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01

Hwanwoong se pasó una mano por la cara, estresado, con sueño y con unas ganas de salir en medio de la clase casi incontrolables. Pero si lo hacía, le suspendían el ramo y se atrasaría otro semestre, y él ya estaba lo suficientemente jodido con sus notas como para echarlas a perder por simplemente salir de aquella clase completamente odiosa y detestable para él.

Y bueno, para Hwanwoong habían demasiadas cosas detestables, por ejemplo, las manos sucias y pegajosas, la gente demasiado pegote o habladora, los profesores ancianos de su carrera de kinesiología, que se burlaran de su estatura. Pero lo peor era, muy por encima de todo, que lo criticaran por como se veía.

Yeo Hwanwoong, con 20 años recién cumplidos y en su segundo año de universidad, era un terremoto total. Con un tragus e industrial en la oreja izquierda, lobe y helix en la derecha y un septum entremedio de los orificios de la nariz. Antebrazos, el costado izquierdo de las costillas y por detrás de la oreja marcados con tinta negra en pequeños garabatos y letras que solamente para él tenían un sentido. Hwanwoong era la especie de chico que al solo verle el rostro lo catalogabas como un "rebelde incontrolable". Pero toda su imagen empeoraba si veías su forma de vestir, con bandanas bajo su largo cabello lila desteñido, bomber jackets, pantalones apitillados y rotos con cadenas y camisetas grandes de bandas de rock de ayer y con diseños extraños que él mismo pintaba. Hwanwoong era conocido en su campus por exactamente eso, su apariencia y su mal carácter que dejaba a relucir por la tediosa carrera, aparte de ser sumamente explosivo y cortante. A pesar de ser bastante pequeño, y ser comparado con una mujer por lo bien que se adaptaba la ropa a su cintura estrecha y sus muslos rellenos, tenía una gran cantidad de seguidoras y definitivamente siempre habían chicas tratando de llamar su atención por su simple aura de ser un completo bad boy.

Pero, lo que no sabían, era que Hwanwoong era el ser más inseguro, estresado, gentil y miedoso. Era una faceta que no dejaba a la vista seguido por simplemente no saber desenvolverse demasiado con la gente y terminar hiriéndola o asustándola en el proceso, por lo tanto, no tenía demasiados amigos.

Y aparte, Hwanwoong era gay, y amaba bailar canciones femeninas y eróticas.

Como un milagro caído del cielo, Lee Keonhee, el prefecto de la carrera, había tocado la puerta semi-abierta, interrumpiendo a la chillona, molesta e inocente profesora Ahn explicando Hwanwoong sabía que cosa.

"Profesora Ahn, lamento interrumpirla, pero necesito hablar con uno de los alumnos", la vieja asintió, lanzando un chillido para que se callasen los demás, "Yeo Hwanwoong, acompañame un momento"

Hwanwoong resopló, dentro suyo saltando feliz, mientras tomaba sus pertenencias -que solo era su teléfono y su bolso- para salir, pasando a golpear casi intencionalmente la mesa de una de sus compañeras con su bolso, botando la estuchera de la chica y regando sus lápices, antes de llegar a la puerta y cerrar de un portazo que hizo retumbar la delgada puerta de melanina. Se encontró con Keonhee en el pasillo, el estudiante prefecto de último año que era un cabecilla sumamente idiota si no se trataban temas serios y con un fuerte apego a las camisas grandes y abiertas con camisetas debajo.

"¿Y?", habló Hwanwoong, frunciendo el ceño cuando Keonhee no le dijo ni una palabra y solo se dedicó a observarlo con una media sonrisa.

"Te está esperando en el salón de consejo", le dijo sin borrar su sonrisa.

Hwanwoong apretó los labios, sin saber muy bien a como reaccionar ante Keonhee que sabía su pequeño secreto que ahora le esperaba en el salón. Por lo que con un asentimiento de cabeza, relamió sus labios y se encaminó hacia el tercer piso del edificio, con la sujeta de su bolso apretada entre sus dedos y un poco de tensión sobre sus hombros.

Dios, iba a matarlo si Keonhee decía alguna palabra de lo que sea que supiera.

