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𝑫𝒊𝒐𝒔𝒆𝒔 𝒚 𝑴𝒐𝒖𝒏𝒔𝒕𝒓𝒐𝒔

Advertencias: Violencia típica del manga/anime, spoilers del manga, mención al abuso físico.

~•~

¿Qué tienen en común tres mujeres además de ser mujeres?.

Una mujer con una vida junto a sus seis hijos y marido no podría ser más feliz. Una casa totalmente sostenida por su esposo, que al tratar de darles una vida llena de lujos inició negocios fraudulentos y peligrosos.

George solo quería hacerlos felices. Su hijo Santiago pronto entraría a la universidad y sería la más costosa. Todos merecían lo mejor, hasta su hija más pequeña de dos años.

La casa de campo era una excusa para alejarse de las amenazas. El sonido de un disparo fue solo el inicio de una masacre. Un disparo en su estómago fue suficiente para dejarla inconsciente.

Ser la única sobreviviente no era una bendición. Esa misma tarde descubrió su nuevo embarazo en el hospital. Un nuevo comienzo en Japón junto a su bebé era prometedor, de hecho, era todo lo que tenía.

Cassandra Austen podía vivir otra vez.

Conoció a una veinteañera con quien compartir una vivienda. Cass y Sadashi. No había más que ellas. Juraron apoyarse como hermanas y criar a la bebé juntas.

—Debes resistir. Solo hay que esperar a los paramédicos…

—Ya no hay tiempo, por favor, haz lo que te diga.

No era su primer parto, sabía qué hacer para que el recién nacido estuviera a salvó. Siempre le estaría agradecida por no dejarla sola.

—Es una niña— la muchacha lloraba de felicidad, y acomodó a la bebé contra su pecho—. Es tu niña, mira, Cass.

—Gracias. Hola mi amor, soy tu mami. Te mostré lo más bello de la vida, serás alguien muy considerada— dejó un besito en su frente antes de dársela a la contraria.

—Oye Cass, ¿Puedes caminar? Los paramédicos tardarán más por la nieve, y tengo miedo, esa es mucha sangre.

La mujer le sonrió mientras sus ojos se iban cerrando un poco—. Cuida de mi bebé, por favor. La verdad es que no me siento bien, creo que así es morir— soltó esa risita torpe tan risueña—. Ella es lo único que queda, lo único que amo. Mi hija…

Murió. La joven al no saber qué hacer abrazó el cuerpo del bebé, media hora después llegaron los paramédicos, que al examinar su cuerpo le comunicaron que efectivamente murió por la pérdida de sangre. Se llevaron el cadáver.

Sadashi Suzuki deseaba morir.

Su primer gran amor murió frente a ella. Buscó una soga y la colgó del techo. Subió a una silla mientras las amargas lágrimas rodaban por sus mejillas, pero escuchó algo. Un gritó, después llanto.

La bebé lloraba, y en cuanto sintió su tacto volvió a calmarse. Era extraño.

La mujer meció su cuerpo logrando así quedarse dormida junto a ella. No era apta para cuidar de nadie.

Tomó a la pequeña y la cubrió bien entre las sábanas, se puso un suéter de Cassandra y salió en busca del orfanato más cercano. Ella ya estaba muerta en vida.

—Buenas noches— un hombre de sombrero y bastón la saludo.

—Buenas noches— con cautela pasó junto a él.

—¿Cómo se llama?— señaló con sutileza al pequeño bulto entre sus manos—. ¿Aún no tiene nombre?.

—No, pero es una niña— parecía poder quebrarse con facilidad—. No soy su madre.

El hombre sonrió—¿Puedo darle una sugerencia?, Jane significa, la que es fiel, podría considerarlo.

En respuesta lloró sin reprimir más sus emociones—. No puedo cuidarla, no sé cómo conservar a las personas que amo.

—Es una bebé fuerte, seguramente podrá cuidarse ella misma, pero hasta que pueda hacerlo, usted debería hacerlo. Ella es lo único que queda— aquella voz se volvió tan lejana.

—Disculpe— lo buscó con la mirada, pero solo distinguió a un pequeño gato alejarse. La bebé comenzó a llorar y la abrazó en busca de un consuelo mutuo—. Perdón, Jane. No seré suficiente, pero te dejaré ir cuando ya no pueda contigo.

Sus necesidades la orillaron a trabajar como sexoservidora, pero en realidad sus primeros dos años juntas fueron agradables, Jane era una buena niña, la halagaba constantemente pensando que Cassandra la escucharía.

Todo eso cambió cuando llamó a uno de los clientes "Papá".  Desde ese día encontró más "defectos" en la niña. “No entiende el sufrimiento humano, no es una persona” La golpeaba con tanto odio, porque se reflejaba en ella.

