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Capítulo: 7 | Alguien nuevo aparece


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—𝔑ancy, ¿Que piensas acerca de ese príncipe?— preguntó mientras abría la puerta de su armario, con lentitud empezó a desabrochar su camisa, esperando la respuesta de su esposa.

Nancy que se encontraba acostada leyendo un libro pequeño, lleno de escrituras dulces y de poesías, de color azulado, siempre leía un capítulo antes de ir a dormir y hoy no será la excepción, levantó la mirada hacía él, la mujer bajo sus lentes y lo ubicó en su mesita de noche.

—Parece ser un buen mozo—dijo sin interés—, es apuesto y dulce, cómo se espera de alguien de su linaje ¿Porque preguntas?

—Solo me vino la pregunta a la cabeza—se encogió de hombros restándole importancia, y siguió en su labor, desprendió su cinturón y bajo sus pantalones de color negro, quedándose solo en paños menores. Su mirada viajo por toda la extensión de su armario, no encontraba su pijama de seda,-, Nancy, ¿No haz visto mi pijama de seda azul?

—Solji, llevo gran parte de ropa a lavar hoy, supongo que también llevo tu pijama—recordo —, solo ponte algo cómodo y ven a la cama- frunció el ceño y volteó su cuerpo de forma en que le daba la espalda a su esposo —, es demasiado tarde, mejor apresúrate, hace frío.

Sehun vistió lo primero que encontró y se encamino a su cama en dónde lo esperaba su esposa. En ocasiones los matrimonios arreglados salían bien, y esta vez no sería la excepción, porque el quería a ese chico como yerno y haría lo necesario para que esté junto a su hija.

Habían muchas cartas en juego, y el no perdería está ronda.



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Jeongyeon miraba por todos lados mientras caminaba tomada de la mano de su madre. Ambas estaban caminando en el mercado, curioseando y divirtiéndose mientras Chanyeol trabajaba junto a Sehun. Normalmente no salían de los recintos del palacio, pero las pocas veces que salían disfrutaban de todo el esplendor de la belleza que tenía el pueblo, y podían convivir y hablar tranquilamente con los habitantes, Irene, a pesar de tener un rostro serio era una de las reinas más buenas y alegres que Kingdom of Eternal Dream llegó a tener, su inteligencia era inigualable y su palabra era ley. Pero había un detalle que ella no se daba cuenta pese a todas sus habilidades, siempre que salían las personas parecían tener miedo de su pequeña, los niños no se querían acercar a ella y los adultos no querían mirarla fijamente.

—Mira Jeongie—la pequeña niña levanto su rostro hacia su madre—, se ve tan delicioso ¿no es así?—la peli negra cogió una enorme y apetitosa manzana roja—, ¿la quieres? Sé que amas las manzanas.

La timidez inundo el pequeño cuerpo de la niña, su madre solo río, conocía tan bien a su hija era como verse a ella misma en una versión más pequeña.

—Señor, me llevare media docena de manzanas.

—Claro su majestad—el hombre sonrío alegre y emocionado, no todos los días uno podía ver a sus altezas.

Aunque la pequeña niña no lo demostraba se encontraba feliz y emocionada, amaba con todo su corazón las manzanas, podía sentir su boca llenarse de baba por la anticipación, quería pedirle a su madre si le podía dar uno para comérselo de camino pero escucho algo que la detuvo a medio camino:

—Mami, mami, ¿Por qué esa niña da tanto miedo?—pregunto una niña menor que ella, se encontraba jalando del brazo a su madre apuntándola.

—¡No señales!—reprendió la madre—, y no la mires—la madre tomo a su hija por los hombros tratando de esconderla detrás de ella-, es la hija del rey—levanto la cabeza y la miro con ojos tristes— tengo tanta pena por el rey Chanyeol y la reina Irene—negó con la cabeza lentamente—, no corrieron con la suerte de Sehun y Nancy que tuvieron a una bella dama... en cambio ellos tuvieron a una...

"¿Por qué es tan fea?" "¿Da mucho miedo, ya no quiero verla?" "¿No se parece en nada a su madre, ella si es bonita?"

Da miedo.

Es fea.



Es aterradora.


Es escalofriante.


No quiero verla.









Soy un monstruo.






— ¡NO!—gritó asustada, sus manos temblaban mientras se agarraba fuertemente de sus sabanas, había tenido una pesadilla. Su vista viajo por toda la habitación encontrándose con la solemne oscuridad, aún era de noche, la luna estaba en lo más alto del cielo y su brillo alumbraba en su ventana. Respiro hondamente unas cuantas veces más, tranquilizándose, dirigió sus manos a sus mejillas, estaban frías y mojadas, sus lágrimas habían empapado totalmente su rostro.

No entendía por qué tuvo aquel sueño, siempre había pasado por alto los comentarios, tratando de que no le dolieran demasiado. Sin querer pensar más volvió a acomodarse para recuperar el sueño, sus ojos se encontraban pesados por las lágrimas y aún tenía la vista borrosa, con cuidado froto sus ojos, ya recuperada su vista normal empezó a divagar, recordando viejos momentos, su vista cayó en su dosel notando algo raro en él.

¿Eso no era parte del diseño?

Pequeños copos de nieve brillaban alrededor de él, Jeongyeon tomo asiento para mirarlo mejor, y si, su vista no estaba engañándola. Retiro las sabanas que la cubrían y se puso de pie, no podía alcanzarlo, empezó a saltar hasta poder tocarlos y efectivamente, era nieve fresca.

