𝑨𝒕𝒖𝒓𝒅𝒊𝒅𝒂
Advertencia: Violencia típica del anime/manga.
(No se busca cuestionar ni justificar las acciones de los personajes, es mera ficción).
Casi balean a Jane los municipales.
~•~
La caída de Moby-Dick.
-3 pm, hora Yokohama-
Akutagawa recibió la noticia de la infiltración a Moby-Dick, fue en busca de un solo propósito, deshacerse de aquello que no le permitía avanzar, si quería el reconocimiento de aquella persona debía esforzarse, “Amas algo, por eso estas esforzandote”, era en parte cierto, quería el aprecio de Dazai, porque lo admiraba. No tardó mucho en encontrar a el tigre, dios, no podía respirar el mismo aire que él. Hubo muchas amenazas por parte de Akutagawa, si alguien le hubiese devuelto lo que perdió, no odiaría tanto al mundo, desde la ausencia de Jane, este se volvió aún más agresivo.
—De acuerdo, Akutagawa, Dazai-san está al otro lado del auricular. Quiere hablar contigo— Se lo quitó, y aprovechó la sorpresa del contrario para arrojarlo lo más lejos posible, y correr.
—¡Dazai-san!— saltó por la barra de metal, no le importaba nada, más que escuchar su voz, pero al sujetarlo y apoyarse de su habilidad para no caer, lo único que escucho fue un pitido. Colgó la llamada.
Buscò al tigre por todos, pero ya no había rastro, simplemente lo engaño, tuvo la osadía de burlarse de sus pesares. Lo mataría. Avanzó con deseos de acabar con todos, con cada persona que le hizo sentir opacado, y vaya, se encontró con un hombre que parecía pedirle a gritos acabar con él.
—Mr. Agura…¿Aguragar?— el rubio estaba divertido por la aparición de ambos.
—Akutagawa— en realidad le molesto un poco que lo tomara como otro mocoso sin importancia.
—Me encantaría recibirte, pero estoy algo…
—¿Quien te dio permiso de tirarte al piso?— ignoro sus palabras, yendo directo al muchacho magullado para patearlo—. Esta vez no escaparás, levántate y pelea. Antes dijiste que no me comprendias, yo tampoco termino de entender, eres un cobarde, y aun así aceptas duelos imposibles. Es un orgullo contradictorio.
El rubio vio como pateaba su cuerpo, con odio—. Ya déjalo, niño. Además, odio que me ignoren.
—Silencio— dio un ataque directo con su poder, pero fue detenido con facilidad—. El tigre es mi plato principal, el postre puede esperar quieto.
Tal vez le dio en el orgullo, o solo buscaba humillar al perro de la mafia, de igual forma lo sujeto por Rashoumon y asentó un golpe en la gabardina del pelinegro—. No me gusta ser segunda opción, solicito un cambio de orden.
Esa sonrisa tétrica se pintó en sus labios, y con un hábil movimiento guardó su distancia, logrando así usar a la bestia negra, pero fue detenida solo con las manos. De un momento a otro ya estaba en el techo, obviamente el tipo de enfrente era muy fuerte, lo suficiente como para lastimarlo de ese modo. Suspiro mientras el tigre subía al cuello del hombre, tratando de hacerle una llave. Terminó cerca de Akutagawa, del mismo modo, abatido.
—Investigue tu pasado, de pequeño estuviste a punto de morir dos veces a manos del director, cuando te rompió las costillas a patadas, dijo algo como “Comparado con lo que te hicieron tus padres, esto no puede ser violencia.
Esas oraciones lograron paralizar al de cabello disparejo, que contemplaba a la nada, su rostro reflejaba el miedo puro. Akutagawa no pudo ignorar eso, lo odiaba en parte porque sus heridas del pasado ya no eran justificantes para su debilidad, pero su mente le decía que un tipo cuyo dinero lo hace fuerte, no era nadie para pisotear esas heridas. Activo su habilidad, y corto el suelo, logrando escapar junto al tigre.
