extra
Cuando Hwanwoong despertó con un dolor de cabeza infernal, en una cama que no era la suya, desnudo y con un mareo y dolor de cuerpo soportablemente placentero. Supo que esa noche había sido una de las mejores de su vida.
Soltó un quejido al sentir su garganta arder, tan rasposa que le dolía hasta para tragar. E incorporándose lo más suavemente posible en la cama, soltando pequeños soniditos ante el dolor en su culo y caderas, jadeó sorprendido cuando la tela de la sábana que cubría su pecho cayó, revelando una gran cantidad de hematomas y chupetones tanto morados como rojos, cruzando su pecho y marcándolo como un lienzo en blanco. Se fijó en sus palmas, estas ardían, y Hwanwoong notó pequeñas mordiditas en sus dedos y como en sus palmas habían marcas de media luna, intuyendo que fueron sus propias uñas las que se enterraron en su carne.
Levantando la sábana que cubría sus piernas, vio quizás muchos más chupetones que en su pecho, cruzando sus muslos de lado a lado, entre sus piernas, viajando por su pelvis y podía jurar que igualmente tenía por la parte trasera de estos mismos.
Miro la habitación donde se encontraba, era del tal Youngjo, ese que le había hecho ver las estrellas y llorar de satisfacción y placer como en toda su vida lo había hecho. Una habitación pulcra y minimalista, de colores grises y negros. La cama era bastante grande para ser del chico solamente. Tenía un escritorio con una computadora fija gigante, y un montón de papeles ordenados suavemente en la orilla junto con un montón de lápices. Hwanwoong pudo reconocer un póster mediano de Fall Out Boy al lado de estanterías llenas de libros y pinturas.
Realmente él intentó mirar más, pero se movió un poco y un tirón en la mayoria de su cuerpo le hizo soltar un jadeo extasiado.
Hwanwoong estaba seguro de que no se había drogado, que no había fumado mota y que definitivamente no había bebido tanto, pero tenía un dolor de cabeza tan impresionante y el cuerpo tan hecho mierda, que si no fuese porque recordaba absolutamente todo, él realmente hubiese pensado que casi cae en un coma etílico.
Volvió a recordar todo lo que pasó anoche. Él fue solo a una discoteca, queriendo festejar el último fin de semana antes de entrar a su próximo año universitario y Dongju no había querido acompañarle por hacer no sabe que cosa con su hermano Dongmyeon.
No se hizo problema, se enfundó en los mejores pantalones que tenía y con el buen humor que se le había pegado, con dos cervezas ya estaba bailando en la pista, con la lata en mano y buscando a alguien lo suficientemente lindo como para pasar la noche. Habían un par de chicas que no le quitaban la mirada de encima, pero el realmente no tenía la cabeza como para estar con alguien del sexo contrario. Le gustaba ser sodomizado, extasiado y mimado a la hora de intimar, tal vez jugar un poco con los azotes y la brusquedad, pero realmente no había encontrado a nadie que cumpliese con sus espectativas, y no quería tener sexo vainilla esa noche, quería algo brusco, duro, fuerte, y eso no lo pillaría en una chica.
De reojo, y entre el tumulto, vió a dos metros de él a quizas, era el chico más guapo y real que había conocido en sus pudridos 19 años. De una rápida mirada pudo ver la mata de pelo azabache y la piel blanca, alto, tan alto como para poder recostar su cabeza en el hombro, y de hombros tan anchos y brazos gruesos enfundados en una chaqueta de cuero ajustada que le sentaba como un guante.
Si, Hwanwoong definitivamente había encontrado al chico de esta noche. Estaba bebiendo algo de un vaso y soltando un par de risotadas mientras bailaba con otro chico que Hwanwoong identificó enseguida como un amigo y no un ligue. Y sonrió para sus adentros, porque solo bastaron un par de segundos escaneando al guapo chico azabache para que sus ojos se cruzacen. Hwanwoong se perdió en esos ojos, algo caidos y redondos, oscuros, tan oscuros y profundos. Y en esa media sonrisa que ahora mismo el chico tenía hacia su dirección.
Hwanwoong le sonrió de lado, tomando otro sorbo de cerveza y guiñándole un ojo coquetamente antes de volver a moverse con la fuerte canción que retumbaba en sus oidos. Consciente pero disimuladamente se acercó un poco a donde el azabache se encontraba, volviendo a estar en su mundo y con la esperanza de que el guapo chico aceptara su sutil invitación, o que al menos la haya captado.
