❁•° V E I N T I N U E V E °•❁
Los pasos del exterior distrajeron al chico, luego de esperar que estos se detuvieran regresó a lo que estaba haciendo. Cualquier ruido lo distraía y era lo que menos quería después de tanto tiempo de estar tan cerca de la respuesta (pregunta de matemáticas).
—Han Gil, ¿Podemos hablar? —La voz del mayor inundó toda la habitación. El nombrado levantó la mirada de su cuaderno y dejó con sumo cuidado el bolígrafo sobre ella. Asintió.
El castaño dio unos cuantos pasos y cerró la puerta tras su espalda, caminó lentamente hasta la cama y tomó asiento en una de las esquinas, el estudiante sólo miraba sus movimientos en completo silencio con el fin de escucharlo. Yori pasó sus manos por los pantalones para retirar todo rastro de sudor, luego tragó duro por el nerviosismo.
A Han Gil le resultó extraño la actitud de su hermano, por lo que un presentimiento incomodo inundó sus pensamientos.
—La ultima discusión que tuvimos... Eso me dejo pensando muchas cosas.
Los hombros del chico se relajaron un poco.
—A mí también... Creo que estuvo muy mal haber terminado así.
—Bueno, alguna vez tuvo que haber salido a la luz, ¿no?
La expresión del joven se convirtió a una de tristeza. —Pero...
—Pudo haber sido peor. —Sonrió de lado.
Ante esto, el chico bajo la mirada algo apenado. Luego de algunos minutos en silencio el mayor decidió hablar.
—Es extraño que menciones a otra personas que usualmente no es muy visto dentro de tu círculo de seres queridos, siempre intenté imaginarme este momento para que el dolor no fuera tan grande; sin embargo, aún me aterra que recuerdes todo y decidas irte, sé que.. —Tragó duro—. Estas en todo tu derecho, es tu familia, tu hogar, tu vida... Pero ni siquiera quiero pensar cuando nuestra abuela se entere de esto. —Sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas, por lo que no tardaron de deslizarse por sus mejillas. —No llevamos toda la vida conociéndonos, pero... Has sido muy importante para nosotros, nuestras vidas han cambiado, las fotografías de nuestros recuerdos ahora son entrelazadas con tu compañía y... —No pudo continuar ya que se llevó las manos a su rostro para que el menor no siguiera observando sus muecas de tristeza.
La vista de Han Gil también se nublo, rápidamente se acercó a su hermano y no dudo en abrazarlo.
Extraña vez veía a su pariente en ese estado y juraba por todo que él haría lo posible para que su estado no empeorara. Su hermano siempre ha estado para él, no importa si la situación sea buena o mala, Han Gil estaba eternamente agradecido por su compañía y las grandes enseñanzas que le ha proporcionado.
Sin duda, Yori se ha convertido en alguien muy especial, tan especial que no soportaría estar lejos de él.
—Oye... —El castaño se separó cuándo sintió que lo tomaba del antebrazo. —¿Por qué no hablas con ese chico y lo invitas a cenar?
—¿A-a cenar? —Tartamudeó un poco, mirando al contrario sorprendido. —Ahm... Pero, ¿A dónde iríamos?
—¿Es necesario ir a un excelente lugar cuando tienes a un excelente hermano que hace excelentemente su trabajo?
Ante esto, Han Gil sonrió.
🗻
Las manos del chico comenzaron a sudar y miró con detenimiento el aparato que estaba en la pequeña mesa de madera. Se repetía una y otra vez que él podía con todo y que nada lo haría caer, pero al pensar nuevamente en los ojos de aquel chico, un escalofrío recorría toda su espalda.
Estaba de acuerdo que sólo estaba perdiendo el tiempo en caminar de una esquina a otra sin detenerse, mientras que mordía con violencia sus uñas. Pero simplemente no podía, tenía miedo y vergüenza.
A pesar que al peli-negro ya lo podía ubicar en uno que otro recuerdo, lo ponía tan nervioso pensar que antiguamente era su pareja y que los sentimientos de Dong Sun aún no han cambiado. El castaño nunca pensó que alguien día le llegaría a gustar a alguien y ahora que lo tenía un poco en claro, no dejaba de pasárselo por la cabeza.
Suspiró una vez más y tomó el teléfono cuidadosamente, ahora observando cada una de las teclas viejas y un poco maltratadas. Memorizó el número que estaba en el papel y tecleó con rapidez. Pensó que si lo hacía rápidamente el miedo terminaría cuanto antes, por ahora, solo pasaba por una pequeña tortura.
Tragó duro cuando escuchó que la línea empezaba a timbrar, vio detrás de él que no hubiera nadie más, como si fuera un ladrón tomando unas valiosas joyas de oro. Sin embargo, lo hacía porque no quería que su vergüenza creciera más y comenzara a tartamudear.
En un instante su corazón se detuvo y sintió una pequeña presión en el pecho cuando escuchó esa voz grave, una voz que comenzaba a gustarle.
—Hola, si... Uhm...
—¿Estás bien? ¿Sucede algo malo? —Podía notar su tono preocupante, en ese momento comenzaba a maldecir por no ser capaz de sacar las palabras. —¿Han Gil?
—Lo siento. —Tragó duro. —Es solo que... Yo... Nosotros...
—Nosotros...
Apretó los ojos.
—Hay algo que tengo que decirte.
—Bien, te escuchó.
—Queríamos invitarte a cenar, este viernes. Si es que no estas ocupado, p-puedes traer a tu amigo si quieres...
—¿En serio? —Silencio, los nervios del castaño estaban tan elevados que hasta le dieron ganas de vomitar. —Eso suena muy bien. —Luego escucho su risa y pudo relajar los hombros, pensó que por un momento moriría o que se quedaría a media frese.
—Entonces... Te veo, digo... Te vemos a las siete. Ya sabes dónde.
—¡Claro! Ahí estaré, seré muy puntual. Y... ¿Han Gil? Gracias por darme esta oportunidad.
El joven tragó duro mientras que su labio inferior temblaba. —N-no debes agradecer.
—Rió nervioso. —Es solo que... Ahm... Nos vemos pronto. —Una pequeña sonrisa de le escapó, pero luego de unos segundos se dio cuenta de su acción. Sintiendo como su cara se ponía algo caliente.
—Por supuesto.
Después de eso colgó y se tiró a la cama un tanto emocionado, viendo como el atardecer iluminaba el techo de su habitación.
HyunJack.
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