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❁•° V E I N T I S É I S °•❁

—¡Oh! Al parecer está despertando.

—¿Eh? ¿Hablas en serio?

Un par de voces era lo único que Han Gil podía escuchar, la claridad de las cosas aún no estaba en sus niveles normales, no obstante, la luz natural que entraba por las grandes ventanas era suficiente como para dejarlo un poco atontado. Intentó abrir los ojos, pero fue en vano.

Su mano derecha intentó tocar algo firme, y así, levantarse de esa gran y cómoda cama. Sin embargo, solo sintió como alguien más lo sujetaba del brazo. Inmediatamente se separó asustado y talló con fuerza sus ojos con la esperanza de que su vista ya estuviera bien.

—¿Cómo te sientes?

Esa voz, ya era muy fácil de reconocerla.

El castaño suspiró.

—Un poco confundido. —Murmuró algo ronco. —¿Q-qué es est-to?

—Oh, te preste mi pijama para que durmieras más cómodo...

Al escuchar esto, el joven abrió los ojos sorprendido e intentó cubrir su cuerpo con la sábana. Aunque todo fue combinado con movimientos rápidos y estúpidos.

—¿Me tocas-t-te? —Preguntó aterrado.

Los papeles se invirtieron y ahora Dong Sun era el sorprendido, por lo que casi se ahogaba con su saliva.

—¡Por supuesto que no! Nunca haría algo así. —Sus mejillas se pusieron tan rojas que el menor se llegó a arrepentir de su pregunta. Hasta ahora ha sido cuidadoso y muy delicado en él, ¿Cómo podría pensar en algo así?

—Mh... ¿Quién es él? —dijo con el motivo de romper un poco el hielo. El peli-negro miró a donde apuntaba el chico y solo sonrió de lado.

—Él es Jung Hee, era un buen amigo tuyo...

Han Gil ladeó la cabeza al querer recordar aquel nombre y rostro entre los pocos recuerdos, pero nada le solía ser familiar, así que sólo hizo una pequeña reverencia y escondió medio rostro entre las sábanas.

Aunque eso sí, el chico se miraba muy relajado y pacífico, teniendo la posibilidad de entablar una conversación amigable; pero no quería confiarse tan pronto.

—Un gusto Han Gil, tanto tiempo sin verte. —Sonrió sin mostrar los dientes.

—Supongo que sí... —Volvió a murmurar. Sólo quería regresar a casa ya que seguramente su familia estaría como locos buscándolo. Además, no deseaba que por su culpa aquella anciana se pusiera delicada de salud.

—Bien... ¿Qué tal si vamos por algo de comer?

—Necesito regresar a mi casa...

—No creo que sea bueno que vayas solo, aún te notas un poco mal. ¿Qué pasó exactamente ayer? —comentó Dong Sun preocupado.

—Y-yo... Salí a dar una caminata y empecé a marearme seguido con un fuerte dolor de cabeza.

—¿Eso suele pasar muy seguido?

—Solo cuando empiezo a recordar.

El azabache miró a Jung Hee muy feliz, tal vez ya tenía un poco de oportunidad de que ahora él fuera el protagonista de ese recuerdo.

—¿Y qué fue lo que recordaste?

—Todo es confuso...

—Bien, bien. —El rubio se puso de pie al momento de dar unos aplausos. —Yo iré al comedor a poner la mesa. Con decirte que Dong Sun hizo toda la comida, ni siquiera cuando estoy con él es tan amigable. —Chasqueó la lengua y tras dar una última mirada al castaño, abandonó el cuarto.

El silencio reinó en el lugar y Han Gil se dispuso a mirar por la ventana, dándose cuenta que el tiempo estaba muy agradable. Sin embargo, sus pensamientos se estaban tornando muy oscuros.

Mientras que el tiempo seguía avanzando, el peli-negro intentaba juntar el valor para invitarlo a que pasara al primer piso. Aunque fuera algo muy simple de decir, él llegaba a pensar que sus palabras llegarían a molestarlo, o tal vez su presencia, ya que el castaño no se le veía las ganas de seguir comunicándose. Por un momento Dong Sun pensó que, si disculparse por aquel beso debería ser lo mejor para ambos, pero a la vez lo ponía tan nervioso que esa escena volviera a sus mentes y que la incomodidad los bañara.

—Ahm... —Tragó duro, aun así, el estudiante no apartó la vista del paisaje—. Jung Hee y yo te esperamos en el comedor, espero que no tardes.

Tras esto se levantó de la silla de madera y caminó despacio a la puerta que conducía a un pequeño pasillo, el menor observó cada uno de sus movimientos y antes de que el chico tocara la puerta decidió salir de la cama para después llamarlo.

El peli-negro se congeló al escuchar como su nombre salía de esos rosados y suaves labios los cuales, estuvieron bajo su poder unas horas antes, pudo sentir como una pequeña parte de su alma regresaba, la llama de la felicidad crecía cada vez más cuando lo tenía cerca.

Su vista se dirigió hacia Han Gil, esperando escuchar su tierna voz.

—Al salir, podrías cerrar la puerta por favor.

El chico sonrió algo triste para después asentir lentamente. Esperaba algo más, pero ahora que empezaba a analizar la situación, prefería mil veces que intercambiaran algunas frases antes de hacer todo lo contrario.

🌇

—¡Vaya Dong Sun! —Expresó el rubio bastante satisfecho. —Había olvidado que tienes sazón en la cocina.

Las mejillas del mencionado se tiñeron de color carmesí y rió avergonzado mientras daba una rápida mirada al castaño quien, por el momento terminaba de beber de un gran vaso con agua; como si el tema no le tomara importancia. De pronto Dong Sun sólo arrugó la nariz en dirección a su amigo para que no siguiera.

—Bueno... ¿Han Gil? —Se dirigió al chico y este levantó la mirada un poco interesado. —Creo que es momento de que te lleve a casa.

—¿Mhm? —Luego reaccionó—. P-puedo ir solo...

—De que puedes, puedes, pero no estás en las mejores condiciones. ¿Qué pasaría si llegaras a desmayarte otra vez? Y tomando en cuenta el tiempo tan caluroso, eso podría empeorar tu salud.

—Y... ¿Qué hay de mi pijama? —Preguntó con un toque de nerviosismo, ni siquiera podía imaginarse la reacción de su familia cuando lo vean con una vestimenta totalmente diferente.

—Yo me encargo de eso, la lavaré y después me ocuparé de entregártela.

—No quisiera molestar más, yo me puedo encargar de eso, es mi ropa... —Esto último lo murmuró, bajando la mirada hasta sus manos rasposas.

Tras despertarse de un largo y pesado sueño pudo darse cuenta de algunas cosas, aunque la totalidad de los recuerdos sobre su antigua vida no estaban presentes en él, por lo menos estaba seguro que ya podía identificar al peli-negro en algunos de ellos. Entre una que otra cita, las cuales estaban llenas de caricias, besos, sonrisas, abrazos, etc...

Al pensar en esto durante toda la mañana y parte del desayuno, lo ponía algo nervioso estar ahora mismo enseguida de alguien que en su vieja vida fue muy importante. De cómo en unos segundos logró ver la gran evolución de su romance y esa gran felicidad que percibía al verlo a los ojos. Ahora mismo podía darse cuenta que las palabras del chico si fueron ciertas.

Sin embargo, había algo que aún seguía en su mente y no sería capaz de sacárselo hasta obtener una respuesta. La cual estaba enterrada en lo más profundo de sus recuerdos.

HyunJack.

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