pasar, ya que nuestras manos están ocupadas y lo hacemos—Oye—por su tono y la dirección de dónde proviene, asumí que es a mi a quien le habla. Moví mi cuerpo para mirarla—eres una buena persona y reponsable, me agrada.

Las comisuras de sus labios se elevan y pequeños huequitos se forman en sus pómulos achicando sus ojos. Me limité a asentir con duda por su tan drástico cambio de gesto. Entramos en lo que deduje sería el pasillo que daba hasta la habitación de August.

Asher no dijo nada hasta que estábamos a una distancia considerable para que la señora no lograra escucharlo, cuando dijo:

—Le has agradado más rápido de lo que esperé—le miré raro.

No me esperaba ese comentario de su parte.

—Es decir, que esperabas que le callera mal.

—¡No!...—fue bajando el tono de su voz hasta escucharse sólo un susurro—bueno si—admitió—es decir pensé que expondrías tu actitud enojona y usarías tus insultos. Pero no me esperaba que fueras tan amable y responsable como lo fuiste con mi mamá. Espera—llevó su mano libre hasta tapar su boca con asombro de manera dramática, como si derrepente hubiera descubierto algo increíble, para a continuación quitarla y decir:—¿acaso estás tratando de ganarte a la suegra? No pensé que fueses tan osada Mikaela. Pero debo admitir que esa parte de ti me gusta—concluyó.

Pensé en las miles de maneras en las cuales podría golpearlo sin que el piso me devolviera el golpe en el intento. Pero lamentablemente ninguna de las escenas que pasaron por mi mente terminaba ilesa luego de golpearle.

—Agradece que August este ente nosotros y lo esté sosteniendo. De lo contrario hace tiempo estuvieras en un ataúd vestido por completo de negro y tu rostro tan blanco como un papel.

—¿seré un vampiro?

—No, serás algo mucho mejor—quiso protestar algo, pero lo interrumpo—Serás un muerto en un ataúd y ni siquiera ire a tu funeral.

Su cara se tensó por un momento para después esbozar una sonrisa divertida, diciendo eres cruel sin emitir sonido alguno. Nos adentramos en una habitación la cual por lógica ha de ser la de Augus. Esta tenía una decoración sencilla, una cama, al lado la acompaña una pequeña mesita de noche, estaba pintada de un color verde que sólo de verlo daba ganas de vomitar. Tan típico de Augus el color esta totalmente acorde a su personalidad. Una pequeña ventana que dejaba ver el patio trasero de la casa, una gran televisión estaba paralela a la cama con la posibilidad de poder verla acostado. Debo admitir que todo está ordenado de una manera perfecta, imaginé que su habitación estaría inundada con ropa interior por doquier, calcetines sucios y mal olientes debajo de la cama, ya que la de Adrien era así. Pero fue todo lo contrario.

Nos acercamos a la cama y con delicadeza, si así se le llama a lanzarlo a la cama, lo acostamos. Éste se removió incómodo por varios segundo hasta encontrar la posición más cómoda para él. La cual cabe recalcar que fue boca arriba y arrojar sus piernas a cada extremo de la cama, se nota que siempre duerme sólo, nadie querría dormir con una persona que con sólo sus piernas ocupa toda la cama. Asher se introdujo por una de las puertas que estaban en la habitación, de las cuales no tenía idea que contenía y pienso que es mejor así. Cuando regresó trajo consigo una cobija azul y se la colocó a Augus... o parte de él.

Con una seña me indicó que lo siguiera. No me gustaba ovedecer lo que decía ni parece tan sumisa ante el, pero esta es su casa y no puedo hacer lo que quiero en un lugar que no me pertenece. Así que a rregañadientes lo seguí.

—Ahora que todo está en orden me largo a mi casa—cerrando con cuidado la puerta de la habitación, un bostezo salió de mi boca. La falta de sueño estaba mostrando sus garras con el cansancio y la pesadez de mi cuerpo, me costaba mantener mis párpados abiertos.

—¿crees que todo acabó? —preguntó con lentitud—te pregunté si estabas preparada para conocer a la familia Miller... —dejo la palabra en el aire e inclinó su cabeza hacia un lado fijando su vista detrás de mí.

Con curiosidad volteo hacia la dirección en la que mira, encontrándome con su mamá.

—¡Hola!—exclamó abrazandome y depositando un casto beso en mi mejilla—ahora que Augus ha sido llevado a su habitación a descansar y no despertará hasta mañana. Vamos a tener una charla entre chicas ¿te parece?—agregó separándose de mí, pero sólo lo suficiente para mirarme a la cara.

