Han Gil siempre fue así.

Él buscaba el lado positivo para todo, en su mente casi la mayoría del tiempo sabía que decir. Era algo que admiraba y lo llenaba de tantos ánimos, ahora lograba darse cuenta que esa pequeña parte de él aún no cambiaba y eso lo ponía tan feliz.

El peli-negro se imaginaba que los meses no habían pasado, que su desaparición es algo que aún no existía y que ellos permanecían tan enamorados como la primera vez que le pidió ser su pareja. Extrañaba esos tiempos, extrañaba cuando podía abrazarlo sin que el chico se pusiera tenso.

Extrañaba todo de él. A pesar que lo tenía a su lado.

Miró el cielo estrellado sin dejar de caminar e inhalo profundamente, su pecho se llenó de aire fresco y eso lo hacía sentir tan relajado. Quería pasar lo que restaba de la noche a su lado, no le importaba si los temas de conversación acaben o que la Tierra se parta en mil pedazos, sólo... Tenía miedo de que Han Gil volviera a desaparecer.

—¿Qué es lo que haces para hacerme sentir tan feliz? —Preguntó después de algunos segundos en silencio.

—¿Uh? —Lo miró. Sus mejillas nuevamente se habían pintado de color carmesí. —Sólo lo digo, hago caso a lo que mi corazón me dice.

—Tienes un corazón muy noble, Han Gil.

El mencionado sonrió como un tonto y lo volvió a mirar, Dong Sun también sonrió. Recordando algunas expresiones del chico antes de que hubiera desaparecido, ahora estaba muy satisfecho.

—Dong Sun...

—¿Sí?

—¿Cómo son mis padres?

El mayor guardó silencio por unos segundos, pensando en la última vez que los vio. Un día tan lejano que no le era imposible recordar todas las noches que pasaba encerrado en su habitación, sin tener la idea de que fecha era, si era de día o de noche o si su cumpleaños había pasado.

Recuerda poco, pero una imagen que nunca podrá sacárselo de la mente fue cuando dieron por hecho que Han Gil falleció. Los padres de este al escuchar la noticia no tardaron en expresar lo que llevaban guardado por mucho tiempo, fue una experiencia tan dolorosa y lenta, las lágrimas y gritos de la mujer eran tan evidentes y el hombre, solo permanecía abrazando a su mujer mientras ocultaba el rostro en el cuello de su esposa. Intentaba ser fuerte para ella, pero es algo que uno mismo no es capaz de controlar, no puedes aguantar la tristeza y las lágrimas salen por si solas.

Recuerda que era un día soleado.

Recuerda que días antes él había hecho una promesa con su Han Gil.

—¿Dong Sun?

—¿Ah? ¿Sí?

—¿Te encuentras bien? ¿Quieres que regresemos? —Detuvo su caminata para examinar el rostro del contrario.

—Lo siento, es solo que... Me entretuve con los recuerdos.

—Uhm... Creo que no fue bueno haber preguntado por mis padres.

—No, no. —Rió. —Lo que sucedió es que hace bastante tiempo que no los veo, pero sé que ellos están bien de salud. Eso es lo que me dijo Jung Hee.

—Ya veo...

—Tus padres... —Miró al cielo, recordando una vez más. —Tus padres son unos excelentes padres.

Han Gil rió.

—Son unas personas educadas y amables, cuando se enteraron que tú y yo éramos pareja, no se lo tomaron mal. Te apoyaron en todo lo que deseabas ser, tu madre, era tan cariñosa que a veces te ponías un poco penoso cuando te hacía algunas caricias y te hablaba como un bebé.

—Ah, ¿sí? —comentó incómodo, luego comenzó a emprender su caminata, dejando al chico un poco confundido. Luego rió y corrió para alcanzarlo.

—Tu padre, es muy risueño, creo que esa parte de él te la heredó. Siempre ha querido mostrar su lado aterrador, pero luego soltaba algunas carcajadas y terminábamos en pasar un buen rato. Es un hombre inteligente, era un hombre que admirabas. Eran una familia que transmitía felicidad, fueron muy unidos en su momento. —Lo miró, en cambio al castaño no apartaba la vista del frente, algo pensativo.

—Me pregunto que estarán haciendo ahora...

—¿Por qué un día no hablas con ellos? De seguro estarán muy felices de hacerlo.

—¿Llamarles? —Preguntó aterrado—. No podría hacer eso, ellos seguramente me querrán ver y yo no me siento preparado para eso. No quiero dejar a mi abuela y mucho menos a Yori, Chin Hwa y... Min Ki. —El peli-negro cambió su expresión a una de tristeza cuando escuchó el último nombre. Sabía que a pesar de la mala jugada de Min Ki, aún el menor le tenía cariño. —¿Qué tal que me pregunten cosas? ¿Qué les diré? Será como si hablara con desconocidos, será incómodo.

—Escucha... —Hizo que lo mirara. —No estoy diciendo que marques hoy o mañana, todo a su tiempo. Ese día llegará cuando te sientas con confianza y quieras dar el siguiente paso para conocer de tu vida pasada, no debes tener miedo cuando estoy aquí para protegerte. Recuerda, Baek Dong Sun cuidará de Do Han Gil.

Recuerda.

Recuerda.

"Baek Dong Sun está completamente enamorado de Do Han Gil"

Todo fue tan rápido...

Ahora sentía que su cuerpo flotaba entre las nubes del amanecer.

—Baek Dong Sun está completamente enamorado de Do Han Gil. —Murmuró, sin embargo, el mayor pudo escucharlo perfectamente.

Sus ojos se abrieron como platos y lo tomó de los hombros, esperando a que dijera algo más; pero a la vez el menor se veía confundido.

—¿Qué fue lo que dijiste?

Han Gil tragó duro. —Es de lo que te quería hablar. —Bajo la mirada y sacó de su bolsillo delantero aquel brazalete.

Por un momento el peli-negro sentía que el aire le faltaba.

—Esto le perteneció a tu abuela... Tú me lo diste el día de n-nuest-tro aniversario. Dijiste que todas las parejas se daban algo, pero no tuviste la oportunidad de darme algún obsequio, así que, me diste el brazalete de tu abuela. Ella, tenía algunos meses que había fallecido, o eso es lo que recuerdo.

Dong Sun quería llorar en ese momento, sentía un gran nudo en su garganta y a la vez un picor en la punta de la nariz. Estaba por gritar para que todo el mundo se enterara que su amado estaba recordando, que por fin lo podía recordar junto con todos los momentos especiales que llegaron a crear. Algo que juró por su vida nunca borrarlos de su mente, y ahora, se sentía tan agradecido de volver a retomar los detalles de aquellas noches románticas.

—Y-yo... Quiero devolvértela.

Por un momento, la sonrisa de Dong Sun desapareció.

—¿Por qué?

—Porque siento que no la merezco, aún no soy capaz de recordar todo y n... —Fue interrumpido.

—Aunque todo sea confuso... —Lo tomó de las manos sin dejar de mirarlo. —Quiero que la conserves, ¿Acaso no recuerdas lo que te dije esa noche? qué mi abuela te protegería.

—Eso... sí me acuerdo.

—Han Gil, ella no me falló porque aún te tengo a mi lado.

HyunJack.