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𝑫ú𝒐 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒗𝒂𝒈𝒂𝒏𝒕𝒆

Advertencias: Ninguna.

El tiempo no solo determina la intimidad, a algunos no les bastarían siete años para conocerse.
A otros les bastan siete días.

-Sense and Sensibility

~•~

    
Con tan solo unos meses de entrar a la mafia, chuuya rápidamente se acostumbro al ritmo de vida que se llevaba en la organización, el tenía una casa propia cerca de la cede, su rutina era repetitiva. Por otro lado, últimamente Jane casi no era vista por los pasillos de la mafia, se encargaba de papeleo y misiones, su vida era como una programación barata, pero a la joven no le molestaba. Vestía de la misma forma que antes, en una paleta de tonalidades oscuras, era un indicio de su pronto ascenso.
 

Buenos días —Dazai aún más alto que antes se acercó a la oficina de la menor—. Luces hermosa el día de hoy.
    
—Hola, ¿Cómo estás? —recibió al castaño con una leve sonrisa—. Te ves cansado.
    
—Tuve una mala noche —apretó su puente de la nariz—. Necesitaré fentanilo para dormir.
    
—¿Todavía no dejas ese trailer? —era más como un reproche por parte de la mujer.
    
—Es un lugar bastante adecuado para mi- alzo los hombros sin interés—. Es acogedor, eso dijiste cuando te llevé ahí.
    
—Vives a las afueras de la ciudad en un trailer abandonado —la ojiverde recriminó ganando una mirada severa por su compañero—. ¿No te haré cambiar de parecer?.
     
—Jamás, pero esa no es la razón de mi visita —sacó una hoja con un número escrito en ella—. Mori-san necesita que revises este informe.
    
—Gracias —Jane arrojó el papel sobre una pila de hojas—. ¿Ya desayunaste algo?.
    
—Hace días que no como —comentó pensativo recordando desde cuándo privó de alimentos—. Lo he olvidado.
    
—Vamos por algo, es muy temprano —la femenina suspiró tomando su llavero—. Yo pago está vez.
    
—¿Estás de buen humor? —la cara del muchacho hasta parecía tener un tono de alegría por su revelación.
    
—Sí, es un privilegio que vea tu cara —cerró su habitación bajo llave—. Es extraño porque básicamente eres mi compañero directo.
    
—El trabajo nos consume totalmente —recargó sus manos sobre sus hombros acercando sus labios a su oído—. Se dice que el zafiro azul es muy cruel con sus subordinados, no pensé que fueras alguien tan despiadada...oh no lo eres, solo quieres ser dura para tener autoridad.
    
—Yo escuché que la peor desgracia de tus enemigos, es ser tu enemigo —respondió acelerando el paso—. Rumores fascinantes de Dazai se extienden por todos los rincones de Yokohama, eres un demonio de primera.
    
—No me llames así —el joven paro su andar con una mueca de disgusto—Tú no, Jane. Para tí no debo ser Dazai.
   
—Lo siento —confundida la azabache tocó su mano para jalarlo—. Bueno, Osamu, no dejaré que te mueras de hambre.
    
—Tan cuidadosa como siempre —se dejó arrastrar por la menor con cierta diversión—. Una mujer terrible de la port mafia que se preocupa por las comidas de un ser asqueroso, me encanta.
    
—No hables así de ti mismo —subieron al elevador —¿Cómo va todo eso del puesto ejecutivo? —cuestionó Austen.
    
—Desde que Mori me hizo competir contra el enano todo se ha vuelto menos divertido —Dazai suspiró frustrado—. Odio a ese enano.
    
—Pero tú no querías el puesto desde un principio. No veo porque no cederlo— la ojiverde se balanceaba de un lado a otro.
    
—Pero él es mi perro, no puedo dejar esto así —bajaron hasta el último piso encontrando al jóven de cabellos naranjas—. Hablando del enano de roma.
    
—Maldito desperdicio de vendas —Chuuya le dió una mirada filosa para después centra su atención en los ojos verdes.
    
—Buenos días, Nakahara —le sonrió avanzando hasta su acompañante—. Kōyō-san esta impaciente por verte.
    
—¿Es tu acto de caridad hablar con perdedores? —el de las vendas soltó un bufido—. Haces mucho al no reírte de esos feos sombreros, mi linda Jane.
    
—Maldito psicópata —el de ojos azules se dió prisa para entrar al elevador.
    
—No lo dice enserio —de un codazo cerro la boca de Osamu—. Nakahara, de verdad el no...
    
Dazai sujetó sus mejillas en ambas manos con leve rudeza—. Él me provoca náuseas —apretó la mandíbula dejando ver una vena en su cuello, o al menos la parte que no estaba cubierta por vendas.
    
