Ten: "Rememora" 🌙
Algunos días habían pasado ya, Jeongyeon reconoció el aroma de la comida recién hecha en cuanto abrió la puerta de la casa e instantáneamente se le hizo la boca agua. La alfa se apresuró a su escritorio para dejar el portafolio. Iba de regreso en búsqueda de la omega, siguiendo su aroma y Nayeon se asomó a la puerta de la cocina, con una hermosa sonrisa en su rostro, para saludarla con un beso, como lo venía haciendo todas las tardes desde que comenzaron una rutina. La alfa se sentía cada vez más satisfecha de tenerla allí.
—Hola alfa. La cena estará lista dentro de cinco minutos. —Musitó con la voz suave como caramelo, regalándole una dulce bienvenida, antes de darle un pequeño beso rápido y sonrió más cuando ella la retuvo por la cintura y la obligó a regresar, para explorar su boca en profundidad.
Llevaban dos semanas casadas, pero Jeongyeon sentía que todavía no lograba saciarse de ella, pensó cuando se le escapó de entre las manos y dejaba una estela de ese delicioso aroma cítrico y floral.
—Ya te dije varias veces que no tienes por qué cocinar todos los días, Nayeon... —Habló sintiendo la culpa aparecer. Realmente no quería presionar a la omega en ese aspecto.
Haber oído el trato que había tenido el padre de Mina con ella, le había oprimido el corazón.
—Y yo te dije que no lo haría. Pero la presentación de Dahyunnie empieza a las siete y es mejor ir con algo en el estómago, tu sabes que las niñas siempre están con hambre y es mejor que coman algo saludable hecho en casa, que comida chatarra en la calle.
—Gracias. Pero no quiero que te cargues con demasiadas cosas, tu también acabas de llegar de la escuela y debes descansar... —Bajó la cabeza para volver a besarla, disfrutando de la reacción de su cuerpo cuando la tomaba entre sus manos y la acariciaba.
Jeongyeon había echado de menos la suavidad de una compañera, más de lo que podía imaginar. Casarse con Nayeon había sido una de las mejores ideas que había tenido en su vida y estaba decidida a demostrarle lo mucho que su presencia significaba para ella.
—Mami Nayeon, ¿Dónde está mi ropa de baile? ¿Si la viste? —Esa pequeña voz, interrumpió la magia de ese beso.
Al ser la menor y como apenas tenía tres años cuando falleció su otra madre, no fue difícil para Dahyun ver a Nayeon como una figura materna y por el mismo motivo, no tardó mucho en aceptarla como su segunda mamá. En cambio Chaeyoung, aunque la veía y la sentía como a una cómplice, una amiga, se le hacía más difícil la idea de verla del mismo modo que su pequeña hermana.
Dahyun bajaba a la carrera los escalones de la escalera que iba a la planta alta, antes de aparecer por la cocina. Jeongyeon bufó agitada y se separó de ella de inmediato. A Nayeon le disgustó la interrupción tanto como a ella, pero se volvió hacia la pequeña con una sonrisa en los labios que nació al verla llegar a las corridas con sus lindos moños coloridos.
—Está en la lavadora preciosa, ¿por qué no vas a ver si ya acabó el lavado? —Mientras Dahyun se dirigía allí, Chaeyoung apareció en la puerta del comedor. Mina aún no llegaba de la escuela.
—Unnie, ya terminé con la tarea de historia, pero... ¡Ma, ya estás aquí! —Exclamó Chaeyoung, al hallar a su madre en la habitación —¿Por qué tengo que ir también a esa estúpida muestra de baile? —Bufó la jovencita.
—Hola Chaeyoung, yo también me alegro de verte hoy... —Respondió la rubia en un tono sarcástico.
Jeongyeon tenía la impresión de que su hija mayor iniciaba un conflicto en cuanto le oía abrir la puerta de la casa. Chaeyoung abandonó su postura desafiante y sonrió ante su reprimenda indirecta.
