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Capítulo: 4

ℌabían pasado 15 años desde que los pequeños se habían conocido, algunas cosas habían cambiado, mientras que otras continuaban a pesar de los años.

—Vamos...—suspire—, no puede ser tan difícil—ya habían pasado casi media hora desde que empecé a mirarme en el espejo, he tratado constantemente de sonreír como lo hacen los demás, pero por más que intente no veo ningún resultado, suspire una vez más y con mis dedos índices estire las comisuras de mis labios hacia arriba—así, perfecto — hablé, pero al soltar todo volvía a su lugar, por más que me esmere en decir que realmente estoy feliz, nadie me cree, al parecer una persona feliz debe de sonreír cada seis segundos, ya rendida peine mi cabello y sople mi flequillo cansada.

—¡Jeongyeon!—di un respingo al escuchar el estruendo que ocasiono Sana al abrir la puerta de mi habitación—, ¿qué haces a estas horas?, deberías de salir a disfrutar de la tarde.

—Nada—cepille una vez más mi melena, ella soltó un mini grito mientras observaba mis vestidos.

—No puedo creer que vayas a usar esto—cogió entre sus manos mi vestido purpura favorito, aunque la mayoría piense que tengo gustos de abuela, no es así, ese vestido tiene diseños tan bonitos, hasta el más mínimo detalle tiene una hermosa costura, no es mi culpa que las personas no aprecien el arte de tejer—¡ES UNA ASQUEROSIDAD!—rodé los ojos, sabía lo que continuaba, primero, lo sostendría como si de algo quitado de la basura tratase, segundo, taparía sus ojos y tercero, fingiría que esta por vomitar—, yo escogeré para tu ropa.

—Sabes que no te hare caso— voltee a mirarla, ella sonrío e hizo un ademan con las manos restándole importancia.

—Ya somos unas señoritas, ¿Qué harás si ves al amor de tu vida y él te encuentra en estas...—volvió a mirar el vestido con desagrado—barbaridades?

—Si es el amor de mi vida, sabrá apreciar el arte—empezó a reír carcajadas.

—No querida, créeme que no—como una diva total empezó a desordenar mi armario.

Ya sabía que este día iba a ser cansador, hoy luego de 15 años todos los reinos se volverían a juntar en la gran cena cerca del árbol, como era de costumbre, conozco a algunos herederos pero casi no los recuerdo, al único que recuerdo a duras penas, es a Junyin...Jimin o como se llamaba, era raro, tal vez lo recuerdo porque lo conocí a una edad en la que mi memoria ya estaba más desarrollada a diferencia de los demás, ¿me pregunto si podre reconocerlo ahora que estamos mayores?

—Sabes...—hablo mi amiga mientras se tiraba boca arriba sobre la cama—, estoy emocionada.

—Emocionada, ¿tú? No lo creo—espero que haya notado mi sarcasmo.

—Sí, sí estoy muy emocionada—asintió reiterada veces, mirándome con los ojos como de cachorro—, deberías de saberlo, Jeong—al parecer no lo noto.

—Bueno— solté un bufido bajo, su inocencia llegaba a tales extremos logrando volverse gracioso—, ¿y porque estas emocionada?

—Volveré a ver a Park Jimin—empezó a patalear de felicidad, y de paso casi pateándome en mi estómago—, no he dejado de pensar en él, cuando lo ví por primera vez, sentí que era un ángel caído del cielo, el aire que emanaba y su mirada gentil era tan... ¡AH!

—Solo teníamos seis años, no es posible que lo recuerdes a la perfección.

—Claro que si—frunció el ceño—, no dejado de repasar su imagen en mi mente una y otra vez.

—¿Y si los años no le beneficiaron?

—Oh claro que si lo harán, cuando lo tenga frente mío lo reconoceré de una.

—Pues lo dudo mucho—cogí mi vestido y me encamine al baño para ponérmelo, no me era cómodo vestirme frente a alguien, ni siquiera frene a mi madre.

Cerré la puerta con seguro, aun podía escuchar el hablar de Sana, mientras me adentraba en el vestido, trate de recordar el rostro de aquel niño, pero no conseguí nada, debe de ocurrir un milagro para que lo note, además de la probabilidad de recuerdar nuestros rostros es casi mínima, si en todo caso, si lo hiciera la impresión que llevo de nosotras fue muy bueno.

Lo único que quedó grabado en mi memoria fue su mirada tan penetrante, como si viera mi propia alma.

—Niñas, ya se acerca la hora—escuche a mi mamá hablar—, espero que estén listas muy pronto.

—Claro mi reina, no se preocupe.

Luego de terminar de vestirme, salí en busca de alguna joya, pero al ver que mi madre se encontraba esperándome sentada sobre mi cama me llamo la atención y corrí hacia ella.

—Madre, ¿y Sana?—ella solo sonrío y palmeo alado suyo para que yo me sentara.

—Ella acaba de salir para poder cambiar su vestido, esa niña está muy eufórica el día de hoy—asentí y me senté a su lado, pero al momento que yo hice eso ella se levantó, ubicándose frente mío—, cariño—pronuncio y vi que en sus manos llevaba una tiara de oro con diseños de pequeñas flores a sus costados-, cuando conocí a tu padre tenía tu edad y llevaba puesto esto—levanto la tiara—, quiero que lo utilices hoy.

—Madre—la observe asombrada—, eso es demasiado preciado para ti.

—Y por eso mismo quiero que la lleves tú—ni siquiera pude titubear, ella ya me había puesto su tan preciado tesoro—, espero que te traiga la misma suerte que me trajo a mí.

...


—¡Todo se ve tan bonito!—mencionaba feliz Sana, la verdad que todo se veía magnifico, nunca había visto tantas linternas volantes, se ve realmente hermoso, se supone que debemos de lanzarlas al cielo a la media noche, pero era una gran tentación verlas ahora. Las lámparas de colores no se quedaban atrás, estaban tan bien ubicados que daba una esencia mágica junto con el atardecer.

—Nunca creí que se podría poner aún más bello...—pronuncie feliz, y mire en dirección a mi amiga pero no la encontré.

Había tanta gente reunida que me era difícil encontrarla.

—¡Oh!—un copo de nieve cayó sobre la punta de mi nariz, mire al cielo y todo estaba despejado, pero nuevamente cayo en el mismo lugar—¿Qué es esto?—mire en el suelo, en la arena había un caminito de nieve, levante la vista y nadie lo había notado, así que empecé a caminar en su dirección hasta ver a donde me llevaba. Escuche una risa, levante la cabeza, frente mío estaba un chico mas alto que yo vestido de blanco al igual que su cabello, sentía que sus ojos azules penetraban mi alma.

—Por fin te encontré—la deslumbrante sonrisa de ese chico me había dejado boquiabierta, era aquel niño.

—¿Jimin?

Nunca hubiese pensado que ese momento cambiaría por completo mi vida.

...
















Acabo de cambiar mi nombre a JeongGCrush así que no se asusten.

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