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Me desperté por el frio viento recorriendo mi cuerpo, la luz me hacía imposible abrir los ojos con facilidad y me tomo unos segundos darme cuenta de que no estaba en mi habitación, que había pasado toda la noche en el cementerio aquel lugar sagrado, parecía aun rodeado por las sombras de anoche.

A pesar de la extrañeza de mi entorno, una chispa de motivación brotó en mi interior, avivada por la revelación de que tal vez, solo tal vez, había una posibilidad de que aún poseyera un flujo de magia y solo alguien me iba a poder ayudar a descubrirlo.

Al entrar a la casa todas las empleadas me miraba curiosa, seguramente por lo sucia que estaba y despeinada, pero ignore su presencia, hoy tenia una sola meta a conseguir. Cuando entré al área de entrenamiento, Kael me reconoció al instante.

- Me gusta el nuevo estilo – me sonrió mirando mi atuendo y asentí - porque parece que has encontrado una nueva fuente de motivación – me miro curioso mientras terminaba de ajustar algunos obstáculos - ¿Qué ha cambiado? – pregunto directo, me conocía muy bien.

- No estoy segura aun, pero he encontrado algo que podría ser la clave para entender mi falta de poderes – le conté con cierta ilusión y me miro sorprendido – estoy más decidida que nunca a demostrar que puedo ser valiosa para el clan – confesé y asintió feliz.

- Eso es excelente. La determinación es la clave para desbloquear cualquier potencial oculto. Vamos a ver hasta dónde puedes llegar hoy – me animo sin más preguntas y asentí.

El entrenamiento de hoy inicio con una serie de ejercicios de calentamiento y estiramiento. Esta vez realice estos movimientos con precisión y velocidad, Kael me miraba serio parecía que el igual notaba que me estaba exigiendo demasiado a mí.

- Inna tranquila recuerda, no solo es la fuerza física, sino también el control mental. La disciplina es crucial no te exijas – me miraba serio y asentí un poco necia.

- Lose lo tengo en cuenta – me costaba respirar por lo rápido que hacia todo - No me detendré, ni siquiera cuando esté agotada – grite con la voz un poco ronca.

Los siguientes ejercicios fueron de fuerza y resistencia. Las pesas y sacos de arena estaban ahí esperándome. Aunque me estaba esforzando al máximo, mi cuerpo comenzó a mostrar signos de fatiga.

- Si crees que ya no puedes solo detente Inna – su voz me retumbaba en la cabeza peor negué en repetidas ocasiones.

- No me rendiré! Quiero ser más fuerte – jadeaba en cada palabra que salía de mi boca.

- Esa es la actitud correcta, ¡pero no olvides que también necesitas escuchar a tu cuerpo no puedes dar lo mejor de ti si estás al borde del colapso! – él también me veía cansada, no solo me sentía así me veía de esa manera.

La siguiente fase del entrenamiento era una pista de obstáculos diseñada para poner a prueba la agilidad. A medida que avanzaba, mi rendimiento comienza a decaer. Las caídas se vuelven más frecuentes y mis movimientos se vuelven erráticos.

- Vamos, Inna, solo un poco más. ¡No te detengas! – me seguía animando, corriendo a mi lado y asentí quitando las gotas de sudor de mi rostro.

- Estoy... casi allí... No puedo detenerme... - mi respiración ardía demasiado, el aire que exhalaba quemaba.

- Esta bien Inna, descansa un momento si lo necesitas. No quiero que te hagas daño – este se intentó acercar con un agua y negué.

- No... No necesito descansar. Solo quiero terminar esto – seguí jadeando y la voz y piernas me temblaban demasiado.

Mientras intentaba superar el último obstáculo, mi cuerpo ya no respondía como debería. De la nada me tropecé y caí al suelo, al caer me golpeó fuertemente la cabeza y vi a Kael correr rápidamente así a mí.

- Inna, ¿estás bien? Necesitas detenerte antes de que te hagas daño grave – me empezó a revisar la cabeza, me sentía tan mareada.

- Estoy bien... Solo necesito... descansar un poco – miraba a Kael con los ojos entrecerrados, mis manos temblaban.

- Tu cuerpo ha llegado al límite. Esto no es solo sobre el entrenamiento físico. Tu mente también necesita ser fuerte y saber cuándo detenerse – me intento ayudar a sentarme, pero eso me hizo sentir aún más mareada – ¿qué sucede? – me miro preocupado y lo mire.

- Llama a un sanador – no pude sostener mi cuerpo y nuevamente terminé en el suelo recostada mientras mi vista se nublaba.