No pasó demasiado, Hwanwoong no tenía noción del tiempo para esas cosas, pero suponía que había pasado media canción cuando se encontró con el chico de frente, mirándole como un trozo de carne y con una sonrisa socarrona que encendió a Hwanwoong, comenzando a bailar con él aún sin siquiera tocarse.
Sonrió triunfante, festejando para sus adentros y dándole un último sorbo a su lata de cerveza antes de concentrarse completamente en el chico. La piel blanca contrastaba estupendamente bien contra el cuero de esa apretada chaqueta y esos pantalones ceñidos. El chico olía a marihuana y alcohol junto con colonia, y Hwanwoong jamás pensó que amaría tanto esa combinación
Tal vez el chico le engatusó de inmediato, pero de un momento a otro él ya se encontraba estampado en una de las paredes de la discoteca, comiéndole la boca al tal Youngjo que le tenía acorralado y succionaba su lengua como si fuese el dulce más apetitoso. Hwanwoong había gemido al sentir una de sus piernas ser sujetada por detrás de su rodilla, y como Youngjo la sostenía en alto mientras que su otra mano se escabullía a su trasero para comenzar a amasarlo.
Y bueno, Hwanwoong no había perdido el tiempo, y había sido tan travieso como para adentrar su mano en los pantalones ajustados del azabache y agarrar su pene semiduro. Logrando sacar un profundo y grave gemido que le erizó los pelos de la nuca.
No sabe como, tampoco le interesa, llegaron a donde ahora mismo estaba, el departamento del mayor. Con la ropa a medias y besándose tan bruscamente que Hwanwoong podía sentir una pequeña estelita de saliva caer por su mandibula hacia su cuello.
El azabache le había estampado en la pared más cercana que encontró, sacándose su camiseta para dejar el duro y algo marcado abdomen que Hwanwoong logró apreciar en medio de la nebulosa de excitación donde se encontraba, y Hwanwoong, al simplemente recordar ese abdomen ahora mismo, tenía unas ganas de pasar su lengua por allí.
Luego de aquello, Youngjo le había casi rasgado los pantalones y se había metido profundamente en él, casi sin preparación, mientras le sostenía las piernas y empujaba contra la pared. Hwanwoong aún sentía el ardor rasgarle las paredes, en un movimiento tan fuerte y delicioso que gritó sin detenerse ningún momento.
No recordaba cuanto tiempo estuvieron en esa posición, pero luego Youngjo le habia arrojado en la cama en donde estaba ahora y había vuelto a embestirle, aún con el semen de la primera ronda en su interior. Esa segunda vez, Youngjo se había encargado de presionar en la piel de sus piernas y estómago, dejando contusiones pequeñas en formas de dedos mientras se inclinaba a marcarle el pecho. Hwanwoong sentía la garganta arder, y lo atribuyó a que luego de aquello, y sin correrse aún por segunda vez, Youngjo había salido de su interior y le había ordenado que se colocara en sus rodillas, antes de hundir su grueso pene en la pequeña boca de Hwanwoong, mientras su pesada mano le sujetaba la mandíbula con fuerza.
Hwanwoong había chupado, succionado y lamido cada parte con devoción, casi ahogándose y con náuseas invadiendole por la incapacidad de respirar normalmente al sentir los dedos de Youngjo presionando su mandibula.
Youngjo se había corrido por segunda vez en toda su cara. Una corrida tan abundante que pequeñas gotas quedaron en su cabello rubio y otras se fueron perdiendo por su cuello hasta su pecho.
Y no, la noche no había parado allí. Ya que mientras Hwanwoong intentaba recuperarse un poco, Youngjo había atacado a mordiscos y chupones sus gruesos muslos y su irritada entrada a lametones. Y para cuando Hwanwoong pudo sentir sus piernas y sujetarse con sus brazos. Youngjo no había dudado en girarle y dejarlo en sus rodillas con el pecho estampado en sus sábanas, para volver a enterrarse en el pequeño agujerito que le recibió gustoso al igual que Hwanwoong, quien comenzó a llorar y a gemir fuerte, sin llegar al límite de gritar.
Y por último, había terminado siendo golpeado y humillado -cosa que, jamás había intentado, pero le había fascinado- y sentado en el pene de Youngjo mientras flojamente se embestía, con demasiada sensibilidad que lágrimas abundantes corrían por sus rojas mejillas, hasta finalmente correrse en su pecho y sentir su interior nuevamente llenado por el semen de Youngjo.
