𝑳𝒖𝒑𝒊𝒏
Advertencias: Spoilers de "Dark era"
Los hombres tienen el poder de elegir, las mujeres de rechazar.
-Jane Austen
~•~
—¿Ya llegaron los nuevos contratos?.
La jovencita de ojos verdes se movía de un lado a otro, con apenas 17 años gran parte de la mafia temía de su presencia — Alguien traiga las carpetas de los registros.
Hace un año que recién se encargaba totalmente de los nexos fraudulentos con más empresas, y algunos negocios de armas contrabandeadas que cierto suicida distribuía. Su trabajo fijo era liderar de los ataques a otras organizaciones, siempre trabajando en conjunto a habilidades más agresivas.
—Señorita, el jefe ordenó darle esto— un hombre vestido de negro le entrego folder.
Le dió una hojeada —Te confundiste, es de Dazai.
—El ejecutivo no ha firmado, el jefe le pide que lo convenza— desde hace rato estaba sudando.
—De acuerdo— soltó un quejido para tomar los papeles —Dile que lo haré.
—Haganse cargo— señaló a un hombre de monóculo —Hirotsu, revisa esto hasta mañana.
Caminó hasta la salida para subir a un auto que la esperaba, se acomodo en el asiento de atrás, le dió el destino y así partió en busca del castaño. Pese a estar en la misma organización, tenía meses sin verlo, ambos se distanciaron desde la operación en Hirosaki.
Jane por su parte se mantuvo al margen dentro de la organización, mientras que Osamu era totalmente lo opuesto.
Corrían rumores extraños, decían que el mataría a Ōgai para ocupar su lugar, el linaje sangriento de Dazai era lo que más imponía miedo fuera y dentro de la mafia. El era capaz de intimidar a los otros ejecutivos.
La ojiverde se perdió en sus propios pensamientos, no quiera ver su cara, pero si era una orden directa tenía que hacerlo. No lo odiaba, solo seguía molesta. No hablar con su hermano le dejaba cierto hueco en el corazón.
—Llegamos— el chófer interrumpió su gran revelación.
—Apaga el motor— bajo de ahí tomando lo preciados documentos.
—¿No prefiere que la esperé con el auto encendido?— el hombre de traje la miro por la ventanilla.
—No, tardaré un poco— se adentró en los callejones, la ubicación que le dió al chófer solo la acercó un poco al punto de reunión.
Cuando logró ver el letrero brillante del bar supo que por fin había llegado. Durante mucho tiempo atrás Dazai le contaba toda clase de anécdotas que vivía ahí, con sus compañeros de tragos. Pasó sin ningún tipo de revisión, le indicaron por dónde bajar al bar, era una especie de semisótano.
—Es un gusto verlo Natsume-sensei— logró divisar al castaño junto al gato de manchas particulares.
—Jane, es una sorpresa verte— sonrió golpeando su bebida haciendo que el felino saltará del banco.
—Lamento invadir tu privacidad, pero Mori me pidió que te buscará— caminó hasta su lado —¿Desde cuándo no comes?.
Si le preocupaba algo era ver su delgadez y rasgos de insomnio, el ejecutivo olvidaba cuidar de si mismo hasta el grado de no dormir, ni comer bien.
—No lo sé, ¿unos días?— golpeó levemente el lugar donde antes estuvo el animal —Sientate, bebe algo conmigo.
—No me gusta el alcohol, ya lo sabes, solo necesito tu firma en esto.
Dejo caer los papeles sobre la barra, al mismo tiempo reviso sutilmente el local. Le parecía tranquilo y de cierta manera romántico —Cualquier ejecutivo puedo firmarlos y está listo.
—Ya sabes que tan obsesivo se vuelve Mori— justo antes de decir otra cosa alguien más entró a la habitación.
—Hola Odasaku— Osamu ignoró a la más baja para centrar su visión en el recién llegado.
—Buenas noches— el pelirrojo inclino la cabeza al ver a la azabache.
—Buenas noches Sakunosuke— sonrió ante sus formalidades.
—¿Sabes su nombre?— la envolvió por la cintura para sentarla —Lo siento, hoy nos acompaña una dama
—Esta bien, soy un caballero— se adueñó de otro banco.
—Dazai, solo firma.
—¿Se enteraron?, hoy hubo un tiroteo— volvió a esa actitud boba de siempre —Intercambie tiros en una bodega, con una pandilla que tenía un camión con ametralladora.
El cantinero algo divertido puso un vaso de agua frente a ella. La azabache respondió con un "Gracias"
—¿Y esas heridas?— habló el de ojos azules —¿Son del tiroteo?.
