Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo-15

Por primera vez en mucho tiempo mi insomnio pareció desaparecer quedándome dormida hora después. Consiguiendo levantarme temprano hoy.

Las calles de Fairfax son realmente silenciosas - sin tener un perro siguiendote - y por las mañanas hace frío - si no estas corriendo tu vida dependiendo de ello, al menos eso pensaba - . El silencio emanaba, captando solamente el sonido de mis zapatos al caminar. Por suerte hoy si había escuchado el despertador sin necesidad de que la abuela tuviera que ir a arrastrarme de la cama, el despertador lo había programado una hora antes así tener más que tiempo suficiente para alistar todo y alcanzar a desayunar.

Biología sería mi primera clase, materia que no me desagrada y tengo trenta minutos antes de entrar al aula el día ha empezado simplemente muy bien.

—¡Metro y medio!—me había olvidado de él.

—Vago,molestoso, insoportable, ruidoso, egocéntrico, hablador, espiga, brocoli desnutrido—murmuro sujetando los tirantes de mi mochila y aumento la velocidad de mis pasos sin mirar hacia atrás.

—¡Hey!—posa su brazo sobre mi cabeza destacando su altura, de nuevo. Me agacho su brazo callendo a un lado y camino aún más rápido. Doy tres pasos y él con un solo logra alcanzarme, recalco ¡detesto mi altura!—¿Qué murmurabas?

Ignorar es lo que más hago últimamente desde la muerte de mamá. Las constantes burlas, murmullos e incluso abusos hacia mi persona me llevaron a darme cuenta que ignorar es la salida más fácil y durante estos dos últimos años me han funcionado lo suficiente para mantenerme alejada de las personas.

—¡Oye amiga!—gritó posicionándose frente a mi bloqueando mi paso.

—No somos amigos—gruño rodeándolo y continuar caminado.

—Bien—se quejó sacando su labio inferior y cruzándose de brazos—entonces ¡oye compañera!

—No soy t...

Levanta su dedo índice hasta mis labios impidiendo que hable—Si somos compañeros Mikaela—dice de manera seria.

Bien si somos compañeros ¿importa? ¡no! su dedo que quien sabe donde haya estado o tocado está en mis labios.

Lo empujo haciendo que retroceda—No vuelvas a hacer eso Miller—ordeno propisionandole un golpe en el brazo y paso mi mano por mis labios de manera brusca.

—Es un buen comienzo—ríe llevando su mano hasta la parte golpeada—para que me hayas golpeado tienes que tener la confianza para eso,es decir que estamos en confianza.

—No sólo golpeas a una persona por confianza también por...—dejo de hablar al ver la enorme sonrisa que adorna su rostro,su cara lo dice todo "no me interesa lo que digas solo sé que tengo la razón"—espiga.

—¿Qué?

—Largo.

—Si me dolió,para ser tan diminuta golpeas bastante fuerte—hace un gesto de dolor,su mano ahora masajeando donde lo había golpeado. Al parecer de algo ha servido las sofocantes lecciones de mi hermano.

Al entrar a clases voy directamente a mi asiento, Miller hace lo mismo sin hacer mención de una palabra. Todos los alumnos están en el aula, hablando, molestando, sacandoce mocos de la nariz ¡ugh!. De manera inmediata centro mi mirada en otro lado.

—Buenos días pequeñas bestias que se hacen llamar alumnos. Tareas en el escritorio ahora—entra el maestro de  biología.

—¡No hay tarea!—gritan todos al mismo tiempo a exepción de mí.

—¿Qué no he dejado tarea? Eso no puede ser posible.

—Maestro Philips—habla un chico llamando la atención del profesor y la de todos—no ha dejado tarea.

—Si Calostro lo dice debe ser cierto—contesta Philips a la vez que busca entre todos los papeles que posaban en su escritorio. Al parecer tenemos un chico que se ha ganado la confianza del  maestro—Habran su libro de biología página vente la transcribirán a sus cuadernos ahora.

Todos hacemos lo que ordena.

El sonido de la campana se hizo precente anunciando el receso, alarmando a todos y provocando que se levanten de sus asientos.

Parece que fuese un rebaño de ovejas tratando de escapar del lobo,en este caso el maestro.

Philips se levanta de manera rápida caminando hacia la puerta y cerrandola con fuerza.

—¿Han terminado de transcribir toda la página del libro pequeñas bestias?

—aún me faltan algunos párrafos maestro—añade un chico de tez morena, si no mal recuerdo su nombre es Daniel, encojiendoce de hombros.

—Los que no hayan terminado de transcribir no saldrán hasta que termine,ahora tomen asiento.

La clase es inundada por suspiros y el desanimado caminar de los alumnos a sus asientos.

—Señorita Burnett ¿por qué no continúa transcribiendo?

—He terminado—guardo mis cosas en la mochila y recuesto mi cabeza sobre ella.

—Ojalá todos fueran como tú,hacer mas sus tareas y hablar menos—todos los demás quejan y el maestro ante esto niega—Entonces puede salir al receso.

—Gracias maestro, pero prefiero quedarme aquí.

Una sonrisa se forma en su cara provocando que sus ojos se achiquen—entiendo, no eres como muchos que se duermen en mi clase de aburrimiento o quieren salir corriendo de ella—ríe.

Me limito a asentir y mirar a través de la ventana a mi derecha, dejando ver el patio de juegos deportivos dando por concluida la conversación.

Al finalizar la clase.

—¡Hey compañera!—hay no—vallamos por algo de comer.

Me removi un poco en el asiento con peso muerto pareciendo dormida, tal vez Miller tenga algo de educación y se valla.

—¡ya se que no estás dormida así que levántate!—tomó de mis hombros moviéndome de alante hacia atrás de forma rápida.

