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Final: "Di que me amas" 🌙

Ya habían pasado algo más de cuatro meses desde que supieron que Nayeon iba a tener una cachorra. Para la omega habían sido las Navidades más felices de toda su vida. Haciendo muecas, intentó encontrar una postura más cómoda sin levantarse de la mecedora que Jeongyeon le había regalado. 

Más allá, sobre el suelo y tumbadas boca abajo, Mina y Jeongyeon ayudaban a Dahyun a montar las piezas del tren eléctrico que Santa le había regalado. Montones de regalos y bolas de papel de regalo cubrían todo el espacio disponible. Un árbol resplandeciente presidía el salón. 

Chaeyoung estaba tumbada en el sofá, mascaba chicle de fresa y hacía globos que estallaban periódicamente, mientras leía con avidez las páginas de Mujercitas. Era uno de los títulos de la colección de clásicos que Nayeon le había regalado, para que dejara de leer desde el teléfono. 

Nayeon sintió que se le cerraban los ojos, a pesar del dolor persistente de su abdomen por el agotamiento, aquel había sido un gran día. 

Después de abrir los regalos al amanecer, cuando Dahyun había despertado a toda la casa, habían ido a buscar a la mamá de Nayeon, para llevarla a comer a un restaurante junto a la familia, y aunque era caótico salir con aquella omega, al menos se había dejado aliviar con gran y cálido espíritu navideño, pero una hora de viaje en auto no era exactamente el reposo que el médico había prescrito para Nayeon que tenía que dar a luz a la semana siguiente y la omega estaba muy segura de que ese debía ser el motivo por el que le dolía tanto la espalda. 

Bueno, y el hecho de que se había empeñado en cocinar una auténtica cena de Navidad esa misma tarde, con pavo relleno, salsa de arándanos, pastel de calabaza y todos los dulces que las chicas y ella llevaban tiempo preparando. Sin embargo, cuando llegó la hora de comer, descubrió que no tenía apetito. 

Jeongyeon alzó la mirada y la sorprendió haciendo una mueca de dolor mientras intentaba relajar la tensión de sus músculos. El amor que rebosaba en sus ojos marrones se convirtió al instante en preocupación, bueno y el hecho de que compartían sus sentimientos mediante un lazo. La alfa le murmuró algo a Dahyun, luego a Mina, y la más pequeña se levantó para ir a arrodillarse junto a la mecedora. 

—¿Cómo te encuentras, mamá? —preguntó Mina con evidente preocupación. 

Dahyun se encontraba justo al lado de Nayeon, cuando le puso su pequeña mano sobre el vientre. Jeongyeon también se acercó a la omega y bajó su mano junto a la de Dahyun, y Nayeon jadeó bastante intimidada. 

—Dejen de verme así, es como si estuvieran intentando leer dentro de mi... —Se quejó la castaña, frunció el entrecejo.

—Deberías ver tu cara, ¿Te sientes incómoda? ¿Quieres que te ayude a subir arriba, así descansas en la cama? 

A Nayeon le costaba trabajo creer que su abdomen hubiera podido llegar a crecer tanto durante esos poco más de ocho meses. 

—Dentro de una semana aproximadamente, en cuanto a la señorita Tuzyu le dé por salir de aquí, todo esto nos parecerá divertido... —Comentó la omega, siempre tan optimista y bromista.

Hacía tres meses que sabían que su hija, concebida durante su “luna de miel”, sería una niña. Nayeon se moría de impaciencia por acunar a la hija que había creado con Jeongyeon, entre sus brazos, de ponérsela en el pecho por primera vez. El amor le suavizó el rostro a la omega cuando Jeongyeon le acarició las mejillas con la punta de los dedos. 

—Estoy bien y no me importa sentirme un poco incómoda, sé que todo esto merece la ¡Wow! —Jadeó y se tomó el vientre con desesperación. 

Aquel dolor había sido un poco más agudo que los pinchazos anteriores. Tenía un principio y un fin raramente marcados. La mano de Jeongyeon no se había separado de su vientre. 

—¡Eso fue una contracción omega! ¡La sentí! ¡Oh Luna! ¿Desde cuándo las sientes? —Consultó viendo su reloj de mano, sin apartar las manos de su vientre. Su loba comenzó a removerse con desesperación, abrumando la poca tranquilidad, debido a que no podía dejar de percibir el dolor de Nayeon, el cual se hacía cada vez más y más evidente.

—No lo creo... —Murmuró —Es sólo que hoy me excedí demasiado y la espalda me está matando, pero mañana estaré bien... 

Jeongyeon se echó a reír ante sus tiernas palabras.

—Cariño, mañana estarás mejor que bien, porque volverás a ser madre. ¿Acaso olvidas que he pasado por esto dos veces? Sé reconocer una contracción cuando la noto. ¿Te dolió mucho? —consultó atendiendo el minutero mientras notaba como Nayeon se iba alterando lentamente. 

—Jeongyeon-ah, yo he pasado por esto también, aunque Mina fue por cesárea. Pero bueno, sí. Me ha dolido un poco, pero... 

—¿Lo ves? ¿Y luego cede un momento, verdad? —Consultó esperando que ella responda. Asintió cuando Nayeon lo hizo. —Si no fueran las primeras contracciones no te habría dolido, mi amor ¿Llevas mucho rato sintiéndolos? —Consultó nuevamente, notando como Nayeon comenzaba a sentirse nerviosa. 

—Desde la cena. Pero creía que era por el viaje. 

Jeongyeon sonrió satisfecha, la abrazó para besarla suavemente y le dejó un beso sobre la frente. 

—Te amo Nayeonnie, me haces muy feliz. —Dejando un nuevo beso ahora sobre sus labios apretados —Creo que Tzuyu quiere conocernos esta misma noche. Voy a llamar al obstetra para decirle que necesitaremos de sus servicios. 