Subiendo las escaleras de dos en dos, omitiendo el ascensor porque demoraba demasiado, llegó con facilidad al tercer piso, en donde más que nada estaba la dirección, el consejo de profesores, salones de exposición y su destino.

El salón del consejo de estudiantes.

Cuidando con que no hubiese ningún alma rondando por el pasillo, trotó hacia la puerta y la abrió con rapidez, encontrándola destrabada y escurriendo su cuerpo por una pequeña rendija antes de cerrarla del otro lado.

La sala de consejo de estudiantes era de tamaño medio, con un par de escritorios y un montón de documentos que no le importaban para nada, y con un montón de sitiales en felpa formando un circulo en donde se hacían las reuniones.

Y, en uno de los escritorios, el más grande de allí, se encontraba su "pequeño" secreto.

Kim Youngjo, el presidente del consejo de estudiantes, le miró con una sonrisa cuando le vió entrar y cerrar con pestillo la puerta.

Kim Youngjo era, para Hwanwoong, el hombre más sexy que había conocido en la vida. De 1,79 cm, cabello negro con rulos cayendo por sus hombros, piel blanca, orejas con pequeños aretes y ojos negros y oscuros que eran hipnotizantes, atrapantes y penetradores, de hombros anchos y complexión muscular bastante gruesa y marcada y unas piernas gruesas y duras de infarto. Youngjo era bastante sutil respecto a su apariencia, pantalones no tan ajustados y sweaters un poco más grandes para no demostrar lo que sea que esté debajo de sus ropas, el típico broche que demostraba su autoridad y lentes -que Hwanwoong pensaban que eran más de decoración- redondos con un marco fino de color dorado. Youngjo era la personificación de un ángel a vista simple, siempre con un porte imponente pero una sonrisa educada y dispuesto a ayudar a quien sea que se le acerque.

Claro, ese era el Kim Youngjo que conocían los que reparaban en su discreta presencia. Pero Hwanwoong conocía la peor faceta del pelinegro, y la que más le encantaba.

Un ser egoista, posesivo y duro de tratar cuando comenzaban mal, celoso con lo que consideraba suyo o a quien le agarrara demasiado cariño, muchas veces guardándoselo hasta explotar en una de las peores bombas, y un completo fetichista que le veía el doble sentido a todas las acciones o cosas.

"¿Me vas a decir por qué carajos le dijiste lo que sea que le dijeras a Lee Keonhee?", espetó Hwanwoong, dándole la espalda a Youngjo y aún sujetando la manija de la puerta.

Escuchó un suspiro y sintió como el cuarto se oscurecía, e intuyó que Youngjo estaba cerrando las cortinas del ventanal de pared completa que daba al patio del campus y un par de hojas siendo movidas de allá para acá, Hwanwoong pensó que en el mismo escritorio del pelinegro. Giró la cabeza hacia un costado, apretando sus labios entre sí y maldiciéndose de manera bastante grotesta a si mismo mentalmente, porque no podía controlar sus manos sudorosas, tampoco sus labios temblorosos e intentaba reprimir con todas sus fuerzas el deseo de sentir el tacto caliente, piel contra piel, y el intenso olor de Youngjo sobre él.

"Debía encontrar una forma de sacarte de clases sin ser demasiado sospechoso, ya lo he hecho varias veces y no tendría que hacerlo", sintió aquella voz colocar su piel de gallina cerca suyo, por detrás.

"¿No puedes esperar hasta que terminen mis clases?", preguntó de nuevo, inhalando inconscientemente el perfume que Youngjo portaba y se expandía al estar cerca de él.

"No, no puedo esperar cuando se trata de tí", dejó escapar el aire al sentir las pesadas, venosas y grandes manos calientes, apretar la curva de sus caderas con algo de anhelo, y frotando los pulgares en la cintura estrecha de Hwanwoong cubierta por el ajustando jean rasgado. El peli-lila sin poder evitarlo, ronroneó ante el toque de Youngjo como un pequeño gatito y se acercó más al dominante toque.

Jadeó al sentir un brusco movimiento que lo acercó por completo a Youngjo, y como este estampaba su entrepierna enfundada en aquel jeans negro a su trasero comenzando a jugar con los botones delanteros de su pantalón.

"Jamás puedo esperar si se trata de ti", le susurró en el oído derecho, antes de dejar un húmedo beso en su cuello y aspirar el aroma de Hwanwoong.