—Deja de molestarlo —la joven se liberó de su agarre evitando la cercanía entre ambos—. Un café te vendría bien, pero te irritará el estómago.
    
Los rumores del dúo eran verdad, Dazai comenzó a ser más brutal y con cada trabajo que se le asignaba, caía cada vez más en la oscuridad, dejó de ser tan bromista para comenzar a comportarse más rígido ante personas ajenas. Jane por su parte solo hacía su trabajo, y lamentablemente este ameritaba tratos poco dignos para sus enemigos. Ella haría cualquier cosa por la organización que la acogió, Dazai conocía esto desde hace unos años, así que se aprovechaba.

Le agradaba que ambos se podrían juntos, pero en el fondo sabía que Jane no era similar a él, ni siquiera un poco franca al respecto.
    
Luego de su desayuno ambos jóvenes regresaron a sus obligaciones, Dazai tenía que liderar un enfrentamiento contra una banda que empezaba a dar problemas. Por su parte Jane se la paso revisando documentos, solicitudes y algunos contratos.
    
—Señorita, el jefe quiere verla —un hombre de lentes y traje oscuros tocó su puerta. Se levantó de su silla para avanzar hasta la oficina de su maestro.
    
Tocó la puerta esperando la autorización, así la joven abrió la puerta encontrando a un tipo alto de veinticinco años, vestía una camisa de manga larga junto unos pantalones andrajosos, un chaleco de cuero y unas botas militares. Era una personalidad dentro de la mafia.
    
—Te estaba esperando, Jane. Es bueno verte —dijo el de ojos violetas haciendo un ademán para que se acercará.
    
—Es el brillante zafiro de la mafia —el hombre de cabellos dorados agitó la mano como saludo—. Es toda una coincidencia.
    
—Buenos días jefe —se inclino un poco—. Buenos días, Albatross-san.
    
—Ya te dije que puedes ser menos formal conmigo —sonrió acercándose al cuerpo de la menor—. Solo soy el encargado de la logística, no soy de importancia.
    
—Prefiero ser formal —trató de guardar distancia con el joven—. Es un gusto verlo.
    
—Puedo ver qué es cierto que te gustan las joyas caras —acercó su rostro al pecho de la joven, o más bien a sus clavículas—. Te conseguiré unas cuantas para tu próximo cumpleaños.
    
La muchacha mantenía la cara inexpresiva. No le disgustaba ese hombre, pero no lo conocía lo suficiente para ser amigos—. No me gusta recibir regalos.

—¡Eres tan hermosa como se dice, es una lastima que yo sea mayor, no fueras menor de edad te invitaría a salir por un cafe! —chillo el motociclista.
    
—Puedes irte, Albatross-kun —la voz de Ōgai sonó firmemente por toda la sala.
    
—Nos vemos luego pequeño zafiro, fué un verdadero placer verte —el rubio salió tarareando una canción.
    
—Ese rumor de las joyas fue esparcido por mí— el de guantes sonrió apuntando su propia cara.
    
—¿Qué ocurre Mori? —la joven dejo una hoja con el número de informe puesto en el escritorio—. Lo corregí, está en los archivos, pero si gustas puedo traerlo.
    
—No te llamé por eso —usó el tono infantil que ponía antes de pedir algo—. Se trata de una misión, algo menor.
    
—Me encargaré, solo dame los detalles —sus palabras se vieron debilitadas por el sonido de la puerta.
    
—¿Me llamó, Jefe? — el del sombrero asomó la cabeza, la chica saludo con la mano pero este la ignoro.
    
—Claro, Chuuya-kun. Necesito que ambos se encarguen de una misión —le entrego un sobre a Jane, quien lo miraba extrañada—. Será hoy en la noche.
    
—Nos haremos cargo, te daré el informe luego de redactarlo —Austen hizo una reverencia para salir, pero sus pasos cesaron cuando Chuuya aclaró su garganta.
    
—Tengo una pregunta, ¿Por qué con ella?—el pelinaranja comentó.
    
—¿Te disgusta trabajar con Jane? —expresó el azabache con diversión.
    
—Siempre la asigna con Dazai —dijo indiferente, o pretendiendo serlo.
    
—Él está haciéndose cargo de otra situación, puedo hacer esto sola —agregó la menor mirándolo fijamente—. Lo último que quiero es entorpecer la misión.
    
—¿Hay algún problema con mi decisión? —cuestionó el jefe.
    
—No, lamento si lo ofendí, jefe —se quitó el sombrero inclinando la cabeza—. Me retiro.

