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𝑰𝒏𝒄𝒂𝒑𝒂𝒛

Advertencias: Violencia típica del anime/manga.

Dios, no me des ideas de un triángulo amoroso, no se puede.

She knows, and I know she knows. Refrán de vida, ponte vivo jajajaja.

Lo que está bien hacer, no se puede hacer demasiado pronto.
-Jane Austen.
~•~

La azabache despertó a las cinco de la mañana, no con un beso en la frente, de hecho estaba siendo apretada por el brazo de Chuuya, quien aún descansaba cómodamente. Jane se giró para contemplarlo, quizá recordó la primera vez que aprecio su rostro, en la oficina del jefe mientras negociaba la investigación del Aharabaki, se perdió en el azul de sus ojos, y le encantaba hacerlo, perder la noción de la realidad en esos bellos ojos que le recordaban un rincón del cielo.

—Bueno, no eres una ilusión— la voz de Chuuya la hizo sonreír—. Lamento apretarte tan fuerte, no quería que escaparás.

—¿Por qué lo haría?— Jane acarició su cabello disfrutando el color de cada hebra—. Eres más rencoroso de lo que imaginaba. No se si es una virtud, pero definitivamente no es un defecto.

—¿Siempre has sido parlanchina?— abrió los ojos encontrando un brillo esmeralda.

—Soy más bien taciturna, supongo que cuando estoy contigo tengo menos cuidado de mis palabras. Lo siento.

—Me gusta que hables más conmigo…eres simplemente tú.

—¿Qué tal si no vamos a trabajar?— suspiró tallando su ojo izquierdo—. Puedo mandar al demonio a Mori-san. No tengo ánimos de escuchar su junta, solo dirá cosas extrañas de mi.

—Debe aclarar las cosas, hay ros rumores preocupantes, escuché que te fuiste por una relación con un terrorista, sentí celos— el de cabello naranja se puso de pie dejando de adorar el cuerpo de Jane.

Tengo un admirador que destruyó el palacio de invierno, podría ser él— fue un susurro que soltó antes de caminar hasta el baño.

—¿Admirador?— sonrió de lado—. Te encanta volver locas a las personas.

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Usó un vestido color nude algo ajustado de tirantes, no lo compró ella claro, Chuuya se lo llevó a casa para poder salir con algo más que pijama junto a unos zapatos de piso. Definitivamente era totalmente distinto al gusto de Jane.

La muchacha reprimía una risa—. La comodidad no es algo que entre en tus conceptos.

—Te hice un favor, y se ve bien, ¿No te gusta?— apretó su mano en busca de una respuesta.

—Está bien, pero no es algo que me pondría por gusto, un poco más y no respiro— con su mano libre tiró de la gargantilla de Chuuya.

—Luces hermosa, pero tienes razón, tu comodidad es primero, cualquier cosa te queda bien, es una habilidad que pocas personas pueden poseer.

—¿Estás tratando de seducirme para faltar a la reunión?, Porque lo haces muy bien— soltó una risa mientras recargaba su peso en el joven, que al sentir el tacto se puso rígido.

—Desgraciada— apresuró el paso hasta la sala de juntas.

—Llegan justo a tiempo— Mori estaba en justo en algún discurso sin importancia.

—Buenas tarde, lamento el retraso— habló Jane mientras tomaba asiento junto a Kōyō.

—Cuando dijeron que volviste, imaginé que me visitarías— comentó la pelirrosa.

—¿Me extrañó?.

—Por petición mía, la señorita se hizo cargo de algunos negocios en occidente, así que cuando le pedí volver lo hizo, es por eso mismo que tenemos la fortuna de contar con Jane Austen, la mujer en quien más confío— sonrió el de ojos violetas—. ¿Quiere decir algo?.

—Fue un largo viaje, y me alegra ver las mismas caras que cuando me fui, ya saben cómo es tratar conmigo, así que no tengo más que agregar.

—¿No estaba exiliada por ser una puta traidora?, Para mi no representa nada de lo que somos, debería denigrarla— habló un pez gordo de la mafia, que controlaba el mercado de órganos.

La única forma para que yo dejé la mafia es muerta, no por interés, se llama lealtad, y si la conoces deberías dejar de soltar tantos insultos— soltó con suficiencia, pese a ser tan formal, no soportaba los insultos. Jane era orgullosa si se trataba de alguien así de frívolo.

