Capítulo- 18
Creo haber mencionado bastante a todas las personas que me rodean, el hecho de que detesto que invadan mi espacio personal, las personas empalagosas, demaciado dulces, personas que les encanta demostrar cariño, detesto sentirme incómoda o sucia, personas que hablen demaciado, no es que las detesto en sí, es sólo que cuando te acostumbras a estar casi siempre en silencio se hace incómodo que de repente alguien llegue y lo rompa totalmente, encerio lo detesto con mi vida, detesto el ruido, la música que realmente es buena no cuenta como ruido eso es arte, bien no me había percatado que tengo tantas cosas que detesto.
En éste presioso momento todas las cosas que detesto y que llegan a mi mente se están cumpliendo.
Miller insistió y persistió tanto que llegué a la conclusión de que es un desperdicio de tiempo tratar de convencerlo de algo, entiende lo que quiere o resulta conveniente para él y hace lo que quiere hacer sin importarle nada, decirle "no" es un "si, por supuesto" para el. Su compañía fue hasta la entrada de la casa "no es tiempo aún para conocer a tu familia Mikaela y darme a conocer al suegro así que, dales una explicación razonable nos vemos mañana, buenas noches" fue lo último que dijo, ¿de dónde rayos sacó que le iba a invitar a entrar? Y suegro ¿quién demonios se cree?.
Al entrar casi me voy al cielo de un infarto.
Estaban sentados, alineados de una manera perfecta frente a la televisión sin encender, en el presioso momento de abrir la puerta todos giraron su cabeza sin mover ni un sentimetro sus cuerpos hacia mi dirección,era idéntica a las escenas de terror cuando todos los poseídos atacan en conjunto al indefenso protagonista, en este caso yo, con la diferencia de que no soy protagonista de nada y tampoco estoy indefensa.
—¡Mikaela,¿Dónde estabas metida?!—exclama papá levantándose del sofá y avanzando hacia mí.
Dejo escapar un largo suspiro y cierro mis ojos.
—l-lo siento—tartamudé.
Aclaré mi garganta para lograr darme a entender y me acerqué a ellos con sigilo, lo menos que quería era discutir con ellos ahora. Sabiendo que de una forma u otra, siempre terminaré perdiendo ante la abuela y sus extremadamente correctos argumentos.
—lamento llegar tan tarde—aclaré—la lluvia aumentó así que tuve que detenerme en una pequeña tienda de comida.
—Fue irresponsable de tu parte no avisarnos Mikaela Burnett, todos estábamos muy preocupados por ti, el sólo hecho de que te haya pasado algo nublaba nuestro juicio.
Luego de dos años en los cuelas estuve luchando con el desastre total que era ahora es que su sentido paterno se activa.
—No es nada Matias—dije con indiferencia cambiando mi respiración antes agitada, a una más moderada—estoy bien ni un sólo rasguño, además si en caso llegase a pasarme algo no necesito que se preocupen por mí, se y puedo defenderme sóla sin ayuda de nadie.
Arreglo mi cabello aún empapado por la lluvia, poniendo en su lugar cada diminuta hebra de mi cabello con detenimiento.
—¡Mikaela!—alzó la voz, recorriendo la poca distancia que lograba separarnos hasta tomar de mis hombros sacudiendome con desesperación—¿¡cuándo dejarás de actuar así!? ¿¡cuándo dejarás ésta etapa de rebeldía!?
Su rostro refleja gran enojo, sus cejas se fruncen y su frente se arruga por la presión ejercida por sus músculo de la cara. Su voz es estruendosa, haciendo que resuene en todo el lugar.
—¿De qué hablas viejo?—le miré sin expresión alguna, manteniendo mi postura actual.
—¿V-viejo?—pronunció titubeante.
—Ya basta Matias, deja a la niña—intervino la abuela zafando su agarre de mis hombros, de un manotazo.
—Pero mamá—la abuela le miró con una cara que realmente le daría miedo hasta al más valiente, a tal punto de tal vez, sólo tal vez mojar sus pantalones—está bien.
—ahora retirence necesito hablar a solas con Milaeka.
El abuelo y papá obedecieron no muy confiados pero lo hicieron. Sus pasos eran lentos como tortuga, mientras la abuela aún me miraba con la misma cara de terror. Puede que por fuera no lo esté dando a demostrar al quedarme odservándola de manera fija sin rastro de temor, pero en mi interior estaba algo asustada, sólo un poquito.