    
Ambos jóvenes estaban en el almacén, examinaban los papeles del objetivo. De a ratos compartían información relevante pero no más que eso. Jane jamás se consideró alguien sociable pero sin duda quería agradarle a Chuuya, él le parecía genial.
    
—¿Por qué te incómoda trabajar conmigo? —la pregunta de Jane fue un parteaguas en el silencio.

—¿De qué demonios hablas? —respondió Chuuya sin apartar la vista de su lectura.
    
—Parece que te molesta mi presencia— subrayó algo para después pasar otra página—. Lo que menos quiero es incomodarte.
    
—Creía que tú estabas molesta porque tú compañero no es ese maldito tetrico —apretó los dientes soltando todo el veneno posible—. Ya sabes, solo estás con el idiota de Dazai.
    
—¿Por qué mencionas a Osamu? —los ojos verdes se encontraron con los suyos—. Es natural que trabajemos juntos, y somos cercanos.
    
Chuuya pensaba en como comunicar sus molestias sin ser tan agresivo—. No te importa, hay que apurarnos. Quiero terminar lo antes posible, así me evito problemas con esa caballa por estar contigo.
    
—Supongo que no tienes que ser amable —Jane suspiró poniéndose de pie—. Te adaptas bien a la Port Mafia, alguien me dijo que debíamos ser crueles para estar aquí —el del sombrero estaba a punto de discutir cuando la menor empezó a explicar la situación—. Tenemos que ir por un cargamento que robaron ayer por la tarde, está en una bodega. Es custodiado por diez guardias, algo menor pero Mori quiere que seamos sigilosos y no causemos daños por lo que solo van dos hombres.

—¿Cuantos tipos van con nosotros?
    
—Mori solo puso a nuestra disposición dos ayudantes, la mayoría está con Hirotsu para recibir las armas en el puerto.
  
Jane ya no quería conversar con él, desde sus primeros encuentros pudo notar cierto rechazo, incluso si ella se esforzaba en se amable el no daba el brazo a torcer. Fué la única persona con la que quiso ser cálida. Subieron al auto, normalmente no lo mandarían así de limitados, pero el jefe tenía un motivo.
   
—Tienes ojeras— señaló el pelinaranja.
    
—Esperaba que no se notarán tanto —la jóven miro por el retrovisor —¿Has dormido? — en respuesta escuchó una risa nasal —Tengo mucho trabajo ahora que la mafia se expande, ¿tu también tienes muchos deberes? — recargó su cabeza en la ventanilla.
    
El muchacho no respondió, Jane comprendió rápidamente que no lo haría. Se quedaron en silencio por mucho tiempo, y este le sirvió al pelinaranja para no sentirse como una mierda —Oye...por lo de hace rato, yo-
    
—Llegamos —uno de los hombres de traje hablo interrumpiendo.
    
No hubo mucho que hacer. Jane entró por la puerta principal siendo la distracción, Chuuya por su parte siendo tan discreto como siempre rompió una ventana golpeando a todos los presentes. Sus subordinados no tuvieron que intervenir.
    
—Salio bastante bien— la ojiverde sacó su teléfono para avisar que habían terminado.
    
El de baja estatura desactivó su habilidad dejando caer de golpe a los del bando contrario—. Son pura basura.
    
—Vendran por el cargamento, tenemos que esperarlos aquí —Jane les dió indicaciones a los hombres que les acompañaba, quienes empezaron a platicar entre ellos junto al contenedor, camino hasta el auto metiéndose a la parte de atrás. El muchacho imitó su acción tomándola por sorpresa.
    
—No es nada personal, pero siempre sigues a ese maldito —Chuuya abrió la boca mirando fijamente a Jane—. Y el es un dolor de cabeza, especialmente porque te tiene estima.
  
—¿No te agrado porque pasó tiempo con Osamu? —sus cejas se arquearon un poco. Jane ahora podría asegurar que no entendía el comportamiento humano.
    
—Si me agradas —el del sombrero sostuvo la respiración—. Solo te evito para no meterte en problemas.
    
—Que alivió, creí que me odiabas, era incómodo por como me miras —Soltó para sacar de su bolsillo unas mentas. Jane estaba feliz.
    
—¿Te miro de manera extraña? —la confesión de la muchacha lo hizo palidecer.
    
—Olvida eso, ten —le dió un caramelo—. Es bueno saber que si te agrado, porque quiero ser tu amiga, Nakahara.
    
El joven se quedó en blanco, jamás noto lo agradable y dulce que era su voz —Oye, ¿de verdad no te gusta la momia?.
    
Negó—. Él es alguien especial, pero no lo veo de esa forma. Osamu me conoce tan bien que sabe todo, incluso lo que no quiero que sepa, es un vínculo de amor-odio de su parte.
    
