↠Parte Uno↞
Sentada sobre el sofá, con el brazo colgando sobre el borde, con las piernas demasiado abiertas para sobrellevar la punzada de la erección que retenía entre las piernas desde hacía ya varias semanas, presionó la mandíbula al recordar el dulce sonido de su voz.
"¿Qué ves cuando me ves?" Había preguntado esa tierna y sonriente omega de largos y delgados brazos alrededor del portapapeles y devorándola con ese dulce eyesmile. La alfa sonrió de lado antes de recordar a su joven omega. ¿Qué rayos tenía que la hacía amarla y desearla tanto a la vez?
Traga y su alfa aúlla de solo recordarla en la distancia. Tan siquiera ella sabía con claridad que era lo que la unía a esa omega, pero estaba segura de que era más fuerte que ella misma.
Desde un inicio era más que evidente y se trataba de la principal verdad entre ambas que, en conclusión, juntas hacían una fabulosa pareja, un excelente dúo, un inevitable soulmate.
Seis años después de haberse casado, su presente esposa era una talentosa arquitecta, porque por supuesto que había acabado la universidad y por supuesto había sido jodidamente buena en ello. No como ella, ella solo, había seguido su instinto y había logrado su objetivo. Sí era chef, una muy buena no le costaba admitir, pues, unos pocos envidiosos se habían atrevido a criticar su talento, pero lo demás solo había deparado en tres cedes de restaurantes muy frecuentados en importantes áreas turísticas de la ciudad de Seúl. Muy bien hecho Im.
¿A dónde había comenzado su lamento en esa perfecta vida? Ah sí, el Señor Yoo, falleció. Esa mierda le había costado muy caro pues, el hombre había decidido que una de las tres Yoo debía hacerse cargo de su maldito emporio, la más preparada para ello. ¿Y quien era tan generosa, centrada y completamente lista como para consagrar su vida a ese suplicio, además de la dulce omega Jeongyeonnie?
Nayeon maldijo el testamento de su suegro por milésima vez en los últimos tres años.
Tres años, tres miserables años pudo disfrutar de Jeongyeon como su esposa, en lo que ejercía con tremulidad y demasiada solidaridad, acumulaba experiencias inútiles en una oficina de papel en la empresa familiar, pero maldición, como extrañaba esas épocas. Ni siquiera se hubiera imaginado que esos serían sus momentos dorados junto a su omega. Seguir una rutina laboral básica, comer juntas, hacer el amor, dormir juntas, pasar el rato libre pegada junto a la otra hasta para tomar un simple baño.
Que buenos tiempos joder. Nayeon meció la cabeza al atender el reloj en su muñeca mientras esperaba.
Ya pasaba de la medianoche, otra vez, cuando oyó las llaves chocar contra la cerradura. Su loba alzó la orejas con entusiasmo y su corazon se apresuró por percibirla en su entorno, aunque fueran unas míseras migajas de su tiempo antes de ir a dormir y reiniciar una rutina lejos de la otra por la mañana, estaba ansiosa de volver a verla.
—Esa estúpida... —Gruñó la rubia, descalzando sus pies junto a la puerta antes de direccionarse hacia la cocina.
Nayeon no se apresuró a ir detrás de ella, no esa vez, y por supuesto que su esposa no lo notó, mientras intentaba preparar algo para detener el gruñido de su estómago.
Algún rato más tarde, la rubia tenía los párpados demasiado pesados mientras masticaba como lo que era, una necesidad del cuerpo más que de la mente. Bostezó una vez más y Nayeon suspiró.
—¿Todo bien? —Consultó deseando saber mucho más de lo que dejaba ver su semblante.
—¿Mhu? —Preguntó, viéndole con aquellos ojos más cerrados que abiertos cuando casi se queda viendo en un punto fijo en medio de la nada.
Su parpadeo era constante pues, de un modo muy tierno, intentaba mantener los ojos abiertos, oyendo a su esposa hablar de todo lo que se perdía en su ausencia, más la alfa no era tan tonta para pasar por alto que, mas de la mitad de lo que decía, ingresaba por su cavidad auditiva y se largaba por el otro lado como un tubo sin tope para procesar.
—Omega no me estás oyendo, mejor vamos a la cama. —Habló Nayeon, dando un largo bufido.
Jeongyeon asintió parpadeando una última vez y volviendo a abrir sus ojos, con intención de mantenerse despierta un poco más.