Chaeng que estaba envuelta leyendo, de repente oyó la palabra “médico” y preguntó toda agitada. 

—¿Qué? —preguntó dejando caer el libro —¿Chewy viene ya? 

—No en este preciso momento, pero probablemente estará con nosotros mañana... —Habló Jeongyeon y Mina aplaudió con emoción. 

—¡Ahí viene! Será mejor que termine la cobijita que le estoy tejiendo, la abuela me enseñó y quedó super linda... —admitió con emoción haciendo reír a sus madres. 

—Muy bien —intervino la pequeña —Al fin voy a dejar de ser la “bebé” de la casa. —Provocando risas con sus ocurrencias. —Mami, yo puedo bajar tu maleta... —Habló la pequeña con entusiasmo.

—Hyun cariño, déjame que yo la bajo. Mamá piensa que va a estar como un mes en el hospital. —La alfa volteó los ojos y Chaeng rió dándole la razón. Nayeon jadeó y Dahyun le miró con horror. 

—¡Vaya trío de hijas que tenemos! Están más encantadas con la niña, que nosotras —Lamentó la rubia meciendo la cabeza —¿Estás segura de que quieres ir al hospital? Dar a luz en tu propia casa puede ser una experiencia emocionante... —Musitó esperando una respuesta seria.

—Cariño, ya sé que has superado tu fobia a las enfermedades, pero eso es una exageración... —Exhaló Nayeon y se fastidió de oír a su alfa carcajear. 

—Vaya, menos mal, creí que te gustaría esa idea. ¡Genial, vayamos a conocer a esta bebé! ¡Yeah! —Festejó alzando los brazos, Dahyun la imitó y Nayeon no pudo entender cómo rayos podían hacerla reír en aquel momento tan insólito.

Desde el día en que habían mantenido su primera y última "Gran Pelea", como Dahyun la llamaba, Jeongyeon había inundado a Nayeon con más amor del que nunca había soñado conocer. 

Largos minutos más tarde, otra contracción le hizo cerrar los ojos. La omega respiró hondo, con miedo a cronometrarla, sin embargo Jeongyeon ya se había encargado de hacerlo. 

—Las últimas han sido cada diez minutos, cariño. Aunque todavía no ha empezado de verdad, será mejor que nos vayamos ya. —Notificó ahora con preocupación. 

—¿Qué no ha empezado? —Protestó, aterrorizada —¿Quién dice eso, Yoo? ¿Por qué nadie me advirtió de lo que duele? Creo que voy a cancelar esta actuación y esperaré a que la cigüeña lo deje caer por la chimenea. Prefiero como fue con Mina, me dieron día y hora, tuve dolores pero nada comparado como ahora, por todos los cielos... —Se retorció la omega.

Jeongyeon se inclinó sobre ella para besarla brevemente en la boca, con una sonrisa compasiva.

—Lo siento, cariño. No puedes cancelarlo ahora. Me alegro de que por fin haya llegado el gran momento. Estoy impaciente por tener a nuestra pequeña en brazos, pero estoy igual de ansiosa por abrazarte a ti. Te echo mucho de menos, Señora Yoo. —Murmuró haciendo reír a su esposa, ¿Cómo rayos se le ocurría tocar esos temas en ese preciso instante? 

—Cariño yo también te echo de menos, pero hay algo más que extraño de ti... 

—¿Qué es? —Preguntó ansiosa, nada complacida de que Nayeon añorara otra cosa, pero toda duda se fue al verla sonreír con picardía. 

—Nuestras citas nocturnas en el baño caliente y nuestras escapadas a la bahía. Me encantaría... Oh-diablos... —Presionó los labios y los ojos. Otra contracción, un poco más fuerte que la anterior, la dejó sin habla. 

—¡Oh-oh! Dos minutos desde la última, Señora Yoo. Esto va más deprisa de lo que yo creía. Respira, cariño. Será mejor que le diga a tu obstetra que se apresure. ¡Minari apúrate con esa maleta que ya tenemos que irnos! —Exclamó la rubia, fastidiando a su esposa. —Lo siento cariño, recuerda todo lo que nos han enseñado en las clases de pre-parto. 

Jeongyeon se echó a correr en busca de las llaves de la camioneta, pero dio media vuelta y se arrodilló otra vez junto a la mecedora. Nayeon le puso las manos encima, disfrutando de su tacto como siempre. 

—Te amo, Señora Yoo. Gracias por haber creído en este amor... —Dijo con las manos sobre su vientre y mirándola a los ojos. 

—Abogada, ¿nunca se cansará de repetirlo? Yo... me siento la más afortunada de la tierra por haberte encontrado y por compartir tu amor. Nunca hubiera podido dejar de creer en ti. Sabía que había llegado el momento de que avanzaras, de que volvieras a amar y de que lograría ganarte para mi, Yoo Jeongyeon... 

También a Nayeon le había llegado la hora. Jeongyeon sonrió. Entonces se puso en pie de un salto cuando una nueva contracción la dejó jadeante, la alfa llegó con las llaves y le sostuvo la mano hasta que cesó el dolor. 

—Vamos, nenas ha llegado el momento de nuestro último regalo de Navidad. Vamos a darle la bienvenida al mundo a la bebé Tzuyu... 

Una vez llegaron al hospital el obstetra ya las estaba esperando. Colocaron a Nayeon en una silla de ruedas y las chicas esperaron junto sus tías y abuelos, el nacimiento de su hermana menor. 

El parto no duró mucho, y Yoo Tzuyu vió la luz a la vida cuarenta y cinco minutos después de haber comenzado el parto. 

Finalmente, Jeongyeon salió a informar a la familia que la pequeña había nacido en perfecto estado, tan preciosa y saludable como la esperaban. 

Una vez Nayeon estaba en una habitación con su pequeña bebé Tzuyu entre sus brazos, Jeongyeon se daba el gusto de observar aquella tierna escena.  