—Retiro lo que dije sobre no comprenderte— sujeto su pie para que no pudiera escapar—-. Tu peleas para que las personas te den permiso de vivir, aunque te juegues la vida. Me da asco.
Lo atravesó con Rashoumon, y mientras el otro se quejaba recordó algo “¿No te enseñó nada del valor?”, palabras de la propia azabache, que ahora juzgaban al menor, Akutagawa pensó que era estúpido no darle valor a su propia vida. Nadie le daría ese permiso. Sangrar por otros no era una convicción, no había amor en ella.
—¿Que tiene de malo pensar así?— fue arrojado unos metros lejos.
—Aún si te mato cien veces era lo mismo— ahora el chico pelinegro parecía rabiar de enojo. ¿Cómo alguien así podía tener lo que él no?—. Si no obtengo resultados, Dazai-san nunca…
—-¿Por qué mencionas a Dazai-san ahora?— su plática fue interrumpida por el magnate, que rompió la pared con su sola pierna.
—Los encontré, perros callejeros— sonrió de lado, rápidamente derribó al portador de la muerte. Pero los jóvenes eran tenaces, Atsushi entró al elevador, siendo seguido por su berdugo.
—No podemos ganarle a su poder— ambos miraban distintos puntos del elevador, para así no cruzarse—. Hay que planear cómo robarle la terminal.
—Tu estupidez no me sorprende— suspiró cansado—. Este elevador se dirige a cubierta, no hay escapatoria, él sabe que estamos acorralados. Me siento terriblemente humillado por haber sido derrotado por alguien así. Un idiota que busca una razón para vivir en otros.
—Puede que sea un idiota, pero prefiero eso a ser un asesino que solo presume sus poderes. Tienes fuerza y estatus, solo peleas para inspirar miedo…
Ryunosuke lo asfixió con ayuda de su habilidad—. ¡Retráctate!. ¿Que tengo poder y estatus?— lo arrojó a la puerta más cercana para poder verlo cara a cara—. Te diré porque me repugnas. Porque lo tienes todo, y no te das cuenta, y sigues recurriendo a tus heridas…Tienes buenos poderes, y suerte. Dazai-san te reconoció sin que te esforzarás, no ves que eres bendecido. ¡Eres un idiota que se revuelca en sus tragedias!.
—Todo este tiempo…tú…
El elevador subió a su destino final, y lo vieron, esperando por ellos.
—Basta de juegos. Moby-dick va a caer en cuestión de minutos, el único que va a sobrevivir soy yo, gracias a mi poder.
Mientras la pelea se desarrollaba la máquina estaba más cerca de caer, en una descarga de adrenalina ambos lograron asentar un golpe, pero no servía de mucho. La determinación del líder de Guild se basaba en amor, a su familia, muy pocas cosas rivalizan con eso, Akutagawa lo sabía. ¿Cómo podrían vencer a alguien así de fuerte y con tanto compromiso?. Miedo, a perder lo que amas, a perder a las únicas personas que te importan, eso pensaba Atsushi. Nunca fue amado, o como mínimo aceptado, al fin sentía que encajaba con la agencia, cierto, era su hogar. Yokohama era su hogar.
—Akutagawa, ¿Soy un estúpido?, ¿Es una tontería querer escapar de esos recuerdos?— le costó ponerse de pie, pero lo consiguió.
—Si, lo es. Las palabras hirientes del pasado no tienen relación contigo— imitó su acción viendo directamente el tornado frente a ambos.
—Creo que Dazai-san te reconoció hace tiempo— soltó antes de caminar dispuesto a defender eso que no quería perder.
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—Kyoka-chan, si es lo que quieres, puedo preparar un camino para que sigas matando— la voz de Dazai era escuchada por la radio—. No eres la única que sufre. ¿Qué debemos hacer cuando lo que hacemos va en contra de lo que aspiramos ser?. Todas las personas pelean para discernir lo correcto. Nadie nos da respuestas sobre lo que debemos hacer. Tenemos derecho a dudar, como perros callejeros que vagan por las alcantarillas.