Sin poder evitarlo, y solamente al recordar todo lo de anoche, soltó un gemido que lo sacó de sus recuerdos, al igual que una pequeña gotita caía en el dorso de su mano, demostrando que, definitivamente, estaba llorando.
Se seguía sintiendo tan lleno, tan complacido, con sus músculos estirándose dolorosamente en una quemadura y sintiendo las contusiones recorriendo su cuerpo. Estaba temblando, sus piernas y brazos temblaban como si estuviese muriendose de hipotermia, pero él sentía tanto calor y satisfacción que no le importaba, y tampoco seguir llorando como un bebé. Era la primera vez que alguno de sus polvos cumplia sus espectativas -y mucho más-.
Sintió la puerta de la habitación abrirse con un pequeño chirrido, y como una mata oscura de cabello mojado y goteante hacía presencia en la habitación, al igual que ese mismo abdomen que tanto quería comerse al descubierto, pero lastimosamente para él, aquel pene y esas piernas musculosas enfundadas en un buzo negro. Youngjo entró a su habitación con una toalla colgada en su hombro, el chico enseguida reparó en su presencia, arqueando una ceja al verle llorar.
"Haz despertado", pronunció, con una voz algo gruesa que hizo a Hwanwoong temblar en su lugar. Y vió al gigante chico caminar cautelosamente hacia él, sentándose a su lado en la cama y mirándole con algo que Hwanwoong no pudo descifrar, "¿Te hice daño, fui muy brusco?", preguntó cautelosamente.
¿Él estaba preocupado?
Hwanwoong no supo qué decir, su estómago calentándose al ver que el chico si estaba preocupado por haberle hecho daño anoche. Hwanwoong hubiese pensado que alguien como Youngjo se reiría o no le tomaría importancia, si en todo caso, ellos se habían conocido hace menos de 24 horas.
Hwanwoong negó con la cabeza suavemente, moviéndose al sentir mareos y dolor de cabeza, pero gimiendo en el proceso sin poder evitarlo al sentir un tirón en su ano, y lo que intuyó que era semen, seguir saliendo de allí mismo.
Cuando volvió a enfocar su vista en Youngjo, el chico tenía una sonrisa de suficiencia en el rostro. Y Hwanwoong no pudo evitar ver el bicep del chico, marcado y duro, que se notaba aún más fuerte ahora que Youngjo recargaba su peso en aquel mismo brazo.
"Ya veo...", habló el pelinegro sin dejar esa sonrisa socarrona, y escaneando el desnudo cuerpo de Hwanwoong aún cubierto por las sábanas.
De pronto, Hwanwoong volvió a verse recostado en el colchón, soltando un chillido por la sensación de estiramiento en el cuerpo y viendo el grueso y gigante cuerpo de Youngjo sobre el suyo, atrapándole entre esos brazos que anoche le sostuvieron, apretaron y amasaron la piel con tanta devoción. Youngjo le miró con hambre, le escaneó por completo, y Hwanwoong se sintió algo avergonzado al pensar de que se debía ver terrible. Cabello desordenado y sucio, ojos cansados, mal aliento y tan torcido como una rama de árbol. Pero Youngjo le seguía viendo, siendo tan transparente que Hwanwoong sabía que le iba a comer la boca en cualquier momento.
"Te gustó ayer, ¿ah?¿Es eso, cosita?", preguntó burlón, y Hwanwoong tragó saliva nervioso, asintiendo suave y casi imperceptiblemente y suspirando al sentir suaves caricias de esas manos en su cadera, "Te gustó tanto como te llené anoche, como te marqué, como recorrí tu cuerpo perfecto... Y lloras porque te encantó", afirmó, soltando pequeñas risitas, y tan cercano a su rostro que rozó sus narices. Hwanwoong aspiró el cálido aire que Youngjo emitía, sintiendose ahogado en un mar de emociones que le hacía flotar. Aquella mano subió por su pecho, acariciando con sus dedos toda parte donde pasara mientras ambos se ahogaban contra la respiración del otro, para finalmente Youngjo enredar sus dedos en el cabello de Hwanwoong y acariciar suavemente.