—Te ves radiante omega, me encanta verte así, con nuestra hija dormida en tus brazos. 

—Parece que es muy tranquilita, se parece mucho a Minari cuando bebé, pero con tu mismo color de piel y de cabello... 

—Gracias, Nayeon. 

—¿Y ahora? 

—Por el mejor regalo que me has podido dar. ¿Sabes? Te amo mucho, omega 

—Mi amor, tu me haces la persona más feliz del universo y no me puedes amar tanto como yo te amo a ti, recuerda quién lo dijo primero Yoo... 

—Pero... 

—Di que me amas... 

—Te amo Señora Yoo, no me cansaré de repetirlo. —Le dejó un suave beso sobre la mejilla a ella y otro a la pequeña muñeca entre sus brazos. —Vaya, no puede ser tan hermosa... será mejor que vaya a buscar a las chicas, deben estar desesperados por conocer a su nueva hermanita. 

—Ve a buscarlas, no me moveré de aquí... —Bromeó haciendo reír a la alfa. 

Luego de un breve momento, tocaron a la puerta de la habitación y, un pequeño instante después, Mina asomó la cabeza por la puerta, haciendo reír a su madre. Aquella niña se veía ansiosa y tan contenta. 

—¿Podemos pasar mami? —Consultó dulcemente.

—Ya queremos conocer a nuestra bebé —Habló Dahyun ingresando delante de Mina. 

—Claro mis amores, ya iba a ir a buscarlas yo misma. 

—Pero en silencio, porque está durmiendo y es muy pequeñita aún... —Les advirtió la mayor detrás de ellas. Chaeyoung se puso delante de las cuatro y se apresuró a estar primero junto a su Nayeon. 

Hyun y Mina llegaron detrás de la joven omega y se sentaron en una esquina de la cama de Nayeon. Chaeyoung acariciaba el pequeño pie de la bebé, justo al lado opuesto de donde se encontraba ahora su madre, quien le miró con emoción. 

—Chicas les presento a Yoo Tzuyu, está lista para comer mucho, gritar hasta tarde y adueñarse de toda la casa... —Musitó Nayeon haciendo reír a todas las presentes. Exceptuando a Dahyun quien se apresuró a montarse sobre su madre con recelo. 

—Muchas felicidades, gracias por darnos a esta hermanita tan hermosa... —Habló Mina, siempre comandado, como buena unnie.

—Estoy ansiosa de que ya estemos en casa con ella, es tan hermosa, ¿la viste Hyun? —Consultó Jeongyeon, notando que la pequeña no se apartaba del agarre.

—No quiero, no-no quiero. —Habló la niña, con la voz mermada contra el pecho de su madre, quien presionó el abrazo. Mina quiso ir por ella, pero Jeongyeon la detuvo. 

—¿Qué sucede cariño? —Preguntó Nayeon quién, por un instante creyó que se le paralizaba el corazón. 

—Alguien aquí, está muchísimo más celosa de lo que esperábamos... —Canturreó Jeongyeon, oyendo pequeños sollozos. 

—Oh no, no Hyun... —Jadeó Nayeon colmando sus ojos de lágrimas. Jeongyeon apartó a Dahyun de sus brazos para que la viera a los ojos. 

—Oye princesa, ¿qué sucede, no quieres conocer a tu hermanita? —Consultó la alfa, propinándole caricias sobre sus trenzas.

—No quiero-no quiero. —Meció la cabeza, sollozante y Jeongyeon insistió en buscar su mirada. 

—No llores Hyunnie... —Suplicó Nayeon permitiendo que Mina tomara a la bebé, para poder extender sus brazos a la pequeña, quien parecía caer en cuenta de que ya no sería la más consentida.

—Ven aquí, chiquilla... —Musitó Jeongyeon contra su cabello, dejándola junto a la omega. 

Dahyun no tardó en abrazarse al cuello de Nayeon y esta la reconfortó entre sus brazos, dejando que sintiera de su aroma maternal.

—No quiero que dejen de quererme... —Masculló la pequeña niña y Nayeon miró a Jeongyeon con los ojos llenos de preocupación. 

—Cariño eso no es posible, todas son igual de importantes para mami Nayeon y para mí.

—Ella tendrá más atención que yo... —Se quejó con cierto reproche.

—¿Y cómo crees que no? ¡Mírala Dahyun, es apenas una bebita! —Chilló Chaeyoung y Jeongyeon la detuvo con su mirada seria. Tal fue la seriedad de su madre, que la pequeña omega decidió callar y seguir atendiendo a la bebé sobre los brazos de Mina.

—Yo también soy una bebé... —Sollozó contra el cuello de la omega, haciéndola reír.

—Claro que eres nuestra bebé, pero dijimos que serías su unnie, ¿recuerdas?  —Intentó Jeongyeon picoteando sus costillas.

—No quiero ser su unnie, soy muy pequeña para ser unnie... —Masculló contra el cabello de Nayeon, quien no salía de su asombro.

—Escúchame Dahyun, cariño —Habló esta vez, cuando sintió que ya no soportaba oírla llorar con tanta tristeza. —Oye, tú eres mi bebé, ¿recuerdas? Yo siempre te amaré y te consentiré, cariño, no temas.

—¿No vas a dejar de quererme ahora que ella está aquí? —Hipó haciendo sonreír tiernamente a la omega, quien tomó un pañuelo y le limpió la naricilla y las lágrimas que no dejaban de caer. 

—Por supuesto que no mi cielo, las amaré a todas por igual. Te amaré tanto como amo a Mina y a Chaeyoung... Además, creí que tú me ayudarías a cuidarla, que la veríamos crecer para enseñarle a comer, y a caminar, para que pueda bailar contigo y Minari, ¿no es eso lo que queríamos, Dahyunnie? —Consultó, limpiando nuevamente sus lágrimas, mientras asentía. 