El de cabello lila soltó soniditos que en cualquier otra situación serían completamente vergonzosos, pero había descubierto que Youngjo amaba escucharlo, saber que él estaba sintiendo y recibiendo todo su toque, gozándolo. Y Hwanwoong era demasiado parlanchin como para no guardarselos.

Sintió una embestida en falso de la creciente erección de Youngjo en su trasero, y como su botón era desabrochado y el travieso dedo de Youngjo bajaba el cierre para meter su mano y acunar su pene semi-despierto y húmedo aún guardado en su boxer.

"Youngjo, estamos al lado de la sala de profesores", Hwanwoong ladeó la cabeza, para mirarlo por unos segundos.

Youngjo tenía los labios húmedos, y Hwanwoong intuyó que los rulos que llevaba hoy es porque se había duchado en la mañana y se le había olvidado peinarse. Youngjo le miró con hambre y con las pupilas dilatadas, el aire que desprendía Youngjo era caliente y tenso, tanto que Hwanwoong se vió afectado notoriamente, tanto por el toque por la cercanía, que entrecerró los ojos con satisfacción y entreabrió los labios mientras más se acercaba al rostro contrario. Youngjo apretó su entrepierna con su mano y Hwanwoong jadeó, sacando la punta de su rosada lengua de entre sus labios, y ante eso, Youngjo estampó los suyos y unió sus lenguas en un sucio y desordenado beso que sorprendió a Hwanwoong, pero que no tardó en corresponder enseguida.

Soltó un jadeo al sentir la otra mano que no acunaba su pene pasearse con total libertad por su pelvis y muslo izquierdo, en un toque tan brusco que se sintió desestabilizado y tuvo que afirmarse contra la puerta cerrada.

"Jamás te importa donde estemos, ¿por qué ahora?", volvió a susurrarle Youngjo. En realidad, ellos no se estaban escondiendo de nadie, no había necesidad de susurrar, pero Youngjo sabía que uno de los puntos excitantes de Hwanwoong eran sus orejas, y por eso siempre le susurraba cerca de estas y mordisqueaba sus lóbulos, obteniendo como reacción y respuesta espasmos de placer del chico y ronroneos gustosos por las vibraciones de su voz.

"P-pero...", en otro momento, Hwanwoong no habría puesto resistencia al siquiera sentir la presencia de Youngjo cerca, ¡pero estaban al lado de la oficina de profesores!¡podían ser expulsados si los encontraban!

"Silencio bebé, déjame disfrutarte y relajarte", Youngjo subió una de sus manos a su mandíbula y la sujetó y apretó con fuerza, apartándola un poco para dejar su cuello al descubierto y enterrar su rostro allí. Hwanwoong gimoteó, sentir la respiración de Youngjo en su cuello mandaba tirones de placer a su pene y le causaba cosquillas que le hacían removerse entre una nebulosa de extasis.

Sintió otro tirón, y chilló sorprendido al sentir el brazo de Youngjo tomar posesivamente su cintura y levantarlo, se sujetó del mismo chico, intentando despejarse para saber a donde demonios lo llevaba, su estómago estaba caliente y eso era una muy mala señal, muy pronto comenzaría a humedecerse y a pesar de ya estar tembloroso y desestabilizado, no quería follar con viejos escuchando al otro lado de la pared.

"Y-Young-jo hyung...", exclamó bajito, intentando zafarse del fuerte agarre y girando su cabeza para mirar a Youngjo, pero volvió a chillar al sentir su cuerpo ser soltado y depositado en lo que reconoció enseguida como el escritorio del pelinegro.

Quedó allí, duro, con el pecho apoyado en la madera barnizada y tan desconectado que no podía moverse ni obligarse a hacerlo.

De alguna forma, eso le excitaba aún más.

Había estado con hombre antes, y mujeres igual, pero había descubierto que no le gustaba ser el que hiciese todo, por lo que las dejó y comenzó a frecuentar bares gays, con la esperanza de encontrar un buen polvo. Y si los encontró, si quedó satisfecho durante un tiempo, pero el día en que conoció a Youngjo y se acostó con él, todas esas noches de sexo con desconocidos habían quedado en el olvido.