...

- El camino correcto es por el desierto mi señor – un hombre de tez morena miraba a mi tío, este vestía un traje de cuero café, estaba terminando de ensillar su caballo.

- Pero el mapa no muestra que el camino sea por ahí – parecía confundido pero el hombre le negó, le quito el mapa de las manos y suspiro.

- Mi señor confié en mí, mi deber es llevarlo con ellos yo conozco el desierto como la palma de mi mano – le sonrió tan amablemente que asintió subiendo a su caballo.

- tío a dónde vas? – mi voz salía, pero el parecía ignorarme, como si no me viera.

- Andando – la luna que adornaba el cielo era gigante, una luna llena y ambos hombres comenzaron a cabalgar entre los bosques, los dos parecían disfrutar el viaje, yo parecía flotar junto a ellos, era un sueño tan real.

Podrían haber pasado horas, aunque al mismo tiempo parecían unos segundos, podía ver el desierto ¿dónde estábamos? Nunca había salido de Songrim apenas conocía el distrito de Witchwood, pero esto era un desierto, ambos empezaron a sumergirse dentro de este.

Note como el hombre moreno parecía parar en seco, miraba a todos lados preocupado y sacaba unos binoculares.

- Moon que sucede? – mi tío miraba curioso al hombre y este negó mirando el cielo.

- Mi señor no es buena noche, deberíamos regresar – parecía nervioso, intente mirar así a donde el miro, algunas luces en la oscuridad del desierto se hicieron presentes.

- Es una redada! -grite aterrada, intente acercarme a mi tío, pero no podía moverme.

- Sigamos adelante – mi tío lo ignoro, pero al avanzar algo parecido golpear a su caballo, era una flecha, el caballo cayó al suelo y mi tío con él.

- Es una redada! – grito el hombre moreno intentando levantar a mi tío, ambos intentaron subir al caballo aun en pie, pero el hombre fue aturdido al suelo por otra flecha.

- Moon, vamos amigo de pie – intento levantar al hombre y lo subió, aunque algo acostado.

El caballo comenzó a galopar con ambos arriba, pero parecía muy débil para llevar a dos sujetos, escuchaban los pasos de caballos acercarse a ellos.

- Nos alcanzara – el hombre desangrándose atrás tartamudeo un poco.

- No descuida, no sucederá eso – intento animarlo, una flecha paso casi rozando a mi tío – mierda, tienen gran tiro – parecía realmente preocupado.

- Perdóneme mi señor, pero su vida es primero – el hombre monero se arrojo del caballo, mi tío quedo horrorizado, pero detener el caballo no era una opción o aquel sacrificio de ese hombre seria en vano.

El caballo continúo andando sin parar, cada vez parecía querer detenerse, pero o lo hacía, de la nada una flecha alcanzo al caballo y nuevamente ambos cayeron, en segundos ya no veía nada en tercera persona, veía todo desde los ojos de mi tío y solo puede ver como gritaba de dolor para después cerrar los ojos.

...

- No! – grité aterrada, me senté de golpe sin poder procesar lo que había visto hasta que unos brazos me tomaron.

- ¿Inna, estas bien? – mi padre me miraba preocupado y mire a mi alrededor y note la luna llena ahí.

- No, trae a mi tío Jaicen ya mismo – lo mire horrorizada y mi padre solo asintió mirando a todos los empleados que salieron a buscarlo.

No...esto solo era un sueño, un mal sueño.

Mientras esperaba a que mi tío llegara podía escuchar a todos en la habitación hacerme preguntas, pero al mismo tiempo parecían solo murmullos, no podía dejar de mirar mis manos al sentir como la energía circulaba por ella.

- Cállense! – grite mirando a todos frente a mi – solo quiero saber qué está pasando conmigo? Siento una energía extraña... ¿Es esto lo que supone que deber sentir uno? – mi padre me miro curioso, pero guardo silencio al ver a mi tío entrar a la habitación.

Aun estaba aquí, aun podía ayudarlo.

Respire hondo, tratando de calmar el tumulto de emociones en mi interior. La pesadilla que acababa de tener seguía fresca en mi mente, la imagen de mi tío Jaicen cayendo del caballo y el eco de la redada resonaba en mi pecho. Pero ahora estaba aquí, en mi habitación, rodeada de mi familia.

- Tío Jaicen – mi voz estaba en un tono ligeramente tembloroso -, necesito hablar contigo. Tuve... un sueño o algo así – aquello dejo a todos en un completo silencio.