—Es la persona que cuenta con todo mi apoyo incondicional— el de guantes suspiro—. He dicho en otras ocasiones que Jane es la persona que me acompañó desde antes de estar en la mafia de forma activa, no voy a denigrarla por seguir mis órdenes. ¿Estás quejándote?.

—Lo siento mucho jefe, no quería que sonará cómo una queja— volteó a ver a Jane—. También te ofrezco una disculpa.

—Bueno, en temas más importantes, las arcas…

Una hora cuarenta minutos habrían parecido una eternidad si no hubiera hecho señas con Chuuya, e intercambiado algún comentario con la mujer de al lado, que parecía interesada en su viaje, y la hizo afirmar una cita para beber té.

Salió bostezando para ser interceptada por Hirotsu—. Tiene algunos negocios que visitar.

—Ya lo sé, gracias— miró de reojo a Chuuya, y formó una seña con su mano—. Nos vemos después.

—Avísame cuando vuelvas— sonrió antes de alejarse.

—Bueno, conozco muy poco a tu equipo, si no son hábiles, los descarto— caminaron hasta el estacionamiento donde distinguió a dos jóvenes, se dirigió a Gin—. ¿Tu hermano está bien?.

Asintió antes de ponerse recta, era muy parecida a su hermano, en el mal sentido, dirigió su mirada al pelirrojo que la observaba con hostilidad. El mayor abrió la puerta para dejarla pasar.

—Sube Gin, también eres una dama—le estiro la mano para apoyarla cosa que la hizo retroceder hasta chocar con Hirotsu.

—La señorita dio una orden— activo su habilidad amenazando a la muchacha.

Al estar dentro le indico a Tachihara hacer lo mismo—. Los niños van atrás, corre.

Vayase a la

—Sube ahora— habló el anciano, y así lo hizo.

—No los amenaces por todo, sé como lidiar con personas de su edad, siento que me haces ver incapaz— abrió la puerta del copiloto para ponerse el cinturón.

—Lo siento mucho— agacho la mirada.

—Ya no importa, vamos— miro por el retrovisor como ya comenzaban a pelear, pero decidió esperar más—. Nuestro itinerario es muy agitado, cinco empresas fachadas a las que aplacar.

—¿No deberían mandar a un equipo más grande?— preguntó el de ojos ámbar.

—Yo sola puedo hacerlo— busco algún dulce que le fue entregado por el hombre mayor que ya tenía encendido el vehículo.

—Estaremos a sus ordenes.

—Gracias, Hirotsu. Cómo nunca he trabajado con ustedes dos les dejaré claras algunas cosas— buscó su labial y con ayuda de un espejo de mano se ponía una fina capa—. Si les digo algo, hagan eso mismo, no arriesgaré sus vidas deliberadamente. ¿Entendido?.

Ambos asintieron de mala gana—. Ya que…

—Ayer pude comprobar que Tachihara es un chico problemático, pero supongo que obediente, no espero menos de Gin— así pasaron los minutos en silecio, cada tanto escuchaba un insulto de Tachihara para la menor que lo amenazaba con su cuchillo—. La próxima vez voy atrás con alguno.

—Llegamos— advirtió el mayor.

—Bueno, ya lo saben, sean obedientes. De momento quiero que ambos estén en la retaguardia— habló la mujer que descendía del auto, acomodó su cabello antes de entrar a la recepción para después ser guiada a la sala de juntas.

—Pensé que era un negocio serio— comentó uno de los tres hombres con trajes costosos—. Mandaron a una perra, pero al menos es bonita.

—Buenas tardes— inhaló el aire con olor a colonia costosa—. Soy quien lleva las cuentas de este pequeño negocio.

—¿Pequeño?— el mismo hombre se carcajeó—. ¿Tienes idea de cuanto dinero es, cielito?.

—Me temo que ya empezó mal— tomó asiento junto al más alto—. Bueno, dejando de lado las formalidades, espero llevarnos bien.

—No me sentaré con esta pequeña puta, la única manera de conversar con ella será en una cama— se puso de pie mientras el anciano detrás de la mujer lo miraba de mala manera.

—Veamos lo que tiene por decir— el hombre a su lado parecía más pacífico.