Miré a Asher con la esperanza de que intervenga o haga algo para librarme de esto. Pero supe por su mirada y la risa burlona que trataba de contener que no haría nada. Esa sabandija es de lo peor.

—Claro—acepté. Después de todo no podría negarme, sería de muy mala educación negarte a la petición de un adulto cuando lo hace en buena voluntad.

Tomamos asiento en los muebles de la sala y Asher el muy idiota despreció como si se lo hubiera tragado la tierra.

—Cierto, soy Lea Miller, la mamá de Asher como seguro te habrás dado cuenta—se presentó con una sonrisa. Estaba a punto de presentarme cuando añadió—tu has de ser Mikaela, he escuchado mucho de ti.

Así que Asher le ha hablado acerca de mí.

—Sí señora, soy Mikaela Burnett un placer conocerla.

—Olvidemonos de las formalidades Mikaela. Sólo Lea para ti—dijo.

Al odservarla con más detenimiento puedo notar el gran parecido que tiene con Asher. La cabellera azabache que posee Asher ahora sé de dónde la sacó. Su cabello está suelto y cae por sus hombros de manera despreocupada, sus piernas cruzadas dándole un aire superior con su traje ejecutivo. Sus ojos son de un color avellana intenso que impide quitar la mirada de ellos.

—Está bien Lea.

—Ahora ¿Qué me cuentas de ti? Me gustaría saber más sobre la primera persoma que trae mi hijo a casa desde hace años.

Su reciente confesión me toma por sorpresa. Es imposible aceptar el hecho de que Asher con su personalidad tan extrovertida no haya traído sus amigos a casa.

—Se me hace imposible la idea de que Asher no haya traído a sus amigos a casa—confesé sincera—con su personalidad tan extrovertida e insistente seño...—endureció su mirada hacia mí, así que me apresuré a corregir—digo Lea.

Esbozo una sonrisa nerviosa.

—Lamento decir que te equivocas Mikaela. Asher no es ese chico que describes, siento que estamos hablando de dos personas diferentes. Asher es una persona seria y poco sociable. Incluso se comunica poco con nosotros en la casa. Se la pasa inmerso en sus pensamientos y para lograr sacarle alguna conversación hay que esforzarce en buscar un tema bastante profundo y que sea de su agrado—sus ojos se detuvieron en sus manos que reposaban en su regazo, mientras hablaba con aire de melancolía tiñendo su voz—aunque debo admitir que desde hace unos meses su estado a mostrado cierta mejoría. Aveces lo he encontrado sonriendo sólo y eso me agrada, ya que es difícil conseguir que sonría—escucho de manera atenta sus palabras, mis oídos captando cada sonido que emana de su boca. Sintiendo que la persona de la cual habla no es el Asher divertido, sonriente y sinvergüenza que conosco—desde que eso sucedió...—murmuró.

—¡Hey, mamá, mamá, mamá!—gritó Asher apresurandoce a salir desde abajo de una mesa que se situaba cerca de nosotros—¡auch!—se quejó luego de golpearse con esta, al levantarse sin terminar de salir—no me parece necesario que hables sobre eso.

Asher llevó sus manos a la parte afectada de su cabeza.

—Asher ¿qué estabas haciendo debajo de la mesa? ¿acaso escuchabas nuestra conversación?—preguntó Lea con curiosidad.

La puerta es abierta de repente, y una figura esbelta, alta y casi esquelética es introducida por ella, captando la atención de todos. Un señor de algunos trenta o cuarenta años se acerca hasta donde nos encontramos, recorriendo el sendero en silencio y despacio, como si le costara mantenerce de pié. Sus hombros caídos como si estuviera cargando con un gran peso sobre sus hombros. Un maletín robusto y completamente negro se encuentra siendo tomado por su mano izquierda con desánimo, un teje negro a juego con su maletín y zapatos viste su anatomía con sutileza, cediendo un aire formal a su esbelta figura. Entonces se detiene al percatarse de nuestra presencia en el gran salón. Sus ojos recorren cada uno de los rostros uno por uno, escaneándolos detenidamente.

Su mano libre alcanza la corbata azul oscuro que adorna su cuerpo y sin apartar su mirada agarra el nudo de esta y la retira con brusquedad sus cabellos negros moviéndose con ello. Empiezo a sentir nervios cuando el silencio reina entre todos y el señor no deja de odservarte de manera fija. Sin embargo no perderé, no apartare la mirada, no importa quien sea no dejaré que logre atemorizarme. Aunque sus cejas estén fruncidas, sus rostro oscurecido, y todo a su alrededor parece decir peligro, no le dejaré ganar.