Mi tío, parecía muy confundido por haber sido llamado frente a mí, se acercó a mí con una expresión que mezclaba preocupación y curiosidad.

- ¿Estás diciendo que tuviste un sueño? ¿Me viste en sueños? – preguntó sorprendido, su mirada era intensa.

- Si yo te vi en el desierto, y tú estabas con un hombre de tez oscura. Estaban huyendo de una redada... - sentía como la voz se me entrecortaba, reviviendo el horror del sueño - Una flecha... te alcanzó. Tío, pensé que era un sueño, pero se sentía tan real – sentía las lagrimas en mis ojos amenazantes en salir, mi tía Elinor sujetaba a su pequeño y parecía querer llorar también.

La habitación se sumió en un silencio inquietante. Todos los presentes intercambiaron miradas preocupadas, incluidos mi padre y algunos de los empleados de la casa. Mi tío Jaicen inclinó la cabeza, procesando la información.

- Inna, eso suena más que una simple pesadilla - dijo este, su tono ahora era serio – Hablo por todos los presentes y me atrevo a decir que quizás estés comenzando a manifestar tus habilidades – parecía incrédulo y lo mire asombrada.

- Solo por un absurdo sueno cuñado? – mi tío Bryden parecía necio a admitirlo – como sabemos siquiera que ella dice la verdad, una bruja de predicción predice a futuro! – mi tío parecía molesto creyendo que inventaba esto.

- Exacto querido Vexx, las visiones son un signo de poder de las brujas de predicción- mi tío Jaicen lo miro serio- y claro que deberías de sorprenderte por Inna, no cualquier bruja de predicción puede predecir horas o minutos antes de una tragedia- mi tío me miro y sonrió para mí.

Sentía que mi corazón latía con fuerza. Las palabras de mi tío resonaban en mi mente, la idea de que mi magia finalmente había despertado. Pero también me llenaba de temor.

- No sé cómo controlar esto – mire a mi familia - Siento una energía extraña en mis manos, como si pudiera tocar algo que no entiendo. ¿Y si lo que vi realmente va a suceder? – me sentía aterrada de siquiera ser culpable de aquello.

Mi tío se acercó a mí, colocando una mano reconfortante sobre mi hombro.

- Lo primero que debes hacer es aprender a canalizar esa energía. Hay mucho que no sabes, y es crucial que empieces a entender tus habilidades. No podemos permitir que el miedo te controle – mi tío miraba a mi padre que aún estaba procesando todo.

Mi padre, que había estado escuchando en silencio, se adelantó.

- Inna, es posible que hayas despertado un talento muy raro – me miraba nervioso- la habilidad de predecir eventos futuros es una bendición, pero también una carga. Deberás aprender a ser cuidadosa con lo que ves y a quien se lo cuentas, es común en brujas predecir acontecimiento, pero predecirlos con horas o minutos antes de... es un don raro – asentí tratando de procesarlo.

Sentí un escalofrío recorrió mi espalda. La idea de que mis visiones pudieran tener consecuencias tan graves me lograba asustar. Sin embargo, mi emoción y deseo de saber que más podía hacer me hacía sentir inquieta.

- ¿Cómo empiezo? – pregunte de golpe, mi voz firme a pesar dejo sorprendidos a los presentes.

Mi tío Jaicen sonrió, un destello de orgullo en sus ojos miro a mi tía Elinor que camino hasta a mí, entregándole al pequeño a su esposo.

- Primero, debes meditar. Conectarte con tus emociones y la energía que sientes – mi tía me miro sonriente - Luego, podemos practicar juntas, y te enseñaré sobre la historia de mi familia, somos muy buenas brujas de predicción y te diré cómo tus poderes pueden influir en el mundo a tu alrededor – me miraba feliz, cada palabra me animaba más.

- Entonces estoy lista. Quiero aprender y proteger a nuestra familia – mire a mi padre – si es que mi flujo mágico despertó, quiero usarlo y poder cuidar a la familia – mire a mi tío Bryden desde el rincón mirarme con cierta burla.

El desafío se presentaba al fin frente a mí, y aunque sabía que el camino sería arduo, también era consciente de que esta era mi oportunidad de reclamar mi lugar en el mundo de la magia y mi derecho a proteger a mi casa, mi hogar, mi familia.

...

Sentía la emoción burbujear en mi interior, me sentía lista para comenzar mi camino en el mundo de la magia, pero antes de que pudiera sumergirme por completo en esto necesitaba más ayuda, al abrir la puerta mire a Kael que estaba en la sala de práctica, pero a diferencia de los demás días este estaba en la habitación solo, no había pesas ni sacos para entrenar solo la sala vacía con el dentro.