—Hola. —Entonces cruzó los brazos sobre el pecho y su sonrisa se esfumó al continuar su queja. —Dime, ¿por qué tengo que ir? Si la mitad de las veces ni siquiera logramos divisarla en entre todas esas niñitas sobre el escenario porque está pequeña. Anda...
—Eso no es justo, Chaeyoung. Tu hermana tiene la mitad de años que tú e intenta hacerlo lo mejor que puede, ¿por qué tienes que desvalorizar su esfuerzo? —Desaprobó su madre, meciendo la cabeza. La chica extra bufó.
—Genial, pero siguen sin gustarme esas muestras estúpidas. ¿No puedo quedarme en casa? —Insistió, uniendo las manos en un ruego.
—Ya lo discutimos mil veces y me cansé de intentar hacerte entender que no me siento cómoda dejándote sola por la noche, ¿por qué te cuesta tanto comprenderlo? —Cuestionó la alfa, entornando los ojos, ya sin paciencia.
El rostro de Chaeyoung enrojeció de ira. Nayeon sintió la tensión volar por el ambiente.
—¡Me tratas como si fuera una bebé! Apuesto a que Nayeon unnie no me obligaría a ir —Musitó la jovencita en busca de ayuda con su mirada suplicante, claramente estaba esperando que intercediera a su favor. La omega dudó un momento antes de intervenir.
—¿Crees que ya eres demasiado mayor para ir a las muestras de tu hermana? —Repitió Nayeon con incredulidad de oírse en voz alta.
—Son una estupidez, lo hacen cada tres meses —Musitó mientras asentía con entusiasmo.
—¿Y por eso quieres quedarte en casa? —Prosiguió mediante un largo suspiro, mientras alargaba la pregunta, pensando lo que realmente debía decir. Otro asentimiento de parte de la chiquilla, presintiendo que tenía una victoria potencial al alcance de la mano, se aventuró a añadir algo más.
—Seré buena. Lo prometo. —Presionó sus labios, nuevamente.
Jeongyeon gruñó con desagrado. No le hacía nada de gracia que Nayeon estuviera a punto de ceder, Chaeyoung no iba a quedarse sola en la casa de ningún modo posible y ya lo había decidido.
—Confiamos en ti —Inició la omega —... estoy segura de que demostrarás tener sentido común. —Entonces miró a Jeongyeon para calibrar su expresión.
Ella le devolvió la mirada sin mover un solo músculo, su irritación comenzó a convertirse en furia y supo que era mejor no oponerse a sus decisiones delante de la niña.
—Te sugiero un compromiso, Chaenguie —Prosiguió —Quieres que se te permita hacer algo nuevo, pero a tu madre le preocupa bastante lo que quieres hacer. —Volvió a mirarla y la alfa se dio cuenta de que le estaba pidiendo comprensión. —Esta noche no tenemos tiempo de discutirlo a profundidad, ya que estamos a poco de irnos, pero podemos quedar para hablarlo mañana por la noche, ¿qué te parece? Quizá podamos llegar a algún tipo de acuerdo que nos convenza a todas ¿huh? —Consultó viendo a una y luego a la otra, esperando pacientemente una respuesta de ambas.
A Jeongyeon no le hacía la menor gracia ese plan, pero tenía que admitir que sus tratos con su hija no habían dado resultados positivos. Quizá podían intentarlo a la manera de Nayeon.
—Estaré dispuesta a que lo discutamos mañana, pero no tengas demasiadas esperanzas —agregó la rubia de inmediato como advertencia para su hija.
—Supongo que sí podemos hablarlo. —Respondió la niña al fin. Entonces, como si nada de lo que Nayeon acababa de decir le hubiera entrado en la cabeza, volvió a adoptar su actitud desafiante. —¿Pero qué sucederá hoy? ¿Puedo quedarme en casa?
—Esta noche no... —Le informó la omega antes de que Jeongyeon se pusiera a rugir y comenzara un conflicto mayor —¿Por qué no usas tu teléfono para pasar el tiempo?