—Todo estará bien princesa, nada cambiará, quizás tengamos que ponerle un poco más de atención a Tzuyu, pero porque es muy pequeña, ¿o no te parece muy pequeña? Mírala, ni siquiera sabe ir al baño solita... —Empujó la alfa hacia la compasión de la pequeña, quien miró a su hermanita con la misma tristeza. 

—Lo siento mami... —Musitó con la voz bajita de la pena y Nayeon la abrazó con fuerza nuevamente. 

—No tengo nada que perdonarte Hyunnie, es normal sentir miedo a veces, ¿verdad Cariño? —Habló para que Jeongyeon apoyara sus palabras. La alfa asintió de inmediato.

—¿Puedo verla aún? —Consultó con un poco de recelo. Más cuando Mina se acercó a ella y la puso sobre sus brazos, todo lo que pudo provocarle miedo y tristeza se acabó en cuanto Dahyun puso los ojos sobre su hermana pequeña pues, se enamoró de ella al instante.

—Es el mejor regalo de navidad que he recibido en toda mi vida. —Habló Mina aún emocionada por acariciar los pequeños pies de su hermanita.

—Es tan pequeñita... Mami, ¿Si te acuerdas de nuestro trato, verdad? —Habló Dahyun quien, al parecer, ya se veía completamente repuesta y rebosante de emoción, como cuando aguardaba en la sala de espera.

—Si, oficialmente dejaste de ser la menor. —Anunció Nayeon con incredulidad, haciendo reír a la alfa quien ya estaba bastante acostumbrada de lo cambiante que podía ser esa pequeña niña.

—¿Ya oyeron, verdad? Ya no soy una bebé, ahora la bebé es ella... —Señalando a Tzuyu y olvidando que, minutos atrás suplicaba seguir siendo la bebé.

Habían pasado largo rato desde la llegada de Tzuyu y ya estaban por celebrar el primer añito de la más pequeña de la casa.

—Mami, ¿qué motivo vamos a usar para celebrar el cumpleaños de Chewy? —Habló Chaeyoung, quien disfrutaba muchísimo de acompañar a Nayeon con aquellos detalles.

—Pues, hablé con tu madre y decidimos que como a Chewy le gusta mucho la lluvia, haremos lluvia de amor... 

—¿Las nubecitas kawaii? ¡Ay si! ¿Podemos ir con Minari a elegir los adornitos? —Consultó con emoción.

—¿Con Minari? Chaeng cariño, ¿no crees que Mina y tú pasan demasiado tiempo juntas? —Comenzó Nayeon, más la misma le interrumpió de inmediato.

—¡Minari y yo somos buenas amigas! —Le detuvo la pequeña omega, con expresión de desafío.

—¿Nada más?, porque tu cara me dice que hay algo más que ocultas... 

—Minari es solo mi amiga. —Insistió haciendo notar que ya no era "Mina unnie"

—Dime, cariño, ¿Acaso no tienes confianza en mí? —preguntó Nayeon, poniéndole toda su atención.

—No mami, si confío en ti, pero apenas ayer hablamos sobre esto... —Titubeó —Esto que sienten nuestras lobas... —Comentó huyendo de la mirada de Nayeon.

—Lo que... —Tragó cuando la voz se le acabó, mediante la oración —¿Y qué es lo que sienten? —Consultó realmente asombrada, sobre todo cuando el aroma de Chaeyoung se intensificó en la habitación.

—Aún no sé, ella es una buena alfa, me cuida mucho, siempre me demostró ser una buena amiga y nos entendemos muy bien. Pero su loba y la mía... se llaman a veces. —Habló algo apenada.

Nayeon y Jeongyeon sabían que algo les unía, pero aún era demasiado pronto para saberlo, pensó la omega mayor.

—Chaeng, yo no puedo decidir por ti, ni tu madre, pero debes hablar con ella al respecto. Además, tú sabes lo celosa y cuidadosa que es Jeongyeon con las cuatro. Se alterará si tu y Mina no hablan al respecto con ella... —Le advirtió la omega, tomando una de sus manos, para reconfortarla.

—Mami Nayeon... —La abraza —Gracias por tu consejo. ¿Tu no estas molesta, verdad? —preguntó nerviosamente.

—No cariño, yo no tengo porque estar molesta, simplemente me preocupa aquello.

—Pero sólo somos buenas amigas, Minari y su loba solo quieren cuidarme, lo siento, mi loba quiere dejarse cuidar... —Murmuró y Nayeon entendió perfectamente.

—Lo sé, no cabe ninguna duda sobre las intenciones de mi niña, pero tu madre puede malinterpretar las cosas y enloquecer. Por eso deben hablarlo con ella, y comunicárselo ¿de acuerdo? —La omega menor asintió, aún agarrada de su abrazó con Nayeon.

—¿Vamos a comprar las cosas del cumpleaños de Chewy, con Mina? 

—Si déjame avisarle a tu madre, que se encargue de Dahyun y Chewy, e iremos apenas llegue del trabajo. 

Ya había finalizado el cumpleaños de Tzuyu, las chicas estaban en sus habitaciones descansando y Nayeon y Jeongyeon estaban en su cita nocturna dentro del jacuzzi. 

—La fiesta de cumpleaños te quedó tan dulce omega, eres genial para este tipo de eventos y así. —Habló la alfa a quien siempre se le habían complicado aquellos asuntos.

—¿Verdad que sí? Tzuyu estaba disfrutando tanto... —Comentó la castaña, con una sonrisa alegre.

—Si, es tan tierna esa pequeña, le gusta abrazar y dar besos mojados a todo el mundo... 

—Si, ¿a quién habrá salido? —Murmuró Nayeon, desplazando besos sobre el cuello de la alfa, quien no tardó en reír y bromear.

—Por supuesto que salió a ti, porque yo solo deseo besarte a ti y a nadie más. —Le dice acercándose para darle un beso —Te amo, ¿lo sabes, verdad? 