—¿Como se hicieron cercanos? —Chuuya pensaba que era ese el momento para aclarar sus dudas.
    
—Alguien que es intocable no vuelve a tocar, y cuando menos lo imaginé, el logró pellizcar mi brazo —Cerró los ojos recargando su peso en el asiento. El de ojos zafiro veía la delicadeza de su cuerpo— Obviamente yo se lo pedí, pero el de verdad ayudo, yo no era capaz de manejar mi habilidad, no paso mucho tiempo para que tuviera mi respeto y aprecio —Abrió un ojo mirando al muchacho, que parecía querer vomitar —No entiendo porque se odian tanto.
    
Se quedaron unos segundos en silencio, para Nakahara era incómodo, ella era muy intimidante aún si era más pequeña que el.
    
—¿Cuál es tu comida favorita? —preguntó la joven soltando una risa peculiar.
    
—¿Eso preguntas?- el muchacho suspiró —Creo que casi cualquier cosa.
    
—Debe haber algo más específico.
    
—El pan.
    
—El adolescente que compite por el puesto de ejecutivo prefiere el pan.
    
—Fué lo primero que comí en todo mi vida.
    
Jane sabía en que situaciones crecían los huérfanos pero aún así su respuesta le causó sorpresa, por respeto guardo silencio unos momentos esperando que el pelinaranja le diera permiso de continuar.
    
—¿Por qué comes tantas golosinas? —Quitó su sombrero dejando libre su cabellera naranja —En general comes mucho.
    
—Su sabor me recuerda algo lindo— respondió con simpleza —Mi hermano siempre trataba de conseguirme algunos.
    
El mayor arqueó las cejas —¿Tienes un hermano?.
    
—Murió hace unos años —suspiró guardando la envoltura en su pantalón.
    
—Lo lamento —fué lo único que atinó a decir.
    
—Él estaría feliz porque tengo amigos tan considerandos — limpió una pequeña lágrima —No, creo que jamás podré hablar por él, incluso si está muerto no es como si se haya ido.
   
Chuuya no se atrevía a mover los labios. Nunca tuvo hermanos, o un pasado al que pudiera culpar y recurrir por recuerdos de amor. Solo podía verla ahí, aferrandose...
    
—¿Por qué sigues en la mafia?.
    
—¿Tú tienes motivos para irte?.
    
—No, pero tampoco me siento totalmente satisfecho — alzó los hombros evitando ver su cara juzgona.

-La port mafia es un lugar putrefacto, pero me gusta estar aquí.

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     La joven andaba por el pasillo hasta su oficina. Chuuya se encargó de revisar el cargamento en la bodega, fué amable de su parte dejarle un poco de tiempo libre.

    Se detuvo al ver a Dazai salir del pasaje que daba justo al recinto del arma clasificada —Que fortuna encontrarte.

     —¿Estuviste con Q? —la voz de Jane apenas salía como un hilo.

     —Si, es todo un dolor de cabeza, ¿Puedes creer que activó su maldición para salir de la celda? —sonrió suavemente—. Vamos, quiero dormir un rato, me quedaré en tu oficina así que tarta de no hacer mucho ruido.

     La ojiverde no respondió, solo miraba al más alto, pero su mirada no era vacía como siempre, había algo más. Algo que se negaba a creer de Dazai, porque lo amaba, lo amaba tanto como a Keiko...lo amaba como a su hermano.

     —Vamos no seas así Jane, me harás sentir mal —acariciaba su mejilla con suma delicadeza —Recuerda que yo tomé tu responsabilidad de custodiarlo, esto es algo que debe hacerse.

     —No lo lastimes más, Osamu— la muchacha habló entrecortado—. Por favor, él debería irse...

     —¿Eso quieres? —el castaño observo como sus labios temblaban mientras asentía. Una sonrisa se formó en su rostro la apretó con tal fuerza que la niña chilló—. No puedo hacerlo, esto es tu culpa, tú lo trajiste, ahora debemos cuidar de él.

     —Me haces daño... Osamu mis costillas —dijo jadeando. Estaba asustada. Dazai la aterraba.

No hay razón para temer de tu familia, Jane.

Ustedes si defiendanse de cualquier persona que les haga daño, no por ser tu familia tienes que soportar lo que no te gusta.

Cosa que a nadie le importan pero me gusta poner: Nadie llama a Dazai por su nombre (solo por su apellido).

Esto es porque en Japón se acostumbra el ser formal, solo si se tiene cierta cercanía y afecto se utiliza el nombre.

Siento pena poner a Dazai como un hdp, pero en la port mafia si era así :((

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