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𝑬𝒍 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒅𝒐𝒔

Advertencias: Violencia típica del manga, spoilers del manga (héroe vs criminal).

¿Cómo podía adivinar yo el destino que le esperaba? En verdad la vida humana es como el rocío o como un relámpago.
-Akutagawa Ryunosuke
~•~

Jane terminaba de firmar algunos contratos, aún se negaba a visitar a Mori pues sería violentamente regañada por su ausencia en la organización. Pero no era capaz de tomarlo en serio si jugueteaba con los vestidos de Elise. 

Tachó el nombre de otro político, dejando sólo así al héroe de guerra y director de la comisión para la paz mundial.  El primero era sospechoso por el poder que tenía “Con ese poder, dominaría el mundo” dijo Mori antes de enviarla a su investigación. El segundo por meros ideales, que parecían demasiado radicales.

El plan de las naciones era ese día pero no se atrevió a poner un pie en las instalaciones por miedo a ser encontrada y así vincular a la Port Mafia con el caso. Buscó su celular para marcar el número que le fue proporcionado.

—¿Quién habla?.

—Louisa Fletcher Dodgson, es un gusto escucharte, ¿Tus hermanas están bien?— Jane terminaba de acomodar algunos papeles.

—¿Qué mierda quieres?— un gruñido al otro lado de la llamada hizo sobresaltar a Jane.

—Tus hermanos te dejaron hasta el cuello de deudas, algunos de sus antiguos subordinados quieren matarlas por mera tradición. Quiero que me hagas un favor— recargó su peso en la silla donde estaba sentada, de algún modo quería ver si era viable hacer un trato con ella.

—Vete a la mierda— casi cuelga la llamada pero Austen fue mas rápida.

—Es un trabajo. Dado que te escondes detrás de ese apodo y en un barrio de inglaterra, será fácil que haga un aviso para que te visiten— no, efectivamente sería de otro modo.

—Hija de puta, ¿crees que puedes amenazarme?.

—Si, lo estoy haciendo justo ahora, porque no es para mi. Soy el intermediario— “paloma mensajera” pensó.

—No haré tratos contigo…

—Tus deudas serán pagadas, y te daremos el suficiente dinero para que vivas de forma modesta con tus hermanas— agregó Jane—. Te daré hasta las tres para pensarlo.

Colgó apretando los labios, en realidad no quería obligarla. Si se negaba, la dejaría en paz y buscaría a otra persona capaz de realizar el trabajo. Alguien con habilidades como para robar un objeto tan protegido que era imposible de ver.

—Lo haría yo misma pero tengo otro trabajo— rasco el zafiro de su cuello—. Las cosas que hacemos por amor, que horrorosas son.

Después de la jugada de Ranpo para lograr dividir a la policía militar en dos frentes, Jane no tenía ganas de ayudarlos. Lo hizo porque Osamu se lo pidió como un favor personal, entre otras cosas necesarias para vencer al demonio. Pero sus prioridades no eran ellos, ni su propia vida. 

Salió de su oficina para buscar algo que pudiera llevarse a la boca. Caminó sintiendo un extraño temblor en sus huesos. Se detuvo por una arcada.

—Hola, jefa— Tachihara apareció frente a ella con su ropa habitual.

Jane no pudo disimular su disgusto, quería matarlo pero antes debía informarle al jefe para que diera la orden y no se considerará traición—. ¿Es todo lo que dirás?.

Se dio cuenta, estoy jodido. Debo atravesar su cráneo ahora mismo” pensó el más alto—. Me sentía fatal después de un trabajo…fue mínimo.

La azabache sostuvo una mirada inexpresiva—. Eres de verdad un sinvergüenza.

“¿Usará su habilidad?, no debo dudar más, solo debo matarla” el joven ya estaba al borde del colapso.

—Eres tan problemático— acortó la distancia entre ambos, y levantó su mano.

El pelirrojo cerró los ojos, era incapaz de matarla. “Voy a morir por esta pequeña”.

Dio un golpecito en su hombro, era una palmadita sumamente suave.

—Estaba preocupada— suspiró antes de estirarse para revolver su cabello—. No desaparezcas así, Gin ha preguntado mucho por tí.

El infiltrado abrió los ojos desconcertado, ella no lo golpeó. Tachihara se alejó rápidamente para guardar una distancia considerable.

—Vamos a comer algo—caminó hasta el elevador siendo seguida por el menor.

—Lamento no avisar de mi ausencia, no quise molestarte— confesó con un tono bajo.