Youngjo era una especie de domador nato, que se encargaba de recorrer el cuerpo de su pareja y descubrir sus puntos sexuales con tal de dejarlos extasiados, explotados de placer, nublados y en un estado de inconsciencia y debilidad en donde no hacían más que recibir los estímulos y responder con gemidos. La primera vez que tuvo Hwanwoong con Youngjo, había gritado hasta quedar sin voz, había llorado de placer y derramado baba por toda la almohada al no poder controlar ni si quiera el movimiento de su boca, terminó con las piernas y los brazos entumecidos, corriéndose dos veces y tan estimulado que llegaba a ser doloroso que Youngjo le tocase el estómago. Y obviamente, lleno de semen tanto dentro de él, como afuera en su rostro, pecho, espalda y muslos. Al siguiente día lloró de satisfacción al despertar, y Youngjo le mimó y ayudó hasta que pudo levantarse de la cama aún con las piernas temblorosas y notar que tenía moretones y marcas pintando su cuerpo.

《"Te ves precioso"》

Le había dicho Youngjo al ver que podía caminar sin ayuda, y ese cumplido logró sacarle otro gimoteo inconscientemente y volver a fundirse junto a él.

"Y-Youn-", no pudo ni terminar de decir el nombre del pelinegro, cuando sintió sus manos ser tomadas y sujetadas con lo que parecía ser una corbata que Youngjo sacó de quien sabe donde, y Hwanwoong pataleó de frustración al sentir el fuerte amarre en sus muñecas, dejándole completamente vulnerable, como un conejito esperando ser devorado por un tigre -que, en este caso, era Youngjo- "Mmmmhno~", se removió sin exito, al sentir las yemas de los dedos grandes de Youngjo pasearse por su espalda, debajo de su camiseta y logrando erizarle la piel, y como su mano izquierda comenzaba a jalar los jeans apitillados de Hwanwoong luego de quitarle los zapatos.

"¿No?", Youngjo rió, y Hwanwoong pudo ver su oscurecida mirada al estampar una de sus mejillas en el escritorio, Youngjo se divertía con esto, claro que lo hacía. Hwanwoong iba a gruñirle enojado, pero soltó un sonidito al sentir la mano que bajaba sus pantalones sujetar su cuello con fuerza moderada y ver como Youngjo volvía a acercarse a su oreja, "No tienes autoridad contra mi, Yeo Hwanwoong, menos ahora que estás duro y húmedo, atado y vulnerable completamente para mi, y solo para mi", lo último, Youngjo lo dijo con un tono de voz más grave al acostumbrado, y con la mano que sujetaba su cuello apretada un poco más.

Hwanwoong no pudo ante eso, gimió al sentirse atrapado, con la mano de Youngjo obstruyéndole el paso del aire. Inhaló cuando la mano de Youngjo ya no estaba en su cuello, pero volvió a quedarse sin aire al sentir como Youngjo presionaba su cintura con los dedos, él tenia moretones y marcas que aún no se pasaban del todo, por lo que sentir los dedos de Youngjo presionar en su piel con fuerza, un doloroso placer recorrió su médula.

Youngjo era tan posesivo con él, tan territorial -de cierta forma, con tal de que no se descubriera-. Le marcaba en cada uno de sus encuentros, aparte de ser odiosamente celoso cuando Hwanwoong se encontraba con otro hombre, pero a su manera.

Según la universidad -menos Lee Keonhee-, ellos no se conocían, y si lo hacían, era porque Hwanwoong era un problemático y Youngjo intentaba aminorar sus castigos como presidente del consejo. Para la universidad, Hwanwoong era un odioso, pesado y maleducado chico indisciplinado, y Youngjo un come libros, nerd, aburrido y correcto presidente.

Pero entre ellos dos, se conocían hasta la más pequeña porción de piel, sus debilidades y fetiches. Para Youngjo, Hwanwoong era el ser más sumiso, receptor y bebé del mundo, y para Hwanwoong, Youngjo era el ser más posesivo y celoso, dominante, divertido y arriesgado.

