
𝑭𝒓𝒂𝒈𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒎𝒖𝒋𝒆𝒓
Advertencias: Violencia, lenguaje vulgar.
No es mi intención negar que tengo una gran opinión de él; que lo estimo profundamente, que me gusta.
-Orgullo y prejuicio
~•~
~Dos años después del escapé~
—¡¿Dónde estás Akutagawa?!— al no recibir respuesta salió de su escondite recibiendo varios disparos que nunca llegaron a su objetivo —Te dije que no te movieras de tu puesto— apretó los dientes hablando por el comunicador.
"Era inútil desde la retaguardia" por fin se digno a contestar, sonaba bastante agitado.
—No te ayudaré— volteó a ver a los contrarios —Tendrás que llegar hasta mi.
"Entendido" su tono fué más molesto que de costumbre, ambos apagaron sus dispositivos.
—Tengo que apurarme, mi amigo está en peligro— hizo una mueca al escuchar un grito —Supongo que ya está cerca, no era necesario que viniera —Una explosión hizo temblar el edificio, rápidamente los presentes apuntaron sus armas contra la nueva presencia—. Mi amado hace acto de presencia, realmente es encantador.
En un abrir y cerrar de ojos el pelinaranja manipuló la gravedad haciendo levitar al grupo que trató de atacar un cargamento de la mafia. Todos terminaron con la cara pegada al piso —Eran pura basura— su voz hizo eco en todo el lugar —¿Estás bien?.
—Nakahara eres tan flexible— alzó el pulgar orgullosa —Debo ir con Akutagawa antes de que lo acribillen —lo volvió a llamar por el dispositivo "Lo tengo bajo control" jadeaba peleando por un poco de aire "Me haré cargo" dijo—. Claro que si— no había burla en sus comentarios.
Salió de la bodega dejando a Chuuya junto a un montón de cadáveres, el de baja estatura ni se molestó en cuestionarla pues era conciente de la situación.
—Ya terminé— no hizo falta que lo ayudara, el ya estaba a unos metros del campo de batalla.
Al llegar con el pudo ver la sangre salpicada en su mejilla. La limpió con su dedo para después sujetarlo por los olanes —Has mejorado bastante, pero no pases por encima de mi autoridad— El de gabardina negra no dijo nada, sabía que aún si estaban en malos términos jamás lo mataría, lo malcríaba de alguna manera. Jane quitó esa cara tétrica para después soltarlo —Esa desobediencia no te dejará nada bueno, Aku~chan.
Odiaba que lo llamara así, Ryunosuke quería partirle ahí mismo el cuello. Lo que más lo desesperaba era la sonrisa burlona que mostraba cuando se refería a el—. No me llames así.
—Te lo buscas tu solo al ignorar mis indicaciones.
—Era inútil desde la retaguardia —replicó con los brazos cruzados.
—Eres más inútil muerto ¿Verdad Aku~chan? —la última palabra fue dicha en un tono tan dulce que el menor así vomitaba sobre su hipocresía. Las pupilas del más alto se contrajeron, apretó los puños aún dentro de sus bolsillos—. No morirás mientras estés cerca de mi, él te dejo a mi cargo, y harás lo que te digo, de lo contrario, seré tu enemiga.
Estaba a punto de responder cuando la voz de Nakahara sonó más fuerte—Ya no te he visto en acción— señaló a la más baja.
—Nakahara— saltó a sus brazos casi enseguida —Gracias por venir.
—No hagas esto frente a...no hagas eso—estaba avergonzado más que nada por el intruso.
—Todo salió bien— Señaló a su acompañante —, ya no debo hacer mucho, Akutagawa siempre arregla sus desastres.
Chuuya le dedicó una mirada para después sonreírle —Lo sé, dicen que puede corta cualquier cosa.
El menor en respuesta tosió tratando de cubrir su leve sonrojo. Caminaron otro rato hasta llegar al auto que los llevaría devuelta al cuartel general —Buenas noches— un hombre abrió la puerta para dejar subir a la azabache —Pise con cuidado.
—Gracias— ingresó al asiento trasero junto a Chuuya, mientras Akutagawa terminó de copiloto.
Ryunosuke observaba todo por el retrovisor, dejó de hacerlo al escuchar suspiros por parte de Jane, prefirió no indagar el motivo de sus gemidos.
~Justo así~ soltaba pequeños sonidos melodiosos de un momento a otro ~Gracias, tú realmente eres tan bueno conmigo.
—No te daré otro masaje si haces eso— el de ojos azules tenía la cara roja por los sonidos de Jane —Se puede malinterpretar, mocosa— susurró cerca de su oreja.