Chaeyoung juntó sus cejas en una línea recta. Jeongyeon reconoció aquella expresión perfectamente, era la misma que veía todas las mañanas en el espejo al lavarse los dientes, no cabía duda de que su hija había heredado de ella su terquedad.
—¡No quiero! ¡Ya soy grande y puedo quedarme sola! ¡No quiero ir a una estúpida muestra de baile de niñitas de seis años! —Dicho aquello, se fue dando pisotones deliberadamente fuertes.
En el silencio que sobrevino a continuación, Nayeon sacudió la cabeza con incredulidad y luego le sonrió a Jeongyeon con gesto preocupado.
—¡Vaya éxito con mi intento de aligerar la situación! Lo siento. —Musitó apenada.
La alfa sonrió de lado mientras le abrazaba por la cintura.
—Pero tienes razón. —Aunque le costaba trabajo admitir que la crianza y cuidado de sus niñas ya no era una responsabilidad exclusivamente suya, acababa de tener un ejemplo. —Creo que tendré que mostrarme un poco más flexible. No me gusta la idea de que Chaeyoung se quede sola en casa, pero podemos discutirlo.
—Ya quedamos mañana con ella. —Le recordó, apenada y la alfa suspiró al asentir.
—Sí, gracias, sabes que últimamente Chae está un poco rebelde, más bien desafiante, y a cada momento tenemos discusiones sin sentido. —Lamentó la alfa, meciendo la cabeza al recordar algunos episodios.
—Es parte de la pubertad, además puede que esté muy cerca su primer celo, dímelo a mí que lo pasé con Mina y ella presentándose como alfa, fue todo un reto. De vez en cuando me sale con cada queja y eso que ya cumplió dieciséis.
A Jeongyeon no le encantaba la idea de tener otra discusión a gritos con su hija mayor.
—Cariño, te ayudo a acomodar la mesa si tú le ayudas a Dahyun a ponerse su ropa de baile, se ha tardado demasiado allí, espero no haya roto nada. —Sonrió de lado y disfrutó de la breve risa de la omega —¿Y Minari?
—Me llamó hace quince minutos. Está en camino, su práctica se retrasó un poco por lo que ya debe estar por llegar. —Señaló relajada en ese asunto.
Tras la cena, fueron a la muestra de baile de la academia en donde estudiaba Dahyunnie en donde destacaría toda el nivel infantil y preadolescente. Pronto también llegaría la muestra de Minari, quien se encontraba muy ansiosa.
Chaeyoung no se tardó en meter las narices en su móvil, una vez estuvieron acomodadas para ver la muestra. Jeongyeon le señaló que pusiera en silencio su teléfono antes de irse con la pequeña que haría su actuación, y la jovencita gruñó como respuesta a la orden de su madre.
Nayeon también revisó su móvil un instante, sin embargo, Jeongyeon estaba segura que en cuanto Dahyun saliera a escena, dejaría todo lo que pudiera estar haciendo en ese instante, para animar a la pequeña. Volvió a sentirse contenta y satisfecha mientras acompañaba a su Dahyunnie detrás del escenario acomodando el par de cebollitas con moño ordenados en su cabeza, mientras le dejaba algunos besos apretados y le indicaba que todo saldría muy bien.
—Mami, ¿estás feliz? —preguntó la niña extrañamente sorprendida por las insistentes muestras de afecto de su madre.
Jeongyeon sonrió como respuesta. No había razón para no estar feliz. Sus hijas estaban saludables, Nayeon había encajado en su cama como si estuviera hecha a su medida, ahora tanto Mina como ella estaban acoplándose en su familia, e incluso mejor de lo que se había atrevido a esperar. ¿Cómo no estaría feliz? Se preguntó sin apartar la sonrisa de sus labios.
Jeongyeon dejó que la pequeña se fuera con su instructora de baile, mientras tomaba su chaqueta y caminaba hacia el público junto a las demás madres.