La niña de ojos azules dudaba, sobre si misma, sobre la vida en sí. No quería matar, pero era necesario hacerlo, no quería ser vista con odio, pero era lo único que ganaba, no podía ignorar ese sentimiento de culpa que no la dejaba avanzar, no era libre de ese peso. Nunca entendió como Dazai logró olvidar su pasado, ella tenía derecho a empezar de cero, pero el peso sobre sus hombros era más.
—Nada, tampoco funciona— la voz de esa persona la hizo reaccionar.
—Yo debo…no quiero que él muera— decidida apretó un botón, y luego otros, para cambiar la dirección del dron—. Aún hay una opción.
—Kyoka-chan.
—Me explicaron la situación, podemos hacer que colapse contra algo y caiga antes de llegar a la ciudad. Usaré este dron.
—Ya veo, todo el mundo se salvará gracias a ti. Prepare los paracaídas, por favor. Sal de ahí tú también.
—No puedo, estoy encadenada. Olvídate de mí…
Las quejas no tardaron en llegar, pero estaba decidida.
—Yo también puedo elegir, seguro que aprobaría el examen de la agencia. Seré un detective de verdad, no tengo nada que perder.
—Escucha, ¡Suéltame Akutagawa!...
—Gracias, lo siento— la explosión hizo trizas al dron, pero el navío impactó con el mar, ningún civil murió. Los tres hombres miraban el daño causado, pero una voz familiar resonó.
—Fue lo mejor Atsushi-kun— el presidente junto a Dazai les dieron la bienvenida en tierra—. Kyoka se ganó a sí misma, y salvó a la ciudad. Esa es una nobleza digna de la agencia, es un final duro, pero existe un motivo para que fuera así.
—Mi poder, solo funciona en los detectives de la agencia. Su efecto regula sus habilidades.
El castaño sonrió— Kyoka-chan aprobó el examen de ingreso justo antes del impacto, ¿Sabes lo que significa?.
El joven corrió a darle un abrazo a la pequeña figura femenina que recién aparecía. Estaba temblando un poco—. Lamento no haberlo dicho, pero el examen no tendría sentido.
—¡Dazai-san!— gritó el de olanes—. Ya nadie se interpondrá, te mostraré mi fuerza…
—¿De verdad?— giró para ver al de gabardina negra—. Llegaste a tu límite, derrotasté al líder de Guild.
—No es cierto, aún no…
—Te has hecho más fuerte— posó su palma en el hombre del joven que se tambaleó y cayó mientras unas lágrimas salieron de sus ojos—. Vaya…
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Jane observaba como ese hombre delirante botaba la mochila con armas al suelo, el doctor Mori le ayudó a recostarse en la camilla. Era una rutina ver a personas morir en esa clínica, cuerpos, sangre, pero la menor jamás se interesó mucho. Llevaba apenas unos meses viviendo junto al médico, que pasaba gran parte del día atendiendo personas, y por la noche enfrentaba criminales junto a su compañero. Austen fue ajena a todo eso, pues el de ojos violetas sabía de las intenciones de Fukuzawa para reclutar a Jane, la cual lo rechazaba constantemente. Sonrió de lado al ver una nueva expresión en la niña, una vacía mueca de disgusto.
—Linda, mejor ve a jugar— cerró la pequeña cortina poniéndose un guante blanco de látex—. No muy lejos, ¿De acuerdo?.
—Está bien— Tomó la bolsa de armas que estaba en el suelo, la dejó cerca del escritorio del más grande, pero una cosa la hizo sentir mucha rabia, no, fue la que guardó durante mucho tiempo. Encontró lo que parecían dos granadas, las metió en su bolsillo, y salió del lugar emanando una extraño deseo. Venganza.