Llegaron al rascacielos, eran más de las dos de la madrugada, aún así debían reportar bajas y otras cosas importantes. Jane se encargó de dar las declaraciones junto a Chuuya, y cedió el papeleo de ambos como castigo del Ryunosuke por desobedecer sus órdenes.
—De nuevo, muchas gracias— sonrió al mismo tiempo que ponía su cinturón de seguridad —Lamento darte más trabajo.
—De todas formas el jefe me pidió que fuera— no apartaba la vista del camino.
—Mori-san se ha vuelto más estricto conmigo.
—Hundiste un barco— al ver una mueca en la cara de Jane lo entendió todo —Fué Akutagawa ¿Cierto?.
—Es mi subordinado, debo hacerme responsable por sus acciones —reflexionó sus propias palabras. En realidad Akutagawa no le importaba tanto, solo era por el sentido de responsabilidad que Dazai dejó en ella.
—Lo defiendes demasiado, ¿No te parece desobediente? —Chuuya arqueó la ceja divertido.
—Aku~chan se mueve por su cuenta, destruye cosas, pero da buenos resultados— sacó una paleta de su bolsillo —Así es el, pero tienes razón, es muy desobediente.
~"Aku-chan"~ el pelinaranja mordió su labio para no decir una maldición —¿Te gustan los tipos altos como él?— no pensó mucho sus palabras antes de escupirlas. Rápidamente el sentimiento de vergüenza se apoderó de su cuerpo, si no estuviera manejando se arrojaría del vehículo.
—¿Altos?— parpadeó perpleja —No pienso mucho en eso, creo que realmente no me importa mientras la persona sea agradable conmigo.
Gracias a Dios no tardaron en a su departamento pues la situación era incómoda, Jane guardo la basura del caramelo para tomar su bolso.
—Nos vemos mañana— se estiró para depositar un beso en la mejilla de Chuuya como lo hacía de costumbre, el de ojos azules volteó al mismo tiempo haciendo que sus bocas chocarán fuertemente.
—Descansa, Chuuya— hábilmente bajo del auto para entrar a su edificio.
~Quiero más de ti~ se dijo a sí mismo, recargando su cabeza en el volante. La razón para rechazarla constantemente resultaba ser muy complicada. Estaba enamorado de Jane, genuinamente disfrutaba de sus besos y abrazos, pero reconocía las desventajas de amarla. Su mayor miedo a ser abandonado como anteriormente le ocurrió, además que no tenía la estabilidad para tener una relación.
Chuuya sabía que sería poco menos de imposible amarla, y aún así terminó añorando cada una de sus caricias, siendo codicioso, tratando de monopolizar su cariño sin querer algo lo suficientemente serio para que acabará lastimandolos.
—Eres un maldito egoísta con ella, ya deberías saber que Jane se merece lo mejor— se repitió a si mismo mientras arrancaba el coche.
~•~
—Buenas tardes Kōyō-san — la del zafiro fué invitada a beber té.
—Es un gusto verte— sonrió sutilmente, y al mismo tiempo chaqueó los dedos para que alguien trajera las bebidas.
Frente a las ejecutivas apareció una niña de ojos azules, vistiendo un kimono rojo —¿Kyoka?— la ojiverde se esforzaba por recordar su nombre.
—Exactamente— la pelirosa sujeto la taza indicándole otra —Es mi querida Kyoka-chan.
—¿Ella entrenó con Verlaine-san?— clavó la vista en sus ojos tan fríos y sin vida.
—El rey asesino es quien le enseñó a matar— narraba como si fuera cualquier cosa —Es tan buena como tú.
—Me halaga, pero no soy la mejor asesina de la mafia— cuidaba de sus modales para no ser regañada —Tus alumnos siempre son elementos importantes.
—Chuuya-kun es sin duda mi mejor pupilo— cerró los ojos—. Él se esfuerza mucho por agradarte.
—Él es alguien especial en mi vida— comenzó a juguetear con su collar —Lo amo, mucho más que a mí misma.
—Tus intenciones son buenas pero no tengo fé en esta relación, no puede crecer en la oscuridad.
—Sabe mejor que nadie que el amor no considera estatus— contraatacó con un tono más dulce.
—Que insolencia, debería coserte la boca— la del kimono se limito a reír tenuemente —Esta claro que eras cercana a Dazai-kun, me atrevo a decir que ambos eran íntimos.
—Más de lo que se imagina. No quise ofenderla, pero mis sentimientos por Nakahara solo me incumben a mi.
—Ya veo, tu convicción es realmente conmovedora. Si estás tan decidida no es mi deber interferir.
