Capítulo: 2
ℑeongyeon miraba curiosa las labores que su doncella hacía, sentada sobre una tabla de madera moviendo sus pies al ritmo del sonido las aves cantando, su prima Sana había regresado a su palacio escoltada de sus respectivos guardias, por fin podía tener un poco de respiro, su energía la superaba completamente. Una pregunta rondaba por su cabeza mientras descansaba, tenía miedo de preguntar pero necesitaba decírselo a alguien. Así que dijo:
— Chaeyoung ¿realmente doy miedo?— la nombrada levanto la mirada y la observo dudosa ¿De dónde había salido eso?—, desde que tengo cuatro las personas no permiten que yo les mire por tanto tiempo, así que pensé que tal vez...—hablaba Jeongyeon mientras jugaba con una roca que acababa de encontrar en el suelo, aunque no era una niña muy sociable con los de su edad, ya que era la hija del rey no se le permitía jugar y tener una infancia relativamente normal como los demás niños, pero pasaba mayor parte de su tiempo con las empleadas de su palacio.
—Claro que no, princesa—habló la pequeña mujer mientras lavaba las suaves y delicadas prendas de la reina a mano—, usted siempre fue muy tierna y linda, aún recuerdo cuando la vi nacer—sonrío—, eras un terrón de azúcar.
Ambas se encontraban en la parte trasera del palacio, al aire libre junto a las demás que se encargaban de cada prenda con dedicación y paciencia, el sol iluminaba desde el cielo pero no hacía un calor sofocante, era un día bastante lindo y pacífico.
—Ya no soy la bebé de antes—hizo un puchero y miro sus manos—, todos dicen que Sana tiene todo lo que a mí me hace falta, soy un cero a la izquierda a lado de ella, ni siquiera tengo los rizos dorados que tanto la caracterizan.
—Primero—suspiro la peli negra dejando de lado por un momento la ropa—, de eso no tienes que preocuparte y segundo solo tienes seis años, deberías preocuparte de eso cuando...—empezó enrollar la ropa para quitar el agua restante de estas para luego sacudirlas, salpicándolas y haciéndolas reír por la acción-, cuando tengas doce o quince, aún eres una niña, además desde mi punto de vista tu eres más bonita—la peli castaña bufo divertida.
—¿Alguna vez te sentiste así como yo?—pregunto con inocencia, imitando sus acciones.
—Si—respondió—, tenía dieciocho cuando fui tu partera—río—, en esa época me preocupaba por el motivo de no parecer mi edad, aún sigo pareciendo más joven de lo que soy, pero me di cuenta que eso es un beneficio—le guiño un ojo—, ahora ayúdame a tender la ropa de tu madre.
—¿No te di asco?—pronunciaba mientras hacía fuerza para levantar el gran canasto de ropa.
—Por supuesto que no, yo ayude a mi madre a tener a mis hermanas, tú eras un pedazo de cielo a comparación de ellas—río, aún recordada ese momento como si fuese ayer.
—Así que debemos organizar una cena junto a Sehun y Nancy...—pronunció Irene mientras peinaba el largo cabello café de su hija—, amor, sabes que realmente no me llevo con ella—hizo un gesto de disgusto.
—Pero es la esposa de nuestro primer consejero y Sehun siempre ha estado con nosotros y que el se haya casado con ella debe ser porque se adecua a sus gustos, no podemos hacer nada—Chanyeol se encontraba eligiendo el atuendo que usaría para la cena, la pequeña Jeongyeon miraba a su madre y ella le sonreía para luego besar sus mejillas y continuar peinándola-, pero la ventaja es que Jeongyeon y Sana son muy amigas, deberías seguir el ejemplo de tu hija.
Irene frunció el ceño en desagrado.
