Fourteen: "Una cita" 🌙
Nayeon vió que Jeongyeon se dirigía hacia ella e instantáneamente cuadró los hombros y se puso a la defensiva. Sabía perfectamente que la alfa jamás le haría ningún tipo de daño físico, pero a su orgullo y autoestima no le hacían falta más palabras crueles.
Jeongyeon no podía saber cuanto la había herido. Durante toda su vida Nayeon había deseado formar parte de una verdadera familia, y aunque ella nunca le había dicho que la amaba, había llegado a creer que por fin había encontrado un sitio en su corazón. Había llegado a creer que eran una unidad fortalecida ante la adversidad de la vida y que ambas tomaban las decisiones en conjunto por el bien de su familia. También había creído que Jeongyeon la había aceptado con facilidad en su rol de esposa.
Pero nada parecía ser lo que ella había estado viendo. Aquella tarde, Nayeon había traspasado una frontera invisible y se había dado cuenta de que la alfa sólo le tenía en consideración por pura cortesía.
Quizá nunca podría ayudarle a ver sus heridas, por mucho que lo deseara. Se daba cuenta de que ella seguía atrapada en su sufrimiento, que todavía no había alcanzado la primera fase de la curación que los expertos denominan 'aceptación'.
Veinte minutos antes, cuando la puerta se había cerrado a sus espaldas, había creído que su matrimonio estaba acabado. Sin embargo, mientras paseaba y lloraba al oír a su loba aullar, se había dado cuenta de que no podía prescindir de Yoo Jeongyeon, que la amaba y no sabía cómo salir de ese remolino de sentimientos fuertes que la ataban.
Era curioso, pero la omega nunca había pensado que acabaría agradeciéndole algo a Tae pues, gracias a él había aprendido a encontrar en su interior la fuerza que necesitaba para llegar hasta Jeongyeon.
Su corazón se encendió de amor al contemplar a la rubia acercándose a ella a grandes zancadas bajo el sol del atardecer, pero también había incertidumbre y temor. ¿Y si ella no quería volver a intentarlo? ¿Y si nunca la tomaba en serio? No podía, en conciencia, arrepentirse de sus actos. Chaeyoung la había necesitado a ella y no atención médica, no se había equivocado en su decisión. Nayeon apretó los dientes al ver que ella se aproximaba sin una sonrisa en los labios. Si se le ocurría volver a discutir, estaba dispuesta a combatir el fuego con el fuego hasta hacerle entrar en razón, así sea a la fuerza.
Nayeon ya lo había decidido y no iba a ceder ante ella, incluso por encima de su deseosa loba. Aunque quizá sus sentimientos tuvieran alguna justificación, dado por lo que había sufrido con Momo, tenía que hablarle y escucharla con todo su amor. Aún si Jeongyeon no le correspondiera jamás, debía hacerle conocer la seguridad que significaba ser amada, la certeza de que ella nunca le abandonaría, de que...
—¡Jeongyeon-ah! ¡Tu pobre mano! —La visión de las heridas en la mano de la alfa tuvo el efecto de hacer desaparecer de su pensamiento todo rastro de enojo y frustración. —¿Has llamado al Doctor Ellis? Hay que hacerte una radiografía para asegurarnos de que no se haya roto nada. Cielos... —Jadeó nuevamente, cuando Jeongyeon se detuvo ante ella.
A Nayeon le sorprendió ver un brillo especial y diferente en aquellos ojos oscuros, más notó que de todo lo que venía pensando, solo quedó el rastro de sensación de decepción al recordar la falta de amor de su alfa, de ese amor que ni siquiera sabía si algún día le podría corresponder como realmente deseaba.
—Creo que unas palabras muy parecidas a esas han empezado todo esto... —La voz de la rubia se oyó relajada y hasta divertida.
¿Qué le había pasado a la alfa furiosa que había dejado en la cocina? Intentó darle una respuesta en el mismo tono jocoso que ella había utilizado.
—Quizá deberíamos desterrar la palabra "médico" y "urgencias" de nuestra casa —Musitó, haciendo las comillas al aire.
—¡Vaya! ¿Pero lo es todavía? —preguntó con expresión muy seria y analítica.
—¿Qué es qué? No te entiendo... —respondió Nayeon bajando la mirada, pensativa.