—Puedes contarme lo que sea. Te lo dije, somos amigos— mentía, pero era por un bien común.

—Oye, jefa. ¿No eres demasiado blanda para esto?.

—Si es porque soy mujer, quiero que sepas que nadie cuestiona a ningún hombre— al ver una mueca insatisfecha volvió a formular una respuesta—. Somos humanos, no debe abrumarte el tener sentimientos. ¿No es lo mejor de estar vivo en un mundo así de horrible?.

Asintió con una sonrisa por la radicalidad de sus palabras—. No conocí a nadie tan capaz como tú, no te cuestiono por tu género.

—Tampoco tengo orgullo por destacar entre un montón de mafiosos…

—¿Qué es ser uno? — el más alto pegó su cuerpo al frío metal.

—No hay un molde que seguir, yo no soy igual a Nakahara, ni a otra persona— sonrió al ver su reflejo—. El punto en común es que no rogamos por nuestra vida porque le somos fieles a algo, y somos buenos haciendo cosas malas.

Casi pide perdón por traicionarlos. La mujer resplandecía, o eso percibió él.

—Así que no te cuestiones lo que deberías ser, porque mañana serás distinto. Las personas no tienen un carácter definitivo, cambiamos por dentro y fuera. Ante la mínima provocación nos contradecimos.

—Entiendo porque Akutagawa te odia, fingiendo ser genial suenas como un abuelo— giró su rostro en dirección contraria por el notable sonrojo en sus orejas—. Niña de papi.

—Pensé que eramos amigos— soltó irónica—. ¿Sabes dónde está Ryunosuke?, Debo hablar con él.

—Ni idea— movió sus manos impaciente—. ¿De verdad te odia?.

Austen sonrió. Para romper su identidad debía ser vulnerable—. No creo. La primera vez que le dije lo mucho que lo apreciaba me llamó perra insolente. Después usó su habilidad para limpiar la sangre de mi pierna. Él prefiere acciones que palabras. 

Ambos atravesaron la puerta, de reojo Jane volteo a una cámara para sonreír y seguir su camino hasta un local cercano y comer en compañía del más joven. 

La ejecutiva diseñaba un plan para matarlo en caso de ponerse violento, el cómo lograría deshacer su cuerpo con apenas sus manos. Así que decidió poner una mano en su nuca para estar segura, el muchacho no lo notó como algo malo, ella tocaba mucho a sus amigos. Sintió aún más culpa cuando lo llamó “Buen chico”.

—El mejor aliado, el peor error—

—Ese seguro fue un buen discurso— el detective de ojos verdes estaba en la oficina del héroe de guerra, y aun estando en desventaja, lucía feliz.

El hombre cogió el teléfono y marcó a la recepción—. No dejen que nadie entre a mi oficina en los próximos cinco minutos. Bien, tienes cinco minutos. Ha pasado mucho, y sigues prácticamente igual que antes.

—La primera vez que te ví fue en la fundación de la agencia. Llegaste ebrio, y orinaste en la placa de la agencia. Yo realmente sentí asco, pero el presidente dijo “Él ha sido mi amigo desde niños, seguramente está sentido porque encontré otro camino”, por eso te perdone.

—Mis disculpas…

—Es parte del pasado, ahora iré al grano. Queremos unirnos a tí, es el único modo para detener a la decadencia.

—Ya veo, me parecía extraño que el niño adorado de Fukuzawa tardará en aparecer, esperabas el discurso de hoy.

—Dejo eso a tu imaginación— completo el más bajo—. ¿Aceptas?.

—Aburrido, te presentaste solo pidiendo que te crea, sin evidencia— comentó el de bigote—. Es estúpido.

—No te entiendo, podría deducir tus respuestas por completo, pero no lo haré— se puso de pie con suma arrogancia—. Podría hacerte colaborar con engaños, pero solo voy a creer.

—¿Por qué?

—Porque el director dijo “Creo en Fukuchi”. Mi punto de partida es ir en la misma dirección que el director— caminó hasta él y se hincó—. Creo en ti, porque él lo hace.

—Fukuzawa tiene buenos subordinados— suspiró levantándose para salir junto al menor—. Primero debemos sacarte de forma segura.

Atsushi esperaba a Ranpo en el barco, tal como se lo ordenaron cuidaba la vigilancia. Arrojó la soga para dejar subir a su compañero, que al parecer logró un gran trato con su mejor aliado.

—Hay demasiados guardias, lo mejor será ser precavidos— comentó el canoso.

—¿Un héroe de guerra siendo arrestado por caminar?— Edogawa subió por la soga asomando su cuerpo por la borda—. Que viejo tan aburrido.