Hwanwoong se mordió el labio y arrugó la frente al sentir como Youngjo retiraba sus pantalones y los arrojaba detrás suyo, y bajaba su boxer hasta sus rodillas, sin sacarlos por sus piernas. Luego, ambas manos fueron a parar a sus muslos, apretándolos. El pelilila soltó un chillido al sentir un pequeño mordisquito en su muslo derecho. Y elevándose un poco, miró mal a Youngjo por detrás de su hombro, recibiendo una sonrisa traviesa de pelinegro y un azote bastante fuerte de parte de su pesada mano que le hizo jadear.

Luego de eso, sintió las mejillas de su culo ser sujetadas y separadas por las fuertes manos de Youngjo, y ahogó un grito al sentir la lengua de Youngjo estamparse contra su agujero y dejar una larga lamida en ese lugar.

"¡Oh~!", Hwanwoong se desplomó en el escritorio y cerró los ojos con fuerza, comenzando a ver manchas por el placer y los juegos que Youngjo hacía con su lengua en su entrada.

Youngjo se apartó al ver que Hwanwoong no podía quedarse quieto y estaba a punto de patearle por no poder contenerse. Por lo que alzó su mano extendida y la dejó caer en un azote fuerte que resonó por todo el salón nuevamentr, Hwanwoong retuvo el aire que estaba aspirando ante el escozor que cubrió su muslo.

"Quédate quieto, Hwanwoong, o hyung no podrá complacerte", advirtió el pelinegro, apretando la zona donde había golpeando.

Hwanwoong exhaló con fuerza, sin abrir los ojos e intentando quedarse lo más quieto posible, por mucho que le gustara ser golpeado y marcado por los dedos y manos de Youngjo, en ese momento no tenían tiempo para los juegos previos. Se había rendido ante la idea de hacer entrar en razón a Youngjo, y ahora esperaba ser atendido de forma suplicante.

Volvió a sentir la respiración de Youngjo en su entrada, y se retorció sutilmente entre gemidos al sentir otra lamida en ese lugar, y luego otra, y otra más. Youngjo rodeaba su agujero con su lengua y hacía el amago de empujarla dentro de Hwanwoong, pero volvía a lamerla luego de alejar su lengua y besarla con gusto. Hwanwoong ronroneó entre gemidos, sentía su pene duro y húmedo, ansioso por correrse aunque fuese sin estimulación alguna.

"P-por favor", susurró, tomándose el impulso de apoyar ambas piernas flexionadas en el escritorio y dejar caer su cuerpo tembloroso y sucumbido entre estas, dejando su ensalivada entrada a la vista. Movió sus caderas, intentando tentar a Youngjo a que le comiese.

Sintió pequeñas lágrimas descender por sus mejillas y mordió su labio para aguantar el grito al sentir un nuevo azote, esta vez en su gluteo izquierdo, y como la lengua de Youngjo volvía a impactar contra su entrada, esta vez forzándola y empujándola hasta adentrarse en el interior de Hwanwoong.

El pelilila gritó, removiendo sus muñecas con insistencia en la amarra, llorando y con un hilillo de saliva cayendo por su boca, con las piernas temblorosas, sintió el característico calor en su vientre que le indicaba que se iba a correr. Quiso avisar, quiso apartarse de aquella lengua que le hacía delirar y ver estrellas con cada empuje que preparaba su entrada. Pero estaba tan nublado e incapacitado, que en el tercer empuje de la lengua de Youngjo dentro de él, le hizo correrse y chillar en el escritorio de Youngjo.

Soltó pequeños gemiditos descontrolados al sentirse algo liberado. Pero sollozó al percatarse de que Youngjo se había alejado de él y estaba mirando el desastre que había hecho.

Hwanwoong no le había pedido permiso para correrse.

"Eres un pequeño sucio, ¿no es así?¿tan desesperado estás que no pudiste esperar mi polla y te corriste con solo una comida de culo?", Youngjo volvió a sujetar el cuello de Hwanwoong, esta vez jalándolo hacia arriba para dejarle sentado, con la espalda apoyada en el pecho del pelinegro y sumamente sensible, volviendo a llorar por los susurros de Youngjo, "Te haz portado mal bebé, ¿sabes que te mereces? Un pequeño castigo"

Hwanwoong abrió los ojos, llenos de lágrimas, y le miró, gimoteando como un bebé al sentir como Youngjo presionaba sus dedos en su piel.