Su única preocupación al estar ocupada alistando a su pequeña bailarina, siempre había sido que no podía controlar a Chaeyoung de mientras, pero con Nayeon allí para echarle un ojo, habían terminado sus ansiedades y preocupaciones.
—Vaya Yoo, que sonrisa tan radiante. Si yo acabara de casarme estaría en un sitio más agradable que una muestra de baile... —Bromeó Kang, la madre de la pequeña Sana y Jeongyeon sonrió ante sus palabras, esa alfa siempre le había caído muy bien.
—No creas que no me gustaría estar en otro lugar con mi esposa, Seulgi, pero las niñas son una prioridad ¿no crees?
La alfa movió la cabeza como si Jeongyeon fuera un caso perdido y se echó el cabello hacia el costado, desplegando aquel fuerte e incesante aroma a piña y tierra húmeda.
—Me defraudas, Yoo. ¿Dónde iremos a parar? Ni siquiera la llevaste de luna de miel. ¿No sabes que las omegas necesitan que seamos románticas con ellas? —Insistió con aquella sonrisa ladina.
Jeongyeon frunció el entrecejo ¿romance? En su acuerdo, Nayeon y ella no hablaron sobre ese asunto. ¡Pero vaya idiota! Nadie sabía sobre ese acuerdo. Si estuviera enamorada la hubiera llevado de luna de miel, rayos, hubiera hecho mucho más que cogerla de todos los modos posibles, pero si había algo de lo que no disponía, eso era tiempo.
—Oye, si soy romántica —Se defendió la alfa —Sólo porque no nos hayamos ido de luna de miel, no quiere decir que no me importe ser romántica con ella...
—¿Ah sí? ¿Y ya le mandaste flores la primera semana de su aniversario? ¿O fueron a cenar a un sitio especial sin las niñas, para mirarla a los ojos y tomarle la mano sobre la mesa? ¿Le regalaste un conjunto de dormir nuevo para compensarla por el que le destrozaste en la noche de bodas? —preguntó con las cejas alzadas y la rubia le miró con incredulidad.
Jeongyeon se marchó riendo, pero la sonrisa no le duró mucho en los labios. Quizá había algo de verdad bajo las bromas de Kang. No había hecho nada especial para su omega, rayos, ni siquiera la había marcado aún. No se le había ocurrido mandarle flores antes y, después del problema inicial en la noche de bodas, ni siquiera había vuelto a ver el camisón de color azul cielo.
Jeongyeon presionó los dientes, no se consideraba una cobarde, pero había algunos temas que una alfa inteligente no sacaba a relucir. Frunció el entrecejo cuando caminó entre los asientos para alcanzar a su familia. Seulgi tenía toda la razón, Nayeon merecía un poco de romanticismo en su relación y lo solucionaría pronto, sin falta.
—Unnie... ¿Cómo se pronuncia b-o-u-d-o-i-r?
Nayeon apartó los ojos de su teléfono lo justo para sonreírle un poco asombrada a Chaeyoung.
—¿Sale esa palabra en tu lectura? —preguntó la mayor, intentando analizar lo que había oído.
—Ajum. —admitió la niña, sin apartar los ojos de su pantalla.
Nayeon la miró un momento, mientras trataba de imaginar lo que estaba leyendo y acabó encogiéndose de hombros. Quizás tendría que hablarlo con Jeongyeon más tarde. ¿Quién podía saber lo que rondaba por la cabeza de una joven pre adolescente?
Volvió su atención hacia su esposa cuando la vio llegar y poco tardó el escenario en abrir sus telones, cuando se sentó junto a ella.