La abandonó cerca del muelle, no tenía el valor de mirarla nuevamente a la cara. Soñó tantas veces con Cassandra, como le gritaba que la odiaba…ella también se odiaba.

Jane Austen era lo único que quedaba.

Encontró a un niño solo unos años más grande, rubio y de ojos cafés, que en conjunto de las pecas daban esa imagen de belleza rebelde con rizos afables. A sus siete años él ya se hacía cargo de ambos. Al conocer su poder, el mayor le pidió que no lo utilizará para nada malo, que no era necesario pues él la cuidaría. También que no se lo mostrará a nadie, pues la gran guerra se avecinaba.

—Te quiero mucho, Jane— acarició su nariz con paciencia—. Cuando sea grande recordaré esa bonita nariz antes de dormir.

—Recordar es doloroso— agregó la niña. Ella recordaba los maltratos de Sadashi cada noche que pasaba frío.

Los recuerdos viven fuera del tiempo, y nunca acaban. Escuche que recordar es volver a vivir, así que no recuerdes cosas tristes, porque volverás a vivirlas.

—¿Qué debo recordar si tengo miedo?.

—Cierra tus ojos y yo estaré ahí. Siempre estaremos juntos, sin importar lo vieja que seas.

Su recuerdo más vivido era su cuerpo sin vida, a veces divagaba en su última pelea. Jane era más propensa a las cosas malas y tristes.


Tachihara está muerto, seguramente Fukuchi lo descubrió” apretaba impaciente su collar. Investigó lo mejor que pudo a su objetivo, pero apenas tenía vagos detalles de su juventud antes de las guerras.

—El plan es simple. Yo bajo en el techo del aeropuerto y ustedes sobrevuelan el lugar hasta que de la señal, no deberán ser más de diez minutos— la mujer acomodaba su pistolera y en ella dos armas.

—¿Y los civiles?— el de gafas jugaba con una bomba en forma de limón—. No me molesta que experimenten la muerte, pero son demasiadas vidas.

—Los evacuarán, en caso de equivocarme solo serán unas vidas más— su mirada estaba perdida, nunca estuvo tan mal—. Si no quieres hacerlo, eres libre de irte, no me interesa hacerlo sola.

—Lo haré, pero estoy preocupado por tí, diosa— confesó avergonzado—. El tiempo es limitado, solo entrar y salir, pero si no sales…

—Si no presiono el interruptor, vete. De momento contacta con el rey de los asesinos.

—Comprendo, ¿Le digo algo?.

Jane acomodó el arnés que le facilitaría el descenso al punto de partida—. No, hablaré con él yo misma, claro, si sobrevivo.

Se deslizó por la cuerda esperando a ser atacada pero no había rastro de los perros, en la pista de aterrizaje se encontraban pedazos de un helicóptero. Sonrió porque usar one orden era imposible.

Jane seguía el pequeño hilo que Dazai dejó de lo que era un plan más grande, pero ahora estaba sola enfrentándose a lo grande. Nunca tuvo tanto miedo como ese día.

Buscó algún punto ciego y lo encontró, cerca del ala sur donde detonaría las bombas. Rompió el domo y saltó. Si no fuera por su habilidad sus piernas estarían rotas. Caminó unos metros hasta divisar a una mujer ahorcando a lo que parecía un niño.

Corrió en su dirección rozando su cabeza pues la otra retrocedió—. Niño, despierta.

La más baja trató de lastimarla con su látigo pero no la tocó—. La musa intocable…

—La mejor jefa de Tachihara— corrigió y centró su vista en el ahora joven, le dió una bofetada sumamente fuerte y tuvo éxito—. Si no te mueves, pierdes.

—¿Quién eres?— preguntó al ver como el soldado empuñaba su espada.

¿Osamu no te habló de mí?, era mi compañero.

—¿Eres aliada de Dazai-san?— la mujer señaló al nuevo intruso.

Fukuchi llegó en el peor momento, o tal vez el más oportuno para Jane.

—Hagamos un trato— exclamó la azabache.

El tigre no entendía sus palabras, segundos antes le ofreció su ayuda. ¿Ella era su enemiga?

—Nos honra con su presencia, pero no hacemos tratos con criminales— replicó el más alto.

—Sé todo, lo de la novela, Tachihara y la decadencia— sonrió aún si sus labios temblaban—. Le dijiste a Gogol que me secuestrará, al no hacerlo me ofreció un lugar en la decadencia.

—Pues eres más inteligente de lo que pensaba. Te escucho, musa intocable.

Regrésame a Nakahara y yo misma encontraré la novela.

El hombre lo meditó unos segundos, tiempo en el que Atsushi dudaba en atacar.