—Puede irse si lo desea— sacó algunas hojas del maletín que Tachihara dejó en la mesa—. Es lo mejor, así no dará problemas.

—¿Quién crees que eres?— avanzó hasta ella, pero fue bloqueada por Gin.

—No te pedí que lo hicieras, alejate de él— alzó la mirada distinguiendo una cara enojada que avanzaba hacia ella.

Muñeca, seguramente tuviste que abrir bien las piernas para tener este cargo, si quieres que tengamos un negocio, abrelas más— sonrió muy cerca de ella.

—Lamento informarle que no estoy aquí por gusto, y ser socia de alguien como usted me asquea— levantó su figura aun con esa mirada estoica—. No tendría ese tipo de atenciones con usted, y en realidad creo que ninguna mujer lo merece.

—Pequeña perra.

Jane plantó una bofetada en su mejilla viendo de reojo al resto de presentes fruncir el ceño—. Puede irse si lo desea, pero los insultos sobran. Si eres la mitad del hombre que finges ser, siéntate y deja que haga mi trabajo.

El hombre se puso rojo de coraje—. Eres una…

—Persona que merece respeto, así que te mostraré un poco de modales— sujetó su cara y la empujó hasta la mesa de cristal, logrando hacer una grieta larga—. No grites, no tienes cinco años, si necesitas nalgadas llamaré a tu mami, pero siendo justos, debe odiar tener un pedazo de mierda por hijo.

—¡La maldita mafia no es nada, solo eres otra perra…

Si vuelves a insultarme, te mataré.

La sala quedó en total silencio mientras la muchacha volvió a su silla, los subordinados de la joven estaban esperando algún movimiento por parte del guardia en la  esquina, pero el más alto de todos soltó una risa.

—Vaya, no hay nada como ver a una mujer en acción— tomó las hojas para leerla detenidamente—. Me parece bien, y si voy a verte cada que hagamos una junta estaré encantado de seguir sirviendo a la mafia.

—Eres el más inteligente, controla a tus socios, o acabarán hechos trizas— soltó al mayor para volver a su lugar.

—Sigue consternado— habló el único rubio—. Yo estoy dentro, eres agradablemente peligrosa.

—Solo falta este señor— Jane sonrió de lado—. Apúrate, de todas formas este encuentro no puede ser más desagradable y bizarro.

—Si…seguiré trabajando con ustedes.

—Bueno, nos veremos en un mes, espero que mejores tu vocabulario, eres sumamente misógino— repartió un listado de acciones para los ejecutivos—. Si no llegará para la siguiente reunión, tengan por seguro que enviaré a alguien, tratenlo con respeto, por favor. Hasta luego.

—Mierda, ¿Hace calor?— preguntó el rubio en un intento de hacerla reír, pero no lo consiguió, Jane abandonó la sala.

—Hirotsu, ¿Cuál es la siguiente?— jugaba con el maletín hasta llegar al elevador dónde recargó su peso en la fría pared.

—La única que se mantuvo a raya durante todo el conflicto.

—¿Podemos comer antes?, hablar con ellos me dió hambre— suspiró profundamente pasando la mano por su vientre—. Fueron groseros conmigo, por ser mujer ¿Puedes creerlo?, estamos en el siglo veintiuno.

—¿Cómo puede ser tan intimidante y ahora estar criticando el machismo?— habló el pelirrojo.

—No es cómo si debiera tener precauciones con ustedes, ¿verdad?. Son temas con nos competen como sociedad, que seamos criminales no quiere decir que somos retrogradas— respondió con simpleza—. Quiero comer algo ligero, busquemos un lugar cercano, yo invito.

~•~

—¿No te parece raro que volviera?— cuestionó la mujer de ropas tradicionales—. Seguramente fue por algo además de una orden.

—No pude hablar contigo, hermana, pero Jane no traicionó a la organización…

—Un traidor abandona, eso hizo ella, no me refiero a la mafia, te abandono a tí— resopló ruidosamente—. La admiró como persona, pero jamás será buena para ti, ni para nadie, le gusta quitarle la vida a la gente.

—Basta, sé que te preocupas por mí, pero ella es importante para mí— cruzó las manos algo cohibido—. Ella es especial para mí.