—Si. —Correspondió el beso de la rubia —Disfrutó mucho del carrusel, hasta de la casita de brinco...

—Si ya casi nos quedamos sin bebé, está gigante.

—Bueno, mi amor tiene a sus hermanas como ejemplo. No ha parado de ir detrás de Dahyun.

—Nayeonnie, ¿tú sabes que se traen Mina y Chaeng? Estuvieron tomadas de la mano casi toda la tarde, eso es extraño... —admitió su preocupación.

—Mi amor solo te sabría decir que no es nada malo.

—¿Nada malo? ¿Y por qué iba a ser algo malo? —Habló muy seria, de pronto. Nayeon se tensó.

—Cariño, yo creo Mina y Chaeng son destinadas.

—No bromees, Nayeon —Se rió la alfa. Nayeon se volteó para verla con seriedad y la alfa jadeó antes de abrir la boca con incredulidad —¿Pe-pero en qué te basas para pensar algo así? —Musitó nerviosamente.

—Mi amor, tranquila, porque sé que eres una alfa bastante celosa, pero no te precipites. Si les das toda la confianza como la madre de ambas, ellas mismas te contarán lo que sucede.

—Chaeyoung tuvo que hablar contigo, algo sabes omega, dime qué hablaron.

—Oye, no me exijas alfa malhumorada. —Se quejó Nayeon y Jeongyeon volteó los ojos.

—Pero yo también debo saber... —Se quejó la rubia, armando un mohín.

—Ya déjalo Jeongyeon-ah, hay otro asunto que quiero hablar contigo... —Algo seria pero a la vez sonriente. Jeongyeon cambió completamente de semblante ante el abrazo con el que la rodeó su omega.

—Dime, mi amor —Atrayéndola para abrazarla y darle un beso en la frente. 

—Oye... —Habló junto a su pecho —Tengo, un retraso de mes y medio, aproximadamente... 

—¿Quieres decir que estás embarazada otra vez? —Jadeó nuevamente asombrada, pero esta vez una radiante sonrisa acompañaba la expresión. 

—Aún no lo he confirmado, me hice un test antes de bajar a nuestra cita y aún no he visto el resultado... 

—¿Y como rayos puedes estar tan tranquila aquí? ¡Subamos yaaa! Y de una vez celebramos... —Dice dándole un profundo beso lleno de amor y de esperanzas por la llegada de un nuevo integrante. 

—Yo te amo más, mucho más mi hermosa alfa... 

—De acuerdo, vamos las dos, y lo descubrimos a la vez, ¿te parece? —Consultó la omega tomando su mano.

—Me parece —Hablaron las dos de pie detrás de la puerta del baño.

—¿Abres tu? —Suplicó Nayeon y Jeongyeon gruñó antes de mover la puerta con tremulidad. 

Ambas se acercan a leer el resultado en el test de embarazo, que había dejado Nayeon dentro del baño. En la cara de ambas se pudo leer la felicidad cuando se buscaron, se abrazaron y se besaron con gran emoción.  

—Otro cachorro, tu quieres acabar conmigo omega... —Murmuró contra su cuello, besando su marca, adornando su piel con sus besos.

—Estamos cumpliendo un gran sueño, ¿verdad? —Musitó la castaña, sonriente.

—A este paso vamos a tener una docena, cariño... —Bromeó la rubia, haciéndola reír.

—Te amo Abogada Yoo, gracias por la familia que hemos construido juntas y por toda la felicidad en la que has convertido mi vida entera. —Murmuró junto a sus labios sonriente.

—Señora Yoo, nada de esto hubiera sido posible si no me hubieras devuelto las ganas de vivir. Tú fuiste la razón para volver a amar. Te amo, te amo y te amo, eres el amor de mi vida, mi omega predestinada... 

Ambas sellaron su acuerdo de amor, con un beso que dio el inicio de una nueva entrega llena de mimos, caricias, sensualidad, pasión y de profundo amor.

Habían pasado dos semanas desde que se enteraron del embarazo de Nayeon y decidieron pasar el fin de semana en la bahía para festejarlo, aunque Jeongyeon no estaba muy convencida del extraño acercamiento entre sus niñas mayores. Todavía no sabía cómo había aceptado aquella tregua con su hija mayor. 

*Flash 

Nayeon y Jeongyeon habían ido al obstetra para confirmar el embarazo de su nuevo cachorro. También aprovecharon la visita al centro médico para llevar a Tzuyu al pediatra para su chequeo. Ambas ya en el auto de camino a casa. 

—No sabes cuan feliz me haces, tu haces de mi vida la mejor aventura, omega.

—Qué dices alfa... —Jadeó para retener sus lágrimas de emoción —Me siento muy feliz con el desarrollo del bebé. Además la pediatra nos dijo que Tzuyu está en perfectas condiciones y tiene una estatura sobre el promedio para una niña de su edad. 

—Parece que va a ser una niña alta y espigada como su madre... —Habló con orgullo, haciendo a Nayeon voltear los ojos. 

—Ay, Jeongyeon-ah lo importante es que sea una niña saludable al igual que el cachorro que está creciendo aquí. —Tocándose su vientre y Jeongyeon le cubre su mano tiernamente acariciando también allí. 

—Hay algo que me preocupa.

—¿Algo te preocupa, alfa? —preguntó Nayeon, confundida.

—Chaeyoung y Mina. —Habló haciendo las comillas con los dedos. Nayeon volteó los ojos. 

—Alfa... —Bufó Nayeon, sabiendo que evitarlo no era el mejor modo de aceptarlo.

—Ellas no han tenido la confianza de hablar conmigo y contigo siempre son diferentes... —Habló con poca emoción. 

—Cariño, no me digas que tienes celos de mi relación con las niñas. —Bromeó intentando distenderla. La alfa se negó rotundamente.