—¿Qué está pasando?— dijo asustada y confundida, ¿Cómo era posible que hubiera nieve en su habitación?

Abrió las cortinas y bajo rápidamente hacía su ventana, no estaba nadie, el jardín se veía tranquilo, solo se podía ver las luciérnagas volar entre las glicinias y acianos que decoraban el lugar, el silencio era abrumador, quería preguntar si alguien se encontraba por ahí, pero los guardias creerían que estaba delirando en sus fantasías nocturnas. No estaba tan loca como para hacer eso, asustada apretó entre sus dedos las cortinas, y los cerró fuertemente.

Pero nuevamente los pequeños copos volvieron a caer, esta vez sobre su cabeza, rápidamente limpio su cabello, ya estaba empezando a enojarse ¿De donde estaban apareciendo? ¡Maldición!

—¡Dios mío!_ mascullo entre dientes mientras corría nuevamente a su cama—, ¿acaso esto es una broma de mal gusto?—cerro el dosel viendo como este era totalmente rodeado por aquellos copos, espero varios minutos hasta ver que más sucedía, luego de unos minutos todo parecía haberse calmado, solo el sonido del viento hacía eco en la habitación. Sin darse cuenta cayó rendida, nuevamente había recuperado el sueño, pareciera como si alguien la había inducido una dulce canción de cuna, su cuerpo estaba aliviado y su corazón latía tranquilamente.

Una ola de calor recorrió su pecho, tranquilizándola.

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Sana caminaba por los pasillos de su palacio, se la había pasado leyendo en la pequeña biblioteca que tenían, desde la llegada de Jimin se había interesado en aprender más sobre sus costumbres y culturas, varios datos sobre ellos y los dones especiales que poseían. Le parecía extraordinariamente interesante Faraway, las personas de ese reino eran hermosas como si hubiesen sido tallados por ángeles y estaban altamente ligados con la espiritualidad.

Mientras más y más leía no podía parar, todo parecía de otro mundo para ella, pero lo que más había capturado su atención fue sobre un tema llamado el "elegido", en Faraway creían en que algún día nacería entre ellos una persona capaz de usar los antiguos encantamientos y esparcirlos y cargaría con el poderes que ninguna otra persona podría ser capaz de soportarlo, una persona normal perdería la cabeza si llegase a imitarlo.

Pero por más que busco no encontró más respuestas, sólo pequeños escritos que relataban como una especie de mito. ¿Cómo puede ser eso posible? Había pensado. Tal vez las personas de ese reino tenían una leyenda aún más profunda que no se encontraba escrito en los libros.

En definitiva, tanto Jimin como su reino les interesaba, a como dé lugar conseguiría el corazón de aquel príncipe, feliz y entusiasmada se acostó, esperando por el día de mañana para poder contárselo todo a su amiga Jeongyeon.

Además nadie podía escapar de sus encantos, Jimin tampoco parecía la excepción en este caso, siempre conseguía lo que quería.

Estaba completamente segura de que podía enamorarlo.


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Jeongyeon miraba detenidamente el collar que había encontrado la noche pasada, lo había puesto en uno de sus alajeros que encontraba en su tocador, hoy lo llevaría con ella y se lo devolvería a Jimin, estaba segura que era una de sus pertenencias, no había visto nunca una joya tan rara y sabía de joyas gracias a su madre y sus gustos extravagantes. Con sumo cuidado lo puso en una pequeña caja de madera, y lo guardo en su bolso, dió un último vistazo a su reflejo y asintió gustosa con lo que veía.

Debía pasar por la casa de su amiga, sabía que no era capaz de levantarse temprano por su propia voluntad, así que ella misma se encargaría de despertarla.

—¡Hyuk!—llamó la atención de su guardia—, es hora de irnos al palacio de los Oh— Jeongyeon corría por los escalones cuesta abajo.

—Señoriha Jeongyeon, cuántas veces debo decirle que no deba llamarme así, ¿Que pensaran sus padres si la escuchan?— camino a su lado y la guío a una de las carrozas que la esperaba en la salida.

—Te conozco desde los once—rodó los ojos—, eres como mi hermano mayor y se que piensas en mi como si yo fuera tu dulce y mimada hermanita menor- habló con una voz más aniñada.

—En eso usted tiene razón, pero de igual manera debemos de seguir las normas— abrió la puerta del carruaje y la ayudo a subir.

—Eres como un libro de reglas, solo sabes decir que si o no.

—Para eso me entrenaron, sino hubiese sido un bufón.

—Hubiera sido mejor—dijo enarcando una ceja de manera divertida—, ojalá algún día llegues a seguir tus instintos, por lo menos una vez.

—Dudo que pueda hacerlo— subió al aldo contrario y ubicándose a su lado.

—Por mí lo harías.

—Tal vez señorita, tal vez.

El sonido de un azote llegó a sus oídos, y supieron que trataba de los caballos, el viaje hacia la casa de Sana había iniciado.
Jeongyeon se dedicaba ver a las personas pasar y hablar, el pueblo lucía como siempre, muy tranquilo, y concurrido.

Pero alguien a quien nunca había visto cruzó miradas con ella, un chico alto, de piel tostada y ojos oscuros, estaba parado junto al puesto de manzanas, parado como si no existiera. Pero lo que más llamo la atención de Jeongyeon fueron las marcas que estaban en su cuello, eran como llamas negras surgiendo.






¿Quién demonios era ese chico?





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-musiquita de suspenso-

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