—Cariño, buenas noches—habla por primera vez luego de un tiempo, y por fin aparta su mirada acercándoce a la señora Miller y sorprendente la abraza a la vez que deposita un fugaz beso en su mejilla. Su voz sale rasposa y oscura de manera natural. Este señor parece un mafioso.

La señora Miller acepta con placer su abrazo y le devuelve el beso en la mejilla.

—Buenas noches amor—responde ella—disculpa a Criss Mikaela, él no es muy social que digamos. En su lugar te lo presento Criss es mi esposo—Permanezco en silencio y de reojo odservo a Criss, quien ahora mantiene sus ojos cerrados.

Así que es su pareja.

El señor con cara de que mataría a cualquier que se le interpusiese en su camino, se arroja al lado de Lea y recuesta su cabeza en el hombro de ella. Mientras ella comienza a dejar caricias en su cabeza odservándolo con ternura, al mismo tiempo que imparte besos en su frente, el gruñe a lo bajo, mas no le impide que lo haga. Como si se negara a aceptarlo, pero igual le agradara.

Esta gente no tienen la palabra vergüenza agrada en su diccionario.

—Es que tengo que saber lo que habla mi novia con su suegra—repondió Asher reanudado la conversación guiñando un ojo en mi dirección, ignorando el hecho de que su padre ha llegado.

De manera inevitable suspiré con pesadez. Es imposible no hacerlo con sus alocadas ocurrencias.

—¿ustedes son pareja?

—¡No! ¡Sí!—contestamos al mismo tiempo.

Cabe resaltar que fui yo quien dijo que no.

—Bueno si lo somos, pero ella no lo quiere aceptar—se mostró indiferente—es una chica tímida, ya sabes—susurro en el vano intento de que no lograra escucharlo.

—No seas idiota Asher—dije presionando mis dedos contra su piel y pelliscarlo.

Éste hizo una finjida expresión de dolor. Fingida porque no lo estaba haciendo tan fuerte como para que le doliera tanto.

—¡Mamá defiende a tu hijo que una gorila lo ataca!—exclamó con actuada desesperación, incluso fingió que le faltaba el aire.

—¡Cállate, Asher que no me dejas dormir!—Grita Criss con enojo. Al parecer es de los que explotan rápido en furia.

—Para eso está la cama padre.

Mis ojos se abrieron hasta más no poder.

—¿¡Qué!? No es cierto Lea—me apresuré a decir. Ya Asher me las pagaría luego—es sólo que....yo...—Mierda ¿por qué me siento tan nerviosa de repente.

Lea clava su mirada en mi. Su expresión seria me hizo pensar que lo había jodido todo y no tenia remedio. Cerré mis ojos esperando el sermón de una mamá enojada al defender su hijo. Pero mis oídos escuchan una femenina  carcajada y despego mis párpados por curiosidad. Lea tiene un brazo en su estómago tratando de clamar su reciente risa, retira los residuos de lágrimas que se le había escapado por la risa. Por otro lado Asher y su padre no dejan de discutir, sin embargo es una discusión alegre.

—¡Lea trae el extinguidor de fuego!—exclama Criss sosteniendo a Asher por la camiseta. No sé ni en qué momento se movió, ese señor es como un fantasma.

¿Extinguidor? ¿para que demonios necesita un extinguidor?

—Criss cálmate—interviene Lea tomándolo por los hombros pacíficamente, volviendo a dejar un beso esta vez en sus labios, tal parece que es la única manera de clamarlo—siempre estas de mal humor, ya tranquilo—acaricia su mejilla con suavidad, entonces Criss  a regañadientes desace su agarre.

—Más vale que te comportes Asher, y Mikaela si te molesta golpéalo.

—No te preocupes Padre, ya lo ha hecho muchas veces.

Maldito seas Asher.

Nota》

A petición de El_Sombrerero_Loco01 doy inicio a este, como dice arriba, maratón de "SIAMQ", que constará de cinco capítulos seguidos, es mi primera vez haciendo este tipo de cosas Lions, así que no se sorprendan si hay unos, que unos, muchos errores, y es que como el título de esta historia nos somos perfectos ¿cierto?

Pues sin más que decir espero que lo disfruten, en dedicatoria a todos aquellos que le han dado la gran oportunidad a esta historia. Próximamente estaré subiendo los demás capítulos de este maratón hasta el final del día.

Y pido disculpas por cualquier falta, es que por más que revise siempre se siguen escapando algún error.

Disfruten Lions, con mucho aprecio.

××CHOI××

◇Gracias por leer◇

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