—Tuve que ir al baño durante el tiroteo, y caí por un agujero por la prisa— recargó su codo el la madera, con la mano libre empezó a jugar con el cabello de Jane.
—Ya veo, pero no digas cosas así frente a una señorita— el hombre bebía su trago con lentitud.
—Jane es la mujer más audaz que conozco— el de vendas se negaba a cooperar con ella.
—Eran un grupo patético— podría seguir su juego para que al final aceptará firmar.
—Exacto, aún sigo con vida— jugaba con el hielo de su bebida —¿No habrá una manera sencilla y confiable de suicidarse?.
La femenina sonrió ante su comentario, pese a ser más adulto seguía con las mismas ideas de su adolescencia. Lo escucho hablar sobre la muerte, básicamente ahora ella no existía en su monólogo.
—Dicho esto, cantinero ¿Me sirve detergente?— al decir eso la menor casi se ahoga con el agua.
—No tenemos— el de chaleco rojo limpiaba los vasos frente a el trío.
—Que mal— dió un giro en su asiento —Jane, ¿Rompiste algún cráneo hoy?.
Dió una bocanada de aire sobando su entrecejo, no podía irse hasta tener los documentos completos, de lo contrario su ida sería en vano pero se cuestionaba si realmente valía la pena escucharlo.
—Odasaku-san, debiste reprenderlo— un hombre de traje café apareció —Ya que nunca lo haces, Dazai-kun suele hacer disturbios.
—¡Ango!— el castaño se asomo por detrás del pequeño cuerpo femenino.
—Lamento las molestias que puede ocasionar— el de gafas hablaba con Jane —Buenas noches señorita-
—Buenas noches— la muchacha de cara inexpresiva sabía quién era ese tipo y le desagradaba. No había una razón para que le cayera mal, solo era una intuición, cada que lo veía sentía esas dobles intenciones. Seguramente Dazai sentía lo mismo pero lo ignoraba por ser amigos.
—Hoy conduzco, quiero un jugo de tomate— terminó sentado al otro lado de Dazai —¿Usted solo tomará agua?.
—No se preocupen, me iré en cuanto Dazai firme esto.
—¿Sales del trabajo?— el suicida seguía evadiendo las peticiones de Jane.
—Tuve un día terrible, tarde demasiado en la compra de bienes contrabandeados— mostró su maletín.
Jane apretó los puños al ser ignorada nuevamente, no era culpa de los ajenos al conflicto —¿Tuvo un día pesado?— el pelirrojo susurró para no intervenir en la otra conversación.
—A estás hora todavía no termino mi trabajo— cerró los ojos por unos segundos —Dazai lo dificulta.
—Ya debería saber que tan testarudo es— el mayor se inclinó hasta su oreja —Usted puede golpearlo mientras nosostros lo sostenemos.
La muchacha soltó una risa que no pasó desapercibida por los presentes, al notar la plática entre los contrarios el ejecutivo intervino velozmente —Jane, el también metió la pata, igual que nosotros— sacudió el cuerpo de la mujer.
—Oye, suéltala— habló el del lunar cerca del labio.
—Odasaku, somos compañeros de copas desde hace mucho, y jamás te he escuchado quejarte de tu trabajo— el de vendas envolvió los brazos de la menor —El es increíble Jane— Sopló sobre el lóbulo de su oreja.
—Mis historias son aburridas, solo serán tediosas para la señorita.
—Tú y tus secretos— hizo una mueca divertida —Al zafiro de la mafia le interesa saber que hiciste hoy.
El de barba poco poblada bajo la mirada hasta sus ojos, ella asintió pues en el fondo tenía curiosidad por el único miembro de la mafia que no mataba —Castigue a un mocoso que trato de robar, hice de mediador entré la esposa y la amante del dueño de un negocio fantasma, también saque explosivos sin detonar detrás de una oficina.
Para este punto el suicida estaba embelesado por sus palabras, apretaba más el cuerpo de la femenina —¡Te lo dije Jane!— la sacudió una vez más —Odasaku cambiemos de trabajos, yo también quiero sacar explosivos— Todos los presentes negaron, haciendo que Dazai estuviera incómodo.
—Oye— lo jaló de la nuca para que sus ojos se encontrarán —Solo firma esto.
—¿Eso quieres mi amada flor...
—Si, eso quiero— sacó un bolígrafo que terminó en su mano —No digas eso aquí.
—Todo sea por verte feliz— de mala gana firmó los papeles —Esta hecho, ya puedes estar tranquila.
El chico de vendas acarició su cabeza, a veces le gustaba imaginar cómo habría sido su vida si la hubiera mantenido a su lado. Asfixiando su relación, haciéndole daño y gozando sus dulces actos que no escatimaban hasta caer en lo horroroso.