—No tiene que ver con ser un héroe. Los guardias dispararán sin dudarlo, eso es proteger sus países— aclaró el más alto—. No me llames viejo.

—Pero eres viejo…

—Ranpo-san, esta alianza es valiosa, controla tu lenguaje— intervinó el más joven de todos.

—No importa. Este chico solo está celoso. Verás, él conoce a Fukuzawa desde los trece años, eso no es ni la mitad de tiempo que llevo con Fukuzawa— sonrió con satisfacción.

—Lo había olvidado— el de boina formó un puchero simulando estar enojado.

Caminaron hasta una zona sin guardias. Los detectives estaban esperanzados por al fin tener un aliado.

—¿Podrías saber quién es el responsable?— preguntó Atsushi.

—¿Quieres ver?. No seas infantil , no funciona así, pues debemos ser discretos. Pero hay forma de saberlo— respondió el azabache.

—Con esto— el de ojos curiosos le estiró una botella de soda—. Con Ranpo-san siempre debemos estar preparados.

—Vamos, será un secreto— el muchacho usó sus gafas para ver algunos detalles que a menudo eran olvidados.

Su mente se concentró en la lógica. Gogol pudo colarse a las instalaciones del gobierno con mucha libertad. Incluso escondía su identidad a Sigma, pues era una figura pública. El líder debía ser una persona con poder político.

El de ojos verdes permaneció congelado por el miedo. Su mano soltó la botella de soda. El líder de la decadencia de los ángeles debía ser fuerte, y con habilidades extraordinarias para usar a Gogol, y Fyodor como simples piezas. Solo existía una persona con esa descripción.

Corrió hasta la caja de emergencias,  tomó una bengala y disparó—. Atsushi, perdón, esto es mi culpa.

El hombre cortó su cuerpo, pero antes de hacerle daño Edogawa ya había usado el libro de Poe para estar a salvo.

—Huye, no tienes posibilidad de ganar— su cuerpo fue absorbido por la novela—. Su habilidad es poseer la espada cien veces…

Ambos varones se miraban, Atsushi sudaba y buscaba una explicación lógica. 

—Me duelen los músculos faciales, usar una personalidad distinta es malo para el cuerpo— el mayor se recargó en el barandal—. Dame un respiro, lo aguante por seis días.

—¿Usted no es representante de la justicia?— necesitaba correr, pero sus piernas no respondían—. Es el mejor amigo del presidente Fukuzawa…

—Claro, mejor amigo pero Fukuzawa no fue al campo de batalla. Eso separó nuestros caminos para siempre— soltó una risa nasal—. Estamos cerca de tierra firme, eso es bueno. Tienes dos opciones. Escapas. Mueres. Ahora que conoces mi identidad será un camino difícil.

La cara de Atsushi se distorsionó.

—Lo pondré más simple— mostró un pedazo de hoja en blanco—. Si la consigues, salvas a la agencia, tenemos tiempo hasta que llegue la seguridad.

El joven apretó los puños, estaba listo para hacerse camino.

—Pelear sin una pierna, que raro.

—¿Qué?— bajó la mirada a su extremidad goteante, de verdad la cortó en menos de un segundo.

—Sabes mi habilidad, multiplicar cien veces la fuerza de mi armas— sacudió la espada para limpiarla del líquido carmín—. Comparado con lo fuerte que soy, eso no es un rasguño.

El de corte irregular se arrastró mientras su pie se regeneraba lo más rápido que podía.

“Tengo miedo, no del enemigo, ni de la muerte. Tengo miedo porque estoy solo” pensó Nakajima presa de un nudo en su garganta. “Es distinto, antes cuando comenzó todo. Kyoka estuvo a mi lado, Montgomery, Ango...Si gano se resuelve el caso, el mundo depende de mis acciones, pero tengo miedo. Alguien, por favor, no quiero estar solo nunca más”.

Las personas notaron la bengala, entre ellos la persona menos esperada. Akutagawa.

—Hagámoslo fácil— comentó Fukuchi con esa cara inexpresiva.

—No es necesario, porque el tigre siempre regresa como un oponente peor— la voz áspera hizo eco—. Ese es mi consejo como alguien que peleó primero contra él.

—¡Akutagawa!— el herido estaba fuera de sí—. ¿Qué haces aquí?.

—Órdenes de Dazai-san, no podría haber otro motivo.

—Los niños dan problemas, debo silenciarlos, pero no hay muchas opciones— chilló el soldado.