Una alarma resonó por la habitación, sobresaltando a Hwanwoong con el molesto sonido chirriante que ahora mismo latía en sus tímpanos. Y observó a Youngjo levantarse y separarse de él con un suspiro hacia el teléfono que estaba en el pulcro escritorio. Hwanwoong vió la firme y formada espalda de Youngjo, haciendo una mueca al ver pequeños rasguños y marcas de media luna cercano a sus hombros, pero a la vez disfrutando del maravilloso cuerpo del chico.
Youngjo se giró al apagar aquel molesto sonido, apoyándose con sus manos en el escritorio y volviendo a escanear a la lejanía. Hwanwoong no sabía que decir, aparte de dolerle la garganta, seguía sintiendo aquel nudo en la garganta y su cabeza estaba tan perdida que pensar se le hacía agotador.
"Hwanwoong", habló, con esa suave voz que tanto le llamó ayer, tan cargada y sexy que le daban corrientes eléctricas al escucharla, y más si decían su nombre. Miró al pelinegro con ojos anhelantes, deseaba tanto mordisquear esos labios y tironear de ese oscuro cabello. Y el otro, como si supiese exactamente lo que el pelilila necesitaba, se acercó a paso rápido hacia la cama nuevtamente, tomando el rostro de Hwanwoong con sus manos y quitando las absurdas lágrimas que aún recorrían sus ojos, para luego estampar sus labios con brusquedad, en un beso que enseguida inició tan abrumador y brusco que Hwanwoong tuvo que aspirar aire cuando Youngjo le mordisqueó el labio inferior, un aire cargado al pelinegro, denso, con un olor profundo que más que aliviar a Hwanwoong, lo dejó en una nebulosa de feromonas. El mayor se inclinó sobre él, volviendo a acorralarlo mientras apoyaba una de sus rodillas en la cama y adentraba su lengua a la caliente boca de Hwanwoong, recorriéndola. Se separaron un par de milisegundos, antes de que Youngjo volviese a encaramarse contra la boca de Hwanwoong, sediento y hambriento por ese par de labios mordisqueados por él mismo. Y Hwanwoong solo pudo gemir contra su boca y abrirla al gusto del mayor, jugueteando con la lengua contraria en una batalla llena de saliva. Mordisqueó el labio del mayor, intentando empujarle sobre él con sus flojos y adoloridos brazos, pero para su mala suerte, Youngjo se separó para mirarle con una preciosa sonrisa de ojos entrecerrados, con labios brillantes y una pequeña estela de saliva -que no sabía si era suya o propia- cayendo de sus labios. "Lo siento precioso, pero ya son las 9 de la mañana y tengo que ir a mi universidad a ver unos asuntos". Hwanwoong entrecerró los ojos y puchereó inconscientemente, causándole ternura al pelinegro que se separó antes de lanzarse encima del chico nuevamente, "Puedo ir a dejarte a tu casa, veo que no estás en condiciones de siquiera pararte"
Hwanwoong le miró entrecerrando los ojos, "¿Cómo sabré que no te memorizarás mi dirección y llegarás otro día a secuestrarme?", habló divertido.
Youngjo soltó una risa, un sonido tan alegre que Hwanwoong no pudo evitar reproducirlo una y otra vez luego de que lo haya hecho, "Porque estamos en la misma situación. Estás en mi casa, en mi cama, cuando te vayas, independiente si es conmigo o no, ya sabrás como llegar", Youngjo se encogió de hombros, caminando hacia el armario mientras se revolvía el cabello.
Hwanwoong lo pensó un par de segundos, antes de sonreir y negar con la cabeza, "Solo si me dejas ducharme"
"La ducha es toda tuya, cariño", Youngjo le dijo, colocándose una camiseta básica blanca por encima de la cabeza. "Iré a preparar algo rápido de comer", le avisó luego de acomodarse la camiseta por sobre el estómago, y salió de la habitación silbando alguna canción que Hwanwoong no intentó reconocer.
Hwanwoong suspiró, viendo en un reloj de pared que colgaba sobre el escritorio que efectivamente eran las 9 de la mañana, y que su madre debía estar muy preocupada intentando contactar a Dongju -porque puede que le haya dicho que fue junto a él, y no solo-, así que con el dolor de sus extremidades y alma al tener que dejar esa cómoda cama con el exquisito aroma a Youngjo, se impulsó con un pequeño chillido y una mueca de dolor hacia el costado, volviendo a quedar sentado pero esta vez en la orilla de la cama, con sus piernas marcadas colgando a centímetros del suelo.