Nayeon le ofreció su mano y la alfa la tomó sintiéndose más nerviosa de lo normal. Sabía que no debía pues Dahyun había demostrado rebosar de un carisma, una gracia y una elasticidad sorprendentes, pero esa interminable sensación de que podría romperse el cuello en alguna de sus acrobacias jamás se iba de su mente. Presionó los dientes y se obligó a sonreír cuando su pequeña hada salió a escena. Nayeon gritó animándole desde su asiento e incluso Chae sacó la nariz de su móvil para animarla. Mina a su lado se mantenía tan sonriente y serena como ella, pero sabía que la pequeña exigente solo estaba midiendo sus movimientos, en cambio la alfa solo observaba detenidamente que no cayera entre pirueta y pirueta.
Mientras se estiraba como una pequeña payasa circense, falló al sostenerse entre sus manos y brazos. Nayeon se dio cuenta de la desilusión y la derrota que brilló en sus pequeños ojos cuando se puso nuevamente en pie. Sin embargo, ella estaba orgullosa de que hubiera podido lograr la posición y hubiera seguido el número como si nada hubiera sucedido, como toda una profesional. Vio que Jeongyeon aplaudía dándole ánimos y supuso que también estaba encantada con todo lo que podía hacer con su pequeño cuerpo.
Al cabo de un rato, el grupo de Dahyun se preparó para hacer el acto final. Parecía tan pequeña en medio del escenario con sus grandes moños coloridos y con su traje de hada que le quedaba una talla más grande, que a la omega se le saltaron las lágrimas de la emoción. Tenía la sensación de que, tan sólo el día anterior, había sido una bebé de cara sonrosada que no dejaba de gritar. Si Momo hubiera podido verla...
Momo. Hacía dos semanas que Nayeon evitaba pensar en ella. No se sentía culpable, sino más bien todo lo contrario. Creía sinceramente que su amiga se alegraba de su matrimonio, no sólo por las niñas, sino por Jeongyeon y ella también. La loba de Nayeon necesitaba a Jeongyeon, tanto, que nunca había entendido lo mucho que la necesitaba hasta que se dejó llevar por esa locura.
Por eso no había querido pensar en Momo, sabía que Jeongyeon ya no la necesitaba. Podía disfrutar de la calidez de su cuerpo y podía apreciar su ayuda en los asuntos cotidianos de la familia, pero emocionalmente no la necesitaba.
Nayeon albergaba la esperanza de que empezara a compartir con ella algo de sí misma, sus esperanzas, sus sentimientos, sus sueños. Pero sospechaba que seguía compartiéndolos con Momo en el silencio de la noche, cuando estaba a su lado en la cama y ella sabía por sus movimientos inquietos que no dormía. Quizá esperaba demasiado de ella, en tan poco tiempo.
Una pequeña revoltosa y alborotada perdió el equilibrio sobre el escenario y un pequeño pie voló con torpeza aterrizando en dirección de la pequeña Dahyun. Nayeon se puso en pie casi al instante y se protegió de las brillantes luces que iluminaban el show. Dahyun fue hacia delante y luego de espaldas, tratando de recuperar el equilibrio que había perdido, para después de un instante caer hacia atrás.
Antes de que la pequeña cayera al suelo, Nayeon había echado a correr hacia ella con desesperación. La pequeña yacía inmóvil, demasiado inmóvil. Jeongyeon corría con el corazón en la garganta y la vaga conciencia de que Mina y Chaeyoung se mantenían a su lado. La alfa llegó antes que ellas con sus largas piernas y se dejó caer de rodillas para tomar a su pequeña de los hombros y checarla con la mirada desesperada.
—¡Dahyun! Dahyunnie, háblame, ¿estás bien? —Musitó acariciando la pequeña frente enrojecida de su pequeña aturdida.
Nayeon pudo oír el pánico en su voz y sintió que se le desgarraba el corazón de tristeza.
Entonces, Dahyun movió un pie y el mundo comenzó a moverse a una velocidad normal. Mientras se acercaba, la niña gimió e intentó incorporarse con unos movimientos claramente descoordinados. Jeongyeon se lo impidió. Pronto, una de las madres que asistían al encuentro era doctora, así que se encargó de examinar a Dahyun mientras una de las instructoras se acercaba con una bolsa de hielo, resoplando por la carrera.