—No me importa revelar tu identidad— respondió Ryunosuke—. Cortar y arrojarte a los peces, la mente maestra debe ser rica en nutrientes.

El mayor fue atacado por Rashomon—. ¡Eres muy grosero! ¡Soy un viejo!.

—Todas las vidas son iguales— el de gabardina saltó hasta quedar a un lado del tigre.

—¡¿Por qué siempre eres así?!— gruño el más joven—. Debes irte y contar la verdad.

—Eres un ciego— el sonido de una explosión lo interrumpió—. La sala de maquinaria está destruida. El puerto está lleno de policías, en ese caso, es mejor que no lleguemos a tierra firme. Las personas apagan el incendio, ahora mismo él está solo.

Es verdad, él está solo porque Akutagawa está aquí” pensó el muchacho.

—Enterrar al enemigo, esa es la misión.

—¿Solo nosotros dos?.

—¿Necesitas más?.

—¿Decidieron su plan?. Yo en realidad necesito desayunar— la voz del hombre seguía en ese tono cantarín—. Cualquier camino que tomen, los bendigo. Tomaré el camino de mi alma, aun si eso es mi muerte.

Destruyó el barandal donde estaba recargado, así mostrando su poder.

El de ojos grises activó su poder de armadura demoníaca—. Tienes treinta segundos, cura tu pierna.

Corrió en dirección a la brutal eminencia frente a ellos. La barra de metal no representaba mayor problema, pero por instrucciones del tigre, la evitó. Ese pedazo de metal atravesó parte del barco con tal facilidad que sorprendió a los dos jóvenes.

Fukuchi lo atacó nuevamente. Akutagawa pensaba en el motivo para que Dazai le diera una oportunidad, incluso en si realmente lo abandonó. No podía morir. Fue capaz de sostener un arma con fuerza para cortar un barco. 

—Paso a paso, niño— el hombre tiró de su cuerpo con una técnica similar a la del presidente. Dejando expuesto al pelinegro, este uso la tela como distracción—. Eres peor que ese chico, que curioso.

Antes de que cortara su cabeza, Atsushi lo abrazó saltando al mar. Ambos fueron sostenidos por Rashomon, logrando entrar al barco. El tigre cargaba su cuerpo para avanzar por el pasillo.

—¡No me toques!— Akutagawa lo empujó—. ¿Por qué huiste?, la misión es matarlo.

—¡Es imposible! ¡Es un dios de la guerra hecho humano!— Atsushi estaba desesperado por salir y contar la verdad—, ¡No tenemos oportunidad de vencerlo!.

—¡Me niego!— el de ojos grises daría su vida por órdenes del castaño—. ¡Si no lo hago, seré la basura de Dazai-san!. Hace cuatro años me abandonó en brazos de alguien que también me dejó atrás. “Se consiguió uno nuevo”, pensé eso, pero era mentira. Era una prueba.

—¿Fukuchi?— preguntó el de tirantes.

—No, tú lo eres.

La puerta del pasillo se abrió, revelando a un guardia que fingió no querer enfrentarlos, solo para después apuntarles. Akutagawa lo inmovilizó para apretar el seno carotídeo. 

—Esa promesa…¿No has matado a nadie?.

—Por supuesto que mantuve mi promesa— concluyó el más alto.

Un brillo apareció en los ojos de tonos curiosos. Un mafioso que no mata, suena como un chiste pero Akutagawa lo hizo, todo para enfrentarlo. Lo hizo por él.

~•~

Perdieron a los guardias hasta poder parar e idear un plan. Akutagawa pensó por un fragmento de segundo en llamar a la mujer de ojos esmeralda, siendo sinceros él también tenía miedo. Negó esa fantasía formulando una estrategía que aseguraba la victoria en un golpe. Atacar en el mar.

Sus pasos cesaron al ver a Fukuchi fumando justo en las escaleras para llegar al submarino—. Los estaba esperando. No se asusten, no disfruto atormentarlos. Nunca disfruté la violencia, pero era algo que debía hacerse.

—¿El campo de batalla te cambió? ¿Fuiste torturado?— interrogó el más joven de todos.

—Torturas… yo las realice. Recuerdo los dedos rotos, cada intestino rasgado “Matame”, eso decían todos al final. Mujeres. Niños. Soldados— narró con melancolía—. Yo nací en el campo de batalla.

El de tirantes estaba absorto en las palabras de ese monstruo. Todo deseo de escapar fue cegado por la ira.