—Gracias. Me retiro, pasen buena noche— se despidió de los otros hombres tan formal como siempre.
Todo volvió a ser silencioso en cuanto salió, inclusive Dazai trunco su conversación.
—¿Era una reunión importante?— preguntó el de lentes —¿Por qué no querías firmar?.
—Jane vino a verme en persona, tenía que retenerla el mayor tiempo posible— el castaño sonrió de manera extraña —Supongo que conocen los rumores.
—Escuche que el zafiro de la mafia esta obsesionada con las joyas— añadió Ango.
—¿Tu Odasaku?.
—Escuche que es cruel y frívola, pero parece más ordinaria.
—¡Bingo!— el de vendas aplaudía con felicidad —Jane si es bastante lógica y calculadora pero también sensible con quiénes le agradan, sería una jovencita común fuera de la mafia. Es brillante.
—Hablas como un tipo enamorado— el pelirrojo pudo observar incomodidad en el ejecutivo.
—No es así— suspiró haciendo un puchero —Pero me alegra verla, al igual que ustedes.
Sus acompañantes del suicida lo miraron extrañado, pocas veces salía del papel de bufón.
—Brindemos— alzó su vaso.
—¿Por qué?— preguntó Ango.
—No necesitamos una razón.
—Por los perros callejeros.
~•~
La femenina llegó rápidamente a la cede, ahora que había terminado su jornada con una victoria estaba satisfecha —Llevale esto al jefe— el hombre de antes recibió los papeles —Estan listos.
—Muchas gracias— torpemente se inclino para correr en cuanto pudo.
—Hirotsu— la más bajo lo llamo —¿Nakahara todavía no se va?.
—El sale mañana en la mañana— el del monóculo se inclino en señal de respeto.
—Desde hace tiempo te pedí que no seas tan formal.
—Como usted ordené— la muchacha respiro hondo por su respuesta.
—No tienes remedio— mostró una mueca extraña para sus empleados directos. Algo parecido a una sonrisa tenue que desapareció junto a su portadora.
—Hola— asomó la cabeza por la oficina de Chuuya.
—¿Cómo te fué con la momia?— el del sombrero fumaba.
—¿Estás nervioso por mañana?— caminó hasta el sofá dónde reposaba el contrario.
—No son nervios, es maldito estrés— antes de darle otra calada la muchacha le arrebató el cigarro.
—Fumar te hace daño— lo apagó en el cenicero para sentarse junto a el —Te irá bien, no es la primera vez que controlas negocios en occidente.
—Pero está vez es distinta, si no llegamos a un acuerdo...— recargó su cabeza en el hombro de la menor.
—Si no llegan a un acuerdo, puedes encargarte— con su mano acariciaba su mejilla levemente —Ire si me lo pides.
—¿Necesitas que te lleve a casa?— el de ojos azules tenía la punta de las orejas rojas, pero incluso eso no le importaba lo suficiente para apartarse.
—No, solo quería verte antes de que te fueras— comenzó a dar suaves caricias en su cabello —Debes estar cansado, han sido días muy difíciles para ti— miraba directamente a la nada, y extrañamente las palabras fluían con facilidad.
Se quedaron en silencio mientras el pelinaranja suspiraba pesadamente en su cuerpo —Siempre te esfuerzas tanto— la azabache agitó un brazo para llamar su atención —Nakahara.
Volvió a llamarlo, pero el no respondía, estaba dormido. El al igual que la mayoría de mafiosos tenían problemas para dormir. Jane se tomó la libertad de envolverlo con sus brazos dejando caer su cuerpo poco a poco, así terminó encima de ella siendo abrazado.
—Descansa.
Fragmento perdido
Al despertar el joven casi muere por un infarto, pues su cara descansaba en el pecho de Jane.
-Buenos días- aquella jovencita sonrió estirando los brazos -¿Dormiste bien?.
El de ojos azules tartamudeo un poco, cualquiera que los viera se daría cuenta de lo avergonzado que estaba, pero Jane no era tan hábil.
-¿Cómo entró ese gato?- el del sombrero evadió sus preguntas.
-Se más respetuoso Nakahara- se puso de pie para inclinarse ante mi -Buenos días, lamento que viera ese momento tan íntimo.
-¡¿Íntimo?!- el otro presente se balanceó cayendo al suelo.
Me causo gracia como ambos jóvenes podían ser dulces incluso si odiaban las condiciones de su nacimiento.
Jane sin duda estaba adquiriendo un carácter más humano, totalmente fuera de lo predicho.
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