Nayeon se dio cuenta de que la frente de Dahyun se estaba hinchando un poco al ser la pequeña tan blanca, pero ya hablaba coherentemente y movía las manos sin dificultad.
—No tienes síntomas de conmoción, señorita. En un par de días estarás como nueva. —Musitó la mujer, picándole la nariz a la pequeña quien sonrió amablemente a la beta.
Nayeon sintió una oleada de inmenso alivio mientras veía como todos suspiraban de alivio, ya tras bambalinas.
—¿Se encuentra bien? —preguntaron Mina y Chaeyoung en unísono y Nayeon les miró al asentir.
Nayeon le pasó un brazo por los hombros a Chaeng, comprendiendo su temor. La niña ya había perdido a su madre, si volvía a ocurrir otra desgracia podía destruir para siempre su seguridad.
—Creo que se pondrá bien, cielo. Pero va a tener un chichón bastante grande durante algunos días... —Bromeó, robándole una sonrisa al fin a la jovencita. Jeongyeon la miró mientras alzaba a su hija en brazos.
—¿Pueden recoger sus cosas mientras yo cargo a Dahyun? Nos veremos en el auto —Pidió la alfa, amablemente.
—Claro. Es probable que ella necesite descansar... —Señaló Nayeon apenada de ver como la rubia se llevaba a la pequeña sin esfuerzo.
Chaeyoung resopló por lo bajo y Mina la miró preocupada por su expresión. Lo dulce en su aroma se intensificó. Una vez segura de que su hermana iba a vivir para seguir atormentándola, su actitud de desafió se restableció al instante.
—¿Qué sucede Chaenguie? —Preguntó Mina algo atormentada por su incesante preocupación.
—Te apuesto a que no iremos a casa ahora, sino al hospital. Mamá cree que cualquier rasguño es una herida grave que puede matarnos. —Respondió hacia Mina con demasiada pena y Nayeon miró a ambas mientras tomaba la mochila de la pequeña con sus cosas.
—Pero la doctora ya dijo que estaba bien —Respondió Nayeon, interesada por esa pronta acusación de la jovencita.
—Eso da igual. Ya verás que no exagero. —señaló apartándose del abrazo de Mina para adelantarse hacia la puerta de salida.
—Ma, ¿Crees que lo que sucedió con Dahyunnie es muy grave? —Preguntó la joven alfa aún preocupada. Nayeon sonrió de lado al negar.
—Claro que no mi amor, ella estará bien, recuerda lo que dijo la doctora que la checó hace unos momentos. —Habló convencida y la chica aceptó con tranquilidad, las palabras de su madre.
Pero Yoo Chaeyoung no exageró y Jeongyeon llamó al doctor, que se reunió con ellas en la sala de urgencias. Después de hacerle un reconocimiento completo a Dahyun, el Doctor convenció a la alfa de que, aparte de un ligero dolor de cabeza, la niña no tardaría en encontrarse bien. Les instruyó sobre los signos que delataban un daño cerebral, le cambió la bolsa de hielo y las mandó a casa. Cuando llegaron, ya hacía bastante que era hora de que las niñas se metieran en la cama.
Jeongyeon volvió a la sala después de echarle un último vistazo a su pequeña. Nayeon estaba terminando de calificar unos exámenes de escritura, cuando la alfa se sentó a su lado.
—Por ahora, parece que Dahyunnie se encuentra bien. Pondré el despertador para que me despierte cada hora y ver cómo sigue, ya veremos si se encuentra en condiciones de ir a la escuela mañana. —Determinó con seguridad y Nayeon sonrió enternecida por la preocupación que ella mostraba hacia sus hijas.
—Cariño no creo que tengas que despertarte cada hora para comprobar si ella está bien. Los niños pequeños se recuperan con mucha rapidez y estoy segura de que mañana se encontrará ansiosa por ir a clases y enseñarle a sus amigas el chichón que le quedó en la frente. —Se sonrió al imaginar la curiosa escena, era más de lo que veía a diario entre los pequeños.
