𝘁𝗵𝗶𝗿𝘁𝗲𝗲𝗻.
Cher no podía creer su suerte, en serio no podía creerlo.
Cruzarse a Percy Jackson fue una cosa, pero ¿Tener que atenderlo? Esa era otra.
No podía entender como su mala suerte había empeorado tanto. No, si podía entender. Desde que se volvió a encontrar con Percy, todo en su vida empeoró.
Tonto, Jackson.
Apenas lo vio entrar no dudo en ir a esconderse en el baño del personal. A ver, ella no era alguien que se escondía de las personas, pero ahora no quería enfrentarlo.
Se sentía tan patética.
Ahí, escondida en un baño con miedo de tener que enfrentar al chico que en un pasado le llegó a gustar. Ella no era así, ella no se escondía, solo... No quería sentir la ansiedad que significaba tener que hablar con él.
Se sobresaltó al sentir como tocaban la puerta.
—¿Cher? ¿Ya vas a salir? Hay clientes, además quiero entrar.
Era Marcus.
Era uno de sus compañeros en su nuevo trabajo. Intentando pasar el mejor tiempo posible con cualquier persona qué intentará averiguar por qué se comportaba de manera tan rara—culpa de Percy—. Hace una semana empezó a trabajar en una nueva cafetería como mesera. El lugar era lindo, aún que había días que se llenaba bastante. Había costado hacer que sus padres aceptaran pero no fue tan difícil.
Suspiró y abrió la puerta encontrándose a Marcus, un chico moreno con un ondulado cabello, con su mano levantada, como si estuviera apunto de volver a tocar la puerta.
—Pasa.
Siguió su camino acomodando su uniforme sintiendo sus manos sudar. Al menos podría fingir que no lo vio y atender alguna otra mesa.
—Heart, ve a la mesa cinco.
Odiaba su suerte.
Empezó a caminar hacia allí. Ahí estaba él junto a una despampanada peliblanca, ambos parecían hablar sobre algo mientras ella se reía como si genuinamente le causara gracia las idioteces que él decía.
Cuando llego frente a ellos la reconoció. Era la chica, Olympe, que busco a Percy ese día.
Sus recuerdo vienen en flashback y ecos, se decía a ella misma que es hora de superarlo, pero olvidarse de él era imposible si cuando todavía lo veía todo en su cabeza.
Pudo ver como Percy la miró completamente sorprendido y con los colores yéndose de su rostro. En cambio, la chica la miraba como si la recordara vagamente.
—Cher—dijo Percy con la voz como si le hubiera costado decir su nombre.
Ella carraspeó antes de hablar, centrando su mirada en la peliblanca.
—¿Ya saben lo que van a ordenar?
—Yo quiero un espresso con unas tostadas, por favor. ¿Tú, Pers?
Cher se removió en su lugar.
—Eh... Si, lo mismo que ella—dijo sin mirar a Cher fijamente.
—Está bien, yo... En un momento les traigo su pedido.
•••
Percy no podía creer su suerte.
Cuando quedaron con Olympe a salir a tomar un café—aprovechando que ella estaba ahí por la gira de su padre—, no esperaba que fuera la mismísima Cher quien los atendiera.
Casi se infartó cuando la vio.
Estaba hermosa, como siempre.
Su cabello estaba un poco más largo y se le notaba la raíz castaña en todo su cabello morado. El uniforme de una falda negra y una camisa bordo le sentaba de maravilla.
—Si la sigues mirando se va a desgastar—despabiló cuando su amiga chasqueó sus dedos frente a él—. ¿Esa no es la mortal?
—Se llama Cher.
—Lo que sea, Perseus—lo miró seriamente—. Debes olvidarla, es una mortal.
—¿Y eso que tiene?
—De por si es arriesgado que una mortal sepa sobre nosotros, no puedes seguir relacionándote con ella.
—Claro que puedo—Percy sentía como empezaba a alterarse. La idea de seguir lejos de Cher lo alteraba.
—Pero ¿acaso ella quiere?
Quedaron en un tenso silencio mirándose. Percy en el fondo sabía que Olympe, en cierta parte, tenía razón, pero no podía aceptar alejarse de Cher.
Su pedido llego y con ello, una incómoda Cher.
—Aquí tienen, que lo disfruten.
—¡Espera!
—Percy, no...
Cher se quedó estática mirando la mano de Percy en su muñeca.
—¿Luego podríamos hablar?—Percy la miró con sus oceanicos ojos centellando ante la esperanza de poder hablar con ella—. Por favor.
Cher lo dudo, mucho.
—Mi turno termina en una hora.
Y se alejó, sintiendo su estómago retorcerse.
—Percy, ¿qué parte de "debes olvidarla" no entendiste?
—Solo quiero hablar con ella.
Olympe decidió no decir nada y solo disfrutar de su comida, sin aprobar la decisión de su amigo.
•••
Cher mientras caminaba hacia la mesa donde se encontraba Percy—completamente solo—, estaba replanteándose la idea de irse sin mirar atrás y antes de que pudiera hacerlo, ya estaba parada frente a él.
Empezaron a caminar cuando salieron del café. Ninguno pronunciaba palabra. Para Cher, era durísimo estar junto a él, junto a la persona que llegó a significar tanto para ella en tan poco tiempo.
—¿Y bien? ¿Qué quieres?
—Yo... Lo siento, Cheryl, de verdad que lo hago. Sé que mis disculpas nunca serán suficientes por todo el daño que te hice, pero prometo que lo remediare todo. Sé que mentirte estuvo mal, pero en serio quiero arreglarlo.
Cher se detuvo y lo miró.
—Me rompiste el corazón y me dolió, mucho. Pero ya estoy rehaciendo mi vida, tengo un novio que me ama y no me miente, voy a un nuevo colegio y tengo amigos asombrosos—tomó un respiro mientras miraba hacia otro lado sintiendo las lágrimas llenar sus ojos—. Tu deberías hacer lo mismo, olvidarme y seguir con tu espectacular vida de dioses y magia o lo que sea.
Intentar olvidarlo fue como intentar conocer a alguien nunca habías visto antes.
—Cher... Yo solo quiero volver a ser tu amigo. Mi vida no es espectacular, es toda una catástrofe y cada día empeora, te pido, por favor que me des una oportunidad de remediar todo lo que hice mal—Cher vio con asombro como las lágrimas bajaban por las mejillas de Percy, como si realmente le doliera estar lejos de ella—. Por favor, si es necesario me arrodillaré ante ti.
Cher no dijo nada y tan solo estuvo apunto de darse la vuelta, cuando escuchó el ruido de algo chocar contra el pavimento.
Percy estaba arrodillado ante ella con el rostro lleno de lágrimas.
Sintió como el aire se le escapaba de los pulmones, sin poder creer lo que sus ojos presenciaban.
—Por favor...
the author's notes
se les cayo la bombacha?
JIJIJI
no me digan q no aman cuando el prota le ruega a la chica de rodillas en serio
xoxo
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