Vago por dos horas, hasta que dio con la guarida de Tony, el traficante de armas que robó el zafiro que guardaba en su bolsillo derecho. Tocó la puerta y sorprendentemente le abrieron, un tipo de casi dos metros, dos un poco más grandes que Mori, uno de ojos ámbar, y Tony. Le preguntaron porque estaba ahí, pero se quedo callada, pensaron que era muda, y al de ojos con destellos amarillos le pareció buena idea que la usaran para “divertirse”. Ella caminó hasta el centro de la casa, clavó su vista en Tony, quien la miraba confundido, era el único que no la tocaría, porque “no estaba metido en esa mierda”, pero tampoco lo evitaría, se acercó más a él, y trató de sonreír, pero no pudo, entonces cuando todos estaban a escasos centímetros de ella. Sacó las granadas y con el mínimo conocimiento de su mecanismo, las accionó, fue pura suerte, desactivo lo que ella llamaba “barrera”, y esperaba morir.
Miraba el cielo azul, su cuerpo estaba inmóvil, las ruinas ya empezaban a ser visitadas por los curiosos, pero Jane no reaccionaba, un pitido la dejó fuera de sí, pasaron minutos donde las personas le preguntaban cosas, pero cuando al fin pudo escuchar el ruido de algo quemarse salió arrastrando los pies, su habilidad la protegió, pero el sonido de la explosión le causó daño, para ella solo pasaron unos segundos en los que avanzaba a cualquier lado, hasta que escuchó su nombre, volteó y vio al doctor correr hasta ella.
—Dios, pensé que habías muerto, estaba muy preocupado por ti— analizó su cuerpo, este tenía leves espasmos—. Regla número uno, usa la lógica, y si sientes que no hay salida, mantén la calma antes de hacer una tontería. Siempre hay una solución lógica para todo. No puedes quedar aturdida, porque le das ventaja a tus enemigos.
Asintió suspirando, no sabía qué sentir, asesinó a las personas que lastimaron a su hermano, pero no lo gozo, no tenía una emoción clara, solo estaba un poco más aliviada. Fue su primer crimen personal.
—Le pondré una cadena, para que no lo pierdas— Señaló el zafiro que apretaba con todas su fuerzas—. Vamos a comer, seguro ya te dio hambre.
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-Un día después de la caída de Moby-Dick-
La azabache vestía el uniforme que usaban las personas que arreglaban las calles, su plan fué sencillo, vestirse como hombre, cerrar el paso en el túnel que sería atravesado en unos minutos, al ser una ruta utilizada por el gobierno era casi imposible contar con la presencia de otras personas. Estaba un poco nerviosa, no usaba su collar, lo guardó en una pequeña caja dentro de la guantera en su auto que estaba en la ruta de escape.
Las luces dentro del túnel la hicieron reaccionar, caminó hasta el vehículo blindado mientras se detenía.
—¿Está cerrada?— preguntó el oficial un poco extrañado por verlo cargar una mochila.
—Dejen sus armas— les apuntó con la pistola que cargaba dentro del traje—. Salgan del auto, ahora.
El copiloto trató de encender la radio, en respuesta la muchacha le disparó en la mano, pero la bala atravesó su pierna. Su compañero entendió que iba en serio, abrió la puerta lentamente y le ayudó a bajar.
—Bueno, descansen— golpeó sus nucas haciendo que quedarán inconscientes, llevaba tres minutos de su tiempo limitado.
Buscó la llave que al tener en sus manos ingresó a la parte trasera del vehículo, vió dos cajas lo bastante grandes para ser bajadas por dos personas, con ayuda de la llave terminó abriendo una que contenía los documentos oficiales.
~Por fin…~ sonrió antes de meterlos a su bolso pero sintió algo. Giró un poco para que aquella espada no atravesará su corazón, en cambio se clavó en su hombro.
—Te tengo— una voz masculina la hizo estar alerta activado su habilidad mientras la espada junto a la mano desaparecía nuevamente.
Todo pasaba muy rápido, pues en segundos el auto donde seguía atrapada fué arrojado unos metros atrás. Al hacer uso de su habilidad no tuvo ninguna lesión, pero estaba angustiada por su nuevo oponente. No perdió tiempo, salió pateando una de las pesadas puertas metálicas. La silueta tenía pensado atacar primero, pero Jane aún estando algo lejos disparó directo a su cuerpo, la sola mano de esa persona bastó para detener la bala. Era muchísimo más fuerte que ella, claramente tendría ventaja, pero Jane no necesitaba ganar, tan solo vivir.