—Mañana ya veremos, Nayeon. —insistió ella, tajantemente.
—Jeongyeon-ah, las cuidaste sola demasiado tiempo —Musitó ella con un humor deliberado —Tendrías que oír lo exageradamente protectora que pareces ahora mismo.
—No me importa si parezco o no una madre protectora ahora mismo, Nayeon. Nadie más de mi familia va a morir por falta de cuidados mientras esté ahí para evitarlo. —Su voz era dura y hablaba demasiado alto.
Las manos de la omega se quedaron inmóviles sobre los exámenes que estaba calificando. Jeongyeon estaba demasiado furiosa y su aroma se intensificó demasiado en el ambiente, como cuando Chaeyoung se había molestado con ella algunas horas atrás, por solo haberse referido al accidente como algo menor a grave. Se preguntó si no habría malentendido lo que ella había dicho.
—¿Morir por falta de cuidados? ¿Estás hablando de Momo? Pero Jeongyeon, si constantemente estabas con ella. Si murió, definitivamente no fue por falta de cuidados. —Reclamó Nayeon viéndole con incredulidad, pues le parecía que verdaderamente estaba exagerando.
—No me opuse con bastante fuerza a su decisión de no seguir su tratamiento correctamente. ¿Acaso no lo recuerdas? Yo no insistí en que completara la quimioterapia. —Una furia amarga, resumía las palabras de la alfa.
Nayeon se quedó sin habla. Nunca había imaginado que Jeongyeon se sintiera culpable de la muerte de Momo. ¿Era ese el motivo por lo que no dormía por las noches? Le puso una mano en el hombro mientras escogía cuidadosamente las palabras que iba a utilizar.
—No puedes culparte por su muerte. La enfermedad que padecía...
—¡Cielos no! ¡No me culpo por su muerte! —Le interrumpió la alfa de inmediato y Nayeon se dio cuenta de que sólo había conseguido enfurecerla más. Jeongyeon se puso en pie, evitando así que ella la tocara. —Nayeon, lo sé todo sobre la clase de cáncer que ella padecía. Sólo tenía una oportunidad y se negó a aceptarla. Yo quería que ella siguiera el tratamiento que los médicos le habían recomendado, pero Momo no quería oír, ni hablar de quimioterapia o radiaciones. —Escupió como si fuera la peor grosería.
—Ya sabes lo que ella pensaba sobre prolongar su enfermedad. —Se esforzó por darle a su voz un tono razonable y sosegado, procurando dejar a un lado el dolor que le había causado al apartarle la mano. —Sus probabilidades de sobrevivir era una en un millón Jeongyeon, eran prácticamente nulas. Ella estaba completamente consciente de su condición médica, pero prefirió emplear el tiempo que le quedaba en llevar una vida lo más normal posible por ti y por las niñas. Solo quería apaciguar la imagen de una muerte decrépita y agonizante, no puedes culparla por eso.
—¡Podría haber luchado! ¡No tenía derecho a rendirse sin luchar! —Exclamó la alfa rebatiendo sus palabras.
La omega de Nayeon se sintió intimidada de inmediato, pero su lado humano se desesperó por hacerle entender que lo que Momo eligió e hizo, había sido en gran parte por ella.
—Tu sabes muy bien que nunca tuvo una verdadera opción y fue muy valiente al aceptarlo. Escogió que los últimos recuerdos que tu y sus cachorras tuvieran de ella no fueran los de unos meses interminables, plagados de hospitalizaciones, dolor y sufrimiento.
Nayeon rememoró el último verano de su amiga, cuando cada vez estaba más débil y dependía cada día más de unos medicamentos que le causaban dolor y la consumían lentamente. ¿Cómo podría haber soportado años de aquello? Pero por supuesto que Jeongyeon no estaba dispuesta a consentir que la tranquilizara.