—Eso de "nuestra casa". Me pareció que tirabas la toalla cuando te ibas hacía un rato.
Nayeon volvió a buscar una respuesta en su mirada, pero no descubrió nada a excepción de un músculo que pulsaba en su mejilla derecha.
—¿Tú quieres que sea nuestra? —Consultó sin apartar su vista de ella.
En los ojos de Jeongyeon apareció un brillo inescrutable y a Nayeon le dio la impresión de que estaba nerviosa. Desechó de inmediato aquella idea, Jeongyeon tenía unos nervios de acero. Entonces, para su asombro, la alfa extendió una mano hacia ella.
—Nayeonnie, por favor, regresa a casa... —Su rostro se contrajo al hacer ese pedido.
Preocupación, incertidumbre, culpa, ¿qué es lo que rondaba en su hermosa mirada cuando esperaba su respuesta? Nayeon tragó al mirar su mano y luego a sus ojos ansiosa, su pedido le dio una alegría a su corazón que hizo que el atardecer se convirtiera en un mediodía de verano.
Nayeon dio un paso hacia ella y le puso las manos en la cintura, descansando la cabeza en el hueco familiar de su hombro, el leve aroma fresco a menta y eucalipto la arropó, entonces las lágrimas fluyeron de sus ojos sin que pudiera asimilarlas.
Jeongyeon no le había dicho que la amaba, ni siquiera habían hablado de sus diferencias, pero le había pedido que se quedase. Nayeon alzó el rostro para mirarla directamente a los ojos y la alfa la apretó contra sí con el brazo sano. Sin importarle que estuvieran en mitad de una calle residencial, la rubia tomó su boca en un beso suave, pero igual de intenso, como todo lo que las envolvía cuando hacían contacto alguno, que la obligó a sujetarse de sus hombros.
—¿Esto significa que sí? ¿Te quedarás con nosotras... conmigo? —preguntó al fin, con una timidez desconocida.
Nayeon se echó a reír, a pesar de las lágrimas que no dejaban de fluir de sus ojos.
—Claro que es un sí, alfa.
Jeongyeon contuvo el aliento. Nayeon se dio cuenta de que una expresión de dolor cruzaba brevemente por su rostro. El corazón le dio un vuelco. ¿Seguía pensando en Momo?
—Sé que no te merezco ni un poco, Nayeon. Tenías toda la razón hace un rato, no he cumplido con mis votos matrimoniales, yo... no te merezco en lo absoluto...
—Jeongyeon-ah, estaba furiosa entonces. No tienes que...
La alfa le puso un dedo sobre los labios para que callara.
—Te amo, te amo tanto Yoo Nayeon. Perdóname por cómo te traté, sé que me comporté como una alfa idiota, sin querer oír tus razones. Te juro que me arrepiento mil veces de cómo pude haber perdido el control de ese modo. Estuve tan ocupada y entretenida con el trabajo, y con intentar estar atenta a la presentación de Chaeyoung que no noté la llegada de mi celo y me comporté tan irracional contigo, con las niñas en casa...
Lamentaba la alfa meciendo la cabeza en su argumento, más después del primer 'Te amo', Nayeon apenas oyó lo que Jeongyeon le decía. Tanto había esperado por ese instante que ella sólo emitió dos palabras.
—¿M-Me amas? ¿Tu me amas a mi? —preguntó con los ojos muy abiertos y aquella tierna expresión de incredulidad le robó una sonrisa tierna a la alfa, quien asintió de inmediato.
—Te lo repito una y mil veces. Te amo Yoo Nayeon y tendría que habértelo dicho antes, pero no lo había descubierto hasta ahora, ante la posibilidad de haberte perdido para siempre. Estaba tan equivocada con mi obsesión con las enfermedades y necesitaba que tú me hicieras verlo. Has construido un puente entre Chaeyoung y yo, te has convertido en una madre verdadera en el corazón de mis hijas, has conseguido que despierte tanto dentro de mi, en mi loba... —Admitió tomando sus mejillas rellenitas mientras presionaba su frente contra la suya.
—Jeongyeon, lo has logrado tu misma... —dijo poniéndole una mano sobre su corazón y la otra sobre su mejilla derecha —Te amo, te amado desde siempre, alfa gruñona —Sonrió dándole varios besos por toda la cara.