—Lo siento... lo siento Yeonnie, estuve muy estresada hoy. Me quemé el paladar con el café y tengo una ampolla insoportable, me piqué un ojo con un bolígrafo y me arde desde entonces, y la documentación que atendí esta tarde no fue la correcta, pues Mina se ha estado comportando como una completa idiota, y tuve que quedarme hasta tarde para dejarlo en orden. Creo que el problema está en que no supera lo nuestro y le sigues interesando tu... —Gruñó al recordar a su extranjera secretaria.
En un principio, ambas omegas habían ido mucho por la cocina del buffet de aquella empresa, solo para coincidir con la guapa alfa que trabajaba a medio tiempo para los Yoo. Mucha juventud en aquellos tiempos, recordó brevemente Nayeon.
—Cariño eso fue hace mucho. Ya te elegí a ti, no debería de importarle a nadie más... —Chasqueó la alfa. Por supuesto que ella no concebía tanta incoherencia de parte de la secretaria de su esposa. Ni siquiera recordaba a esa chica a menudo, además de que había estado evitando ir a la oficina de Jeongyeon desde la última vez.
—Exacto. Pero me temo que ella no lo supera y por eso a veces se comporta como una imbécil y me provoca el doble trabajo, porque le gusta joderme la existencia... —Insistió meneando la cabeza al recordar a la secretaria consentida de su padre.
Nayeon estaba segura que por ese mínimo detalle, su omega no había desistido de los servicios de esa muchacha, su padre. El Ingeniero siempre había manipulado la débil voluntad, para con él, de su hija de en medio.
—Córrela, ¿desde cuándo está sucediendo esto? Tu no debes soportar la torpeza y la estupidez de nadie más Jeonnie, ¿no es acaso suficiente todo lo que está sobre ti? —Comentó bastante irritada. Jeongyeon no había podido descansar desde hacia días, últimamente.
Hasta donde Nayeon recordaba, Mina era muy dulce y agradable. Pero tambien era consciente de que las personas no siempre eran lo que dejaban ver. Y si bien le había gustado mucho alguna vez, nadie volvió a acaparar toda su atención y la de su alfa como cuando esa pequeña omega de cabello claro, sonrisa con suaves oyuelos y piel de papel de arroz se había cruzado por sus ojos. Todas las omegas se desvanecieron desde entonces. Diablos, sí que estaba enamorada...
—Nunca cedió ante la idea, alfa, pero siempre estoy demasiado ocupada como para ponerle atención. Hyo fue quien lo supo... —Murmuró y Nayeon la incentivó para que fueran a la cama.
Unos pocos minutos más tarde, Jeongyeon estaba lista para apagar sus luces. Apoyando su cabeza sobre la almohada, la omega sintió como sus párpados se iban cerrando solos. Nayeon removió la cabeza al verla despedirse de sus sentidos con tanta facilidad.
La alfa lo sabía, esa marca que las unía le hacía saber que ella estaba muy cansada. Pero rayos, la extrañaba tanto, ella había estado tan retraída y entretenida en esos últimos meses, y durante los últimos tres años, que sencillamente ya no podía soportar la espera, necesitaba de ella, de su tacto, de su aliento, de su calor.
—Nayeon... —Lloriqueó la rubia, sintiendo la indiscreta mano de la alfa posarse sobre uno de sus pechos, mientras apoyaba la nariz contra su cabello y respiraba de su aroma.
—Sé que estás cansada omega, solo... déjame tocarte, te prometo que no te pediré más... —Murmuró contra su nuca.
Los finos vellos de la omega correspondieron de inmediato a su cálido aliento contra la piel de su cuello, su cuerpo se erizó y una oleada la recorrió cuando sintió los labios de su alfa sobre su hombro desnudo, pesiguiendo la fuente de su dulce aroma que se impregnada en la punta de su nariz por horas.
—Omega tu aroma me vuelve loca... —Susurró casi tan bajo como las inexistentes energías de la rubia.
—Mhm... —Ronroneó sin poder abrir los ojos como respuesta, siquiera.
Nayeon persiguió el leve sendero que se ahuecaba entre sus pechos, por aquella posición en la que ella quedaba al abrazar a su almohada, y le facilitaba el acceso. Mantenía su pelvis pegada al trasero de la rubia y su pecho enfrentando su espalda, mientras entrelazaba su pierna con la suya. Sus dientes se hundieron suavemente sobre su hombro y la omega gimió.