Se quedó allí por un par de segundos, con los ojos apretados y aguantando el dolor mientras estiraba la espalda, y moviendose un poquito más hacia la orilla, logró apoyar los pies en el suelo alfombrado.
Suspiró sonoramente, antes de impulsarse nuevamente con sus manos y colocarse de pie temblorosamente. Sus piernas estaban entumecidas y apenas se podía mantener en pie sin que le temblaran las piernas, la quemazón esta vez había sido un poco menos dolorosa, ya se estaba acostumbrado a sus músculos estirándose.
Dio un par de pasos, cuatro para ser exactos, y se encontró con el armario que tenía una de sus puertas abiertas, mostrando un espejo de cuerpo completo que le mostró a Hwanwoong su apariencia.
Hwanwoong se giró lentamente hacia el espejo, reparando en su cuerpo. Su cabello pelilila estaba desordenado por completo, algunos cabellos levantados pero no se veía lo suficientemente mal y su frente no estaba descubierta, tenía un par de mechas pegoteadas y secas, y supuso que era semen seco, tenía el rostro mojado por las lágrimas, y una expresión inconsciente de que había sido follado duro y muy delicioso aquella noche. Su cuerpo era delgado, con una cintura bastante estrecha y abdomen plano, que ahora estaban llenos de chupones violaceos y marcas de dedos y manos algo verdosas, sus pezones duros y erectos por el poco frio que hacía, dolían deliciosamente por tanta estimulación, y aún podía ver la pequeña cicatrización en aquellos donde reposaban sus piercings que se había hecho apenas hace un mes. Y ni hablar de sus piernas, temblorosas, con los muslos llenos de marcas perdiéndose por su ingle y manchitas blancas de semen seco.
Se veía destrozadamente bien, y volvió a escanear su cuerpo una y otra vez, tambaleándose suavemente e intentando encontrar la fuerza para moverse.
No sabe cuanto tiempo pasó allí frente al espejo, admirándose, recordando con cada marca el momento en que Youngjo le había hecho aquello. Hasta que salió de sus propios recuerdos y pensamientos al sentir las pesadas manos de Youngjo dejarse caer en sus caderas, soltó un pequeño chillido del susto, mirando por el espejo el alto cuerpo del pelinegro detrás suyo.
"Mirate de nuevo", volvió a pedir Youngjo, acercándose un poco más al pequeño cuerpo de Hwanwoong y apretando la zona de sus caderas.
Hwanwoong acató, sin entender mucho, "¿Por qué? Solo soy yo", habló quedito, con la voz algo rasposa.
Youngjo sonrió y negó con la cabeza, tirando del cuerpo de Hwanwoong hacia si mismo, quitándole la respiración al menor al sentir una potente erección chocando contra su espalda baja, presionandose de forma caliente y maravillosa en esa zona y logrando sacarle un gemido a Hwanwoong.
"Te ves precioso", susurró en su oido, colocándole los pelos de punta y jadeando al sentir la respiración de Youngjo en su cuello. Entrecerró los ojos, sintiendo pequeños besos en la curvatura de su hombro, derritiendose bajo el toque de Youngjo y sintiendo su pene comenzando a levantarse. "Te ves tan bien, tan jodido, tan marcado por mi"
Hwanwoong se relamió los labios, sintiendo el grueso pene de Youngjo en su espalda y la saliva acumularse en su boca queriendo meterselo a aquella, saborearlo y chuparlo, sentir el escozor de su pequeña garganta y las náuseas con ese glande expandiendo su boca. Youngjo pasó sus grandes manos por la ingle de Hwanwoong, mordisqueando su cuello suavemente.
"¿P-puedo?", preguntó en un susurro, viendo nubladamente con sus ojos aún entrecerrados el espejo con ellos dos de frente.
Youngjo hizo un pequeño recorrido de besos húmedos hasta su oreja, en donde mordió suavemente su lóbulo y volvió a susurrar, "Claro que si"
Con solo aquella indicación, Hwanwoong se dio vuelta, nublado y ansioso, y se dejó caer con sus piernas temblorosas al suelo, arrodillándose con el rostro justo frente al pene de Youngjo, y con un fuerte tirón de su parte, el pantalón de buzo del pelinegro había caido.
Luego de media semana, Hwanwoong se encontraba completamente irritado, con Dongju y Dongmyeon a su lado en uno de los gimnasios del campus de su universidad, en medio de un acto de bienvenida por el nuevo año universitario de la mayoría de las carreras que se cursaban.