"C-castigo...", susurró.

Y Youngjo sonrió, porque Hwanwoong había entrado en el subespacio. Era fácilmente reconocible, Youngjo conocía tanto a su cosita que cuando se colocaba dócil, con los ojos entrecerrados, como una muñeca de trapo y repetía sus palabras, era porque su cosita había entrado en el subespacio.

Y Hwanwoong no podía eyacular en ese estado, lo que mejoraba el castigo.

"Así es cariño, te haz portado mal", Youngjo volvió a cargar el débil y tembloroso cuerpo de Hwanwoong, quien completamente dócil se entregó a Youngjo.

"M-mal...", Hwanwoong soltó una risita al ser depositado en el suelo, apoyado en sus rodillas y frente a una pared en donde reposó su frente. Estaba tan agotado, tan sensible.

Hwanwoong sentía su piel quemar de una manera tan deliciosa con cada toque en esta, solo quería que Youngjo siguiera, le maltratara, le marcara como solo él sabía hacerlo. Quería que Youngjo le hiciese llorar, que le llenase, que le recordara que solo era suyo y le mimara de la forma que solo él sabía hacerlo.

Aplastó su mejilla contra la pared, siseando al sentir el helado material e intentando mirar entre la nubla de sus ojos que carajos hacía tanto Youngjo que no le tocaba. Y gimió quedamente al ver como Youngjo abría la bragueta de su pantalón.

Relamió sus labios con hambre y anhelo, viendo como Youngjo bajaba lo suficiente sus boxers y pantalón como para dejar salir en un fuerte rebote su pene. Y si Hwanwoong amaba algo en el mundo, eso sería el pene de Youngjo. Era grande, lo suficiente como para llevarlo a su límite, grueso y tan venoso estando duro que siempre podía sentir las venas hacer cosquillas en sus paredes, con una punta rosada y brillante que Hwanwoong amaba chupar cuando Youngjo le dejaba. El olor de esa zona era el mismo que siempre tenía Youngjo, tan varonil y fuerte, pero en su pelvis ese aroma se multiplicaba entre feromonas, volviendolo mucho más cargado y denso y haciendo que Hwanwoong deseara tener su cabeza allí la mayoría del tiempo.

"¿La quieres, eh?", Hwanwoong levantó su vidriada vista hacia Youngjo, quien tenía una sonrisa burlona en el rostro. Gimoteó al sentir como el castaño golpeaba suavemente una de las mejillas de su culo con su pene, y comenzaba a jugar con la punta de este mismo, paseándolo alrededor de toda su entrada.

Hwanwoong gimió, comenzando a soltar lágrimas de desesperación e intentando moverse por su cuenta -y pareciendo muñeca de trapo- para que Youngjo dejase esos juegos y le penetrase de una vez.

"P-Por favor, Hyung...", alcanzó a pronunciar, rindiéndose al intentar moverse para conseguir lo que quería. Y entre gruesas lágrimas miró a Youngjo por detrás de su hombro con una desesperación casi descomunal.

Hwanwoong no sabía lo que quería, tampoco podía decirlo al estar tan abrumado, por lo tanto, confiaba lo suficientemente en Youngjo como para saber que él sabría exactamente lo que necesitaba, y lo que le daría.

Youngjo se relamió los labios con hambre, antes de guiar el rosado glande brillante y cubierto por líquido seminal a la entrada apretada de Hwanwoong. Acarició con esta misma un par de veces allí, antes de empujar con fuerza y abrirse paso entre ese caliente orificio que le volvía loco. Gimió extasiado, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás al sentir aquella estrechez que solamente Hwanwoong tenía, ese calor abrasador que tanto amaba. Escuchó a Hwanwoong tirar un gritito agudo que recorrió todo el salón.

"Silencio, cosita, no querrás que alguien llegase aquí y te viese con mi polla metida en el culo, ¿o sí?¿te gustaría que te viesen?", Youngjo volvió a acercarse a la oreja de Hwanwoong, susurrándo la última pregunta y llevando su izquierda nuevamente al cuello de Hwanwoong, para sujetarlo y apretarlo, "Conociéndote, te encantaría que nos viesen, que te miren siendo follado, siendo mimado, ¿no es así?",

Hwanwoong quiso negar, pero su líbido fue más grande, y aún más grande al sentir los dedos de Youngjo un poco más apretados en su sudoroso cuello, incapacitándole el respirar correctamente.