Nayeon estaba llorando sin hacer el menor esfuerzo por contenerse. Jeongyeon la amaba, ¡Su alfa la amaba! Parecía que por fin se había reconciliado con el pasado lo suficiente como para vivir sin él.
—Yo sólo he creído en ti. —admitió la omega. La rubia, con ojos igual de brillosos, le secó las lágrimas con el dorso del suéter en mano sana.
—Por favor, te suplico con todo mi corazón que se quiere salir de mi pecho, que nunca, nunca dejes de creer en esto que tenemos omega. Ámame siempre, ¡Siempre! Puedes estar completamente segura que yo te corresponderé de la misma manera. Estoy segura que eres mi destino, Nayeon...
Se besaron con desesperación, expresando todo el amor que sentían, cuando Jeongyeon alzó la cabeza, dejó escapar un gran suspiro, el de una alfa enamorada de su omega.
—Mi amor, ¿Crees que nos podemos saltar la cena? —Preguntó con la voz ronca, haciendo reír brevemente a la castaña.
—¡La cena! ¡La había olvidado! Tendremos suerte si las chicas no le prendieron fuego a la casa. —Jadeó la omega tomándose las mejillas. Jeongyeon rió sin poder evitarlo.
—Relájate, está todo bajo control, mi amor... —Le echó un brazo por los hombros y la apretó contra su costado para comenzar a caminar junto a ella. —Chaeyoung lo tiene todo controlado en la cocina junto con Mina. Les he dicho que te amo y que regresaría contigo así tuviera que hincarme frente a ti a suplicarte que no me dejes.
Se detuvo en mitad de la calle, sonriendo tímidamente y contemplando la boca abierta de Nayeon. Alzó una mano para cerrarla con suavidad.
—¿Les has dicho a las niñas que me amas? —Jadeó sin poder creer cuán rápido los sentimientos abarcaban todos los aspectos de sus vidas, sin dificultad entre ambas.
—Sí, y ya que no podemos hacer nada más excitante que hablar sobre eso hasta que se vayan a la cama, ¿qué te parece si acordamos una cita en el jacuzzi para esta noche a las diez? ¿Hum? —Le preguntó junto a su mejilla, antes de dejar un suave beso de labios cerrados, allí. Nayeon tembló ante su idea, no podía esperar.
—Sospecho que lo que pretendes es algo más que hablar, alfa... —Murmuró la omega como respuesta.
—¡Ah, sí! Casi lo olvido, por favor, no uses traje de baño, no veo el instante de estar a solas tu y yo, formar nuestro lazo, mi omega...
La promesa en el aire estremeció hasta el último cabello de la castaña, quien se abrazó a la cintura de su alfa para recibir su delicioso aroma, ansiando que llegue ese preciso instante en el que sellarían su amor con un lazo verdadero.
Jeongyeon entró por la puerta de la casa, más Nayeon no entró junto con ella, pues deseaban ver la reacción de las chicas, ante un supuesto fracaso de la alfa.
—Oh no unnie, ¿no pudiste convencer a mi mamá? Yo sabía que era muy terca y difícil de convencer... —Musitó la joven, preocupada al ver el extraño semblante de su mayor, al cruzar la puerta.
—¿¡Pero no le dijiste que la amas, ma!? —Le reprendió Chaeyoung con un puchero naciendo en sus labios.
—Si mami, le tenías que pedir perdón a mami Nayeon, así querría regresar a casa... —Instruyó Dahyun dando un pisotón de impaciencia, que hizo a Jeongyeon verle con incredulidad.
—¡Chicas, chicas! —Detuvo sus palabras —Tranquilas, por favor, que todo lo que me están aconsejando, lo hice al pie de la letra y...
De repente entra Nayeon por la puerta con una sonrisa. Una sonrisa resplandeciente que les transmitió una felicidad instantánea a las más pequeñas y, de una forma u otra, les hacía entender que ella había regresado para quedarse y que estaba solucionado el problema entre la alfa y ella.
—Hola, mis niñas. —Entró a la sala para recibir los besos y abrazos de sus hijas, porque definitivamente Chaeyoung y Dahyunnie ya eran parte de su vida al igual que Mina.
—Es bonita la felicidad que se ve en sus ojos. Me vas a tener que dar tu secreto de cómo convenciste a la testaruda de mi mamá, unnie... —Bromeó la jovencita haciendo reír a su mayor y chasquear la lengua de su madre.