Hwanwoong realmente no quería ir, se hubiese quedado en su cama durmiendo todo el día y volviendo a arrepentirse de no pedirle el jodido número de teléfono a Kim Youngjo cuando lo fue a dejar a la puerta de su casa. Pero Dongju lo había convencido cuando le había dicho que el profesor Dong daría un par de puntos extras para su primera evaluación.
Así que allí estaba, enfurruñado, entremedio de gigantes mastodontes que ni le dejaban ver y tan desinteresado y desconectado que quería puro salir de allí para ir a comerse un Subway.
No sabía de qué estaban hablando el director y el instructor en ese momento, por lo poco que entendió, que el centro estudiantil había cambiado de presidente porque el anterior había egresado.
No le tomó demasiada importancia al nombre, ni al chico que estaba subiendo las escaleras en ese momento, si no que estaba mirando sus uñas con poca importancia, insultando cuando se dió cuenta que tenía una sucia y se veía bajo el esmalte blanco. Y algo desesperado por quien sabe qué cosa, se llevó el pulgar de la mano contraria a su boca y chupó suavemente, sin darse cuenta y soltando un pequeño jadeo de satisfacción al tener algo en la boca.
"Oye, me encontré a ese chico en el estacionamiento hoy en la mañana, es muy amable, pero tambien nerd", escuchó a Dongju decirle antes de apuntar al frente.
Hwanwoong, frunciendo el ceño, levantó su vista por sobre las cabezas solo para no ignorar a Dongju, mirando a quien sea que fuera el nuevo presidente.
Hwanwoong dejó de respirar al percatarse de quien era, su dedo cayendo de su boca y con los ojos tan abiertos que Dongju le miró extrañado.
Kim maldito Youngjo, se encontraba con el micrófono, unos malditos lentes redondos que Hwanwoong no había visto jamás, el cabello peinado y sin rulos, y con un absolutamente asqueroso sweater cuello tortuga de color beige con pequeñas lineas café horizontales.
Pero era Youngjo, era el mismisimo Kim Youngjo quien se encontraba adelante, la voz, los ojos, los pómulos y los labios que Hwanwoong había memorizado ese día se encontraban ahora mismo a 10 metros de distancia de donde estaba, tan aburrido, tan nerd y tan diferente a como él lo había conocido.
¿Quién carajos era ese espécimen que estaba allí parado? Ese no podía ser su Youngjo, el chico de rulos y mirada penetrante, de chaqueta de cuero y pantalones ajustados, biceps gruesos y con aliento a cerveza y menta. Ese chico de lentes, pelo liso, sweater, pantalones anchos y mirada amable no era el mismo chico que le había jodido tan duro y llenado tanto hace media semana.
Se heló por completo al escuchar al director decir su nombre, Kim Youngjo, el nuevo presidente del consejo estudiantil.
"Esto debe ser una broma...", susurró Hwanwoong, ignorando los llamados de Dongju y Dongmyeon y viendo los brillantes ojos de Youngjo escanear el lugar. Quizo esconderse como un niño, y se maldijo al no haber llegado más temprano para haber escogido lugares más lejanos al escenario.
Seguía sin poder despegar sus ojos de la imagen que era Youngjo ahora mismo, hasta que los propios ojos del individuo se encontraron con los suyos de forma caótica. Hwanwoong lo notó, por un segundo, Youngjo se había sorprendido al notar su presencia, su mirada oscureciendose en la misma que Hwanwoong había conocido esa noche, pero tan rápido como eso pasó, Youngjo volvió a la faceta de chico correcto que estaba demostrando.
Hwanwoong quería vomitar, quería vomitar cuando escuchó su voz diciendo algo que no procesó, cuando el director volvió a decir su nombre y cuando le vió bajar las escaleras, cruzando sus miradas nuevamente por un segundo antes de que se sentara en la primera fila, dándole la espalda.
Hwanwoong sintió un revuelto en su estómago en los 20 minutos que duró el acto, sin perder de vista aquella nuca, esa misma nuca que había sujetado esa noche inolvidable. Y Dongju le tuvo que sujetar al levantarse por el tremendo mareo al terminar el evento en el gimnasio.
"¡Hwanwoong!¿necesitas que te lleve a la enfermería?", le habló Dongju casi gritándole al oido, ya que el pelilila estaba tan perdido y desconectado que miraba un punto fijo en el suelo.