—Nayeon, yo también debería haber tenido parte en su decisión. También se trataba de mi vida, ¿no crees? —Insistió con los ojos muy abiertos.
—Quizás Momo supiera que no podrías aceptarlo, ella te conocía más que nadie... —La omega sabía que ésa era la verdad. Jeongyeon no había dejado de acosarla para que consultara con más médicos, pero esa omega había sido tan determinada con sus decisiones. —Tu recuerda que yo era su amiga. Me confiaba sus secretos y créeme si te digo que esa decisión fue tan dolorosa para ella como lo fue su muerte para ti.
—¡Ah! Con que eras su amiga, ¿no? Entonces, ¿por qué no intentaste detenerla? —Atacó y la tensión se esparció por toda la habitación, como si fuera bruma.
La omega se sobresaltó, pero se dio cuenta de inmediato que se había convertido en el objeto de su ira. La alfa entornó los ojos, la furia enronqueció su voz y alteró su refrescante aroma.
—Quizá la enfermedad de Momo te vino muy bien... Después de todo siempre seremos predestinadas y aunque lo creyeras ingenuamente, no lograste disimular lo que sientes por mi. —Espetó sin siquiera analizar las palabras que lanzaba.
Nayeon abrió la boca estupefacta. Como en una horrible pesadilla, vio cómo su propia mano se alzaba para impactar contra la mejilla de la alfa. El dolor que sintió en la palma le hizo comprender que era algo real y el sonido de la bofetada pareció agudizarse en el aire de la habitación.
Los ojos oscuros de Jeongyeon se llenaron de asombro que fue desplazado por el remordimiento casi al instante. Nayeon pensó que quizá se hubiera dejado arrastrar por la ira hasta no saber lo que decía, sin embargo, el dolor era demasiado reciente y era demasiado agudo para que pudiera perdonarla fácilmente.
El comienzo de un brillante matrimonio, se había desmoronado en pedazos sobre el suelo, como una copa de cristal.
—Escúchame, no consentiré que me eches la culpa de algo que nadie en este mundo hubiera podido evitar —Expresó su enojo sin tapujos —Y puede que estuviera loca por ti, pero jamás intenté que le fueras infiel a Momo. Rememora.
Un disparo directo, un golpe tan bajo, un recordatorio de lo que había sucedido la noche de su primer beso, del cual Jeongyeon había sido autora.
Nayeon se dio cuenta de que había dado en el blanco y ya era tarde para arrepentirse. Cuando su ira se enfrió se dio cuenta de que Jeongyeon no estaba resentida con Momo por no haberle dejado tomar parte en la decisión de no seguir su tratamiento, estaba furiosa con ella por haberse muerto sin su consentimiento.
De alguna manera, la pena se había transformado en ira. Hasta que Jeongyeon no fuera capaz de reconocer lo descubierto y liberarse, la omega no tenía la más mínima esperanza de que su matrimonio pudiera funcionar.
Al dar media vuelta para irse, tuvo la impresión de que caminaba sobre los trozos de su propio corazón quebrajado.
—Me voy a la cama, decide en dónde dormirás. —Musitó con la voz temblorosa y acabar el camino que las apartaba completamente.
Ya en la habitación, se lavó la cara y se cepilló los dientes después de echarles un vistazo a las niñas. Cuando se dirigía de regreso, se preguntó si no debía ser ella quien dejara la habitación. No podía soportar la idea de dormir junto a ella como si nada hubiera sucedido, pero no quitaba el hecho de que fuera su habitación y que ella seguía siendo quien estaba demás.
Ya sería bastante malo cuando amaneciera, las niñas se despertaran y ambas tuvieran que simular que aquello no había sucedido y que eran una pareja normal que se amaba. Las lágrimas se asomaron por sus ojos y se negó a irse. Que se fuera ella.
Perdóname por tardar en publicar, estoy aquí siempre. Tu JazUnnie🌻
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