Su plan fue frustrado por Fukuchi. Detuvo al peligris con su mano, y trató de hacer lo mismo con Akutagawa. Uso la propia mano del tigre para romper el brazo del ojigris. 

Atsushi retrocedió confundido por dañar a su actual compañero, una piedra fue lanzada como proyectil que logró atravesar la mano del joven y arrastrarlo a la pared más cercana. “No puedo levantarme” repetía en su cabeza.

—Te daré un consejo, no te levantes. No quiero que tus últimos minutos esten llenos de sufrimiento— explicó el de traje verde—. Yo vencí a cien usuarios de habilidad antes. Si me atacan, los mataré.

—Me niego— respondió el de pulmones débiles, se puso de pie usando las tiras de tela para mantener sus huesos más o menos en su lugar. El tigre imitó su actuar.

—Para erradicar ese estupido espíritu de lucha, les mostraré el verdadero campo de batalla— el de bigote arrojó su espada al mar y de un espacio en la realidad logró aparecer una espada azul, ninguna era tan bella—. Hace mil quinientos años, un herrero que también era usuario de habilidad formó esta espada, que no podía ser usada en la batalla. Me apoderé de ella y le dí utilidad. Ameno Gozen, la espada divina.

Akutagawa cayó al suelo escupiendo sangre. Atsushi trataba de esquivarla, pero ésta lo atravesó desde atrás. Era como si estuviera en dos lugares a la vez.

—Es conocida como la espada del espació y el tiempo. Puede abrir un hueco que permite hacer que la hoja llegue al otro extremo, pero su alcance es de diez centímetros. Claro que mi habilidad lo multiplica cien veces.

El de camisa blanca cayó. Akutagawa estaba frente a él. Morir era extraño.

—Tuvieron una oportunidad, pero no la aprovecharon. Fallaron porque no se tienen confianza— confesó el mayor poniéndose en cuclillas para ver los ojos de dos colores—. Tu poder pudo cortar mi cabeza mientras ese chico defendía tus puntos ciegos. No lo hiciste porque tienes miedo.

Una carcajada hizo que ambos voltearan—. Bueno, definitivamente si venzo a un héroe de guerra, Dazai-san me reconocerá.

—No comprendes la situación— caminó hasta lograr pisar su mano—. No podrán tener muertes tranquilas, les sacaré los planes de la agencia, la ubicación de esa mujer. Se arrepentirán de haber nacido.

El de puntas blancas sintió los latidos de su corazón disminuir, solo bastaban sus palabras para poder romper un alma.

—Todo eso me agotó. ¿Te llamas Akutagawa?— dió la vuelta y se acomodó en un lugar para sentarse—. Tengo una propuesta, ¿Te gustaría ser mi discípulo?.

—¿Qué dijiste?.

—¿Fue una sorpresa?. Soy más fuerte y experimentado que nadie, y al igual que tú, soy capaz de teñir mis manos de sangre para alcanzar mi objetivo. Soy más adecuado que tu actual mentor.

Akutagawa no contempló a Jane como una guía, era más bien compañía. Era casi una amiga. Su mente pintó el momento justo cuando Osamu llegó a su vida—. Es la propuesta más estúpida del mundo. No existe ser humano capaz de reemplazar a Dazai-san.

—No pido eso, solo te cuidaré por un tiempo. Soy buen maestro, una vez seas más fuerte podrás volver con tu mentor.

—No hay garantía para que mantengas tu promesa— gruñó el joven.

—Lo juro por mi espada y mi título de héroe. Es que quiero que hagas algo que no puedo hacer ahora mismo, no, en realidad no quiero— talló sus ojos cansados por los años—. Mata a tu compañero, ya he matado demasiados niños por esta misión.

—¿Qué?— fue levantado por el criminal.

—Por favor. ¿Dudas?, vaya. Ese es un sentimiento muy humano— sonrió de lado—. No eres una persona moralista, no te interesa matarme por nada en particular. ¿No es tu prioridad evitar tu muerte?, ¿No quieres matarlo? ¿Su vida es tan importante para ti?.

Arriesgar la vida para ganar, y morir para ganar no es lo mismo” “Tu vida importa más que la mía” “Tu vida me resulta más valiosa que otras, protegerte es mi prioridad” “Te aprecio tanto que te puse en mi lista de prioridades” “Te daré tu abrazo cuando vuelvas y lo aceptes” esas palabras repetidas por casi cuatro años retumbaban su mente. 

Necesitaba estar en silencio, y llegó la mirada de Dazai, esa que ponía cuando fallaba una misión. Dejó de dudar, pues la prueba de Dazai no le disgutaba del todo.