- Inna – comenzó a hablar en cuanto cerré la puerta tras de mi - he oído la nueva noticia sobre tu visión – me miro serio y asentí.

Sentí un gran nudo en el estómago. Mi relación con Kael siempre había sido de mentor y aprendiz, pero ahora sus palabras y actitud me hacían creer que todo estaba a punto de cambiar.

- ¿Qué pasa, Kael? -pregunte, tratando de esconder mi inquietud.

- Lo que has descubierto es extraordinario, pero hay algo que debes entender - dijo, cruzando los brazos - Ahora que has manifestado tus habilidades, ya no puedo entrenarte – me miro serio y negué.

Me quede paralizada. La idea de ser abandonada de nuevo por este me llenaba de ansiedad.

- ¿Por qué? - pregunte, con la voz apenas en un susurro - ¿No puedes quedarte a mi lado? – me parecía ridículo alejarse ahora, por qué?

Kael sonrió suavemente, aunque sus ojos reflejaban la seriedad de la situación.

- Tu potencial es mucho más grande de lo que puedes imaginar – se acercó un poco a mi – y para eso es necesario que asistas a al instituto Songrim, en el Instituto, tendrás acceso a conocimientos que yo no puedo proporcionarte. Necesitas aprender a controlar tus habilidades con expertos que saben cómo guiarte – parecía querer alentarme, pero el miedo a lo nuevo me aterraba.

Aceptar esta nueva verdad significaba dejar atrás mi entrenamiento con Kael, pero también significaba abrirme a nuevas oportunidades.

- No sé si estoy lista - confesé, la inseguridad brotaba en mi voz.

- Tienes más fuerza de la que crees - respondió Kael, su voz estaba llena de confianza - He estado orgulloso de ti desde el primer día que llegaste a mí. He visto cómo has crecido, cómo te has enfrentado a tus miedos – su mirada era de gran orgullo - la energía que sientes ahora es solo el comienzo. Confía en ti misma, Inna – esta vez tomo mis manos – ellos son muy sabios, pero como dije, la magia no lo es todo y tú eres más fuerte físicamente que ellos.

Las palabras de Kael resonaron en mi corazón, sabía que tenía que aceptar lo que venía, incluso si eso significaba dejar atrás la familiaridad que tanto valoraba.

- Está bien, Kael. Iré al Instituto - declare, sintiendo una mezcla de determinación y ansiedad - pero te prometo que volveré con más fuerza y control sobre mis poderes – amenace a este que asintió, una sonrisa de satisfacción ilumino su rostro.

- Esa es mi Inna, mi maestra estaría muy orgullosa de su pequeña – me sonrió abrazándome - recuerda, siempre estaré aquí para apoyarte, incluso desde lejos. Y cuando regreses, quiero ver todo lo que has aprendido – me miro sonriente y asentí.

Sentía que una chispa de esperanza encendía todo mi interior. Había mucho por descubrir, y aunque el camino por delante era incierto, estaba decidida a no dejar que el miedo me detuviera.

Ahora estaba lista y tenía que prepararme para la siguiente etapa de mi viaje, lista para enfrentar los desafíos que la esperaban en el Instituto Songrim de Brujas y Hechiceros.

...

Los días habían pasado, la segunda semana se hacía presente y los jóvenes en los grandes pasillos del Instituto Songrim caminando y charlando era un aura muy buena, muchos reuniéndose después de un gran verano sin verse, incluidos el pelinegro y el rubio que camino a su lado.

- Cada vez que te veo mis ojos agradecen a los cielos mi querido Howk – el rubio bromista sonreí al pelinegro que parecía odiar su presencia.

Howk frunció el ceño, claramente incómodo.

- Su majestad, creí que lo criaban con una etiqueta...deja mucho que desear su actitud – el rubio sonreí divertido y negó.

- Vamos Howk, eres mi mejor amigo. ¡Deja de llamarme "su majestad"! —respondió el rubio, riéndose.

- En tres años, cuando termines tu educación como hechicero, serás rey si todo sale bien. Prefiero irme haciendo a la idea, su majestad - replicó Howk, pero luego se detuvo al ver a un grupo de estudiantes reunidos en la entrada.

El rubio lo miró, curioso.

- Porque te ves tan insistente Daeron? – el pelinegro miro al rubio - suspiró y finalmente se volvió hacia él – si vas a preguntar algo, hazlo ahora que estoy de humor – el rubio asintió y miro sus manos.