—No, no es eso, yo sé que me he comportado muy cuidadosa con ambas y no les brindé la suficiente confianza... —Bufó, exasperada.

—Cariño los adolescentes son fáciles. Al principio Mina no me contaba nada sobre sus amistades y demás, pero después poco a poco le brindé la confianza y le hice saber que era bueno contarme. De ese modo pude acercarme a ella y darle mi opinión desde el punto de vista de una adulta, no de una madre sobreprotectora, ¿Si me entiendes? 

—Entiendo.

—¿Qué dices si cuando llegamos, hablamos de frente con ellas y les preguntamos directamente que es lo que se traen? 

—De acuerdo. Lo bueno de haber adoptado a Mina, es que siempre la puedo tirar por la borda... —Bromea riéndose. 

—Ay Jeongyeon, ni lo digas relajada... 

—Es una broma cariño. Tu bien sabes cuanto adoro a esa niña.

—Cariño, ellas son destinadas.

—No me presiones omega... —Le advirtió en desacuerdo con esa idea.

—Es que, piénsalo, se buscan desde que son pequeñas Jeongyeon, eso no es normal por así llamarlo, siempre han sido buenas amigas, ¿no haz notado que jamás pelearon? 

—Es una relación muy inocente, me consta. 

—Es como si estuvieran preparando el sendero para ser compañeras de vida Cariño, ¿no crees que eso sería genial? 

—Ya te dije que no me presiones omega, jamás me puse a pensar que mi niña compartirá su vida con un alfa... —Habló demasiado bajo, haciendo reír a su esposa. 

—Ya va siendo hora cariño, ¿no lo crees?

—¿De qué rayos estás hablando Kim Mina? ¡Ella es muy pequeña para ti! —Exclamó una alfa muy exaltada, después de oír las palabras torpes de la antes nombrada.

—Unnie, yo... No es lo que quise... —Tragó cuando la rubia se vio demasiado molesta para conversar. 

—Espera Jeongyeon, por favor, ¡Escúchala! —Comentó Nayeon a aquella alfa rugiente que iba y regresaba por la sala. 

Una avergonzada Mina mantenía la cabeza baja y el dúo de olores fuertes que evidenciaba la tensión del momento, comenzaba a marear a Nayeon.

—¿Escuchar qué? ¿Acaso piensas cortejarla? —Cuestionó la rubia con evidente sarcasmo. Nayeon temió al notar la incomodidad de Mina, quien se sintió bastante ofendida.

—¡No! Yo no pienso ese tipo de cosas con Chaeng, la cuido y la protejo porque... —Tragó con tremulidad al ver los ojos rojos de la alfa sobre ella, en cada palabra que emitía —Porque no puedo evitarlo, ella es mi.... ella es mi omega. —Terminó con más ímpetu y esta vez alzó la mirada para enfrentar a su mayor.

—¡¿Tu qué?! —Exclamó Jeongyeon con la voz en alto. Jeongyeon avanzó contra Mina y Nayeon la detuvo al instante —¿Tu quieres que acabe contigo niña o cual es tu maldito problema? —Gruñó intentando contener su furia.

—¡Yoo Jeongyeon! —Exclamó Nayeon haciendo estremecer y llamando la atención de las alfas en la habitación. Al parecer ambas eran sensibles a la omega de Nayeon.

—Oh Luna, lo siento, lo siento yo... es que... —La rubia se obligó a detener su lado animal y bufó intentando no ahorcar a la joven alfa frente a ella. —¿Cuándo lo descubriste? —Cuestionó, pero Mina no respondió. —¡Responde! —Insistió haciendo remover a la alfa y a la omega, ambas intimidadas por la alfa mayor. Nayeon se sentía muy molesta.

—Hace algún tiempo, ella-ella... —Tragó y se tomó las manos intentando dejar de sentirse tan intimidada. Nayeon miró a su alfa con furor.

—¡Alfa deja de intimidarla! —Le reclamó Nayeon molesta y Jeongyeon respiró nuevamente antes de cumplir la orden de su omega.

—Ella se besó con un tonto chico en la escuela. Yo no lo sabía, no puedo imaginar lo que hace Chaeng todo el tiempo, solo me los encontré por casualidad, pero mi loba enloqueció con la situación y llamó a la loba de Chaeng, y ella solo, vino a mi... —Habló con la voz ronca. Jeongyeon y Nayeon le miraban con incredulidad y asombro. 

—Vaya... —Musitaron ambas adultas al oír a la joven. 

El aroma de la joven alfa se había intensificado tan dulce ante los recuerdos y Nayeon supo que nada podía desmentirla, cuando era su alfa quien hablaba por ella.

—Yo la amo —Musitó sin dudar y Jeongyeon la buscó nuevamente con su mirada pesada —Pero no quiero hacerle daño. Pronto me iré a la universidad en Seúl y la dejaré madurar, estaré lejos de aquí unnie, no la buscaré, lo prometo. —Habló con tremenda tristeza hasta en su voz y se inclinó en una reverencia ante la alfa.  

Nayeon, quien podía oler la tristeza de su hija, le dió un codazo a su alfa, esperando que cambiará de parecer. La misma asintió aún asombrada pues, ahora el razonamiento había llegado a ella, aunque su loba siguiera igual de molesta, debía recordar que Mina no era cualquiera chica, era una niña que ella había visto crecer y a la cual adoraba al igual que a sus otras hijas. 

—Oye, no lo cambies, soy tu madre también y desde que tu estas aquí, he querido lo mejor para todas por igual. —Musitó la alfa, intentando dar unos pasos frente a ella. Sabía que en un duelo entre alfas, había que tener mucho cuidado con reacciones inesperadas. Toda duda se fue cuando Mina dió un largo suspiro antes de alzar la cabeza. 

—No quiero hacerle daño a nadie. —Insistió con demasiada rigidez y Jeongyeon supo que era su culpa.