Levantó su vista hacia los gemelos, quienes le miraban preocupados, y sonrió suavemente mientras negaba con la cabeza y se deshacia del toque de Dongju con cuidado, había perdido de vista a Youngjo y se encontraba perdido. Necesitaba olerlo, tocarlo, necesitaba sentirlo para asegurarse de que ese presidente era su mismo Youngjo, ese quien le había hecho tener una noche en el cielo.
"Tranquilos, estoy bien, iré al baño a mojarme el rostro, ¿si?", volvió a sonreir, y antes de que los gemelos dijeran algo, se dió media vuelta y tragó las náuseas, para salir de aquel lugar lleno de gente hacia el exterior e ir a respirar y tranquilizarse.
Inconscientemente buscó al pelinegro, llevándose el pulgar a la boca en señal de nerviosismo y mirando cada rincón del lugar en busca del alto pelinegro de lentes. Pero había tanta gente aglomerada intentando salir que su misión era casi imposible y él realmente necesitaba respirar y tranquilizarse, o si no se ahogaría en su propia desesperación.
Youngjo no podía ser ese chico, no podía serlo. Youngjo era demandante, posesivo y bruto, con tendencia a vestir poco, rulos, sin lentes y una mirada tan penetrante y sexy, Youngjo no vestía tapándose el cuerpo, no tenía la mirada amable, no hablaba dulcemente como ese chico que se paró adelante.
De pronto, en medio del tumulto de gente, sintió a alguien chocarle con brutalidad hacia atrás, soltó un grito ante aquello, sintiendo unas manos tomarle de los hombros para sostenerle.
"¡Lo siento mucho!"
Hwanwoong parpadeó, encontrándose de pronto con el hermoso rostro de Youngjo frente a él. Enmarcados por esos feos lentes y el cabello liso. Hwanwoong inhaló aire sorprendido, boqueando y escaneando al chico frente a él. Era Youngjo, su Youngjo, Kim Youngjo. Eran sus ojos gatunos y oscuros, ahora bañados en falsa preocupación, era su nariz, eran esos labios rojos y finos, era esa piel tersa, era ese aroma, esa aura dominante.
Hwanwoong se encontraba frente al chico que le había follado como un Dios el otro día, pero se veía tan diferente aunque igual a la vez que Hwanwoong sentía que su cabeza iba a explotar en cualquier momento.
"Te pasé a golpear, discúlpame, no fue mi intención", volvió a escuchar su voz, formando una mueca tan falsa de disculpa. Hwanwoong sabía que Youngjo hizo aquello solamente para encontrarse con él, y lo confirmó cuando escuchó lo siguiente en voz baja: "baños del tercer piso, al fondo, en 10 minutos"
Luego de eso, asintió perdido, antes de que Youngjo se disculpase con un tono gentil de nuevo, y desapareciera entre la gente.
10 minutos después, en un baño solitario, y en un cubículo oscuro al fondo de este mismo, estaba siendo empotrado contra la pared de este mismo, con Youngjo atrapándolo allí y comiendole la boca en un beso demandante y fogoso.
Hwanwoong gimió, eran esos labios, esos mismos labios que le habían dejado marcas que aún no se borraban en lugares recónditos de su cuerpo. Era ese aroma cargado de feromonas, un aroma tan denso y delicioso que Hwanwoong sentía sus pies cosquillear, la piel caliente de sus dedos presionando en su cintura, exactamente en la misma posición que el otro día. Enredó sus brazos por detrás del cuello de Youngjo, apretándose contra este mismo al ser tomado de las piernas y gemir al sentir la fria pared en su espalda. Entrecerró los ojos al sentir sus dientes chocar con los contrarios, las lenguas enredarse y juguetear entre ellas y ambos labios ser mordidos y chupados en una guerra llena de saliva.
"Así que... presidente estudiantil", susurró Hwanwoong, ahogado, contra los labios de Youngjo mientras tomaba aire pesadamente. Sentía el aliento mentolado de Youngjo chocar contra sus mejillas, y su estómago calentarse al sentir la presión de la entrepierna semidura de este mismo chocar en su ingle.
"¿Te impresiona?", Youngjo respondió pesado, atacando a pequeños picos y lamidas los labios de Hwanwoong.