No sé atrevieron a decir más, Kōyō asintió antes de beber un poco de té.

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—Tachi-chan, ¿Has pensado en ser modelo?— sacó una menta de su bolso—. Tienes un buen perfil.

El anciano lo miró de mala manera por el retrovisor al ver que no contestaba—. Es un mocoso insolente.

Gin estaba cómo copiloto para evitar otra pelea, mientras que Jane iba atrás con Tachihara, que cada tanto se alejaba lo más posible.

—Tranquilo, es más lindo callado— miró la ventana antes de seguir indagando—. Vamos, Tachi-chan, quiero ser tu amiga.

—¿Por qué?— se atrevió a preguntar.

—No tengo amigos guapos, sin ofender Hirotsu— provocó una carcajada en el jóven—. Mentira, es muy apuesto, quiero llevarme bien con mi equipo, pero Gin es más difícil de convencer.

Siguieron con sus actividades, e incluso pararon un rato para que Gin fuera al baño con la excusa de acomodar su mascarilla. Cosa que Jane aprovechó para acercarse al más alto.

—¿Qué te gusta hacer en tus ratos libres?— ladeó la cabeza curiosa.

—Nada importante— sacó su arma para revisarla, y de paso ignorar a la azabache.

—Prefiero trabajar con Akutagawa, él era más fácil de ignorar.

—¿Akutagawa?— miró en dirección a sus piernas—. ¿Cuidó de Akutagawa?, parece que la odia.

Ambos éramos adolescentes, naturalmente me odiaba— agitó su mano tratando de hacerse aire—. ¿Puedes prender el aire acondicionado?.

—Claro— el canoso siguió su orden.

La más baja sujeto su cabello con ambas manos, formando una vista hermosa, su nuca totalmente descubierta con los brazos en alto, mirando alguna parte del asiento de Hirotsu—. Ahora solo parece indiferente, que curioso, su hermana también lo es.

—Ya nos vamos— Tachihara desvío la mirada a Gin quien recién llegaba.

Llegaron a la sede, dónde la joven bajó dando un largo lamento—. No vuelvan a pelear frente a las empresas.

—Yo no empecé— al sentir la cuchilla de Gin en su espalda mostró su arma—. ¿Quiere pelea?.

—De acuerdo, los dos ya basta. Gin, acompaña a Hirotsu a la bóveda para acomodar los papeles y tú vienes conmigo— señaló al de chamarra verde.

—Prefiero ir con ellos— se resistió, pero Jane fue más hábil, y así lo jaló hasta su oficina.

—Ustedes son cómo un perro y un gato— abrió la puerta para dejarlo pasar—. No puedo trabajar con ambos así.

—Ya le dije que no fue mi culpa.

—Me hablas cómo si fuera mucho más grande, soy bastante joven, puedes ser informal.

—El viejo me regañará— volteó a ver qué su lugar de trabajo estaba muy ordenado.

—Al menos cuando no esté cerca, tengo veintiún años, la diferencia de edad es mínima. ¿Quieres un caramelo?— de un pequeño frasco en su escritorio tomó uno de envoltura roja—. Ten, es para ti.

—¿Siempre eres así?, ¿o es hostigamiento sexual?— estiró la mano recibiendo el dulce.

—¿Me veo como esa clase de persona?— habló al mismo tiempo que terminó sentada—. Puedes irte, solo quería que no pelearás con Gin.

—Gracias…por el dulce— lo guardó en su bolsillo.

Jane contempló su acción, esa expresión burlona se formó en su cara nuevamente. Después de aquello,se reunió con Yumeno , olvidando un detalle grande.

—Me dijeron que usaste la maldición— pasó al cuarto acolchonado logrando divisar al niño vestido de blanco.

Debiste morir, por la maldición— ignoró sus ganas de abrazarla, y centró su vitalidad en odiarla.

—¿Por qué?— descansó en la esquina de la cama individual, hecha de metal pues anteriormente, Yumeno se astillaba a propósito.

Me lastimaste, me dejaste solo— reprimió un quejido al ver su mirada inerte.

—Ven, te quiero dar un abrazo— estiró las manos y el menor corrió en su dirección—. Lamento no avisar, pero tú no lo habrías aceptado de todas formas.

Quería jugar contigo— sollozó apretando su espalda mientras gotas saladas corrían por sus mejillas rosadas.