—¡Mina! Oye respétame niña... —Le regañó entre risas y la chica de cabello oscuro rió mostrando sus tiernas encías.
—Minari, lo único que debes saber, es que el amor que sentimos una por la otra, es el verdadero secreto. —Musitó la alfa, para satisfacción de Nayeon.
—Mami Nayeon qué bueno que regresaste, me sentí muy culpable por la discusión que tuvieron con mi mamá... —Musitó la joven omega, apenada antes de apoyar su cabeza sobre su hombro.
—Mi amor no tienes que sentir culpa por nada. Tu madre actuó de manera precipitada y se salió un poco de control la situación pero ya está todo aclarado y ambas estamos muy seguras de que nunca más sucederá algo similar.
—Nunca más. —Canceló la alfa, apenada.
—Que bueno que no nos dejaste mami Nayeon... —Musitó la pequeña Dahyun con los ojos llorosos.
—Princesa, ven aquí. —Le llamó y pronto tuvo a la pequeña sentada sobre sus piernas. Ella le indicó que le viera a los ojos un instante antes de hablar —Mi amor, escucha bien lo que te voy a decir, nunca fue mi intención dejarlas o abandonarlas. Tu madre, tu hermana, Minari y tú son los cuatro tesoros más importantes de mi vida. Las amo y las necesito desde aquí hasta la luna y de vuelta. Cada una de ustedes es parte importante y esencial en mi vida —Mirando a cada una —¿Entendiste pequeña?
—Te quiero mucho, mamá. —musitó Dahyun, luego de aseverar sus palabras y apoyar su cabeza sobre su pecho antes de dar un largo suspiro de alivio, hallando calma en el dulce aroma cítrico de la omega.
Las lágrimas brotaban de los ojos de cada integrante en la sala. Estaban completamente emocionadas ante las palabras de Nayeon y más aún porque en esos momentos, para la pequeña inocente, la omega ya no era Mami Nayeon, desde entonces era simplemente "mamá".
—Bueno, bueno, ya basta de lágrimas. Vamos a comer, asique a lavarse las manos que ya mismo le...
—Háganos el favor de sentarse. Chaeng y yo, nos vamos a encargar de todo. —Anunció una sonriente Mina, acompañada de una tímida Chaeyoung.
—Pero....
—Acompáñame, vamos a la mesa. Yo ayudaré a las niñas... —La alfa detuvo a Nayeon, más se sorprendió ante el llamado de Chaeyoung.
—No mamá, esta vez solo nos ocuparemos Mina unnie y yo. —Determinó la jovencita, dejando a la alfa sin alternativas para refutar.
Luego de la cena, Jeongyeon y Nayeon recogieron la mesa y cada una de las chicas se fue a sus respectivas habitaciones a descansar y prepararse para dormir.
—Nayeonnie, te veo en el jacuzzi...
—Checo a las niñas y bajó por ti, alfa gruñona...
Jeongyeon agarró por la cintura a Nayeon para atraerla contra ella y darle un beso que fue algo tierno, pero lleno de promesas que comenzarían a construir a partir de esa noche.
—No te arrepentirás, mi omega. Te espero —Le dio un último beso corto, antes de apartarse con una sonrisa traviesa.
—Hum, das ricos besos, espérame... —Tirándole un beso a distancia que hizo reír a la alfa.
Nayeon le había confesado a Jeongyeon su amor hacía bastante tiempo, sin embargo apenas descubría que albergaba igual sentimiento por ella también, y por tales motivos quería que esa noche fuese la más especial e inolvidable para ambas.
Quería que esa noche marcara el inicio de su lazo, que fuera una noche donde pudiera expresarse y demostrarle a Nayeon todo esos sentimientos profundos que había descubierto por ella. Aunque ya estaba comprobado que se complementaban físicamente como una, esa noche iba ser la primera vez en donde el amor sería el protagonista y no se permitiría fallar, estaba decidida a hacer de su nuevo encuentro algo diferente y mágico para su omega.
Buenas, este capítulo es cortito porque le sigue un capítulo bastante soft, que me está costando horrores. Pero lo lograré pronto estoy segura :)
Espéralo con ansias, así como yo espero del mismo modo que quede genial para ti.
Te quiero, tu JazUnnie🌻
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