—Ponte de pie, hombre tigre.

—Deja eso…¿en serio crees que cumplirá su promesa?— el joven

—No, pero moriré si no obedezco— murmuró en respuesta—. No tengo miedo a morir. Tengo miedo a morir sin recibir el reconocimiento de Dazai-san. Te prometí matarte en seis meses, eso simplemente llegó antes.

—Debe haber otra forma…Detente.

—Me niego, porque derrotarte es mi significado— apretó los puños con extrema decisión—. No me queda mucho tiempo, nadie sabe de esto, pero debido a mi enfermedad pulmonar no tengo mucho tiempo. No puedo decepcionar a Dazai-san.

—Ya veo— el menor se puso de pie, y activó los brazos del tigre, pensó en qué expresión pondría Dazai al enterarse de la traición. Corrió y solo creyó en Akutagawa. Era raro, pero confíaba ciegamente en él.

Rashomon se adherió a su piel, Akutagawa quedó solo en su camisa y pantalón. Confiaron en el otro. Un ataque sorpresa que ni el mismo héroe de guerra esperaba, y solo así pudieron cortar sus manos.

El cielo no me permite abandonar mi misión ¿Cierto?— cuestionó el hombre sin extremidades, de reojo vió su espada.

—No mueras aún, necesito que digas la verdad…— era inútil, ese hombre cerró los ojos. El detective encontró la página. Estaban salvados.

—¿Iremos en el submarino?— dudó el más alto, y recuperó su abrigo en cuanto ese personaje murió.

Algo estaba mal, ¿Por qué regresaron al ataque sorpresa? ¿Por qué Fukuchi lo evitó? Nada tenía sentido.

Cortó la mano del muchacho. Cortó a Akutagawa. Cortó el tiempo.

—¿Sabes por qué gané?. Verás, he ayudado al mundo tantas veces en crisis, solo hubo una forma para ganar— mostró su arma orgulloso—. Puede cortar el espacio, y el tiempo por unos doce segundos. Digamos que corte el pasado, eso me asegura la victoria. En términos simples, no pueden vencerme.

Ninguno de los más jóvenes lograba concebir la idea de un enemigo así. Ese tipo era un monstruo.

—¿Qué quieren decir antes de morir?.

—Ya veo, siempre pensé en mis palabras para cuando la llama de la vida se extinguiera, acabo de entenderlo hace unos segundos— inhaló profundamente—. No necesito palabras, solo acciones.

Manifestó su habilidad en la propia camisa de olanes. Lo hizo en algún entrenamiento pero él mismo dijo que era patético. Cortó el piso del barco para sacar un extintor y hacerlo explotar.

Se disipó el humo. Ambos escaparon exitosamente…hasta que Fukuchi cortó el tiempo.

Antes de poder huir con Atsushi, el joven manipulador de Rashomon fue cortado por el cuello.

—Admirable. Acciones antes que palabras— dijo aún con su espada atravesando su yugular.

El tigre estaba dispuesto a correr en su dirección, pero unas palabras lo frenaron.

Tonto, apresúrate y vete— sonrió mientras la vida se apagaba dentro de él. 

Su plan salió casi igual, pero el único que pudo escapar fue Nakajima. Desde un principio Akutagawa previó un posible falló en sus planes. Su único objetivo era salvarlo.

Los guardias llegaron de modo que no pudo usar su espada para cortar el tiempo. Buscó su objeto mientras los elementos de seguridad reportaron lo sucedido. Ninguno tocaría el cuerpo de Akutagawa con la excusa de solo ser revisado por el experto héroe de guerra.

Pasaron los minutos hasta que volvió con un ataúd, de aquel sarcófago extrajo lo que parecía ser un cuerpo que se basaba en hombros y cabeza. Bram Stoker, la calamidad del mundo.

—Somos camaradas, te he puesto bloqueador solar y te traje comida— él de cicatrices en forma de rasguño desvío la mirada hasta Ryunosuke—. Él.

—Me niego. Hace ocho años que me llamaron calamidad decidí no hacer más familiares— murmura el de cabello largo—. Si quieres que el mundo arda, hazlo tú mismo.

—Lo haría de ser más joven. Los años te vuelven torpe pero adquieres la habilidad de usar a otros— pensó en una persona en particular—. Usaré la espada para quemarte los sesos.

—Eres una verdadera maldición— susurró y apenado abrió la boca listo para morder el cadáver de Akutagawa.


Fragmento perdido.