—Volví, espero compensar eso. Mereces amor— lo vio quebrarse por completo—. Eres mi responsabilidad, no te botaré nada más.

—¡Quédate conmigo!— suplicó entre lamentos—. ¡No te daré problemas! ¡Seré un buen niño!.

—Lo eres, pero no vuelvas a usar la maldición, no importa lo que digan, o hagan, no la uses— pasó sus dedos entre el cabello de Q, así logró calmarlo un poco.

—Pero si tú me lo pides…

—No lo haré, pero si llegara a decirlo, no actives la maldición— sonrió por la extraña fantasía de Yumeno—. No necesitas usarla jamás. Me enteré que perdiste esa muñeca, te daré otra.

—¡Te odio!— oculto su rostro nuevamente—. Te odio tanto, eres una mala persona, eres peor que una sanguijuela.

Jane reprimió una risa, pues sus acciones se contradecían, él buscaba un poco de afecto. Un poco en el momento adecuado es letal—. No más que yo seguramente.

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—¿Dónde demonios estás?— el pelinaranja volteaba cada tanto a su celular. En la mañana fue muy sincero, tenía miedo de abrir los ojos y no verla, esa sensación era exactamente igual. Miedo a perderla otra vez. No se atrevió a molestarla, incluso estuvo tentado a llamar al anciano que la acompañaba, pero pensó que eso era demasiada posesividad, rozando lo extraño. Unos ojos verdes se asomaron por la puerta.

—¿Todavía no acabas?.

—¿Hace cuanto volviste?— suspiró aliviado.

—Vaya, eso se me olvido, volví hace unas horas— mostró una sonrisa pequeña—. Si necesitas algo dime, por hoy termine algunas cosas, podría ayudarte, e irnos antes.

—No, ya te llevo a casa, pequeña— busco su saco y acomodar algunas cosas en el escritorio.

—Dilo de nuevo, eso de pequeña.

Maldita fetichista— murmuró nervioso.

—No es por eso, aunque creo que tener alguno tampoco está mal— salió de la oficina jugando con el tirante de su vestido—. Todos tenemos alguno, ¿verdad?.

—No hablaré de eso contigo, no quiero faltarte al respeto— puso su saco en sus hombros, pues era consciente de su aberración por el frío.

—No lo harías aunque te lo pidiera— caminó con más prisa al ver a cierto pelirrojo—. ¿Vas a casa?, no pareciera que la tengas.

—¿Me crees un maldito vagabundo?— mordió su labio para después ver a Chuuya—. Buenas noches, nos vemos.

—Hasta mañana, Tachi-chan.

El de ojos azules frunció el ceño, y su sorpresa fue más al ver la sonrisa de Tachihara—. ¿Por qué lo llamas así?.

—Es menor que yo— respondió con simpleza.


Fragmento perdido.

Entonces ese payaso me dijo algo como “Tenía un regalo para ti” y activó los explosivosimito el ruido de una explosión.

—Alto, ¿Eso pasó de verdad?— arqueo las cejas—. Lo mataré.

No me gustaría que tengas encuentro alguno con ese hombre, forma parte de la decadencia de los ángelesdirigió su vista a la ventanilla—. Profesó una devoción tal por matarme, estaba segura que lo haría.

—No puedo creer que no regresaras antes, estabas a nada de morir— no pensaba detenerse en el complejo de Jane.

Mi departamento está listo, es habitable otra vezexclamó con una sonrisa.

De acuerdoestaba un poco disgustado, pues pensó que ella dormiría más veces en su casa, al final frenó justo enfrente de su edificio.

Gracias, pequeñoplantó un beso en su mejilla.

¿Pequeño?su ceja ya tenía un tic para ese momento.

Me llamaste así, me pareció adorablevolvió a besar su piel.

Aún no te perdono por no volver antessu sonrojo incrementaba cada vez más.

Hay un lado positivo en esto, no te enviaron a tisu tono tan natural dejó estragos en Chuuya.

¿Te fuiste para que yo me quedara?buscó su mirada, la joven lo veía con tanta paz.

Mori-san jugó la única carta que puede usar contra mísonrió de lado antes de bajar—. Hasta mañana.

—¿Te fuiste por mi culpa?…

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