—Mata a ese niño— agitó la mano con burla.

—Puedo crucificar a toda la agencia— sus ojos esmeraldas se clavaron en Atsushi—. Lo haré, pero primero haz lo que te pedí.

—Nada me asegura que no me traicionarás.

—No creo en funcionarios del gobierno— ella no quería otra masacre, pero debía hacerse—. No es nada personal, pero no lo harás ¿cierto?.

—Ya me harte de mentir— habló el del bigote—. No regresaré a los vampiros a la normalidad, pero si puedo ofrecerte un lugar en la decadencia, solo porque eres necesaria.

Jane mordió su labio evitando soltar un quejido—. Entonces patearé tu orgullo hasta que te veas como lo que eres…nada.

El de cabellos blancos hizo una seña para que Teruko se hiciera cargo de ella y él matará al chico.

—Es una pena terminar así, perros lambiscones— acarició la cabeza de Atsushi por nada en especial—. ¿Cuáles fueron las últimas palabras de Akutagawa?.

Tonto, apresúrate y vete— citó palabra por palabra porque a menudo pensaba en ellas.

—Hazle caso, niño tigre. No te cuidaré como él— susurró Jane—. Ellos ahora mismo piensan que soy débil, lamentablemente, tienen razón, pero te daré la oportunidad de irte.

Fukuchi parecía entretenido con la pelea de ambas mujeres, esencialmente porque por primera vez veía a Teruko en aprietos, daba golpes, e incluso usó la espalda pero Jane detenía todos centímetros antes de tocar su piel.

Sus habilidades físicas no eran comparables a las de los soldados, pero sus poderes eran perfectos para enfrentar a personas fuertes. Nadie podría tocarla sin su permiso.

Harta de perder el tiempo, concentró su infinito en las palmas. Al mismo tiempo Atsushi usaba las piernas del tigre para correr pero Fukuchi bloqueaba la entrada.

—¡Retrocede!— advirtió la de ojos verdes al ser consciente del héroe de guerra. Con su mano apretó las mejillas de Teruko, bastó sólo eso para reducirla a una masa inhumana con ayuda del vacío—. Sigues tú...

El hombre cortó el tiempo hasta el momento antes de que su subordinada muriera. Jane no entendía qué pasaba. La más baja le dió una patada en las costillas, estaba segura que rompió una.

Sus pupilas se contrajeron tratando de buscar la lógica de lo sucedido. Sus pensamientos se amontonaban buscando una solución.

—Su espada es capaz de cortar el espacio y tiempo— dijo Atsushi esquivando un golpe fatal del más alto.

—¿Y lo dices ahora?— se puso de pie mirando el arma que se detuvo a centímetros de su cara—. Supongo que el tiempo no es mayor a treinta segundos.

Moriremos, no hay forma de ganarles. Ambos moriremos y Dazai-san no tendrá más planes” pensó Atsushi.

—No tenía idea que eras una mujer tan vulgar, muere rápido, debemos ir a comer— comentó la de uniforme modificando su propia edad aparentando ser más grande.

—Teruko, no la mates, solo dejala incapaz de moverse por su cuenta— el de canas detuvo sus pasos hacía Nakajima.

—Retrocede el tiempo cuanto quieras, el resultado será el mismo— las palmas de la azabache estaban totalmente enrojecidas.

Su plan era distraerlo para que el “as” de Dazai escapará y en realidad estaba funcionando.

—Estás muy parlanchina, es porque tienes miedo— Fukuchi sonrió de lado—. Soy un buen líder, apoyar a mis subordinados es parte de ello.

Ignoró al detective y corrió hasta quedar junto a Jane dando un golpe en su hombro. La fuerza de los sabuesos era notoria, pero el anciano era un monstruo. Ese golpe pudo hacerla estrellarse contra la pared, pero el cuerpo del muchacho lo hizo en su lugar.

—Sé que no puedo confiar en nadie, pero si Dazai-san confía en usted, no puedo dejar que muera— sangre bajaba por su barbilla—. No huiré, ahora no puedo hacerlo.

—Tu vida no es relevante para mí, pero parte de ganar es mantenerte a salvo, arruinas mis planes— la joven se puso de pie estirando la mano señalando al héroe de guerra.

Una pequeña corriente de aire lo hizo girar, la mujer usó el vacío de forma amplia, logrando crear un agujero negro lo bastante grande para atrapar la mano del hombre. Teruko se alejó pero en ese instante Atsushi cortó su cuello.

—Va a retroceder, el plan es dejarlo sin esa espada— habló la mafiosa—. Corta su cuello cuando haya tiempo. Si no quieres huir, solo queda ganar.