La joven ignoraba la presencia de un pequeño cuerpo al fondo de la oficina. Era Keiko. Sintió tanta soledad que llamó a Tachihara para llevarle alguna golosina y su celular vibró minutos después.

—Buenas noches…

—¿Cúal es el trabajo?— preguntó la de acento inglés.

—Hay un objeto llamado “one orden”. Necesito que lo destruyan— Jane anotó algo en una hoja y firmó justo debajo de ella.

—¿Es del gobierno?— los gritos de una niña le dificulto oírla.

—Lo tiene el gobierno, digamos que solo necesitas usar una ilusión, te infiltras y pones una bomba. También podrías solicitar ayuda de alguien. Yo pagaré a todo tu equipo y de ser necesario haré que algún aliado vaya contigo…

—Tienes el dinero, los recursos y el poder, ¿Para qué quieres que lo haga?.

—No puedo relacionar a mi organización en eso. No puedo ser muy explícita pero apuesto que ya sabes la situación.

—Tu nación está jodida. Se habla de un ejército mundial— soltó con gracia—. Eres por mucho la persona a la que hundiría si tuviera la oportunidad.

—No es por mí, de hecho mi hermano es el que necesita eso. Yo pagaré porque no me importa el dinero— suspiró girando en su silla—. Tardaste siete horas, ya estaba pensando en alguien más…

—Esto no es un favor, es trabajo. Esperaré los detalles y mañana mismo empiezo la investigación— colgó dejando una sonrisa en Jane.

—No puedo ponerme arrogante después de arruinar tu vida.

Tocaron hasta que la puerta se abrió—. Te traje los dulces que pediste.

—Puedes tomar uno, menos los de sandía, son míos— estiró su mano recibiendo una bolsa de caramelos.

—Eres tan malcriada, me agradas más cuando estás enojada— confesó sin hacerle mucho caso—. No eres la persona tan excéntrica que creí, decían que comías corazones.

—Lo hago— respondió llevando una golosina a sus labios—. Es una broma, no práctico el canibalismo.

El otro día podría jurar que te comerías a Chuuya-san— sonrió al ver cómo casi se ahogaba.

La puerta se abrió antes que Jane pudiera contestar algo. Era Nakahara, quien al ver al pelirrojo apretó los puños.

—¿Podemos hablar a solas?— pidió sin despegar la vista del más joven—. Es urgente.

—Tachihara, ve con Hirotsu, dale mis saludos— prácticamente desapareció por su orden. Jane hizo una seña para que esperará hasta que el de ojos ámbar estuviera lejos. Se levantó hasta quedar frente a su escritorio—. Cuéntame.

Ya que estabas tan preocupada por el maldito Dazai, me tomé la libertad de sobornar a un policía militar— comentó haciendo que la femenina frunciera el ceño—. Creo que jodieron a la agencia, detuvieron a uno que estaba planeando un asalto en el congreso de naciones.

—¿Qué?— Si la agencia estuvo ahí, él también. Marcó varias veces pero Ryunosuke no atendía. Usó la radio con la que se comunicaba con algunos guardaespaldas—. Empiecen una busqueda, localicen a Akutagawa.

—¿Él está metido en eso?— el del sombrero sintió su garganta cerrarse al ver a Jane tan estresada—. No es débil…

—Es fuerte, tanto que no tiene cuidado— mordió el interior de su mejilla—. No importa.

—¿Segura qué estas bien?— terminó a su lado revisando su cuerpo.

—Claro— cerró los ojos para evitar al niño rubio frente a ellos. La atormentaba verlo, saber que se equivocó y no lo notó hasta ese momento.

—No eres buena para mentir— su mano dejó un tacto sutil en su cuello.

—En realidad sí, solo que no lo ves, o no quieres hacerlo— besó sus nudillos hasta que abrió sus ojos encontrando dos bellos orbes más brillantes que el cielo.

Chuuya apretó los dientes levemente, no quería tocar un tema como ese justo en una crisis—. ¿Qué harás con ese tipo? ¿Matarán a Tachihara?.

—Espero indicaciones, por lo mientras lo dejaré respirar— lo soltó levemente para tomar un caramelo—. Hagas lo que hagas, no cruces muchas palabras con él. Eres demasiado expresivo.

—Pensará que estoy celoso porque pasas tiempo con él. Si no se toma una decisión rápida, yo lo ejecuto, por ser un maldito traidor.

—Por si acaso, evitemos un conflicto dentro de la organización— respondió juntando ambas manos como si lo rogará.

—Te ayudaré con la busqueda del mocoso, muñeca.