—Esto de las órdenes no me gusta— el joven de vestimentas verdes junto a una espada, soltó el casquillo haciendo un poco de ruido, antes de patear el suelo con la punta del zapato.
—Eres ciego— sonrió de lado al descubrir de quién se trataba—. El ex criminal. ¿Por qué él perro corrupto me quiere detener?.
—Soy alguien que ama la justicia— empuñó el mango de su espada listo para empezar el enfrentamiento.
—La justicia de otros no significa que seas mejor, solo eres otro perro con correa— analizaba la situación, solo necesitaba distraerlo—. No amas nada que tus amos no te digan.
—No, solo quiero que grites— se arrojó con una velocidad inhumana, tomando a Jane por sorpresa—. Pensé que serías más hábil, según la impresión de mi compañero, estaba seguro que se trataba de alguien menos aburrida.
~No quiere detenerme, quiere matarme~ la espada estaba a centímetros de su cuello, pero por obvias razones no la tocó, Jane aprovechó para intentar tocar su abdomen y ocupar su técnica de vacío , pero antes de hacerlo, este se desintegró en partículas. Aún con más desconfianza lo buscó con la mirada, escapar mientras no veía a su oponente era malo, pues probablemente la seguiría hasta matarla.
—Esperaba algo más excéntrico, pero me hiciste ganar diez dólares— algo parecido a una granada estaba a escasos pasos de Jane—. Musa intocable.
~Una explosión, no, esto es…
Sus ideas fueron interrumpidas por la luz cegadora que la hizo perder la concentración, quedando gradualmente expuesta. Solo cerró los ojos un momento, pero eso bastó para encontrarse cayendo con una espada a punto de clavarse en su cuello.
—Mientras no uses tu habilidad, eres alguien débil, eso dijo nuestro infiltrado— sus ojos se encontraron un fragmento de segundo.
El mundo avanzaba en cámara lenta para los ojos de Jane, no podía usar su técnica de atracción en tan poco tiempo, el infinito abandonó su cuerpo al estar aturdida, nada aseguraba que realmente lo haría realidad de un segundo para otro, el más alto tenía esa sonrisa sádica que la hizo reaccionar.
La mano de la muchacha detuvo la cuchilla, la sangre comenzó a brotar haciendo que los finos hijos bajarán hasta empapar su garganta y parte de la barbilla—. Patética.
Sus pupilas estaban dilatadas debido a la adrenalina, su mano aplicaba toda su fuerza en busca de parar el ataque.
—Vamos, no te humilles más— dijo entre una risa gélida, seguido de eso hizo un forcejeo para safar la cuchilla de sus manos, pero la más baja ya no la soltaba.
—Idiota— la espada comenzó a deformarse para así ser soltada por el contrario, con la mano libre buscó su pierna pero este saltó apreciando como la espada se reducía a nada.
—Da igual si no la tengo— frunció el ceño.
—Mencionaste un infiltrado...
—Olvídalo, no diré nada, prefiero escucharte llorar, te haré pedazos.
—Intentalo, perro corrupto— se puso en cuclillas recargando ambas manos en el pavimento, destruyendo todo, y así logrando tirar las columnas del puente.
El de botas concentró su atención en no ser aplastado, pero apenas pudo salir de los escombros la de ojos verdes señalaba su cuerpo desde unos pasos sobre la nada. Una especie de agujero negro comenzó a devorar todo a una distancia muy corta de su cuerpo, retrocedió unos metros mas. El auto explotó logrando ganar la atención del muchacho, quien al correr para alcanzar a la más baja, no halló rastro alguno, mas que su olor, dispuesto a seguirla acomodo su boina, pero el comunicador se prendió, y sonó la voz de líder “Dejala, no tenemos una orden de extradición, así dejará de seguirnos”.
Al otro lado de la línea el héroe de guerra apagó el aparato, y clavó la vista en su nuevo visitante —Les dije que no me buscaran.
—Lo siento, pero te habría dado más problemas de no ser por mi— Un tono de superioridad lo hizo fruncir el ceño—. Ni tú, ni tus soldados de élite notaron que los seguían.