"Claro que me impresi-ah...", Hwanwoong fue interrumpido cuando un pequeño gemido escapó de su boca al sentir a Youngjo bajar sus besos por su cuello y detenerse al mordisquear la zona, suspiró, extasiado, "T-te conocí sin lentes, e-ebrio y con muchisimo olor a marihuana", Hwanwoong ronroneó al sentir las manos de Youngjo escabullirse por sus pantalones y ropa interior hasta llegar a su trasero, asentando una mano allí mientras la otra serpenteaba con algo de dificultad hasta su entrada, y gimoteó al sentir un dedo presionando esta misma, sin meterlo. Botó aire cuando Youngjo volvió a sus labios, rozándolos suave pero posesivamente y viendole con los ojos entrecerradosa a través de los lentes. Hwanwoong pasó su lengua obscenamente por el labio inferior de Youngjo, y este la succionó de forma sucia y arrancándole un jadeo al menor, "¡Joder!¿qué clase de ropa es esta?¿quien carajos eres tú y qué hiciste con el Youngjo que me folló como si fuese una puta esa noche?", se quejó, enredando sus dedos en las hebras azabaches de su nuca.
Youngjo rió sin gracia, antes de presionarse contra Hwanwoong, inmovilizándole entre sus brazos y mirando por el cuello de la camiseta de este mismo como es que algunas de sus marcas seguían decorando la preciosa y exquisita piel blanca.
"Cosita", Hwanwoong tembló ante el apodo, "Soy el mismo chico, solamente estoy en la faceta de chico correcto", Youngjo sonrió, burlón, "Pero facilmente puedo dejarte igual o más tembloroso y follado que el otro día".
Hwanwoong gimió al imaginarselo, antes de volver a chocar sus bocas con desesperación e intentar jalar el sweater de Youngjo fuera de su pantalón, sentía la potente erección del contrario chocando con la suya y la necesitaba entre sus manos, en su boca, o dentro suyo, donde fuese. Solamente necesitaba ese maravilloso pene.
Gimió ahogado al sentir el escozor del dedo seco de Youngjo adentrarse en su interior caliente, mandándole una sacudida a su propio pene que comenzaba a soltar presemen. Y bajando sus manos intentó encontrar la hebilla del cinturón contrario para quitar ese feo pantalón y poder disfrutar de Youngjo una vez más.
Claro, hasta que sintieron a alguien entrar estruendosamente en el baño. Se quedaron congelados, separándose suavemente mientras se miraban entre ellos en silencio. Un chico había entrado a mear mientras ellos dos se encontraban a punto de tener sexo en un cubiculo. Youngjo miró a un costado, aún sin soltarle ni sacar su dedo de su ano, y escuchando al chico tatarear algo mientras escuchaban la llave del baño, para segundos después sentir ambos la puerta ser abierta y cerrada, junto con los pasos desapareciendo del ahora silencioso lugar.
Youngjo decidió esperar otro par de segundos para asegurarse que se encontraban solos, y al darse cuenta que así era, habló.
"Creo que es mejor dejar esto hasta acá"
Hwanwoong sintió como un balde de agua fria era volcado en su cabeza, e hizo una mueca al sentir a Youngjo dejarle en el suelo y sacar ambas manos de su trasero.
"Aburrido, me dejaste duro y húmedo", se quejó, con un puchero y dando un pequeño zapateo como berrinche.
Youngjo le miró con una ceja arqueada, cruzandose de brazos, "Estamos en la universidad, Hwanwoong, y yo estoy más duro que tú"
"Mmhm claro, ahora como eres presidente del consejo estudiantil no me vas a follar", Hwanwoong no dejó su puchero, pero si frunció el ceño.
Escuchó la risa de Youngjo, "¿Quien dijo que no te iba a follar?", Hwanwoong se desconcertó, relajando las facciones de su rostro, "Te voy a llevar a mi departamento, te sacaré la ropa a tirones si es que debo y me voy a meter tan profundo y duro dentro de ti que gritarás el doble de fuerte que el otro día".
Hwanwoong enarcó una ceja junto a una media sonrisa, soltó una risilla traviesa, antes de pasar su dedo índice por el pecho cubierto de Youngjo, antes de bajarla suavemente, pasando por el estómago y vientre contrario hasta llegar al pene cubierto, y con su mano completa acunarlo en esta misma y darle un suave apretón que hizo jadear a Youngjo.
"Mmhm, si, eso me gustaría mucho, presidente Youngjo"
Y con otra risa, volvió a ser besado brutamente.
hwalight | 200308
¡Al fin traje el extra! Con otras +5000 palabras parq que disfruten
Espero que les haya gustado "Secret", este mini proyecto Ravnwoong que amé escribir♡
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