—Me sorprende que se lleven tan bien, a tu edad yo no podía ver ni en pintura a Nancy, solía ser tan insoportable...—hablaba a su hija mientras el peli negro reía, todavía recordaba como ambas mujeres peleaban para acaparar la atención del lugar, mucho antes de que ellos fueran pareja, los reinos solían festejar la paz que había entre ellos en un gran banquete al aire libre y como de costumbre era cerca del gran árbol, entre los muchos banquetes que se realizaron, él pudo entablar conversación con la que ahora era su esposa, fue un amor casi a primera vista, pero lo que capturo su corazón por completo era su sonrisa, ella solía ser conocida como la princesa de hielo, nunca antes la habían visto sonreír y en una de esas ocasiones mientras ellos hablaban el peli negro al tratar de sentarse cayó estrepitosamente al suelo, la risa de la peli negra llamo la atención de todos y en ese instante el corazón de Chanyeol cayó rendido ante ella. Era por eso que no le sorprendía la seriedad de su hija era idéntica a su madre.
—En realidad Sehun es el único que la aguanta—río—, ni su propio pueblo la soportaba.
—En eso tienes razón, querido, algunas veces pienso que Sehun se casó con ella solo para que nos uniéramos al reino Red.
—Nadie puede asegurar como piensa él—suspiro—, a veces hasta yo mismo le tengo miedo.
Sehun desde muy joven fue la mano derecha de Chanyeol, ambos fueron parte del tratado de paz que se había hecho, pero el peli castaño siempre fue una persona reservada, nunca hablaba o conversaba con los demás de una manera sociable, siempre frío, calculador y serio, siempre planeando los beneficios que podría quitar de cualquier acción que iba a realizar. Cuando anuncio su boda con Nancy la princesa de Red, todos se sorprendieron, no solo por ser distintos en personalidad, fue más por el relacionamiento de ambos, ninguno demostraba afecto o cariño por el otro, parecían unos completos desconocidos.
En total se encontraban cuatro reinos cuyos dos ya se habían unido anteriormente a Eternal Dream, pero solo faltaba uno, era con el que menos contacto tenían, pero según rumores de los viajeros aquel sitio era de ensueño, aquel reino se llamaba Faraway, faltaba pocos días para que su rey llamado NamJoon y su esposa Jihyo llegaran junto con su hijo, muy pocas veces habían entablado una conversación pero por lo poco que han hablado sabían que eran buenas personas. El rey además de ser una persona sencilla, poseía una gran inteligencia y una sorprendente facilidad de palabra capaz de convencer a cualquiera, su lengua era filosa como una espada, nadie se atrevía a discutir contra sus mandatos.
...
Los días pasaron rápido y los preparativos para la cena ya habían terminado.
—Majestad, acaban de llegar—anuncio Wendy.
—Háganlos pasar—dijo sonriente y tomo la mano de su esposa.
Desde las escaleras la pequeña Jeongyeon se encontraba escondida entre las barandillas de esta, observando con atención todo lo que estaba ocurriendo.
—¿Qué hace, princesa?-preguntaron en un susurro cerca de la pequeña niña, sobresaltándola.
—¡Nayeon!—susurro—, podrían hablar más despacio, no quiero que me noten, las hijas de las empleadas se encargaban de la limpieza de los pasillos y ventanas, mientras realizaban sus tareas se toparon con la princesa, no dudaron y se agacharon para estar a la altura de esta—, y Tzuyu, tu eres más alta podrías decirme si ya entraron—la morena se puso de puntillas y asomo su cabeza en la abertura de la pared y la barandilla.
—Sí, sí —escóndanse—pronuncio provocando que las tres prácticamente se tiraran al suelo, Jeongyeon no aguanto la curiosidad y levanto su mirada, aquellas personas deslumbraban elegancia, excepto alguien según ella.
—Pero que fea niña—dijo mientras hacía un gesto de desagrado.
—Es un niño, princesa—corrigió Nayeon.
— Pero que feo niño—volvió a decir, haciendo que ambas doncellas rieran.
—Shh no diga eso, él es el príncipe Jimin.
— Mmmh, con así se ve un príncipe en persona.
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