—Lo siento Mina, me alteró un poco la información, pero se que jamás le harías daño a nadie, yo confió en ti. —Murmuró dando unos pasos más frente a ella. 

—Yo la amo... —Susurró con la voz mermada y Jeongyeon se apresuró a tomarla en un abrazo fuerte, una vez la chiquilla la miró con sus ojos húmedos.

—Lo sé, puedo sentirlo y sé que ella también lo siente... —admitió la alfa, sabiendo que, aunque quisiera, no podría detenerlas.

—Mi alfa solo quiere cuidarla, nada más... —Susurró contra su hombro y Jeongyeon supo que la entendía pues, era inevitable. 

—Qué paradoja que es la vida. Tu madre te une a mi y yo te uno a Chaeyoung... ¿puedes creerlo? —Habló hacia su omega quien alzó los hombros con una sonrisa alegre. Estaba muy tranquila ahora que ambas estaban de acuerdo, otra vez. 

—La luna lo quiso así... —Señaló Nayeon sonriendo con alegría, una vez Jeongyeon le dedicó palabras de compresión a su hija mayor.

Back* 

Durante ese fin de semana, Mina le demostró a Jeongyeon que era una chica sin intenciones, que respetaba y quería a Chaeyoung.

Pero también fue muy evidente que la inocente loba de Chaeyoung aún no estaba lista para notar esas cosas, pero que aún así, la joven alfa admitió que ella esperaría hasta que la omega de Chaeng reconociera su lazo con su loba. Lo que más le impresionó a Nayeon y en especial a Jeongyeon fue que Mina quisiera estudiar leyes y ser una gran abogado litigante en beneficio de las personas de escasos recursos económicos, aquella determinación lejana al baile dejó a la alfa más que asombrada. 

Nayeon y Jeongyeon también aprovecharon el fin de semana para informarles a sus hijas que su madre estaba embarazada otra vez. Noticia que las alegró mucho, pero esta vez decidieron que fuera una sorpresa el sexo del bebé. 

Ya habían pasado siete meses desde que Jeongyeon había aceptado la amistad especial de Chaeng y Mina. 

La pequeña omega solo había querido para su aniversario número dieciséis una pequeña fiesta en pijamas. Aunque Nayeon, que estaba a punto de dar a luz, quiso aunque sea hacerle una fiesta sorpresa en la espera de su regreso de clases, y en conjunto con Mina, organizaron un linda fiesta sorpresa para la omega, en su casa con sus amiguillas que irían a la pijamada, sus abuelos, sus tías Jihyo y Sejeong, sus primos y hasta a los padres de Momo, quienes habían viajado especialmente para el cumpleaños de su nieta. 

Todo había sido genial, pero algo había cambiado desde que la joven omega había alcanzado la adolescencia con tanto fulgor pues, ella cumplía dieciséis pero su amiga especial Mina ya casi tenía dieciocho. Todo en ellas había cambiado descomunalmente, y Chaeyoung fue consciente de que algo en su omega se alertó al notar que aquella hermosa alfa quien siempre estaba para ella, que la cuidaba, acompañada y consolaba, significaba muchísimo más de lo que ella sabía admitir. 

—¿Qué sucede Chaenguie? ¿Algo no te gustó? ¿Quieres que le diga a mamá que...

El espacio en la cocina se quedó en silencio. Dos pares de aromas se intensificaron en toda la sala, dos cuerpos se estremecieron por completo y dos lobas se percibieron como una, por primera vez. 

—Alfa... —Musitó la joven Chaeng, cuando se apartó de los labios de la alfa quien le miró con los ojos muy abiertos y los músculos de todo el cuerpo estremecidos por completo.

—Chaeyoung, yo-yo... —Jadeó con la boca entreabierta. 

—Se que te irás muy pronto a la universidad en Seúl, pero... —Jadeó con los ojos cargados de lágrimas —Yo te esperaré.

—Oh Chaeng... —Murmuró ronca antes de volver a unir sus labios con los de ella. Suaves, sin mucha actividad, solo un apretón de labios dulce, como una mera caricia que prometía un futuro lleno y emocionante. 

Poco antes de que aquello pudiera revelar más de lo que deseaban, un escandaloso revuelo llegó desde la sala en donde festejaban a Chaeyoung. 

Jeongyeon, al notar que Nayeon pegó un pequeño grito de incomodidad, sobándose su panza, se apresuró a llegar a su lado. 

—Cariño, ¿te sientes bien? Te veo algo pálida... 

—Alfa tu no necesitas que te diga que es lo que sucede, estos niños ya quieren nacer... 

—Sh, sh, recuerda que las chicas no saben que son dos. ¿Tomaste el tiempo entre las contracciones? 

—Están cada quince minutos... pero —Se quejó presionando su mano. 

—Con esa, ya va por menos de cinco minutos. Déjame avisarle a Jihyo y a mi madre que nos vamos.

—Ya está por terminar la fiesta, podemos esperar un poco más... —La omega jadeó y Jeongyeon la miró como si estuviera demente. 

—Olvídalo, omega ¿Estás loca? Esos cachorros ya no piensan esperar por nadie, tenemos que salir ya. Estoy segura que Chaeyoung no querría mejor regalo de cumpleaños.

Y así fue, tan pronto como Jeongyeon alertó de la situación a su familia, ellos se emocionaron e inmediatamente estuvieron de acuerdo de hacerse cargo de las niñas. Mina sin embargo se encargó de conducir por sus madres quienes no se veían muy aptas para manejar, esta vez, ninguna de las dos.  

Tan pronto como las chicas se enteraron que "el bebé" estaba por llegar, decidieron ir al hospital como finalizaron la fiesta, la cual terminó cuando supieron que Nayeon estaba a punto de dar a luz, irremediablemente. 

Todos los familiares, tanto de Nayeon como de Jeongyeon estaban en la sala de espera, que no aguantaron estar más tiempo en la fiesta y se fueron directo a la clínica en espera de buenas noticias.