"H-hyung...", susurró, sintiéndo su pene semi-duro.

"¿Mhmm, cosita?¿me lo vas a negar?", Youngjo mordisqueó su lóbulo y salió de su interior hasta dejar solamente la punta adentro, y con un fuerte movimiento, volvió a entrar por completo.

Hwanwoong volvió a gritar, atorándose un poco al sentir los dedos de Youngjo apretarse un poco más en su cuello. Inhaló aire por la boca, sintiendo una pequeña estelita de saliva caer por la comisura de su boca y como le dificultaba un poco más respirar normalmente y su vista comenzaba a nublarse aún más que con sus lágrimas. Su ano ardía como los demonios, la última vez que estuvo con Youngjo fue hace una semana por su apretado calendario y Hwanwoong no iba a meterse con cualquier otro imbécil para complacerle cuando Youngjo le dejaba de tal forma, no señor.

Por alguna razón, Youngjo se dió cuenta de su dolor, talvés por su ceño fruncido y sus bajos quejidos y lloriqueos. Así que con un dedo bajó hasta la entrada de Hwanwoong y masajeó a los costados, sin salirse ni moverse. Y para olvidar un poco el dolor, comenzó a dejar pequeños besos y succiones en la espalda y el hombro de Hwanwoong, soltando el agarre en su cuello para acariciarle la cintura. Hwanwoong volvió a gemir al sentir una succión justamente en el pequeño tatuaje detrás de su oreja, en cualquier otro momento hubiese golpeado a Youngjo porque su cabello no era lo suficientemente largo para tapar el próximo chupón que le quedaría allí, pero se encontraba tan adolorido y sensible que no pudo importarle menos que un gemido, y ahora menos cuando volvió a sentir aquel pene moverse y comenzar a salir de su interior.

"Tenemos que ser rápidos, cosita", volvió a susurrar Youngjo, comenzando a embestirle con fuerza pero de forma lenta. Hwanwoong nunca supo como carajos hacía eso, Youngjo sabía que era uno de sus puntos débiles que le embistiera así, "En cualquier momento terminan las clases y no quiero ver ni a Keonhee ni a Geonhak revoloteando por aquí cuando te tengo para mi"

Hwanwoong se arqueó más y sollozó al sentir en un empuje como su próstata era alcanzada, su cuerpo tembló ante el placer y casi se desploma si Youngjo no le apretaba contra la pared. En esos momentos, él depositaba toda su confianza en Youngjo al no poderse su cuerpo.

"¿Te gusta, mi pequeña cosita?", Youngjo escabulló una de sus manos por la camiseta ya sudorosa que aún llevaba Hwanwoong, hasta llegar a uno de los pezones perforados que Hwanwoong tenía, otro pequeño secretito que solamente Youngjo sabía y disfrutaba de este. Tironeó del pezón junto con la argolla al mismo tiempo que embestía, esta vez con más rápidez y certeza al punto de nervios que tenían temblando y llorando a Hwanwoong.

Youngjo se estiró un poco hacia atrás, solamente para ver como su pene desaparecía en ese pequeñito y exquisito agujero, y como el presemen ya comenzaba a salir con cada empuje y a caer al piso, creando un pequeño charquito debajo de Hwanwoong junto con el propio presemen de este. Volvió a maltratar aquel pezón, junto con ahora una embestida larga y potente que sacó un gritito desgarrado de Hwanwoong bastante fuerte. Youngjo se detuvo, completamente enterrado en Hwanwoong, y con su mano libre la estampó con fuerza y velocidad en la nalga izquiera del pequeño pelilila.

"Te dije silencio", le susurró, con los dientes apretados, y Hwanwoong solo pudo gimotear, con baba cayendo de su boca.

"S-silencio", escuchó Youngjo, tan quedito y pequeño, mientras volvía a cerrar la boca y morderse los labios para ahora evitar gritar tan fuerte.