Es cierto que mi adiestramiento diario con sus disfraces horripilantes y las únicas películas o series que veo son de terror han logrado que rara vez tenga miedo de algo, pero nunca había visto esa expresión en la abuela.
—Mikaela—llamó mi nombre cuando los demás salieron.
Maldición ahora me golpeará con algo o aún peor me jalará de las orejas, por extraño que parezca soy muy sensible en esa parte.
—Abuela ya dije que lo siento—recalqué tratando de apaciguar su notable ira—no hay que recorrer a la violencia ¿sí?
Lo único que puedo hacer es correr y buscar un refugio de lo contrario la abuela me hará polvo, estoy temiendo por mi vida y no por cobarde tengo razones ¡la abuela fue capitana de la mejor guardia militar en su juventud!Tal vez haya decaído un poco por su edad, pero aún así golpea bastante fuerte incluso el abuelo le teme.
Avanzó un paso hacia mí y por instinto tal vez retrocedí uno, dos pasos hacia delante y yo dos pasos hacia atrás. En un arrebato acortó toda la distancia que nos separaba quedando frente a frente y acercó sus brazos, cerré mis ojos con fuerza por impulso en espera del golpe.
Estoy muerta.
Pero nunca llegó, ningún golpe fue impactado contra mi cuerpo, lo único que sentí fue dos brazos aferrarse a mí delgado cuerpo.
—Nena estaba muy preocupada por ti, miles de malos pensamientos sobre lo que podía pasarte hacían mi estómago retorcer, es inusual en ti salir siquiera de tu habitación luego de lo que sucedió a menos que sea por comida—¡vamos! también salgo por otras cosas como...como...bien sólo salgo por comida—así que avisamos a Adrien para ver si sabía algo ya que tienes una mejor relación con él, pero ni siquiera él sabía algo sobre ti como último recurso teníamos llamar a la policía—¡lo sabía! No han pasado ni veinticuatro horas que salí—pero gracias a Dios apareciste—la camiseta empezaba a sentirse mojada por toda la parte de mi hombro, ¿será que...?—no vuelvas a desaparecer así Mikaela—levantó su cara de donde se encontraba hundida y me miró.
En efecto estaba llorando, toda su cara estaba mojada por las lágrimas, mierda si hay lágrimas también hay...
—¡Abuela! Sabes no soy un oso de peluche al que puedas abrazar y llenar de mocos mientras lloras—exclamé apartándola rápidamente y tratando de limpiar el desastre que hizo en la camiseta, que ni siquiera forma parte de mis pertenencias—rayos esta camiceta ni siquiera es mía.
—increíble estoy toda sentimental y tu sólo te preocupas si estas limpia o no, pero sí pareces un peluche—habló entre carcajadas. Está llorando, sin embargo se ríe a carcajadas sus cambios de humor son desconsertantes—esa ropa es de chico y te queda enorme Mikaela—su cara se endureció e hizo una pausa que para mí era eterna y mientras más tardaba más nerviosa lograba ponerme—¿tienes novio?—preguntó sería.
Todo el nerviosismo que sentía se disipó, pensé que se trataría de algo bastante serio, pero al ver que sólo se trataba de una broma me siento más tranquila.
Eso era lo que pensaba...pero al ver que no decía nada y sólo esperaba por mi respuesta con su miraba fija y un rostro serio entendí que no era así.
—¿¡Qué? ¡no!—exclamé ahogándome con mi propia saliva, que torpe.
¿novio? ¿yo? Ni de broma.
Tuve suficiente con la primera y única relación que tuve para entender que de forma definitiva no estoy hecha para este tipo de cosas,además de que no quiero. Desde el incidente hace dos años, Tony, Rubí, Amber, Ángela, fueron las personas en las que deposité mi confianza, creí de una manera ciega en ellos y resultó desepcionante por lo que ocurrió, pero eso no fue el detonante, si hubiese sido sólo eso estoy segura que habría podido recuperarme, no ser una persoma asocial, tal vez hubiese podido hacer nuevos amigos, tener una nueva vida, pero lo que realmente me destruyó fue perderla a ella, la persona que funcionaba como mi gravedad, aquella que aún sabiendo lo mal que se encontraba hacía todo lo posible por guardarselo y lidiar con mi desastre, si tan sólo estuvieses aquí...mamá.