—No quiero ver tu cara nuevamente, si apareces por aquí, te cortaré en mil pedazos— Abandonó el callejón donde estaba, en el archipiélago de Manila.
—Yo necesito hacerlo…darle la gloria a ese hermoso cuerpo…
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La de ojos verdes sangraba del hombro, y con la mano herida buscaba parar el líquido carmín que parecía no tener fin, caminaba por las catacumbas de París, estaba cansada, usar más de una vez la técnica de vacío siempre la dejaba al borde del desmayo, aun con eso, logro encontrar la salida, y unos metros más lejos estaba el auto que compró en un deshuesadero, al estar dentro lo primero que hizo fue buscar su zafiro, su cuerpo tenía espasmos involuntarios, pego la joya directamente su pecho.
—Ese perro pudo matarme de haber querido, dios, esto es una porquería— arrojó la mochila al asiento de junto, comenzó a manejar por la ruta que planeo días antes, ignoro su dolor, solo quería salir de Francia, tomar un baño y dormir, porque quizá en sus sueños se encontraría con Chuuya.
—A este paso, yo misma mataré a Mori-san.
Fragmento perdido:
—¿Ya estás completamente recuperado?— preguntó el ex médico.
—Vamos, no era para tanto— suspiró mientras dejaba las canastilla con un vino sobre la mesa frente al jefe—. Aprovecharon mi ausencia para mandar al mocoso a destruir un juguete volador.
—No tuve nada que ver con su decisión, actuó por cuenta propia— sonrió mientras la mujer de a su lado reía.
—Bueno, en ese caso no tengo quejas— sirvió tres copas y se las dio a los presentes—. Es un Romaneé del sesenta y cuatro.
—¿Podemos tomar tal exquisitez?— preguntó la pelirosa.
—No hay mejor día que hoy— sonrió y alzó su copa cuando el jefe hizo el brindis—, Entonces, ¿Qué castigo le imponemos a Akutagawa?.
—Él nos aseguró la victoria, siempre ha sido así, desde que estuvo bajo la tutela de Jane. Se mueve por cuenta propia, y destruye pero al final contribuye enormemente. Mientras haya resultados, no lo castigaré.
—Ya veo— bebió con más rapidez al escuchar ese nombre.
—Por cierto, Kōyō-kun, ¿Por qué no escapaste de la agencia?, para ti no debió ser difícil.
—Quien sabe, servían buen té. Dazai lo previo todo, hasta el final. Es aterrador.
—Ahora que tu querida Kyoka no está con nosotros, será difícil detenerte.
—Claro, pero debo ayudar al jefe para reconstruir la organización.
—Me alegra oírlo, pero solo me interesan las menores de doce.
—Silencio, o te coseré la boca— las palabras tan agresivas eran amortiguadas con un tono dulce.
~Maldito Dazai, seguro te mato la próxima vez~ pensó el más bajo.
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—Gracias por tu ayuda, Hirotsu-san— habló el castaño mientras mantenía la mirada fija en un cuadro.
—¿Te bastó con lo que hice?— tomó asiento cerca de él—. Solo le hable a Higuchi de la infiltración a Moby-Dick.
—Si ella lo sabía, entonces Akutagawa también. Salió como lo planeé.
—¿Por qué juntar a ese chico tigre con Akutagawa?— cuestionó el del monóculo.
—Quería comprobar algo, para enfrentarnos a la calamidad que está por caer, seguro que ya está actuando— sonrió aún con la mirada perdida—. Ese demonio que conocí alguna vez, dudo que podamos evitar un enfrentamiento. Necesitamos más fuerza que nunca. Más que la de Jane, y el doble negro, y ellos son la respuesta.
—Dazai-kun, ¿Por qué valoras tanto esta ciudad?— se tragó algún comentario relacionado con la azabache.
—Un viejo amigo me dijo que fuera al lado de los que protegen. Eso me haría mejor.
—Una belleza imperfecta. Seguro que ella también quiere cuidar algo.
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