Lo fulmino con la mirada, pero el idiota no se detiene hasta que básicamente caigo de la silla—juro que si sigues comportandote de esa manera terminaré en la cárcel antes de que termine el año—murmuro entre dientes.

Dejó de moverme—¿Cárcel? ¿Qué? ¿Por qué?

—Ve eligiendo el mejor traje que tengas para tu funeral—le miro seria.

—Tú cara da miedo lo admito, pero a menos que tengas super poder y entres en otro cuerpo no lograrás hecerme ni un sólo rasguño—tomó una silla y se sentó frente de mí—vallamos por algo de comer muero de hambre—infló sus mejillas y luego las desinfló.

—No iré a ningún lado y menos si es contigo—volví a recostar mi cabeza sobre la mochila.

—¿no tienes hambre?

¿Que éste chico solo piensa en comida?

No—en parte es cierto he alcanzado a desayunar antes de venir, pero con sólo hacer mención de la palabra "comida" a mi mente se avecinan infinidades de cosas deliciosas que quiero comer. 

—¿No se te antoja algo como helado, tortas, papas fritas, chocolate o algo por el estilo?

¡por Dios!

Alzo mi cabeza viéndolo, me devuelve la mirada con una amplia sonrisa moviendo sus cejas de arriba hacia abajo repetidas veces—No, ahora vete—sentencio.

—Nunca dije que me iría, pero gracias a alguien no podré ir a la cafetería, así que por lo menos le daré calorías a mi cuerpo para luego no estés llorando por mi muerte.

—Te dije que te mataría yo misma ¿por qué rayos crees que lloraría en tu funeral?—elevo mis manos acto seguido dejarlas caer a mis costados.

—¡oye! No destruyas tan abruptamente mis sueños—ruedo los ojos tirando todo el peso de mi cuerpo hacia atrás, reposando en la silla—¡Al menos déjame soñar Mikaela!

—Como sea, no me interesa sólo vete.

Me ignoró.

Se dispuso a tomar su mochila que reposaba en el suello apoyada de la silla en la que Miller se encuentra, la abrió e introdujo su mano en ella, sacando de ella varias barras de lo que parece ser chocolate.

Abrió una barra - si en definitiva era chocolate - y mordió hasta la mitad.

—ésta cosa contiene aproximadamente 203 calorías es suficiente para mantener una persona normal el resto del día, pero como no soy una persona normal—mencionó pensativo—¿Quieres?—extendió su mano con la misma barra de chocolate hacia mí.

—N..— siquiera abrí mi boca y sentí como algo era introducido en ella sin mi autorización.

Asher tenía su mano extendida ahora hasta mi boca y había introducido un pedazo de chocolate en ella.

—"No"—dijo él simulando mi vozapuesto a que ibas a decir eso—retiró su mano—todo en ti es "no,no,no"—dijo tratando de imitarme y haciendo caras raras—¿¡Quién le dice "no" al chocolate!?—exclamó.

—te odio—murmuré masticando el chocolate lo hubiese hechado de la boca, pero ¡rayos! estaba delicioso.

—Se que me amas—añadió de manera despreocupada hechandole una mordida a la tercera barra. No ha pasado ni un minuto y va por tercera barra ¡es un chocolatero!

Aunque vamos también amo el chocolate ¿quién no ama al chocolate? Nadie, no al menos que yo sepa de su existencia, pero que me guste el chocolate no quiere decir que aceptaré cocholates de un total desconocido.

—No encerio, no me agradas—entrecierro los ojos en su dirección recibiendo un guiño de parte.

Continuó comiendo las demás barras de chocolate que había sacado, en total eran como cinco o seis barras más que suficiente para un día en completo.

Hechó su silla hacia atrás sólo apoyando las dos patas traseras, las otras delanteras dejándolas en el aire cruzándose un poco de piernas, siendo odservada fijamente por él con una sonrisa que rara vez abandonaba su rostro. Me resulta inquietante que me odserven de manera tan fija y directo a los ojos, siento como que todas mis barreras fueran traspasadas escarbando en lo más profundo de mi interior.

Mirar mi reflejo es inquietante la persona que me devuelve la mirada es otra persona completamente distinta, la Mikaela que creía en todos, la sonriente e inocente, aquella que aprovechándose de su inocencia hirieron, la que creía cada palabra de los demás sin siquiera titubeos ni rodeos sólo creyendo en las personas con una ceguedad desconcertante que ahora que he abierto los ojos distinguiendo las cosas con realidad afirmo que Mikaela era una ingenua e indefensa chiquilla con ceguera severa hacia el universo que la rodeaba.

¿Entonces quien soy yo? Es la misma pregunta que me hago pero que lamentablemente no obtengo respuesta. Pero de lo que sí puedo dar por asegurado es que mi modo de ver las cosas han dado un cambio drástico.

Desvíe mi mirada fijandola de nuevo en el patio de juegos deportivos. Un grupo de estudiantes jugaba al basket, rebotando la pelota contra el piso y haciendo pases cortos o largos a los chicos pertenecientes a su mismo aquípo, todo esto con el propósito de encestar la pelota en la canasta contraria.

—Claro, claro—dijo él con la boca al rebosar de chocolate, migajas de éstos callado sobre mi cara de manera degradante.

Que asco.

Su rostro permanece más cerca de lo que antes estaba y un rastro de chocolate rodea sus labios. Sus mejillas infladas a más no poder, pero no de aire, si no por la gran cantidad de barras que había introducido en su boca. Su expresión es similar a la de cuando alguien está a punto de vomitar, lo que me hace retroceder en mi asiento.

—¡No te acerques más!

¿Que demonios tiene en el cerebro éste chico?

Gracias por leer.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro