𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 2
—Chicos, tengo una idea… — Exclamó el mayor tras salir de sus pensamientos, mostrando una sonrisa traviesa.
—Por tu cara, empiezo a dudar de si es una buena o mala idea —Hyungwon se sentía incómodo y asustado por las ocurrencias del mayor, sobre todo por su mirada.
—Sea lo que sea, yo estoy de tu lado Min — interrumpió Changkyun orgulloso, golpeando con una de sus manos su pecho mientras lo señalaba.
—En estos momentos, opino lo mismo que Hyungwon, pero de todas formas te escucharé. — opinó Kihyun sentándose nuevamente en su silla con los brazos cruzados, curioso por la propuesta.
El silencio duró unos segundos, el rubio se paró de su silla con una mirada confiada a la cual sus amigos temían.
—Hace unas horas, tuve una conversación con un empleado de la compañía.
—Cierto, ¿no fue cuando te rechazaron? —preguntó el menor de una manera inocente, recibiendo un golpe en la cabeza de parte del alto.
—Si, pero por otro lado, me sugirieron que encontrará una nueva "fuente de inspiración". Y para eso los tengo a ustedes.
Al escuchar las palabras del mayor totalmente decidido por esa idea, generó confusión a los demás.
—No entiendo, ¿Estás tratando de decir que nosotros te inspiraremos a ti? —Changkyun no entendía bien la situación, y fue peor cuando el contrario movió la cabeza para afirmar su pregunta.
Minhyuk se veía expectante a la respuesta de sus amigos. Ellos querían ayudarlo, en verdad, pero comenzaban a dudar de la manera:
"¿Cómo lo haremos?" —Se preguntaron los tres intentando disimular sus preocupaciones, sin apartar la mirada al cumpleañero.
Minhyuk al ver la reacción de los demás, dio por sentado que su idea no fue muy clara a cómo la había pensado. Tardó unos segundos en darse cuenta y tras eso, inhaló profundo y comenzó a relatar su plan.
En su mente parecía algo fácil, aunque en realidad, era todo lo contrario e incluso se veía a sí mismo fracasando. La idea era que sus amigos entraran al mundo de las citas, no buscaba algo duradero o detallado, ni que se enamoraran perdidamente de alguien más. Su canción sería el reflejo de ese amor y los sentimientos prevalecientes en una relación, algo en lo cual Minhyuk no pudo experimentar debido a sus obligaciones que lo sostenían amarrado tal cuál cuerdas.
Nuevamente el silencio volvía a hacerse cargo de la escena, pero esta vez era más incómodo, sin duda en los pensamientos de las víctimas se repetía cada segundo "Es una muy mala idea, estamos jodidos". Aún así, intentaron esbozar una sonrisa observándose entre ellos, pero las miradas de cierta persona provocaba más presión a la situación.
Ninguno de los tres era bueno en el amor, nunca salieron con alguien y jamás se les ocurrió algo semejante, dado que estaban tan concentrados en sus estudios —y después trabajos— no tenían tiempo. Lo que sabían de citas y romance era gracias a las películas y libros, aunque muy pocas veces les interesaba ese género.
El silencio permaneció unos largos minutos, Minhyuk mantuvo la vista fija en ellos, quienes intentaban evadir esos penetrantes ojos marrones. Fácilmente podría describirse cómo el momento más incómodo de sus vidas. Hasta que una de las sillas se movió para que un muchacho, no muy alto, se dignara a hablar; las miradas fueron directamente a él, Kihyun estaba de pie.
—¿Y ya lo pensaste? —Minhyuk estaba contento y sorprendido. Era la persona menos esperada para esta conversación, ya que él era alguien muy reservado.
—Si, y mí respuesta es no. —Contestó Kihyun de una manera sería.
—¿Qué? —Minyuk abrió grandes sus ojos y boca, no esperaba una respuesta tan dura. A su vez, Changkyun escupió el agua que acababa de tomar, por la cruel contestación, y Hyungwon solo comía su porción de pastel, aprovechando que ambos pelearían, restándole importancia a los demás.
—Eso es lo que pienso Min, no lo haré. —Contestó una vez más de brazos cruzados.
—Por favor, necesito tu ayuda, eres una buena base de inspiración. Y será rápido.—Suplicó el joven arrodillado delante de él, rogándole.
—No lo haré. —El bajo alzó su vista hacía el reloj de la pared contraria, este se preocupó por la hora que era, "demasiado tarde" fue lo único que pensó, al día siguiente debía despertarse temprano para ir a trabajar. Apresurado tomó su abrigo y se despidió de los tres mientras sostenía la perilla de la puerta.
Hyungwon y Changkyun lo despidieron con una sonrisa mientras comían pastel. Minhyuk por su parte corría hacía él atrapando sus piernas, rogando una vez más. Ambos tuvieron una discusión para que el cumpleañero soltara los zapatos del contrario.
La pelea terminó con Kihyun yéndose de la casa y Minhyuk en el suelo haciendo una rabieta. Fue una noche muy dura para él.
(...)
Al día siguiente, el sol resplandecía más de lo normal, unos ojos pequeños se abrieron de par en par. Y tan solo unos segundos después la alarma empezó su canto matutino. Era la mañana perfecta para Kihyun, sobre todo si está sonaba unos segundos después de que despertara, según él, traía buena suerte. Decidió terminar con su pereza y ponerse al corriente con su horario y deberes de la casa. Algo que él siempre hizo para ser más ordenado.
Al terminar, cambió su vestuario una vez más para ir a trabajar. El amaba el conjunto con colores apagados, no le gustaba llamar la atención.
Tras salir de su casa, oyó una música familiar que salía de su bolsillo. Supuso que era la alarma, era extraño pues creyó de que la había apagado pero tal vez solo paso de largo. Nuevamente tocó el botón rojo y siguió su camino al trabajo.
Cruzó unas cuantas cuadras y el parque hasta llegar a la parada de autobús, una vez más sonrió al ver que no había tanta gente. En aquella parada, multitudes de personas ocupadas toman el colectivo, puesto que llega a tiempo y era espacioso.
Durante el tiempo que viajó sentado en los asientos individuales, el ruido conocido volvió a aparecer, pensó que tal vez era una coincidencia y alguien más usaba la misma canción que él, hasta que alguien tocó su hombro.
—Disculpe, hay una música que proviene de usted, ¿podrías apagarla? Es molesto— pidió un hombre que al parecer estaba leyendo un diario pero la melodía irrumpía su concentración.
Kihyun se sonrojo de la vergüenza, sin pensarlo tomó su celular y tocó el botón rojo lo más rápido que pudo.
—”Tal vez se descompuso" — Pensó el muchacho sin despegar su mirada del aparato.
Pidió disculpas al hombre de atrás, y concluyó su viaje de forma tranquila. Tal vez su día tenía algunos defectos, pero creía aún en su suerte.
Luego de unos minutos, corrió al trabajo, no estaba llegando tarde pero le encantaba asistir temprano.
Una vez que entró, dejó su mochila en su casillero, tomó su ropa y fue al vestidor. No pasaron más de diez minutos hasta que Kihyun salió con un impecable traje en negro y blanco, con un pequeño moño. Se dirigió a la cocina para recibir las órdenes de los cocineros. Yoo Kihyun era un mozo encantador, su forma de ser, educado y responsabilidad lograron capturar la atención de sus contratistas aunque él quería ser chef.
Hasta media mañana todo se mantuvo normal, anotando pedidos, aconsejando a los invitados y sirviéndoles el desayuno que solicitaban. No obstante, la música que salía de su aparato irrumpió más de una vez en su labor. Estaba cansado, si lo escuchaba una vez más, lo tiraría en el piso o simplemente terminaría con apagarlo.
—Kihyun, es hora de tu descanso, intercambiemos. —dijo uno de sus compañeros.
—Claro, iré a descansar, gracias. —Contestó Kihyun aliviado, puesto que ahora se concentraría en el defecto del celular.
Al llegar a la sala de descanso, su celular comenzó a vibrar desde su bolsillo. El castaño lo tomó y se sorprendió al ver un mensaje en especial.
—¿Podrías contestarme? — preguntó Minhyuk que parecía haberlo escrito enojado.
"¿Ahora qué le pasa?, Ah seguro querrá hablar de lo de anoche". —Pensó rascándose su cabeza.
Finalmente Kihyun decidió llamar a Minhyuk para poner fin al tema. Espero unos segundos, hasta que esté le contesta con un grito agudo.
—¿Por qué tardaste tanto en contestar? Desde esta mañana te estoy llamando.
—Deja de gritar y, ¿Como que desde esta mañana? Lo único que escuche fue mi alarma que no paraba de– se quedó en silencio, pensando en lo que estaba diciendo.
Tardó unos segundos al darse cuenta que en todo este tiempo, su alarma nunca lo había despertado, puesto que en la noche olvidó colocarla. En ese entonces, el que comenzó con el ruido fue Minhyuk, quien llamaba cada una hora, mientras Kihyun tocaba inconsistente el botón rojo. Como era una costumbre para el que el rojo es lo que para o frena al mecanismo, se vio hipnotizado por ese razonamiento.
—¿Es enserio?, ¿me rechazaste todo este tiempo porque creías que era tu alarma? —Grito el rubio furioso.
—Lo siento, es que la melodía es similar. —Se disculpó Kihyun.
—Está bien, te perdono. Pero no te llamé por esto. —Contestó Minhyuk serio.
—Si lo sé, ¿Es por lo de anoche?
—Eres bueno adivinando.
—Min debes entender, que las relaciones y citas no es lo mío. —Respondió con un tono agotado.
Pero no hubo respuesta del mayor, ni siquiera se escuchó un ruido o suspiro. Esto empezó a poner nervioso a Kihyun.
—Min, ¿me estás escuchando? —Pregunto un poco irritado por el silencio incómodo entre ambos.
—¿Hyungwon puedes moverte…? — Hablo Minhyuk en tono serio.
—¿Hyungwon? —Pregunto gritando alzando la seja. —¿Hyungwon está en la ciudad?
—¿Qué? Ah sí, se quedará por unos días en mi apartamento. —Hablo Minhyuk calmado. —Por cierto, ¿que dijiste hace un minuto? No te escuché.
—Lo siento, pero no me veo tomando citas o en una relación. Pero si necesitas mi ayuda para otro asunto, estaré ahí.
—Wonnie, se fue por la puerta. —Grito Minhyuk desesperado. Kihyun aún no entendía que estaban haciendo, pero parecía que estaban en una persecución.
—Lo siento, me dejé llevar por la situación, pero está vez te escuché. Y no me rendiré tan fácil. —Esas palabras generaron un suspiro agotador para el castaño. Este era uno de los mayores problemas al tener a un amigo extrovertido.
—Ahora entiendo por qué te bloquean. —Exclamó serio.
—¿Qué? ¿Me bloqueaste? —Grito el joven del otro lado de la pantalla, dejando sordo al otro.
—Deja de gritar. —Susurro el otro enojado.
—Por favor, solo son unos días. Hasta que las ideas vengan a mi cabeza.
—No lo haré. —Respondió serio
—Prometo encontrar un buen hombre, aunque dudo que soporte tu temperamento.
—¿Qué? —Grito Kihyun, provocando la sordera al rubio.
Luego del grito escandaloso, se escuchó unos golpes que provenían de la puerta, Kihyun nervioso caminó hacia ella rogando que su jefe no lo hubiera escuchado o sus compañeros. Dudo unos segundos pero cedió. Giro la perilla con cuidado y al abrir se encontró al mismo joven.
—Kihyun, lo siento si interrumpí tu descanso, pero necesitamos ayuda, faltan mozos para los invitados de afuera. —Habló el mozo preocupado.
—Si claro, ahora voy — Respondió Kihyun forzando una sonrisa para que notará que estaba discutiendo. Terminando la conversación, cerró la puerta rápidamente y buscando el delantal para seguir con el trabajo.
—Mmmh, ¿quién era el muchacho de recién? —preguntó Minhyuk con tono pícaro.
Kihyun había olvidado por completo la llamada con el rubio, terminando que escuchará toda la conversación.
—Es solo un mozo de aquí.
—¿Y? Sirve como base de inspiración, ¿Que esperas para invitarlo a comer?
—Estás loco —chilló sonrojado por las palabras vergonzosas.
Cuando finalmente salió de la habitación, el celular estaba en su bolsillo. Minhyuk seguía discutiendo y escuchando, la llamada no había terminado y aunque su concentración estaba más en sus clientes que el inquieto aparato, confundió algunos platos y bebidas llevándolos a las mesas equivocadas, escribió órdenes incompletas y tropezó accidentalmente con otro joven aunque este logró atraparlo justo a tiempo.
Definitivamente debía terminar esa discusión antes de que el asunto se pusiera peor.
—Min, ya te dije que no lo haré. —Grito Ki alterado, dirigiéndose a la habitación para hablar tranquilamente y dar por terminada la discusión.
—Sí, pero aún no me doy por vencido. — contestó el otro en el mismo tono.
Ciego por la ira, una vez más Kihyun tropezó pero está vez con un joven alto y con vestimenta oscura. Debido a dónde se encontraba él, suponía que el sujeto veía de los baños pero poco le importó cuando se lo quedó viendo, mientras el desconocido lo sujetaba del brazo y también por la cintura. El castaño no creía la escena un tanto extraña que se formó a mitad del pasillo pero agradecía que sólo unos pocos pudieran verlos.
—Tenga cuidado para la próxima, el piso es muy resbaladizo. —Comentó el alto, riéndose por la cara roja del bajo.
—Claro —Susurro apenas, pero soltándose bruscamente. Estaba totalmente avergonzado.
Terminada la escena el muchacho se despidió con una cálida sonrisa. El contrario aun lo veía embobado y aturdido.
—Ey, ¿acabo de escuchar a un hombre?. Estaba hablando con Wonnie y no presté mucha atención.
—Si, si. Me tope con él. —Hablaba mientras intentaba despegar su mirada de la puerta por la que el hombre salió.
—¿Y estás bien?
—Si él me atrapó —Dijo recordando el momento.
La forma en que lo sostuvo parecía de una novela o película. Pero había algo que preocupaba a KiHyun, dirigió su mano a donde había sido sujetado, bajó un poco más hasta llegar a uno de sus bolsillos traseros y finalmente logró recordar lo que provocaba sus nervios; su billetera no estaba.
Tanteo cada el otro bolsillo, recibiendo el mismo resultado que el primero, efectivamente su cartera ya no estaba.
—Ki, lo siento, olvidé que estábamos hablando.
—Min.
—¿Qué sucede?
—Mi cartera no está —Exclamó serio Kihyun.
—Oh mierda, qué romántico —Grito emocionado.
Una persona estaría llorando por la falta del objeto, pero, por la insistencia de MinHyuk en un tema del que no quería ser parte y el robo del siglo, el efecto que incitó en Kihyun fue el contrario, estaba harto de todo y muy enojado. Es la primera vez que le roban, y por desgracia fue el chico que lo imaginó como su salvador hace unos segundos. Sin pensarlo dos veces y con una bandeja en manos salió corriendo del restaurante, cruzando dos cuadras completas sin parar hasta que vio la silueta de aquel muchacho que caminaba tranquilo por la ciudad.
—¡Oye tu! —Gritó mientras corría hacia él. —¡Devuelve mí billetera ratero de mierda!
El alto al oír el grito, dio la vuelta curioso pero se llevó una gran sorpresa al ver a un joven, de vestimenta elegante, corría a grandes velocidades hacía él y sin dudarlo, huyó.
—Eso Ki, atrapa ese idiota y dale el golpe de su vida. —Alentaba Minhyuk con mucha emoción.
Mientras las palabras de aliento de Minhyuk surtían efecto en Kihyun, este le lanzaba del maní que tenía en un pequeño bolsillo de su uniforme, la mayoría de ellos dieron el blanco, es decir a la cabeza. Aún así ninguno de los dos se detuvo. Ni siquiera cuando un auto paró al frente de los dos; el ladrón logró esquivarlo, pero por KiHyun, imitó sorprendentemente la escena de "¿y dónde están las ruinas?" Saltando encima del capó sin una pizca de vergüenza.
Al final, el hombre bajó su velocidad por el cansancio, mientras que cierta persona aprovechó y se tiró encima de él, aplastándolo cruelmente.
—Eso es, acaba con él. Golpealo hasta que se muera ese hijo de…—Min seguía alentando desde el celular que habitaba en el piso.
Kihyun se sentó arriba de la espalda del moreno, mientras le daba golpes en la cabeza con la bandeja de aluminio. Efectivamente fue lo mejor que había hecho en mucho tiempo. La gente observaba con diversión pero también preocupación.
—Oye para, ¿qué es lo que quieres?— Pregunto gritando el moreno, intentando atajarse de los golpes.
—¿Qué quiero? Ja. No me hagas reír —Hablo sarcástico el castaño. —Tu sabes perfectamente, lo que me robaste.
—¿La altura? —Al terminar la pregunta, lo único que recibió de contestación fue otro golpe más con la bandeja. —Enserio, no robe nada. Lo juro.
—No te creo. —Lo golpeó otra vez con la bandeja.
—Deja de golpearme con eso. —Empezó a quejarse.
—Golpealo hasta que responda, es un idiota. —Min opinaba a la distancia aunque nadie podía escucharlo.
—De verdad, devuélvemelo y te dejaré ir —Exclamó el castaño agotado por la situación.
—No te robe nada, te confundiste con alguien más.
—Yo nunca me confundí, sé perfectamente que robaste mí billetera.
—¿Qué? —Grito el moreno irritado.
Kihyun empezó a revisar los bolsillos del joven, pero no había señales de su billetera. Efectivamente tenía toda la razón, incluso no llevaba mochila o bolso como quien entró al restaurante. En pocas palabras está aplastando y golpeando con una bandeja al muchacho equivocado, mientras el ratero sigue suelto y con su billetera. Realmente su día de suerte terminó en aquel mediodía.
Continuará~
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