Sin más, volvió a salir, y embestir con la misma rudeza de antes, podía escuchar el chicloso sonido de su pene entrando y saliendo con el presemen, al igual que sus testículos chocando con los de Hwanwoong. El interior de su bebé se sentía tan apretado, tan cálido, tan perfecto para él, que no pudo evitar gemir y echar la cabeza hacia atrás al sentir a Hwanwoong apretarle cada vez más. Aumentó la velocidad nuevamente, tan cegado por el placer que no le importaba si tocaba la próstata de Hwanwoong.

Su vientre se contrajo, y se maldijo por eso. Hacía bastantes días que no había tenido un encuentro con su cosita, aparte de estar horriblemente estresado, le hacían querer eyacular tan pronto que quedaba con ganas de más, pero con el poco raciocinio que le quedaba, pensó que era lo suficientemente bueno. Ya que según el reloj de pared, solo quedaban 15 minutos para que las clases acabaran en el edificio C.

Volvió a concentrarse en Hwanwoong cuando casi lo siente desplomarse con una embestida. Volvió a bombear contra él, moviendo sus caderas para llegar cada vez más profundo y sintiendo el característico calor en su estómago bajo. Levantó una de sus manos nuevamente y volvió a impactarla contra el culo de Hwanwoong, recibiendo pequeños chillidos que le llenaban de gozo e incitándole a azotarle en cada nueva embestida.

Giró la cabeza de Hwanwoong al tiempo que se enterraba profundamente en él, y sin perder el tiempo, comenzó un sucio beso -que fue más un choque desastrozo de labios, dientes y lenguas- para acallar a su ruidoso bebé. Succionó el labio inferior de Hwanwoong al tiempo que él buscaba su lengua para entrelazarlas en un pornoso beso lleno de saliva y gemidos ahogados.

Youngjo se sintió tan cerca, que dió como pudo entre la excitación y desesperación, tres golpes más certeros antes de sentir como se corría entre esas paredes.

Hwanwoong volvió a gemir, gustoso, sintiendo como saliva caía por la comisura de su boca y aquel caliente esperma inundar su interior por completo. Si había algo que le gustara, era sentir el semen de Youngjo en su ano. Soltó un par de gemiditos al tiempo que se separaba de los labios de Youngjo y este seguía bombeando su interior, y miró hacia abajo. Su pene estaba duro, pero no podía correrse en su estado, y entre la neblina de sus ojos pudo ver el charco bajo suyo de semen y presemen tanto de su pene como el de Youngjo.

Gimió frustrado al sentir como Youngjo le levantaba tal como una muñeca de trapo, aún sin salir de él, y tomaba la orilla de sus boxers con ambas manos mientras le apretaba contra la pared para no caer debido a sus inestables y temblorosas piernas las cuales no sentía. Jadeó al sentir el pene de Youngjo abandonar su entrada, al igual que al instante el roce de la ropa que le indicaba que Youngjo le había colocado el boxer en su lugar.

Y no le había limpiado.

Lloriqueó al sentir el semen de Youngjo salir de su entrada, y comenzar a mojar sus boxers y quedarse allí, entre sus nalgas. Y volvió a lloriquear al sentir a Youngjo masajear sobre el boxer entre su entrada y sus testículos.

"Te gusta quedar sucio, ¿no? Te encanta sentir mi semen ensuciarte por completo, ¿qué mejor que tenerlo lo restante del día?", le volvió a susurrar, antes de alejar su mano.

"H-hyung..." susurró, tan cansado y agotado que sentía sus párpados pesar, y en cualquier momento caer dormido.

Pero aquello no sucedió, ya que Youngjo luego de un par de segundos paso una de sus manos por detrás de sus rodillas, y otra en su espalda, cargándole al estilo princesa y acurrucándole contra su cuerpo.

Y así es como Hwanwoong perdió conocimiento luego de esa maravillosa sesión de sexo. Con las caricias de Youngjo en su cuerpo y la fragancia de este mismo que le envolvía acogedoramente.

hwalight | 191227

Ola sucias :)

Bue, es mi primera vez haciendo un +18 y espero que haya quedado bien fkcmd
Son más de 5000 palabras, so, espero que hayan disfrutado de mi conocimiento del mundo bdsm
Faltan partecitas, aunque no sé si tendrán sexo, pero espero que hayan quedado satisfechas con esto kdcklslf

Los re quiero, besitos en la cola♡

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