Tres horas más tarde, Jeongyeon salió muy emocionada a comentar que todo había salido genial, pues había sido una cirugía esta vez y reveló que se trataba de un pequeño y una pequeña niña, escandalizando a todos de emoción. 

Todos se alegraron ante la gran noticia que fue el nacimiento de los mellizos. La más alegre sin duda alguna era Chaeyoung. Primero porque fue el mejor regalo que recibió y segundo porque el nacimiento de sus hermanitos le haría extrañar menos a Mina en su pronta ausencia. 

Varios años habían pasado, diez para ser más exactos, desde el nacimiento de los mellizos. 

Mina había logrado su sueño de graduarse de la universidad con honores. Actualmente trabajaba en la firma de Jeongyeon y tanto ella como Mina siempre estaban comprometidas en ayudar a personas de escasos recursos, en favor de la justicia social. 

Hacía un mes, Mina se decidió a comprometerse con Chaeyoung, quien había buscado de su lazo desde el primer instante que la alfa regresó de la universidad, y decidieron contraer matrimonio seis meses después, para el cumpleaños número veintiséis de la omega y los diez de los mellizos. 

Chaeyoung estudió Comunicaciones y Relaciones Públicas, por lo que manejaba la carrera artística de su joven hermana Dahyun, quien ya era bailarina y coreógrafa profesional aunque aún fuera una simple trainee.

Dahyun, por su parte, estaba en su último año de preparatoria. Siempre que podía y que su entrenamiento se lo permitía, regresaba a casa para pasar tiempo en familia, debido a que a su corta edad ya era una joven profesional y un orgullo para sus madres. Aún era muy joven para enamorarse, pero se había convertido en una joven alfa de intenso y fresco aroma a pino que era atractivo para muchos omegas de su edad, por lo que se pasaban aconsejando a la joven, que ya contaba con diecisiete años y que prometía ser una famosa idol algún día.

Tzuyu estaba en su difícil etapa de la pre adolescencia. Su deporte preferido era el handball, en donde se destacaba bastante bien. Su sueño era viajar por el mundo. Siempre estaba al pendiente de sus hermanas mayores aunque su debilidad eran sus hermanos menores. Algo en sus madres les decía, que se convertiría en alfa, por su intenso a impregnante aroma a canela. 

Ryujinnie y Hyunjinnie (Ryujin y Hyunjin), como les llamaban sus madres, eran dos pequeños torbellinos de energía y alegría. Se la pasaban haciendo bromas a sus maestras y amistades, quienes enloquecían con sus ingeniosas bromas con las que se divertían mucho. Bromas que ya era imposible hacerles a sus madres y hermanas pues, estas los conocían a la perfección, solo una pequeña característica los diferían mucho, pues Hyunjin solía ser más tranquilo que su hermana Ryujin.  

Aún no habían soñado que querían ser cuando grandes, aunque Ryu, la mayor por exactamente ocho minutos, le gustaba la música y las artes plásticas evidentemente. Por su parte Hyun era el que siempre ayudaba a su madre en la cocina y le encantaba hacer y crear postres, por los que sus madres no dudaban que fuera chef algún día. 

Nayeon y Jeongyeon habían logrado su sueño, estaban muy felices de tener una familia grande. Seguían igual de enamoradas, tenían seguido sus citas nocturnas y sus esporádicas escapadas románticas en la bahía. Su amor crecía día a día con detalles de parte de ambas y se sorprendían frecuentemente lo que hacía cada una por avivar la llama de su gran amor.  

—Oye omega... —preguntó una rubia alfa, a la tendida omega sobre el espacio en donde le gustaba refugiarse, sobre su pecho. 

—Dime alfa... —Habló sin levantar la cabeza, aunque empinando la nariz para poder sentir ese intenso aroma fresco y delicioso. 

—¿Puedo pedirte una última cosa, antes de irnos a dormir? —preguntó cuando buscó su rostro para que le mirase a los ojos. Nayeon asintió plantando un suave beso sobre su clavícula. 

—Claro que sí cariño, dime.

—Di que me amas, omega. 

—Solo si recuerdas quién lo dijo primero, Abogada Yoo... —Musitó sonriéndole de lado. Jeongyeon se rió ante esa sonrisa coqueta y asintió de inmediato. 

—Tu. —Murmuró una respuesta. 

—Te amo mi amor. —Musitó abrazándose a ese cálido cuerpo que la recibía y que hacía a su loba brincar de emoción. 

—Y yo te amo a ti, mi hermosa omega destinada. —Respondió contra su cabello y una interminable expresión de alegría. 

Si de algo estaban seguras, era del orgullo tan grande que sentían por cada uno de sus seis hijos y de las tantas satisfacciones que a diario les brindaban, y que todo fuera provocado por aquel instante en el que una omega decidió decir "Te amo" por primera vez, sin temor a lo que les deparaba el futuro, pues estaban seguras que el acuerdo que habían aceptado al principio de su relación, se había transformado en uno donde la única y más importante cláusula que incluía dicho acuerdo, era amarse todos y cada uno de sus días.

 𝓕𝓲𝓷.

Oye tu, no sabes cuanto batallé por editar y publicar esta historia. Pero era mucho que editar, más de lo que imaginas pues, agregué muchísimas cosas en ella y mis intentos de smuts, vaya ni hablar de eso. 

En fin, no creas que fue sencillo y que sólo debía cambiar nombres y características porque no fue así, era mucho más que eso, y sí, me estoy justificando porque ya sabes, debería haberla acabado muchísimo antes. 

Pero bueno, al fin llegué al tan esperado final y me alegro muchísimo de haberlo logrado. 

Gracias por seguir hasta aquí, leerla, aceptarla y disfrutarla junto a mi. Te quiero mucho, tu JazUnnie🌻

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