—Hace bien en preocuparse por el, pero tristemente nuestra relación es meramente amistosa.
—Es una lastima— acarició su mano —Se que ambos se quieren.
—No lo presionaré— se apodero de los postres frente a ellas —Es un adulto capaz de tomar sus propias decisiones en base a lo que quiere.
—No debe sorprenderte que los hombres siempre serán inmaduros— tapo sus labios con la manga de su traje tradicional —Incluso tu subordinado lo es.
La azabache casi se atraganta con su bocado debido al comentario —Akutagawa es bastante serio.
—Te ve cómo su madre— la de las sombras asintió suavemente —En su defecto como su cuidadora.
—Platicar con usted siempre me lleva a sobrepensar todo— una risita burlona logró salir de sus labios. Volteó la vista para divisar a Kyoka parada justo al fondo de la habitación —¿Cuántos años tienes?.
No respondió, así que la más alta contestó por ella —Es pequeña, pero es toda una flor amada por la oscuridad.
La mafia criaba a niños para convertirlos en asesinos, ella lo hizo porque quería, pero la peliazul apenas mostraba humanidad, claramente era usada.
—Es otra muñeca— se puso de pie —Me gusta verla Kōyō-san, pero está visita es por negocios ¿O me equivoco?.
—Hay un rehén al cual nadie a podido sacarle información, me gustaría que lo intentarás aplicando algún método del traidor.
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—Akutagawa, una disculpa por la tardanza pero tenía que investigar algo— la mujer lo llamó desde la puerta —Te dije que bajarás a vigilarlo, no que lo golpearás.
—Esa es la forma de sacar información— trono los dedos alejándose del hombre herido.
—Buenas noches— caminaba hasta el contrario —Le haremos una serie de preguntas y espero que lo conteste con honestidad.
—Jodete— escupió sangre a la menor pero está no llegó a tocarla.
—No me considero alguien piadosa, ero no disfruto la violencia— se agachó en cuclillas quedando frente a frente acuñó su cara entre sus manos —¿Has bebido agua?.
—¿Le darás agua a un rehén?— el más alto cruzó los brazos.
—Si, tráeme una botella, por favor— giró su rostro —¿Desobedecerás?— El portador de Rashomon salió dejando todo el lugar en silencio.
—No quería que escuche esto, piensa que soy incompetente— se puso de pie caminando hasta la mochila negra, y dejó todos los utensilios en la mesa —Te doy una buena opción, me dices lo que sabes y mueres.
—Chupamela— Canturreo con diversión.
—Estas siendo descortés, pero eso es otra cosa, también puedo sacarte la información de mala manera— mostró una pinzas oxidadas.
—¿Qué harás maldita zorra?— apretó los puños que eran retenidos por grilletes —No me asustas.
—No me conoces, es normal que digas eso— se acercó hasta el nuevamente —Te diré lo que haré y así te haces un juicio.
El hombre nuevamente gritó una grosería que Jane se limito a ignorar. Con las pinzas apretó parte de sus labios asegurándose que no la interrumpiera.
—Tienes un sobrino en Estados Unidos, lo sé porque lo investigue recientemente, un chico prometedor, podríamos quitarle su beca, o hasta una pierna, no, no debería meterlo en esto. Te torturaré, día y noche personalmente.
El hombre soltó un jadeo apresado en su boca. Ella no era diferente a los otros, pero no tenía caso decirle lo que haría.
—Será un infierno, y no importa cuántas veces creas que al fin morirás, yo te traeré de vuelta. Te quitaré los dedos después de acabar con las uñas, y si te atreves a quedar inconsciente te inyectaré adrenalina para que puedas verlo.
Los ojos cafés se agitaron con temor que haciendo que Jane utilizará su siguiente movimiento. Si algo aprendió de sus años junto al indignó de ser humano era la crueldad de la vida misma, y le enseño hasta aplicarla en terceros. Ambos fueron un equipo formidable «el poco tiempo que fueron compañeros» gracias a los métodos tan temerarios de Dazai, y las habilidades físicas de Jane,
—Si después que te abra el tórax queda algo de ti haré que las ratas te devoren, te lo dije no disfruto la violencia, pero se cómo usarla— quitó las pinzas mostrando una herida sobre la superficie —Tu cabeza será un buen regalo para el recién egresado Yuki, estoy segura que será un gran ingeniero ¿Crees que prefiera el corazón?, Se que no debo meterlo en estos asuntos pero es tan lindo que no puedo evitar pensar en visitarlo antes que a ti.
El hombre agachó la mirada encontrando una imagen terrible. Se orino del miedo.