Tal como dijo, Fukuchi cortó el tiempo. Teruko saltó sobre Jane pegando su cabeza a la pared más cercana mientras Fukuchi apuntaba su atención al de corbata.

—Tranquila, modificaré tu edad para que no puedas moverte— la vicecapitan de los sabuesos azotó su cabeza hasta que hubo un rastro notorio de sangre.

—Te tengo— Jane tocó el estómago de la mujer reduciendo su vida a un botón de su uniforme. Teruko murió nuevamente a manos de Jane.

El de cabello canosos trató de cortar el tiempo, pero Atsushi logró sostener un espada, lastimando su mano pero sosteniendola por unos segundos.

No puedo dejar que regrese el tiempo” Atsushi estaba acorralado pero no quería perder. No podía dejar sola a la agencia. Ellos eran sus amigos, su única familia.

—Por favor, haré lo que quieras, sin importar lo malo que sea— suplicó Jane haciendo que se detuviera antes de lastimar al joven—. Por favor, te lo imploro, regrésame a Nakahara…lo quiero devuelta.

El hombre suspiró. Ella era un diamante en bruto a sus ojos.—. Ya te dije que no puedo hacerlo. Tienes dos opciones, te unes por voluntad propia, o sin ningún beneficio.

—¿Me usarás? porque si solo puedo resignarme, quisiera que acabes con mi vida— Jane sentía su garganta cerrarse.

—No puedo prometer tal cosa— apretó el agarre de su espada, tomando impulso para cortarle la cabeza al tigre—. Se una dama, podremos llegar a un acuerdo si te portas bien.

—Se una dama…todos dicen la misma mierda— se separó del concreto con dificultad por la herida en su cabeza.

Su vista era un tanto borrosa, los huesos le dolían, usó tanto su habilidad que ya no podría hacer más. Quizá sería capaz de salvar al tigre, debía esforzarse más pues aún tenía tiempo y nadie ha visto lo mejor de ella.

Gotas de sangre caían manchando el piso pulcramente blanco. La espada atravesó el estómago de Jane.

—No es mortal, así que no te muevas— el héroe de guerra trató de sacar su espada del agujero dimensional, pero algo lo retenía.

La de ojos verdes apretaba la cuchilla con ambas manos. Estaba a punto de romperla. Atsushi lo vió como una señal para usar sus garras y cortar el cuello del mayor, pero éste retrocedió abandonando su arma.

Austen la terminó deshaciendo. Una sonrisa de superioridad se filtró por sus labios. Sus ojos destilaban arrogancia—. Se un caballero, podremos llegar a un acuerdo si te portas bien.

—¡Mocosa egoísta y salvaje!— el mayor arrancó un botón de su traje y lo arrojó a la frente de Nakajima dejándolo inconsciente unos segundos.

Su espada que normalmente usaría fue desenvainada y alzada con orgullo. Caminó a escasos pasos de Jane.

La del zafiro vió unos pequeños pies a su lado. Sus ojos se encontraron con los color avellana, y por primera vez había una mueca.

Keiko parecía triste.


Fragmento perdido:

Ambos demonios inyectaron el veneno con tal seguridad que nadie sospecharía de Dazai. El plan era simple, salir y conseguir el antídoto antes que el otro. Gogol era un genio rebasado por su arrogancia.

—Dos-kun escoge primero, claro porque es mi gran amigo— el payaso señaló una mesita con diversos utensilios.

—La tarjeta— la tomó con una sonrisa casi burlona.

—Dazai-kun, tu turno— el albino jugueteaba con sus dedos.

—Tú— señaló a Sigma.

El payaso soltó una risa—. Eres el mejor. Si sales vivo háblale bien a tu amiga sobre mí.

—Por supuesto que no. Si quieres dejar de sentirte solo, no busques a alguien más deprimente— canturreó emprendiendo su camino junto al de cabellos bicolor.

—¿No deberías preocuparte por ganar?— susurró Sigma.

—Pero amo estar fuera, no había mucho espacio en la celda— comenzó a bailar junto a Sigma. Un fuerte ruido interrumpió su plática—. Dostoyevsky ha jugado una carta bastante detestable.

—Prisionero D18, alza las manos. Si haces algún movimiento, te disparamos— antes de esposarlo dos guardias fueron agredidos.

Era la habilidad de un dios, la más problemática de todas.

Chuuya era un dios sin misericordia

Notas:

Entre más traumada más chido el desarrollo.

Dios bendiga a Kafka por darme la oportunidad de llenar los huecos que todavía no explica en el arco de la decadencia.

En fin, ya casi acaba esta bella historia, gracias por el apoyo que tiene (considerando que el fandom de BSD no es muy grande), amo aquí.

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