Su decición, la forma tan repentina de marcharse ha creado una gran insertidumbre en mí, su partida logró despertarme y hacerme entender que tan cruel, impuro e imperfecto es el mundo y la especie humana.
Las personas están propensos a mentir, herir...matar, todos de una manera u otra somos tan imperfectos que lo único que buscamos es nuestro propio bienestar sin importarnos que sea a costa de los demás, buscamos cumplir nuestros deseos y saciar nuestras necesidades, así si eso implica destruir a los demás con tal de llegar a ese odjetido. No soy diferente de ellos, pero he llegada a una conclusión, mientras más alejada permanezca tal vez y sólo tal vez no logre contagiarme de ellos, ante mis ojos la especia humana se ha convertido en una bacteria de la cual tengo que mantenerme alejada.
—oh oh—está usando mi expresión.
—¿alguien dijo novio?—la cabeza del abuelo salió detrás del sillón y Matias estaba detrás de él.
—¿estaban escuchando?—pregunté.
—Sólo nos quedamos por precaución ya sabes.
—Te estás refiriendo a que soy una amanaza ¿cierto?
Habló la abuela lanzándole una mirada fulminante al abuelo,éste se tensó por el comentario,levantándose del piso donde se encontraba tirado mientras se escondía.
—Bueno no importa—comenta resignada—lo importante aquí es que Mikaela conteste mi pregunta con total honestidad—se dirigió a mí, tanto en palabras como su mirada.
—Déjen de comportarse como niños por una vez en su vida.
Contesté impregnándole a mi voz un toque de frialdad, toda esta situación se está volviendo un dolor de cabeza y siento que en estos últimos días he gastado más saliva de lo normal al hablar. Es que aunque trate de evitarlo, al final siempre termino por hablar algo frívolo.
—¿Es cierto eso? ¿tienes novio?
Esto es abrumante incluso Matias está con eso.
—Me daré una ducha,dejen de molestar.
Caminé con dirección a la habitación, necesito quitarme esto cuanto antes.
—Entonces ¿sí tienes novio?
—¡Que no joder! ¡no tengo un puto novio!—sin darme cuenta me encuentro gritando, girada hacia ellos.
Me alarme a mi misma por lo fuerte estruendo de mi tono de voz.
Genial tanto que soporto las cosas y ahora con tanta facilidad no logré controlar mi temperamento.
—Mikaela...—todos llaman a mi nombre al mismo tiempo, sus rostro y ojos reflejando pena en ellos.
—Maldición—murmuré con fastidio en un susurro, ejerciendo fuerza en mis labios al morderlos con mis dientes y me apresuro a entrar en la habitación.
Los días últimamente se están tornando más complicados, pero ¿por qué?
Trato lo más que puedo no mostrar los malos hábitos que tengo, creo que sería más llevadero para todos mientras menos acto de presencia hiciera, mientras menos hable...mientras menos muestre de mí. Sé que ellos no están bien, pude verlo en sus caras, en lo despreocupado de su estado, en sus miradas vacías. Sus ojos reflejaron los mismo que aquella vez cuando la muerte de mamá, en los abuelos tristeza, pero en Matias no, sus ojos mostraban algo más profundo, aún no consigue sostenerme la mirada, aún no puede ver a la causante de todo esto...yo.
Me apresuré a quitarme la ropa en el diminuto baño y colocarla en un lado más tarde tendría que lavarla para regresarla lo antes posible a su respectivo propietario no quiero darle una nueva razón para tener que tolerar sus estupideces, molesta sin tener una razón no quiero siquiera imaginar lo que haría si tuviera una.
Introduje por completo mi cuerpo en la ducha e hice que el agua callera sobre mí.
—Hoy fue un día extraño—susurro cerrando los ojos y contemplar en silencio el agua que recorre mi delgada piel.
《¡Hey!
¡Aquí yo!
¿Qué tal Lions?
Espero que disfruten de este nuevo capítulo. Les envío muy buenos deseos a todos, cuidense mucho.
Este capítulo en cierta manera me pareció tierno, ya que se muestra un poco más de la familia de Mikaela y cómo a pesar de todo muestran sus sentimientos de preocupación por ella. Ahora sabemos que Anabel (abuela de Mikela) formó parte de la guardia militar y además fue la Capitana, así que Mikaela tiene protección a todo dar.
Espero sus comentarios.
♡Los aprecio Lions♡
××CHOI××
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