- He oído los rumores... sobre tu compromiso.

El pelinegro se tensó un momento, el seno de seriedad desvaneciéndose y convirtiéndose en uno de molestia.

- Sí, bueno... - comenzó a decir, antes de tomar aire - en realidad, he decidido cancelarlo.

- ¿Cancelarlo? - preguntó Daeron, sorprendido - pero ¿por qué?

- Porque... porque me he dado cuenta de que no puedo seguir adelante con algo que no beneficiaria a mi familia – parecía serio y frio con aquello - no puedo casarme con alguien solo porque ellos esperaban eso de mí - dijo el chico mirando al suelo.

Daeron lo observó con atención, notando como no había brillo ni una sola mezcla de emoción en sus ojos.

- Pero... ¿y la familia? ¿Ellos tenían expectativas en ambos no? – el rubio parecía confundido, su amigo quien alguna vez le conto de pequeños que se casaría con la que seguro seria la bruja más hermosa de Songrim hoy le decía que ya no sería así.

- Lo sé, lo sé – miro a su amigo - pero he estado pensando en ello detalladamente y he tomado una decisión- parecía que ni el mismo se creía sus palabras- me casaré con alguien más, alguien quien realmente le sume estatus a mi clan – parecía serio y disgustado con ello.

- ¿Alguien más? - Daeron sintió un torbellino de emociones, no entendía nada – estamos hablando de los Ember, el clan es incluso mas fuerte que el tuyo no? – parecía no comprender y este suspiro.

- Sí, hay alguien – lo miro serio – Yuram.

Daeron lo miró, sintiéndose dividido entre sorpresa y la preocupación por lo que eso podría significar.

- Estamos hablando de Yuram... la que ambos conocemos y estudia con nosotros? – el rubio miraba confundido al otro que asintió – ¿Es... su prima, sabias eso cierto?

- Cancelar el compromiso ya fue difícil, no podía romper relación con el clan o sería una declaración de guerra, fue la mejor solución Daeron – explico el pelinegro y el rubio negó.

- ¿Acaso eres consciente de las consecuencias? Esto es política e inmoralmente incorrecto – parecía haberle caído un balde de agua helada al rubio.

- Lo sé, no creas que fue fácil. Pero prefiero enfrentar las dificultades que vivir una tragedia para mi clan y el suyo – parecía aun en negación por su decisión.

- ¿Pero ¿qué hay de tu ex prometida, era hermosa no? – el pelinegro lo miro mal – oh vamos! El Howk de 10 años que un día llego a mi habitación a contarme de su hermosa prometida ¿dónde está? Ese niño hubiera hecho lo que sea por casarse con ella – Daeron parecía divertido con esa anécdota.

- Era una himperia Daeron ¿tu arriesgarías tu clan y el trono por una mujer? – lo miro serio y el rubio suspiro sin saber que decir.

- No lose, porque nunca me eh comprometido y cuando lo haga ni siquiera poder decidir si quiero o no hacerlo – parecía un poco decaído por ello – al menos tu tuviste la dicha de comprometerte una vez y negarte a ello y volverte a comprometer – le sonrió con diversión amarga.

- Créeme Daeron, una nación y un clan es mas importante que una mujer así que no te pierdes de nada – el pelinegro intento alentar al rubio que sonrió.

- Bueno amigo, te admiro por eso fue valiente de tu parte – le comento el rubio – ahora porque todos están como buitres en la entrada – miro curioso a la multitud.

Ambos amigos continuaron su camino bajando hasta la gran entrada y mirando entre la multitud que llenaba los pasillos del Instituto, los jóvenes de primero iban entrando.

Como era común, muchos al venir de lejos llegaban hasta la segunda semana de clases, así que aun estaban llegando algunos nuevos.

- Así que no eres el único que no entro en la segunda semana – le comento el pelinegro.

- Eso es porque tu prefieres vivir aquí que regresar a casa – le sonrió divertido.

Siguieron mirando como muchos chicos se saludaban y los nuevos se reunían en la entra, pero el pelinegro paso de una mirada seria a una de confusión, aquellos ojos verdes llenos de curiosidad y con un extraño brillo llamaron su atención, ¿qué hacía ella aquí?

- Mierda tenemos un problema Howk – el rubio hizo reaccionar al pelinegro que lo miro confundido.

- De que hablas?

- Creo que si seria capaz de arriesgar un clan y un trono... por una mujer – el pelinegro y el rubio miraron al frente, donde ambos posaron su mirada en aquellos grandes y curiosos ojos verdes.

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