La mañana llego tan hermosa como siempre, las noches de Visenya eran cargadas de dolor y malos sueños, pero las mañanas eran hermosas y coloridas, le hacían olvidar el dolor del pasado.

Vistió un traje negro y guantes a juego, volaría junto a Aemond y eso le causaba nervios, no era su hermano favorito, ninguno lo era, pero en el pasado el fue el único que comprendía su dolor, Alicent solo los uso para que Aegon tomara algo que no era suyo.

—Vis -la joven sonrió al verlo, Aemond le esperaba en las gradas del carruaje, este los llevaría hasta poso dragón y hacía el bosque en donde descansaba la anciana de Vhagar.

—Querido tío  -la frente de Aemond se arrugó en señal de molestia, ella sonrió un poco y subió al carruaje —¿Estas listo?

—Si, volaremos un rato y luego iremos a Rocadragon a un picnic.

—Bien, quiero presentarte a alguien. - Aemond la miro raro —No te diré aún.

El viaje fue incómodo, Aemond no la dejaba de ver y eso le causaba incomodidad, tenía sentimientos extraños y no quería sentirlos por nadie, primero estaba su venganza y luego su bienestar, luego el amor si es que había tiempo.

—El anciano ha crecido.

—Vermithor esta más joven que tu abuela -se burlo Visenya.

—Ambos conocieron al terror negro Vis, ambos están ancianos - ella sonrió. —Y ha crecido bastante, estar en libertad le sienta bien.

—A todos, Syrax ha crecido bastante, tiene el tamaño de Caraxes y Caraxes va por el tamaño de Vermithor, en el futuro espero que Vermax y Arrax crezcan más.

—Los dragones deben de ser libres... los de mis hermanos están encerrados y así estuviera Vhagar, pero es tan grande que no entra.

—Es magnífica  - lo era, pero era una anciana que no distinguía ya, por ese motivo murió Lucerys. —Vermithor  - un rugido se escucho, Visenya bajo del carruaje y se acercó —Vermithor dohaeras - Aemond observaba todo en silencio.

Escuchar la voz de Visenya hablar alto valyrio le gusto, sonaba ronca y sensual, aquello terminó por despertar un gusto extraño hacia ella, un gusto que lo llevaría a la locura.

Ambos volaron por dos horas hasta que el hambre tomó lugar, pararon en rocadragon y desayunaron entre anécdotas de Visenya visitando todo el reino.

—Acompáñame. - Aemond la siguió en silencio, iban a la mítica cueva de dragones, se podían escuchar rugidos y chillidos, eran los dragones que aún habitaban ahí.

Bruma el dragón de Laenor y ala de plata, ambos seguían sin jinetes.

—¡Morghül! Dohaeras -Aemond abrió su boca sorprendido, un enorme dragón de color negro con tonos morados salió de entre las tinieblas, sus ojos brillantes eran finos y tenía un par de cuernos morados con acabados negros, era simplemente hermosos.

—¿De donde salío?

—Mi huevo eclosiono hace años - se acercó a tocarlo —Y este precioso salió de el, Morghül fue la luz en mi oscuridad.

—Pero no eres su jinete ¿Cómo es posible? Ya tienes conexión con Vermithor.

—No he intentado montarlo, se quedara aquí hasta que el decida que jinete desea, vuela libre en las noches y ha crecido tanto como Caraxes en pocos años.

—Esto es increíble  - Visenya asintió.

Luego de ese momento juntos ambos regresaron al palacio, Visenya tomó un baño y se preparo para hablar con Rhaenyra, pero en su camino se encontró Helaena.

—Un dragón y un lobo pelearan,  todos serán felices, pero para eso debes de perder algo que amas - Visenya se detuvo tratarlo de descifrar le era difícil, ya no era Helaena y parecía que ese tipo de habilidad se le había ido.

—¿Podrías explicarme?

—Debo ir con mis hijos, adiós sobrina - ella se dio la vuelta y salió, Visenya se tocó la cabeza varias veces, Un lobo y un dragón, esos eran Aemond y Cregan, pero no quería, no, su venganza era primero.

Rhaenyra estaba en sus aposentos junto a Aegon y Viserys, ambos niños se emocionaron al verla y ella se acercó para tomarlos en brazos.

—Hija - Visenya sonrió —Elinda lleva a los niños afuera.

La joven tomó asiento y la observo, su vientre se miraba ya grande, esperaba que aquél bebé naciera.

—Ya formas parte del consejo madre, se que ha sido difícil para ti y para Daemon lidiar con Alicent, pero es bueno que regresara con las capas doradas y tu a tu puesto como heredera.

—Lo es querida, pero Alicent es difícil, siempre se queja y trata de evitar que yo participe.

—Quiero ser la copera en el consejo, así como tu fuiste, quiero escuchar a todos y aprender.

—Bien querida, yo también fui copera de mi padre.

—Y también tengo dos peticiones más  - Rhaenyra la miro.

—Dime mi ángel.

—Quiero que mi abuelo tome parte del consejo, en su antiguo puesto como el consejero naval, y también que Daemon se convierta en la nueva mano.

No deseaba ver a Daemon en el consejo, pero era necesario darle un puesto más alto y más adecuado, y a Lord Corlys darle el puesto que siempre fue suyo, solo así los verdes dejarían de tener al inútil de Tyland.

—El puesto de consejero naval ya tiene dueño, y la mano, sabes que Otto jamás se iría.

—Vamos a jubilar al lord de la moneda madre y a Otto podremos sacarlo fácilmente.

—¿Cómo?

—El rey, el rey ya está viejo y Otto también, así como el rey descansa, Otto también, es momento de jubilar al anciano y darle lugar a alguien un poco más joven.

—E impulsivo.

—Lo es, todos lo saben, pero será bueno para el tomar ese puesto, es el hermano del rey, su heredero por años, debe de tomar el puesto que siempre ha pedido.

—Hablare con mi padre y con Lord Besbury.

—Lord Besbury se queda dormido siempre en las reuniones, escuche decir a Tyland Lannister que hasta babea, es justo enviarlo y en cambio para no perder privilegios que envie a su hija como mi dama de compañía.

—Rhaenys te hizo más sabía.

—Las experiencias madre, ve y haz lo que te dije, verás como los verdes pierden el poder que tanto han deseado.

Rhaenyra asintió y le toco la mejilla con cariño, Visenya se sintió extraña, Rhaenyra siempre la miraba con aquellos grandes ojos, con dulzura y amor ¿Por que Alicent no fue así con ella? Fue obligada a estar con Aegon y a dar a luz siendo una niña, en cambio Rhaenyra la comprendía y respetaba su decisión.

El almuerzo con Cregan fue magnífico, ambos siempre tenían de que hablar, ambos reían y la pasaban bien, pero Visenya había empezado a notar los ojos del mayor mirarla de otra forma, brillaban y lucían dulces, no deseaba despertar falsas esperanzas, pero era tarde.

—Pronto tendré que regresar, me han ofrecido un puesto en el consejo, pero esto no es para mi.

—¿No te quedaría por mi?

—Tu sabes que si lo haría.

Ambos se sonrieron.

Visenya tiene dos opciones ¿Quien le dará lo que ella quiere?

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¿De que hablo Helaena? ¿Aquien perderá Visenya?

Morghül de adulto (la imagen nones mía, créditos a su creadora)

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