—Gracias, muñeco— respondió imitando su tono.

—¿Sabes que no es tan sexy si me lo dices tú?— mordió su lengua para no reírse frente a ella.

—Bueno, tú me llamaste así primero y fue agradable. Eres lo que un caballero debe ser— tocó su collar fingiendo estar indignada.

—¿De verdad?— sonrió antes de hacer un ademán para molestarla.

Si, eso me hace decir que hasta los cielos lamentaran el día que no estés conmigo. Te seguiré hasta el infierno— sonrió aún con mirada fija en él—. Me pones de buen humor.

Chuuya se inclinó para dejar un beso en su nariz—. Me gusta eso de solo ser nosotros.

—El mundo fue creado para dos— sus brazos terminaron rodeando su cuello mientras el pelinaranja la mecía levemente—. Solo tú y yo.

—No necesito más.

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.
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—¡Sigma!— el payaso aún planeaba su gran escape—. ¿Tienes alguna ambición?.

—¿Cómo qué?— preguntó sirviéndose un poco de té. Ambos emprendieron el viaje hace unos días con rumbo a Europa.

—¡Te diré las mías! ¡No me copies!— se carcajeó tronando sus dedos—. Matar a mi amada.

—¿De qué hablas?.

—¡No puedo hablar de eso! ¡Un caballero no tiene memoria!— fingió estar avergonzado—. ¡Te diré!. Quiero matar a una mujer, tenemos una historia de amor tan conmovedora que llorarás cuando la cuente.

El payaso no contemplaba que ese era un enamoramiento unilateral, no, ni siquiera era un enamoramiento real. Verdaderamente deseaba darle libertad solo para probar su punto.

No quiero escucharte…

Todo comenzó cuando me ordenaron seguirla y secuestrarla hace seis meses. Ella es tan hermosa que no pude negarme, pero al verla decidí que lo mejor era ver como evolucionaba— quitó su sombrero para botarlo por el sillón de aquel lujoso hotel—. No me arrepiento, en verdad es tan extraña que simplemente merece libertad y yo no soy nadie para privarla de esa bendición.

—¿Matarás a alguien que amas?.

—Claro, es más que obvio— sonrió por el gesto de desagrado en la cara de Sigma—. Solo pensar en ella me hace suspirar de amor, es divina. Debí traerla para divertirnos mientras tú te enojas

—¿Es la mujer de la mafia?.

—Si, ¿No es la más complicada de las aves?— apretó su mandíbula—. Podemos ver al mundo hecho cenizas, a final de cuentas se construyó exclusivamente para nosotros.

—¿Qué?.

—¡El mundo es para dos! ¡Dos almas es el mundo mismo!— juntó ambas manos como si rezará.

—Estoy seguro de que te odia.

—¡Qué malo! ¡Ella no me odia!— meditó sus palabras levemente—. Tampoco me corresponde pero no está en obligación de hacerlo, solo debe morir por mí.

—¿Por qué no la mataste?— ciertamente estaba interesado en su decisión.

Porque es mala y se pudre por dentro, pero hay cierto encanto en lo mucho que se esfuerza para seguir dentro de su jaula.

Saltó asustando al de cabellos bicolores.

—Tengo una prueba, me dió el veneno para matar a su amigo. Al principio creí que lo hacía para manipularme, pero ella fue sincera. Es letal y nadie que lo ingiera por primera vez vivirá, los registros del detective no dicen nada de veneno. Morirá.

Este hombre olvidó que durante un año completo no se supo, ni quedó rastro de su salud, pues era atendido de forma clandestina por Mori. Lo dejó pasar porque muy en el fondo, quería creer en la palabra de su nueva amiga.

~Debió ser más desconfiado, pues en realidad Dazai trató de suicidarse en dos ocasiones con ese veneno y en ambas Jane cuido de él~

Notas:

¿Yo prometí algo como un triángulo amoroso?

Me gusta creer que Gogol y Jane serían buen equipo por sus identidades tan contradictorias pero la simpleza de sus intenciones. El problema es que el wey la quiere matar y a ella le da un poco de asco por seguir al demonio.

De aquí la historia se vuelve más triste, pura angustia pero con un final bien bonito para no llorar más.

En fin, muchas gracias por el apoyo a esta historia. También tengo un libro de escenarios de BSD, por si quieren leer algo lindo y corto.

Un pequeño dato de Jane: Es una de las escritoras consideradas como precursora del feminismo pues sus obras estaban llenas de opiniones que en su época eran "radicales". De ahí que de vez en cuando critique actitudes machistas.

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