Un gemido. Luna, solo había sido un suave y casi que inaudible gemido, y ya estaba tan dura como si ella misma la hubiera tomado entre sus manos. Cielos, las manos de Jeongyeon. Su maldito pene punzó nuevamente y ella correspondió el gemido de su omega.
Aquella mordida, el masaje que le propiciaba su mano libre, ahora, entre medio de sus pechos. Sus falanges facilitando la uñas contra las suaves fibras de la fina tela de seda, arañando levemente contra su piel. La omega gimió otra vez, cuando la suave y persistente caricia se dirigía por su estómago que se ahuecaba por las caricias que alcanzaban sus calientes manos, ahora por debajo de la tela, haciendo contacto con su piel.
—Yeonnie, piedad... —Jadeó sintiendo la insoportable humedad que la invadió cuando su alfa la había mordido suavemente y seguía persiguiendo su piel con sus caricias ambiciosas. —Oh-no... —Dejó escapar cuando su mano hallaba su pecho desnudo y la presionaba contra su cuerpo con más ímpetu. Su textura sedosa, el modo en el que sus dedos se hundían contra esa sensible piel y su cuerpo se removió para ella.
—Me encantan tus pechos Jeonnie, ¿Puedo tocar el otro también? —Musitó contra su oído.
La omega no precisaba abrir los ojos para sentir sus caricias, y solo por ellas, su cuerpo parecía querer sucumbir a sus deliciosas insinuaciones.
—Ujum... —Aceptó arqueando su columna, para darle acceso a esa mano de largos y finos dedos insistentes.
La punta fresca de su nariz, acariciando la unión de su cabello con la piel de su nuca, y bordeando el lóbulo de su oreja. La omega se removió y jadeó cuando la alfa presionó su erección contra su culo, ahora con una firmeza hambrienta.
—Yo puedo hacer todo el trabajo por ti, omega...
—No puedo mantener los ojos abiertos Yeonnie... —Meció la cabeza reiteradas veces.
—Tu me conoces muy bien, amor... —Señaló tomando el lóbulo de su oreja y enloqueciendo por el jadeo que le provocó, su cuerpo la reconocía y la anhelaba tanto como el de ella. Podía sentir su corazón correr tan de prisa como el suyo, la conexión era fantástica, única...
—Yeonnie, no-no puedo, por favor... —Murmuró y se acurrucó nuevamente contra su almohada, hundiendo sus rodillas contra su estómago, buscando comodidad y calma.
Nayeon no tardó en apartarse suavemente de ella, decepcionada por una nueva negativa, la número diez. Y más se desanimó cuando no demoró en oír como un suave y leve ronquido que irrumpía en el silencio de la habitación.
Esa era la décima vez que esa omega simplemente decía no.
La alfa que albergaba el espíritu de Nayeon aúllaba desconsolada por su rechazo. Largó un suspiro melancólico, luego de perseguir la silueta de su esposa con una mano, dejando una estela de su añoranza en ella, un nuevo beso sobre su hombro, antes de cobijarla y dejarla descansar, para regresarse a su lugar de la cama.
Era una idiota. Quizás aquel último 'No' se lo merecía, pero ¿y los demás? ¿Acaso los anteriores nueve...? ¿Esos también los merecía?
Con la negativa número diez, se debatió con la idea de interceptarla en la madrugada y penetrarla hasta que suplicara por más. Porque sí, Jeongyeon era de suplicar y ella adoraba que lo hiciera, entre sus labios mientras se convulsionada de deseo por ella. Diablos, ¿Dónde había quedado esa omega rebosante de deseo por ella?
—Devuélveme a mi esposa, omega... —Murmuró la castaña con reproche, aunque su voz solo fue un mero reflejo más de la tristeza que invadía a su alfa, ante la abismal distancia que había entre su esposa y ella.
Lo único que deseaba y suplicaba a la Luna, era poder regresar el tiempo para remendar algunos errores en su matrimonio, entre ellos, sus constantes desencuentros que ponían en vilo el futuro del lazo que compartían.
Porque aún por sobre toda la penumbra que las corrompía, su alfa le recordaba una y otra vez que no quería, ni podría vivir sin ella…
Hey tu, tuve una idea, visualicé unos personajes y aquí lo tienes.
Mierda, lo que provoca la noche ¿Si te gusta?
Yo espero que sí... Buenas madrugadas de mientras, tu JazUnnie🌻
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