—Aquí está el agua— una voz masculina sonó haciendo eco.
—Gracias Akutagawa— estiró la mano recibiendo la botella —La próxima vez se lo pediré a alguien más —Volvió con su presa, quien ahora respiraba ruidosamente —Abre. No tiene nada, te lo dije no dejaré que mueras —Hizo caso bebiendo el líquido desesperadamente —Bueno, ¿Qué escoges?— estaba de pie junto al de gabardina negra —Para mi es casi lo mismo.
—Ustedes malditas escorias— su voz estaba ronca —Quiero lo primero.
Era obvio que estaba enojado, Jane hizo que tomara una decisión imposible. Amor sobre su propia vida, así lo veía ella. Increíblemente guardaba un respeto enorme por aquellos valientes para amar, por quienes cuidaban a sus seres queridos. Era admiración con una pizca de envidia.
—Bien, empezemos.
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—Tengo que confirmar lo que me dijiste— buscó un dulce entre su bolsillo —Pero si todo es correcto cumpliré mi parte, gracias por colaborar conmigo.
—Maldita— apretó su mandíbula de pura rabia —No se atrevan a tocarlo.
—Jamás lo habría tocado— saboreó aquel caramelo —Ya no mató por placer, y nada es personal para mí, debí decírtelo antes —El de ojos cafés maldijo unas cuantas veces, pataleó tanto que Ryunosuke estuvo tentado a matarlo —Dejalo Akutagawa, tenemos trabajo que hacer.
Salieron de aquel lugar húmedo y oscuro. Durante su camino el pelinegro la miró con cierta curiosidad, porque ella era distinta, nunca lo trato mal pero jamás lo motivo a desear que lo aprobará. Daba miedo pero no sentía que lo lastimaría.
—¿Qué te pasa?— estiró los brazos viendo cómo los ojos grises se mantenían fijos en ella.
—¿Le ofreciste su libertad?.
—Parece que nunca viste el método diplomático de Osamu— una sonrisa tenue se plasmó en sus labios —El puso por encima de si mismo a quien ama, prefirió darnos la información antes de verlo involucrado. Lo engañé.
El de puntas blancas no lo entendía, no lo toco durante toda la sesión, aún así el hombre sudaba frío y no podía ni mirarla.
—Te molesté de más con ese mandado, pero hace unos días fuiste desobediente, tómalo como un correctivo— le dió una palmada un poco fuerte en la espalda. El más alto arqueó las cejas, estaba claro que de no ser su superior y alguien con habilidad la mataría sin dudarlo.
La de labios carmín entendió su expresión, años de conocerse y aún era incapaz de marcar una diferencia entre su cercanía —Se que odias el contacto, no quise incomodarte.
Fragmento perdido.
-Oi, vámonos- la puerta se abrió dejando ver a la joven dormida sobre su escritorio. Al escuchar el ruido de los pasos arrojó un pisapapeles que por mera casualidad el del sombrero logró esquivar —Soy yo, demonios ¿sigues dormida?.
-Lo siento- Jane talló sus ojos aún con la sonrisa boba en su rostro -Estaba cansada, ¿No dije nada extraño?.
-Parecías feliz.
-Era lindo, tenía mucho tiempo sin...- negó y se puso de pie guardando algunas cosas -Pero es solo un sueño.
-Ten- le estiró el artefacto que levantó del suelo -Los sueños pueden cumplirse ¿No lo crees?.
Una extraña expresión adorno la cara de Jane, era una mueca más bien melancólica -No todos, especialmente si no te importan tanto como imaginas.
El de ojos azules sintió presión en el pecho, era inexplicable pero logró sentir su tristeza -Vamos a casa.
Estuvieron en silencio todo su camino al auto, Jane estaba más seria de lo normal e incluso para Chuuya era incómodo. El pelinaranja era conciente de las pesadillas que constantemente tenía, incluso le narró cómo estás no se iban aún si dormía con Elise. Se sentía mal por no poder consolarla, en año nuevo tuvo la oportunidad pero estaba tan ebrio que cayó dormido. Quería remediarlo.
-¿Qué era?- aclaró su garganta mientras sujetaba el volante -Me refiero a tu sueño.
-No me acuerdo- observaba la ciudad a través del cristal. Blanco y después fué envuelta por un calor tan abrasador que creyó estar muerta, al fondo de ese lugar divisó a quien creía era su hermano. Jane transitaba por el lado oscuro del remordimiento. ¿Cómo podía vivir sin su hermano? ¿Por qué amaba tanto su vida como para serle indiferente a su memoria? Ni ella lo sabía, pero se odiaba más que nunca—. Pero era un sueño hermoso.
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